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La exposición El Arte del presente está formada por una selección de obras de la Colección Helga de Alvear, la famosa galerista que además de ser una de las personas más importantes en el mundo del mercado del arte es una gran coleccionista, y mecenas en su decidido apoyo a los artistas emergentes.
Desde el pasado mes de mayo en el Palacio de Cibeles se exponen alrededor de cien obras pertenecientes a su colección privada, de su Fundación, en Cáceres, en la que están presentes sus artistas preferidos pertenecientes a disciplinas diversas y de todos los estilos. La pintura abstracta, instalaciones, video, escultura, fotografía… obras de autores de diferentes países y tendencias que van pasando ante nuestro ojos; a la vez, nosotros mismos nos movemos por el espacio de cada sala entre los cuadros y objetos, y lo que cada uno nos sugiere. También las obras se relacionan entre ellas.
Dos figuras de mi admirado Juan Muñoz, frente a un espejo, componen uno de sus personales y enigmáticos conjuntos escultóricos.
Notables artistas de las dos últimas décadas, protagonistas de la vanguardia, están representados. La videoinstalación del artista chino Ai Weiwei, una Familia (2003) de Louise Bourgeois… La interesante y algo inquietante fotografía del americano James Casebere; este singular artista construye maquetas que representan espacios abandonados e inundados que luego fotografía.
Del madrileño Santiago Sierra se expone un video en blanco y negro (24’ 31”) Palabra quemada, filmación de su obra Future montada en un solar de El Cabanyal en Valencia, un barrio valenciano amenazado por los derribos en el que se prendió fuego una pieza de madera de 17 metros como acto simbólico.
En fin, la muestra, un tanto laberíntica, va deparando sorpresas según pasamos de una sala a otra.
He llegado un poco tarde, solo quedan tres días; se puede visitar hasta el próximo domingo 3 de noviembre. Si no la habéis visto, os gusta el arte contemporáneo, os interesa saber cómo es el arte más actual, y no os vais de puente… no os la perdáis; estas últimas jornadas la entrada es gratuita.
Por Mercedes Gómez
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CentroCentro – Palacio de Cibeles
1ª planta
El Arte del presente. Colección Helga de Alvear.
Hasta el 3 de noviembre
Horario: Martes a domingo: de 10.00 a 20.00 h.
El año pasado, recordando a Julio López Hernández, evocamos el grupo de jóvenes, Escuela del Realismo madrileño, que en la década de los años 50 del pasado siglo XX compartieron el arte y la vida, grandes artistas que además fueron amigos, algunos de ellos incluso se enamoraron y se casaron. Antonio López, que se casó con la pintora madrileña María Moreno; el hermano de Julio, Francisco López Hernández, con Isabel Quintanilla; y otra memorable pareja, la que formaron Amalia Avia y Lucio Muñoz.
Lucio Muñoz nació en Madrid el 27 de diciembre de 1929. Una placa del Círculo de Bellas Artes A la memoria del pintor Lucio Muñoz situada en la plaza del Carmen recuerda que allí vivió el artista.
La placa está en un lugar un tanto extraño, en la medianería del edificio que da a la plaza esquina a la calle de las Tres Cruces, junto a un feo manojo de cables y tubos. Merecería algo mejor.
Lucio, que como la mayoría del grupo estudió en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, comenzó pintando al óleo en estilo realista. Una de sus primeras obras figurativas fue el retrato de su mujer, el Retrato de Amalia (1958). Junto a la pintura ambos posaron en la terraza de la casa del barrio de Argüelles en la que él tenía su estudio.
Acaso la misma que pintaría Antonio López entre 1962, cuando aún la debía habitar el pintor amigo, y 1990, ya ocupada la casa por otras personas que al parecer le permitieron subir y continuar la pintura inacabada.
En 1956 gracias a una beca del gobierno francés, Lucio Muñoz fue a París, viaje que cambió su vida y su arte para siempre. Allí conoció a Amalia, según contó ella misma en una bonita entrevista. Y allí, tras conocer en directo la obra de Klee, Dubuffet, Tapies… y otros creadores, realizó otro “viaje”, el que le llevaría del realismo a la abstracción.
El joven Lucio descubrió la madera con la que creó sus obras más singulares y que le identifican. Manejaba con maestría las herramientas de carpintero con las que labraba y modelaba las superficies. Su gran amigo Antonio López dijo: “La figuración era algo común y decisivo para él hasta que encontró su voz y su material, la madera. Así llegó a la abstracción con una naturalidad asombrosa”.
Calificado de informalista, su obra se encuentra en importantes museos como el Reina Sofía, y en Colecciones tanto públicas (Aena, Ayuntamiento, Congreso de los Diputados…) como privadas, y no solo en Madrid. Entre otros premios, en 1983 obtuvo el Nacional de las Artes Plásticas.
Durante los dos últimos años de su vida realizó el gran mural que ocupa una de las paredes del hemiciclo de la Asamblea de Madrid en Vallecas, de 12 m. x 11,5, un gran rompecabezas de 44 piezas de cedro, roble y fresno, labradas y pintadas con pasión hasta pocos días antes de su muerte a los 68 años en Madrid, el 24 de mayo de 1998. A la obra, que el autor no pudo ver instalada, se le dió el nombre de La ciudad inacabada.
Amalia Avia nació el 23 de abril de 1930 en Santa Cruz de la Zarza, provincia de Toledo, pero ha sido una de las grandes pintoras de Madrid, ciudad a la que amaba y en la que vivió casi toda su vida. Son inconfundibles sus imágenes de las calles, comercios, puertas… En la misma entrevista antes mencionada dijo que “pintaba cosas tan viejas y poco monumentales que todo lo iban tirando. Donde pongo la brocha, pongo la pica”. Con cierta ironía y mucho acierto definía su pintura, testigo de ese Madrid que ha ido desapareciendo.
En 2004 publicó sus memorias con el significativo título De puertas adentro. Murió en Madrid el 30 de marzo de 2011.
Amalia y Lucio se habían casado en 1960. Tuvieron cuatro hijos, Lucio, Nicolás, Diego y Rodrigo, que mantienen vivo el recuerdo y el arte de sus padres.
El Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, en el Centro Cultural Conde Duque, que lamentablemente continúa cerrado, posee obras de ambos artistas. El Museo Reina Sofía tiene once pinturas de Lucio Muñoz, realizadas entre 1960 y 1993. Actualmente solo se expone una, Abimelech, de su época más temprana, en la Sala 417 dedicada a La pintura española en el desarrollismo.
En cuanto a Amalia Avia, estos días, hasta el próximo 10 de noviembre en el Museo de Bellas Artes de San Fernando, tenemos la oportunidad de visitar una pequeña y deliciosa exposición El Madrid de Amalia Avia, de Falla y Bretón.
La muestra se ha organizado con motivo de la representación de Los amores de la Inés de Manuel de Falla, y La verbena de la Paloma de Tomás Bretón, en el Teatro de la Zarzuela. La escenografía está inspirada en su pintura.
En la sala 30 de la 2ª planta se expone una fotografía del decorado realizado y siete cuadros con algunos de sus temas más característicos.
La pintura de Amalia Avia trasmite emoción, el sentimiento de lo vivido, incluso cuando no hay personas representadas se siente su presencia.
Lo cuenta su hijo Rodrigo Muñoz Avia en el cartel explicativo en la sala del museo, “no había nacido en Madrid pero se sentía madrileña… amaba la ciudad en la que vivía… y no se cansaba nunca de defender, con argumentos, y con su propia pintura, la singular belleza que encerraban sus calles y sus edificios».
Tanto en la pintura de Amalia Avia como en la de Lucio Muñoz hay mucha belleza. Cada uno siguió su camino, ella el del realismo, él el de la abstracción; los dos, cada uno en su estilo, nos legaron una visión poética de la ciudad.
por Mercedes Gómez
«… Y este alma invisible de la ciudad tiene su mejor y más auténtica representación en sus jardines, que se han ido formando lenta y trabajosamente a través de su historia.»
(Carmen Añón, en Catálogo Exposición Jardines Clásicos madrileños,
Museo Municipal. Madrid 1981)
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Poco a poco el otoño está llegando a la ciudad, sobre todo ya se nota su presencia en los jardines, como el de la Quinta de la Fuente del Berro. Es un placer recorrer sus caminos, ver la ría y escuchar el sonido de la pequeña cascada, contemplar los árboles y las plantas bien cuidadas…
Paseando y observando, el sábado recordé la noticia publicada el pasado mes de septiembre: el cuidado de muchos parques, incluidos los Jardines históricos, va a ser privatizado.
Como se puede leer en la propia web municipal, se ha convocado un concurso que afecta a los parques históricos y de especial protección, a los parques singulares, y finalmente a los parques forestales y viveros. A partir de noviembre, y al menos durante los próximos ocho años, la mayor parte de nuestros espacios verdes va ser gestionada y cuidada por empresas privadas.
En Madrid disfrutamos de bellísimos jardines, valiosos tesoros. Fue en el siglo XIX cuando surgió la jardinería urbana como tal y las zonas verdes públicas, a cargo del Ayuntamiento. Hasta entonces se habían limitado a algunas zonas escasas y siempre por iniciativa de la Corona. El incremento de la población propició la expansión de la ciudad y creó la necesidad de espacios verdes; entre otros surgieron las bellas plazas ajardinadas, hoy casi todas desaparecidas, sustituidas por el duro granito.
En 1819 se nombró al jardinero mayor y catedrático de Agricultura del Real Museo de Ciencias Naturales Antonio Sandalio, Director de Paseos y Arbolado de Madrid. Hasta 1869 ocupado por varios profesionales, el cargo pasó a llamarse Director General de Jardines y Plantaciones. Así llegamos al siglo XX con la existencia de jardines, parques y viveros cuidados por los jardineros formados en el Ayuntamiento, a las órdenes de algunos de nuestros jardineros mayores más conocidos.
Celedonio Rodrigáñez y Vallejo (1860-1913), nada más obtener su título de ingeniero agrónomo a los 21 años, ingresó en los servicios del Ayuntamiento de Madrid. En 1885 fue nombrado Director de Parques y Jardines, desde cuyo puesto creó el Parque del Oeste. A Rodrigáñez le sucedió Cecilio Rodríguez, su ayudante y jardinero mayor.
Cecilio, en 1873 cuando tenía solo 8 años de edad, se convirtió en aprendiz de jardinero en el Ayuntamiento de Madrid. Eran otros tiempos. Desde entonces, su vida estuvo enteramente ligada a los jardines, al Retiro, y sobre todo a Madrid. En 1914 fue nombrado Jardinero Mayor del Retiro y poco después (1918) fue Director de Parques y Jardines. Al poco tiempo se le encomendó la creación de la Rosaleda y se le concedió la Gran Cruz del Mérito Agrícola. Su sucesor fue el arquitecto Miguel Herrero Palacios a quien hoy están dedicados los jardines ubicados en los terrenos de la antigua Casa de Fieras.
Junto a ellos trabajando a lo largo del siglo XX ha habido numerosos jardineros, la mayoría desconocidos, pero muy importantes, jardineros municipales que trabajaban a las órdenes de un jardinero mayor, capataces, oficiales… que durante dos siglos han desempeñado su oficio realizando una labor extraordinaria.
Actualmente las Zonas Verdes y Arbolado urbano son una Subdirección General dependiente del Área de Gobierno de Medio Ambiente y Movilidad. El Concejal al mando es Licenciado en Ciencias Políticas y Administración.
Pensando en todo esto, caminando por el parque, veo que está muy limpio, muy cuidado, solo algún banco está pintarrajeado por lo que parece una plaga, los grafiteros que ensucian toda la ciudad. Es fin de semana, encontramos algunas personas paseando, otras sentadas en los bancos, algún chico corriendo, niños jugando… a pesar de que ha llovido un poco a primera hora.
Da gusto ver cómo aún hay flores en algunos macizos junto a los árboles que ya empiezan a perder sus hojas y los colores amarillos, marrones y rojizos van tiñendo el jardín.
Algunos tienen una majestuosidad apabullante. Pienso de pronto que como los veo con cierta frecuencia no les doy la importancia que merecen; son impresionantes, y lo son gracias al cuidado de los jardineros que los cuidan y atienden con esmero. El pobre madroño, en otro tiempo muy frondoso, supongo que ha debido ser podado para evitar males mayores, no lo se. Aún así, como cada otoño, empieza a dar sus frutos junto al grupo escultórico dedicado a Bécquer que fue vecino del barrio.
El Parque de la Fuente del Berro es solo uno de los 189 registrados en la web del Ayuntamiento de Madrid. La plantilla de jardineros municipales se encarga de su cuidado, ¿qué ocurrirá a partir de ahora?.
Por: Mercedes Gómez
Queridos amigos:
Tengo el placer de anunciaros la conferencia que tendrá lugar el próximo lunes 21 de octubre sobre la rehabilitación de la “Manzana de Cascorro”, a cargo de don Francisco Pol, arquitecto y Premio Nacional de Urbanismo.
El encuentro será en el Salón de Actos del Museo de Artes y Tradiciones Populares de la Universidad Autónoma de Madrid, que ya tenemos la suerte de conocer los amigos que acudimos a la Jornada sobre las Corralas de Madrid organizada el pasado mes de mayo por la propia Universidad y la asociación ¡Yo no me voy!.
En la calle Carlos Arniches, nº 3, a las 19,00 h.
Gracias a todos
Mercedes
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