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Una de las mejores exposiciones inauguradas el pasado mes de octubre en Madrid, es Los pilares de Europa. La Edad Media en el British Museum, que podremos visitar y disfrutar en CaixaForum hasta el día 5 de febrero de 2017. Imprescindible para todo amante del arte y de la historia.
La muestra nos describe, mediante un gran montaje en el que se consigue el clima que evoca muy bien la época que rememoramos, cómo se forjaron los pilares de la futura Europa.
La Edad Media es un periodo histórico, entre los siglos V y XV, muy largo, complejo y sin duda apasionante que la exposición nos muestra a través de varias capítulos. Asistimos al relato de cómo, a partir de aproximadamente el año 400, tras la decadencia del Imperio romano, se fue produciendo La formación de Europa. A lo largo de más de mil años los cambios fueron enormes, las fronteras y la forma de vida fueron transformándose hasta llegar a la llamada Edad Moderna.
A través de más de doscientos sesenta objetos, tesoros en su mayor parte procedentes del British Museum, conocemos la historia que nos llevó hasta la Europa actual.
La idea no es únicamente contar la historia de los reinos, de las grandes tradiciones culturales y de las identidades nacionales, sino ir más allá… intentar mostrar la cultura material de todas las clases sociales.
A lo largo de los siglos se construyeron grandes edificios, símbolo y expresión de poder, como castillos, palacios y templos; y las ciudades crecieron. La labor de los artesanos fue destacada, creando joyas y objetos preciosos. Pero también había una pobreza extrema, la desigualdad era muy grande.
Se sabe que los ricos decoraban todos los elementos de sus construcciones incluidos los suelos.
Una de las figuras medievales sin duda emblemáticas era la del Caballero que se entrenaba en el arte de la guerra desde la infancia para servir a los gobernantes más poderosos y proteger sus propiedades.
El Poder Real era absoluto, y era en la Corte, centro de administración del reino, en el que las personas que rodeaban al monarca vivían en medio del lujo, donde nacía el arte.

Cabeza de una reina, 1275-1325, Inglaterra (se cree que esta talla de piedra representa a Leonor de Castilla, esposa de Eduardo I de Inglaterra)
Un interesante apartado es el que se refiere a la Moda. En realidad hay muy pocas prendas de vestir medievales que hayan llegado hasta nuestros días, básicamente se conocen gracias a los manuscritos iluminados, algunas descripciones escritas y a las tumbas.
También sirven en este sentido las piezas de joyería y accesorios que sí se han conservado, sobre todo, lógicamente, de las clases pudientes.
Otras piezas expuestas nos ilustran sobre costumbres y comportamientos sociales. Los aguamaniles se utilizaban para lavarse las manos antes y después de las comidas, también en las ceremonias religiosas.
Los tesoros celestiales representan el poder de la iglesia, no solo sobre la vida espiritual de los ciudadanos, sobre la devoción personal, sino también como institución terrateniente que era.
Otro apartado describe la vida urbana en las ciudades y casas medievales.
Como decíamos al principio, los interiores de las casas de las clases adineradas estaban ricamente decorados. También hay referencias a la comida y a la bebida, que igualmente reflejaban las diferencias sociales.
En fin, gracias a esta muestra singular comprendemos la importancia del legado medieval, que aunque oficialmente terminó hacia el año 1500, continúa vigente.
Toda la información, precios, horarios y actividades relacionadas, en la web de CaixaForum Madrid.
Por : Mercedes Gómez
Hace pocas semanas tuve ocasión de viajar a Toro, Zamora, con el fin de visitar la edición de las Edades del Hombre 2016 que finaliza el próximo día 14 de noviembre. Además de las exposiciones este año dedicadas al Aqua, son muchos los lugares que merece la pena conocer en esta bella localidad zamorana. Sus iglesias son verdaderas joyas del arte románico, el Monasterio del Sancti Spiritus, su muralla por cuyo adarve actualmente se puede transitar, las vistas del río Duero… y su historia tan antigua.
Tuvimos la suerte de que durante nuestra estancia se celebró por primera vez La Noche Blanca, una noche deliciosa en la que se abrieron al público las puertas de un buen número de edificios monumentales. Uno de ellos fue el Ayuntamiento.
El edificio actual, ubicado en la Plaza Mayor, fue construido en 1778 por el arquitecto madrileño Ventura Rodríguez que además de Maestro Mayor de Obras de la Villa de Madrid y de sus fuentes y viajes de agua, fue arquitecto real y arquitecto del Consejo de Castilla.
Las fotos de Jean Laurent nos permiten conocer cómo era su aspecto en el siglo XIX.
Una construcción aneja en uno de sus lados, ampliación posterior a la obra de Ventura Rodríguez, fue eliminada, gracias a lo cual el edificio recuperó su aspecto original.
Un soportal con cinco arcos de herradura protege el acceso.
Sobre él se encuentra la segunda planta con un balcón corrido y cinco ventanales, enmarcado por doce columnas en seis grupos de dos columnas cada uno, que se asoma a la Plaza Mayor.
En el centro de la cornisa superior figura la inscripción: “Casa Consistorial”, y sobre ella el escudo de la ciudad.
Pero esta construcción dieciochesca es solo la cara visible, el último paso de una larga historia que nos lleva a una época mucho más antigua.
La primera casa consistorial había sido levantada en 1554. Un grave incendio el 1 de enero de 1761 provocó su reconstrucción, la del edificio que hoy visitamos. Nada más entrar vemos la escalera que se bifurca en dos tramos volados.
En las paredes de la escalera hay varias lápidas conmemorativas, una de ellas nos cuenta que en 1230 Fernando III el Santo rey de Castilla fue el fundador del municipio y en él se proclamó rey de León.
En la Edad Media las ciudades con derecho a voto en las Cortes de Castilla variaron, también su número, y la frecuencia con que se reunían, según la voluntad real. En la época de la Casa de Trastamara, recordemos que la Corte era itinerante (no se estableció en Madrid hasta 1561, con Felipe II), se celebraron Cortes en varios lugares, entre ellos Madrid, y Toro.
Desde 1435 las ciudades castellano-leonesas con voto en las Cortes fueron Burgos, León, Zamora, Toro, Ávila, Soria, Salamanca, Segovia, Cuenca, Guadalajara, Valladolid, Sevilla, Córdoba, Jaén, Murcia, Toledo y Madrid. Y Granada, después de la conquista de esta ciudad por los Reyes Católicos en 1492.
Eran ciudades amuralladas, que en unos casos más y otros menos (apenas en nuestra Villa) se conservan restos, recuerdo de su pasado, que nos permiten conocer mejor nuestra historia e imaginar cómo era el paisaje entonces.
En la ciudad de Toro el 11 de enero de 1505, con asistencia de don Fernando el Católico y del Cardenal Cisneros, así lo expresa otra lápida, se proclamó reina de Castilla a doña Juana la Loca y a su marido don Felipe el Hermoso.
Aquella primera casa consistorial que levantaron el cantero Domingo de Garín y el carpintero Pedro de Salinas a mediados del siglo XVI era pequeña y desde el principio su estabilidad fue precaria pues fue construida sobre bodegas.
Una de las cosas que enseguida te cuentan cuando llegas a Toro es que la ciudad está construida sobre bodegas muy antiguas, casi todo el subsuelo del centro histórico está surcado por cuevas y túneles. Igual que en Madrid.
Cuando en el Ayuntamiento nos dicen que también podemos bajar a conocer una bodega no imaginamos lo que nos espera. Pasado el sótano accedemos a una escalera entre muros de piedra y ladrillo que nos lleva hacia ella.
Llegamos a un primer espacio en el que el juego de bóvedas y arcos es espectacular.
Pero es que el paseo solo acaba de comenzar. Túneles, escaleras… bellos arcos apuntados que se suceden no dejan de asombrarnos.
Somos muchos los visitantes y hay que turnarse pues el camino es muy estrecho en algunos tramos, pero en todas las miradas se percibe la sorpresa ante lo que vamos encontrando.
Las formas arquitectónicas son hermosas.
Ya de vuelta a casa en Madrid me entero de que esta antigua bodega bajo la Casa Consistorial de Toro ha sido restaurada por el Instituto del Patrimonio Cultural de España. Las obras de consolidación, restauración y sustitución de fábricas de ladrillo y sillares terminaron en junio de 2010, desde entonces es posible visitarla.
Según el IPCE, las bodegas formaban parte de unas viviendas adquiridas por el Ayuntamiento en 1778 para la construcción del nuevo edificio consistorial. Los cimientos se asentaron sobre ellas. Bodegas sobre las que ya se habían construido las primeras casas consistoriales recordemos en 1554.
Fueron excavadas directamente en la roca y después se revistieron con ladrillo y reforzaron con arcos de piedra.
Constan de tres naves, en diferentes niveles, cubiertas con bóvedas de cañón.
Salimos admirados de la belleza de las bodegas tan antiguas sobre las que Ventura Rodríguez reconstruyó la Casa Consistorial de Toro, hoy felizmente recuperadas.
Un buen ejemplo de lo que se puede conseguir restaurando y recuperando un espacio subterráneo histórico, en este caso dentro de un amplio proyecto de recuperación de espacios dedicados a actividades tradicionales, entre las que se incluye la elaboración del vino. En Madrid, gracias a la iniciativa privada, tenemos la espléndida Bodega de los Secretos.
En otro caso, ojalá algún día le llegue el turno a los viajes de agua madrileños, que también y tan bien debió conocer el Maestro don Ventura Rodríguez.
Por: Mercedes Gómez
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Bibliografía:
VASALLO, Luis. Una intervención de Andrés Julián de Mazarrasa en el Ayuntamiento de Toro. Boletín del Seminario de Arte y Arqueología. Univ. de Valladolid. 1999.
Ministerio de Cultura. 2010.
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