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Manuel Herrero Palacios nació en 1911. Estudió en la Escuela de Arquitectura de Madrid. Comenzó a trabajar para el Ayuntamiento de la Villa después de la guerra y se convirtió en un importante arquitecto municipal cuyas huellas aún subsisten en gran parte de la ciudad. Durante muchos años fue Jefe del departamento de Parques y Jardines y Estética urbana, cargo desde el cual trabajó en destacadas obras y reformas.

Él mismo escribió en 1958 en la revista Villa de Madrid que «… las zonas verdes y arboladas tienen una importantísima misión para la vida y el confort de la Ciudad…»

Además, desde su puesto en el Ayuntamiento, bajo una visión en cierto modo un tanto barroca de la ciudad, siempre prestó mucha atención al agua, su importancia en jardines, paseos y plazas, su necesidad para el bienestar de los ciudadanos; don Manuel diseñó láminas de agua, estanques y fuentes, algunas de las cuales felizmente se conservan.

En 1944 Herrero Palacios comenzó la gran reforma del Salón del Prado, el hoy llamado eje Prado-Recoletos, que se llevó a cabo durante los siguientes veinticinco años.

A lo largo de ese trayecto, desde Atocha hasta Colón, incluso en su prolongación, la Castellana, encontramos sus creaciones.

Frente al hoy Ministerio de Sanidad, –el Museo del Prado al otro lado del paseo–, se conserva un estanque de granito con tres surtidores verticales realizado hacia 1952.

Paseo del Prado

Dentro de esta amplia reforma a finales de los años 50, en el Paseo del Prado, en una pequeña plazoleta frente a la calle de Montalbán, instaló la Fuente de los Patos, cuyas esculturas como ya contamos son muy antiguas.

Otro precioso estanque es el de Recoletos, de 1969, con la cascada en otro tiempo llamada de la Mariblanca pues allí fue colocada la emblemática estatua, hasta 1984, como también vimos. Aunque sin la bella Mariblanca, la hermosa cascada, a lo largo de siete láminas de agua escalonadas, continúa adornando el paseo.

Paseo de Recoletos

En 1949 diseñó un estanque de granito para los Jardines de Sabatini, fiel a su estilo habitual. La escultura central fue instalada años después, al parecer es obra de Roberto Baeza.

Jardines de Sabatini, 2007.

En 1950 fue autor de otro de los grandes proyectos urbanísticos madrileños, la primera reforma de la Puerta del Sol. Se instalaron dos fuentes que en la actualidad se encuentran en Vallecas.

Paseo de Federico García Lorca

Ese mismo año fue instalada en la calle de la Princesa la Fuente mural homenaje al doctor Jaime Ferrán, situada al pie de un conjunto con doble escalinata que salva el desnivel entre esta calle y la plaza de Cristino Martos. Herrero Palacios trabajó junto al también arquitecto municipal Luis Pérez-Mínguez. La decoración escultórica fue obra de Federico Coullaut-Valera Mendigutia, hijo de Federico Coullaut-Valera. En 1975 fue restaurada por el propio Herrero Palacios.

En 1958 amplió y reformó el estanque donde se encuentra el monumento a Isabel la Católica cuando este fue trasladado al emplazamiento actual por motivos del creciente tráfico del paseo de la Castellana.

Monumento a Isabel la Católica.

En marzo de 1962 fue inaugurada en los Jardines de Cecilio Rodríguez en El Retiro la Fuente de las Gaviotas, donada por la Embajada de Noruega. Una fuente circular con un surtidor junto a un estanque en el que siete gaviotas unidas por las alas adornan el conjunto. El escultor de las figuras fue Jaime Fernández Pimentel; las rocas que rodean las gaviotas fueron traídas desde la Pedriza por orden del arquitecto. Las aves fueron fundidas en hierro por lo que sufrieron gran deterioro; el propio escultor en 1999 realizó las réplicas en acero inoxidable que vemos actualmente.

Fuente de la Gaviota, Jardines de Cecilio Rodríguez.

Ese mismo año el arquitecto diseñó la Fuente de la plaza de Mariano de Cavia en la que repitió el diseño de aves volando, en movimiento gracias a un mecanismo que lo permite. Siempre se ha considerado que era la Fuente de las Gaviotas, aunque en algún lugar figura que son tres patos… En cualquier caso, el escultor fue Gerardo Martín Gallego. Hace unos meses las esculturas no estaban en su lugar, acaso trasladadas para su restauración; hoy día lucen espléndidas.

Plaza de Mariano de Cavia

Cerca del monumento a Isabel la Católica, hacia 1965 fue construida por el ingeniero Carlos Buigas (autor de las conocidas fuentes de Montjuich en Barcelona), con la colaboración del arquitecto Herrero Palacios, la Fuente de la plaza de San Juan de la Cruz. Su gran pilón circular está adornado por doce peces, varios juegos de agua, y un surtidor central de catorce metros.

Plaza de San Juan de la Cruz

En 1969 diseñó la Fuente de las Conchas o del Nacimiento del Agua, que estuvo en la Plaza de España hasta que comenzaron las obras actuales. Las ninfas de bronce fueron realizadas en 1970 por el escultor Antonio Campillo.

Plaza de España (antes de 2019)

Las piezas del pilón de esta fuente pudimos verlas numeradas en el Almacén municipal del Taller de Cantería de la Casa de Campo, con la esperanza de que vuelvan a adornar y refrescar la nueva plaza de España, finalizadas las obras.

Taller de cantería, 2019.

Ese mismo año de 1969 proyectó la Fuente de los delfines en la plaza de la República Argentina. En este caso las esculturas de bronce son obra del artista Cristino Mallo.

Plaza de la República Argentina

A partir de 1970 nuestro protagonista trabajó en la reconstrucción y restauración del Templo de Debod junto al arqueólogo Martín Almagro Basch. Diseñó el estanque.

Una de las fuentes de Manuel Herrero Palacios desaparecidas, de la que hemos hablado aquí hace poco, es la Fuente de la Red de San Luis. En esos comienzos de los años 70 del pasado siglo XX el arquitecto volvió a utilizar en su diseño unas aves en movimiento, en este caso se conoció como la Fuente de los cisnes.

Entre 1976 y 1977, tras el derribo de la Casa de la Moneda y la convocatoria de un concurso, finalmente el arquitecto municipal fue el encargado de organizar la plaza de Colón; él diseñó los Jardines del Descubrimiento, incluyendo el estanque que rodea las esculturas de Joaquín Vaquero Turcios.

Igualmente creó la gran fuente-cascada que rodeaba la entrada al Centro Cultural de la Villa así como las conocidas como Fuentes Océanas, situadas en el centro del paseo, evocando las tres carabelas del viaje al Nuevo Mundo. Tanto la cascada como las fuentes fueron eliminadas en 2009, al dar comienzo la última reforma de la plaza de Colón.

Fuentes Océanas, 2005.

Aunque se habló de la recuperación y posible ubicación de las dos fuentes en la plaza de Legazpi, nunca llegó a realizarse ese proyecto. Sus restos también pudimos verlos en el almacén del Taller de cantería en la Casa de Campo.

Taller de cantería, 2019.

Manuel Herrero Palacios murió en 1992. Los jardines de la antigua Casa de Fieras del Retiro llevan su nombre desde 1981, son los Jardines del Arquitecto Herrero Palacios, en agradecimiento a los servicios prestados al Ayuntamiento para la mejora y embellecimiento de la Villa, como recuerda una lápida instalada en la entrada.

Una de las puertas del Parque del Retiro, en la avenida de Menéndez Pelayo, también lleva su nombre.

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

HERRERO PALACIOS, Manuel. «Madrid, sus jardines y sus parques», Revista Villa de Madrid, 1958.

Ayuntamiento de Madrid

En 1881 en los llamados Altos del Hipódromo, en el Paseo de la Castellana, comenzó la construcción del edificio destinado a albergar el Palacio de las Artes y la Industria. El autor del proyecto fue Fernando de la Torriente, finalizado por Emilio Boix Merino, su colaborador, debido a la muerte inesperada del primero.

Se trata de un gran edificio con estructura de hierro y elementos de cristal y ladrillo, uno de los más singulares de Madrid, Bien de Interés Cultural desde 1962.

Fue inaugurado en mayo de 1887 para la celebración de la Exposición Nacional de Bellas Artes.

La Ilustración Española y Americana el día 22 de mayo reflejaba en sus páginas la inauguración del Palacio que había tenido lugar la tarde anterior, con la presencia de S.M. la Reina Regente doña María Cristina, y lo describía con todo detalle. Ya entonces se hicieron obras importantes, siendo preciso romper y variar la techumbre de varias salas, con el fin de que los cuadros recibieran la luz cenital.

La publicación incluía un bello grabado realizado según una foto de Laurent.

La Ilustración Española y Americana, 22 mayo 1887.

La Ilustración Española y Americana, 1887 (BNE)

La fachada principal consta de un cuerpo arquitectónico con galería de veintiséis arcos de medio punto, dos pabellones en los extremos y en el centro una gran arcada de entrada coronada por una figura escultórica flanqueada por dos medallones y dos pares de columnas; estos elementos son todos de piedra, como las cornisas. La construcción es de ladrillo de varios colores que forman dibujos, sobre zócalo de cantería.

ingenieros medallon

Originalmente, frente a ella había un delicioso square o plaza ajardinada en cuyo centro había una cascada que surgía de peñascos y descendía sobre un pequeño lago.

La cascada desapareció pero se conserva el trazado del Jardín, de estilo paisajista, diseñado ese mismo año 1887 por Celedonio Rodrigáñez, entonces Director de Parques y Jardines del Ayuntamiento. Situado en pendiente, está formado por caminos de arena y superficies de césped de trazado curvilíneo, recordando el primitivo.

ingenieros cupula

Tras la entrada y el gran vestíbulo, una sala central rectangular se coronó con una gran cúpula octogonal de 42 metros de altura flanqueada por dos patios.

La cúpula y la fachada principal fueron restauradas en 1979 según proyecto de Amparo Berlinches, que recuperó el lucernario.

ingenieros fachada

Su interior ha sufrido varias reformas debido a los cambios de uso, sobre todo en los inicios del siglo XX; en 1906 se instaló el Museo de Ciencias Naturales, y en 1907 la Escuela de Ingenieros Industriales. Lamentablemente, las reformas para Escuela ocasionaron la pérdida de muchos elementos originales, entre ellos las columnas de hierro.

Ambas instituciones allí continúan. La inscripción central Palacio de la Industria y de las Artes fue sustituida por la de Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales.

La Escuela ocupa esta zona central y gran parte del ala sur del edificio, además de otras edificaciones levantadas posteriormente.

En la entrada un relieve con escudos de piedra conmemora la fundación del Real Instituto Industrial en 1850, precursor de la Escuela de Ingenieros, que estaba situado en el antiguo Convento de la Trinidad en la calle de Atocha, donde entonces también se encontraba el Ministerio de Fomento. En el vestíbulo una serie de relieves escultóricos muestran los diferentes oficios y ramas de la industria.

Dicho vestíbulo o patio con cubierta acristalada bajo el cielo de Madrid es conocido como la Sala de La Máquina.

techo maquina

El nombre se debe a la máquina de vapor construida en 1859, de las primeras que hubo en España, donada e instalada aquí en 1910; había estado en uso hasta finales del siglo XIX, accionando las prensas de acuñación de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.

la maquina

En la misma sala hay otros elementos de interés, como la sección longitudinal de una locomotora de la serie 1700 donada en 1948 por Renfe.

Actualmente en esta Sala se puede visitar, en su vuelta a Madrid, la exposición itinerante que tuvimos ocasión de ver hace casi cuatro años en la Real Fábrica de Tapices, “100 elementos del patrimonio industrial en España”.

Como contamos entonces, la muestra consiste en cien paneles correspondientes a otros tantos ejemplos del Patrimonio Industrial español, procedentes de las diferentes Comunidades Autónomas, que nos invitan a conocer antiguas fábricas, puentes, paisajes mineros, estaciones, depósitos, salinas…

paneles patrimonio

Recordemos que la Comunidad de Madrid está representada por seis elementos, el Conjunto urbano-industrial de Nuevo Baztán; el Lagar y bodegas del Real Cortijo de San Isidro en Aranjuez; el Conjunto hidráulico del Canal de Isabel II; y en la ciudad, Metro de Madrid, la antigua Fábrica de Cervezas El Águila, y la Real Fábrica de Tapices.

En el interior de la Escuela, en uno de los patios, se conserva un elemento que también forma parte de ese patrimonio industrial, la chimenea de la que tuvimos noticia en uno de los interesantes comentarios que animaron y enriquecieron la entrada dedicada a la chimenea de la Fábrica de Vidrios.

chimenea1

La exposición se puede visitar hasta el próximo día 27 de febrero.

Comité Internacional para la conservación y defensa del Patrimonio Industrial
Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales
Calle de José Gutiérrez Abascal nº 2

Por : Mercedes Gómez

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Bibliografía:

“Madrid. Exposición Nacional de Bellas Artes”. La Ilustración Española y Americana. Madrid, 22 Mayo 1887.

TICCIH. Cien elementos del patrimonio industrial en España.

Los ejércitos romanos llegaron a la Carpetania (donde se ubicaban los terrenos que hoy conforman la Comunidad de Madrid) a mediados del siglo II antes de C.

Durante los aproximadamente siete siglos que duró su dominio en la Península, en nuestras tierras la única gran ciudad romana de la que hay constancia fue Complutum, actual Alcalá de Henares. En lo que hoy es la ciudad de Madrid al parecer no existió un núcleo de población importante, pero sí existieron ciertos asentamientos, sobre todo rurales, dispersos, instalados en torno al río y sus arroyos.

Fueron las villae, las villas, explotaciones agrarias que podían ser pequeñas como una granja o grandes como un pueblo, y que subsistieron hasta el siglo V. Solían estar formadas por los espacios destinados a la labor agropecuaria y por la residencia del dueño.

Los habitantes hispano romanos buscaban en las cercanías del agua las tierras fértiles, para su cultivo y para los pastos de los animales. Se han localizado vestigios de villas romanas en la Casa de Campo, Vallecas, Carabanchel, Villaverde…

Los restos hallados revelan, aunque dentro de la sencillez propia de lo que eran construcciones rurales, que había un intento de dotarlas de una decoración exquisita y de comodidades a la manera de Roma. Además de piezas de arte, ornamentos y ricas vajillas, se encontraron utensilios de cocina, objetos de cuidado personal y herramientas que muestran cómo era su vida cotidiana. Una parte de estos hallazgos se pueden contemplar en el Museo de San Isidro.

La primera villa romana descubierta fue la de Carabanchel.

Carabanchel mosaico

Fragmento Mosaico Carabanchel sg. IV. Museo de San Isidro.

A la derecha, plato de terra sigillata. Carabanchel.

A la derecha, plato de terra sigillata. Carabanchel.

Los restos arquitectónicos de la villa de Villaverde, que se remonta al siglo I d. de C., fueron localizados en 1927 por unos niños a los que su profesor Fidel Fuidio había llevado a recoger sílex a las orillas del Manzanares. Los hallazgos, que fueron entregados a Pérez de Barradas entonces arqueólogo del Ayuntamiento, revelaron que se trataba de un edificio con muros de mampostería de sílex, con decoración con estucos pintados y pavimentos de mosaicos.

Las excavaciones depararon grandes hallazgos. Se descubrió que sobre una primera construcción habitada entre los siglos I y II, destruida por un incendio, en el siglo IV se levantó una nueva villa. Una galería porticada se abría hacia el río y en la parte posterior estaban las zonas dedicadas a las actividades agrícolas. En el centro se hallaba la zona más lujosa, decorada con frescos y mosaicos, donde vivía el propietario. Fue habitada hasta el siglo V.

Maqueta Villa romana. Museo de San Isidro.

Maqueta Villa romana. Museo de San Isidro.

En el Museo de San Isidro se expone una maqueta, reconstrucción hipotética de esta Villa.

Museo de San Isidro

Museo de San Isidro

Se expone también una reconstrucción del cubiculum de la villa o dormitorio, con el mosaico geométrico, extraído del yacimiento en 1928.

Mosaico geométrico del cubiculum de la villa romana de Villaverde Bajo, siglo IV.

Mosaico geométrico del cubiculum de la villa romana de Villaverde Bajo, siglo IV.

También podemos contemplar restos de diversos materiales, sobre todo relacionados con la cocina (cuchillos, cucharas…), piezas de vajilla de mesa, de la famosa cerámica romana, la terra sigillata.

Cuenco de terra sigillata. Cerámica a torno, sg. IV.

Cuenco de terra sigillata. Cerámica a torno, sg. IV.

Objetos personales o de tocador (agujas de pelo, espejos…). Un lampadario o soporte para lámparas de bronce, la cabeza del dios protector de los campos, Silvano, monedas y pinturas murales.

Más recientemente, durante las famosas obras de soterramiento de la M-30, tuvo lugar un hallazgo muy importante. Junto al Puente de Segovia, en la avenida Virgen del Puerto (a los pies del Palacio Real, terrenos donde unos siglos después, en el siglo IX, se asentaría el primer Mayrit musulmán, origen de la Villa de Madrid), aparecieron restos de un pequeño caserío.

Obras junto Puente de Segovia, año 2005.

Obras junto Puente de Segovia, año 2005.

Eran estructuras de edificación de los siglos I – II, que ya estaban documentados, al menos desde 1995. Se hallaron suelos empedrados, fragmentos de pinturas murales, zócalos, y una estructura hidráulica.

Foto Ayuntamiento de Madrid

Foto Ayuntamiento de Madrid

Es una pena que unos restos tan importantes y únicos en nuestra ciudad no fueran dejados al descubierto y acondicionados para su visita o mostrados de alguna manera. No hemos encontrado nada expuesto ni en el Museo de San Isidro ni en el Museo Arqueológico Regional de Alcalá.

En el centro de Madrid también se han encontrado restos de esta época histórica, básicamente cerámicas, en la Plaza de Oriente, plaza de los Carros, Mercado Puerta de Toledo y la calle Goya, aunque se cree que en estos casos los hallazgos se deban probablemente a traslados de los materiales desde las zonas próximas al Manzanares más que a asentamientos de población.

Paseo de la Castellana esquina Goya

Paseo de la Castellana esquina Goya

De todas formas, teniendo en cuenta que la distribución de los yacimientos localizados sigue principalmente los cursos fluviales, sobre todo el Manzanares, pero también sus afluentes, los arroyos de Cantarranas, Meaques, Castellana, Abroñigal … no se puede descartar que en aquellos tiempos tan lejanos, cuando por el Paseo de la Castellana aún lo único que circulaba era un arroyo, junto a él haya existido alguna quizá pequeña villa romana. Quién sabe.

Por : Mercedes Gómez

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Bibliografía:

A. Pérez Madariaga. “La región de Madrid en época romana”. Catálogo exposición Madrid del siglo IX al XI. Real Academia BBAA de San Fernando. Comunidad de Madrid, 1990.

Ayuntamiento de Madrid. Catálogo exposición Las villas romanas de Madrid. Madrid en época romana. Madrid, 1995.

Museo de San Isidro. Exposición M-30 Un viaje al pasado. Madrid, 2007.

Continuamos conociendo la historia de los terrenos situados entre el paseo de la Castellana, la calle de Zurbarán y Fortuny. Como vimos, el palacio de la antigua Quinta de la Chilena, luego Villa Olea y finalmente residencia de los duques de Santa Elena, que había albergado fiestas lujosas, durante la guerra fue ocupado como cuartel, bombardeado y finalmente derribado.

Foto Archivo Rojo.

Foto Archivo Rojo. Mº Cultura.

A finales de 1941 el solar fue adquirido por la Asociación del Colegio Alemán de Madrid para la construcción de un nuevo colegio.

El Colegio Alemán desde 1909 hasta 1936 había estado ubicado en la misma calle Zurbarán, actual nº 21, en un edificio hoy sede del Instituto Goethe. Durante la guerra también había sido ocupado por el ejército republicano, tras la cual fue devuelto al Colegio.

Pero, finalizada la Segunda Guerra Mundial, en 1945 Alemania sufrió la expropiación de todos sus inmuebles que pasaron a poder del Estado español, entre ellos el edificio donde en aquellos momentos se hallaba la Embajada, en el Paseo de la Castellana nº 4 y su Capilla aneja, el Colegio y los terrenos del Palacio de Santa Elena en la Castellana.

En el edificio del Colegio Alemán hacia 1950 se instaló el Instituto de Bachillerato Cervantes (hasta 1960 en que se trasladó a su ubicación actual en Embajadores).

El país germano recuperó sus propiedades en 1959. Entonces su Gobierno, mediante la Dirección Federal de Construcciones, decidió construir en estos terrenos entre la calle Fortuny y la Castellana, entonces avenida del Generalísimo, la nueva Embajada.

La nueva Embajada de la República Federal de Alemania fue construida en 1966 por los arquitectos alemanes Guillermo Schoebel, Alexander von Branca y Máximo Bobran, junto con el ingeniero Gerhard Maasberg.

fachada

Ese mismo año 1966 fue derribada la antigua sede, el palacete de la Castellana nº 4. En su lugar Miguel Fisac construyó un edificio de oficinas, que allí continúa. Solo se conservó la Capilla de la Embajada, la Iglesia Evangélica alemana, hoy nº 6 del paseo.

Actualmente la entrada a la Embajada de Alemania en España tiene lugar por la calle de Fortuny nº 8.

fachada y verja

Son dos edificios exentos, la Cancillería u oficinas y la Residencia del Embajador, rodeados de un gran jardín, que mantienen el uso de zona residencial de lujo, como lo fuera en el pasado.

dos edificios

Aunque su arquitectura es muy distinta, expresión de una época nueva.

Los arquitectos trabajaron bajo la influencia de la escuela alemana de la Bauhaus, en la que predominaba la simplicidad de las formas, en busca de la funcionalidad. A la vez, se buscó la máxima calidad en los materiales y en los detalles. El diseño, tanto de los edificios como de los espacios interiores, fue muy cuidado.

Obra de arquitectos alemanes, sin embargo en ambos edificios se utilizaron algunos de los materiales tradicionalmente madrileños, quizá a modo de guiño a la arquitectura local.

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Residencia del Embajador

Granito de la sierra de Guadarrama, el ladrillo en el suelo de los interiores, la cerámica vidriada en la celosía de la Cancillería…

El Jardín, obra del arquitecto paisajista Alfred Reich ocupa mas de 3.000 metros cuadrados, de los más de 8.500 de la parcela. Adornado con plátanos de sombra, palmeras, sóforas, el árbol del amor… césped, hiedra, setos…

jardin2

La escultura allí ubicada es obra de Fritz Koenig, artista alemán famoso por ser el autor de The Sphere, la Esfera, que estuvo situada en el centro del World Trade Centre hasta los graves atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York.

fachada jardin escultura

Cancillería

Como vimos al final del artículo anterior, el único elemento conservado del decimonónico palacete es el pequeño pabellón en la esquina del paseo de la Castellana con la calle Zurbarán.

Decorado con cenefas florales y una pequeña cúpula, se accede a él por una doble escalerita de piedra. Actualmente no tiene uso, pero lo tuvo, debajo se conserva una pequeña cocina. Existe el proyecto de restaurarlo para pequeños eventos pues solo permite la estancia de unas veinte personas.

jardin pabellon

Y así terminamos, regresando a los comienzos de la historia.

En el plano del General Ibáñez de Íbero, realizado hacia 1875 ­–unos años después de que doña Dolores Quesada y su marido don Andrés Arango convirtieran parte de la Huerta de Loinaz en su quinta de recreo, La Chilena–, el pequeño templete ya aparece representado.

Plano I. Ibero (h.1875)

Plano I. Ibero (h.1875)

El pabellón del siglo XIX, entonces capricho de un jardín romántico, hoy extraño testigo del pasado en el nuevo jardín, que observa a prudente distancia a sus actuales compañeros, dos edificios de la vanguardia del pasado siglo XX.

Por : Mercedes Gómez

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Bibliografía y fuentes:

Edificio de nueva planta para sede de la representación diplomática en Madrid de la República Federal Alemana, en el Paseo de la Castellana número 25. Cuadernos de arquitectura, nº 67, Colegio Arquitectos Cataluña 1967.

COAM. Guía de Arquitectura. Madrid 2003.

Visita a la Embajada de Alemania. Semana de la Arquitectura 2014.

En el siglo XIX, comienzos del XX, junto a lo que hoy es el paseo de la Castellana sobre antiguas huertas (la de Loinaz, la de España…) se construyeron numerosos palacetes, muchos de ellos desaparecidos.

Sobre parte de la Huerta de Loinaz se creó la Quinta de La Chilena.

En 1842 el solar (actual manzana entre las calles de Zurbarán, Fortuny, Marqués de Riscal y Paseo de la Castellana) fue adquirido por doña Dolores Quesada, esposa de don Andrés Arango. Él era cubano, coronel de artillería que ostentó varios cargos, entre ellos en 1859 fue senador del reino. Ella había nacido en Chile, seguramente de ahí provenga el nombre de la finca. La antigua huerta fue transformada en una quinta de recreo.

En 1893 sus herederos vendieron el solar que quedó dividido en dos propiedades. En la zona norte, esquina a Marqués de Riscal, se construiría el Palacio del marqués de la Eliseda, que se conserva, hoy sede del Injuve. En la parcela sur, esquina Zurbarán –actualmente ocupada por la Embajada de Alemania–, la casa pasó a llamarse Villa Olea, por su nuevo propietario Eduardo Olea.

Plano de Facundo Cañada (h. 1900)

Plano de Facundo Cañada (h. 1900)

Don Eduardo Olea fue uno de esos personajes pertenecientes a la alta sociedad financiera de principios del siglo XX, simpático, generoso y con numerosos amigos, bien relacionado con la realeza. Nacido en el seno de una familia de banqueros, fue empresario, ganadero… y dueño de una de las residencias más famosas entre la aristocracia madrileña de la época.

El día 28 de mayo de 1914 el diario ABC anunciaba la fiesta benéfica que iba a tener lugar allí, en el entonces nº 21 del Paseo, con asistencia de Personas Reales. Estas fiestas consistían en la representación de cuadros vivos por señoritas de la alta sociedad, y tenían como fin el mejoramiento moral y material de la clase obrera.

Dos días después se publicó en portada una foto de los participantes, en la escalera del pórtico de entrada al palacio, incluidas S.M la Reina doña María Cristina, madre de Alfonso XIII, y las Infantas doña Isabel (la Chata) y doña Beatriz, una de las hijas del rey.

Dº ABC 30 mayo 1914

Dº ABC 30 mayo 1914

En esta foto, aunque muy valiosa, de Villa Olea apenas podemos ver la escalera, un trocito del muro y dos columnas… por las crónicas sabemos que el palacio y su gran jardín debían ser muy bellos.

En febrero de 1915 Eduardo Olea se hizo con la gestión del Teatro Real. Pero el fracaso de esta empresa y otras inversiones le llevaron a la ruina. Tuvo que vender la casa. Murió poco después, el 17 de enero de 1916, con solo 45 años de edad.

A finales de 1915 Villa Olea había sido adquirida por dos millones de pesetas por la marquesa viuda de la Viesca, quien, según informaba la prensa, se proponía residir en ella después de realizar importantes reformas.

La marquesa doña Clotilde Gallo Ruiz y Díaz de Bustamante, que había estado casada con José María de la Viesca y Roiz de la Parra, marqués de Viesca, se casó en segundas nupcias con el marqués don Alberto de Borbón y Castellví, luego duque de Santa Elena, quien también se casaba por segunda vez. El matrimonio se instaló en su nuevo palacio.

Sobre el Palacio del duque de Santa Elena algunos datos son confusos. Los autores del libro Los palacetes de la Castellana, Encarnación Casas y Carlos Aguilar afirman que fue construido en 1916 por el arquitecto Enrique Yort. Probablemente el apellido “Yort” es un error tipográfico.

En el completísimo Los Palacios de la Castellana, de Ignacio González-Varas, leemos que “el proyecto se vincula al arquitecto Enrique Fort y Guyenet pero por las fechas de construcción (entre 1916 y 1918) es más probable que lo realizara Francisco de Asís Fort y Coghen… madrileño muy vinculado con la nobleza por su matrimonio con doña Mª Concepción Bernar, hija de los condes de Bernar”.

En cualquier caso parece que más que la construcción de un edificio de nueva planta se debieron acometer reformas de la antigua Villa Olea.

Ocupado durante la guerra como cuartel republicano, el palacio fue bombardeado y destruido en gran parte.

Archivo Rojo. Mº de Cultura.

Palacio de Santa Elena. Archivo Rojo. Mº de Cultura.

Gracias a las fotos del inestimable Archivo Rojo conocemos cómo era el edificio.

palacio santa elena 1

Balcones con balaustradas de piedra, frontones, jarrones, la escalera bajo el pórtico, sus columnas… las dramáticas fotos nos muestran detalles del palacio.

palacio santa elena 3

La duquesa de Santa Elena murió en diciembre de 1936, tres años antes que el duque.

El heredero fue don Alberto Mª de Borbón y d’Ast, hijo del duque y de su primera esposa, doña Marguerite d’Ast.

Tras la guerra el palacio estaba en muy mal estado y en algún momento fue derribado. Únicamente subsistió un pequeño pabellón situado en la esquina de la calle Zurbarán con el paseo de la Castellana.

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Continuará…

 

Por : Mercedes Gómez

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Bibliografía:

ABC. 28 y 30 mayo 1914. El Imparcial. 23 dic 1915. El Siglo futuro. 6 oct 1925
Encarnación Casas y Carlos Aguilar. Los palacetes de la Castellana. COAM, Madrid 1999.
Ignacio González-Varas. Los Palacios de la Castellana. Historia, arquitectura y sociedad. Turner 2010.
José Luis Quintana. “Ganadería de toros bravos Eduardo Olea”, Revista de Hª de las Vegas Altas. jun 2012 nº 2, pp. 34-50.
Hospital Santa Clotilde
Archivo Rojo. Ministerio de Cultura.

 

En 1931, con la llegada de Indalecio Prieto al Ministerio de Obras Públicas, bajo la Presidencia de Manuel Azaña, se proyectaron diversas obras arquitectónicas y urbanísticas de importancia con el fin de modernizar Madrid. Una de ellas fue la Ordenación para la Prolongación de La Castellana y la construcción de los edificios hoy conocidos como Nuevos Ministerios en el lugar donde entonces se encontraba el Hipódromo.

En el plan se incluía la mejora de la red ferroviaria y la creación de nuevas líneas. Se intentaba entre todos los implicados -Ministerio, Ayuntamiento, Compañías Ferroviarias…- solucionar el problema que suponía la discontinuidad de las líneas que llegaban o partían de Madrid y hacer posible su enlace, siguiendo el eje sur-norte, desde Atocha hasta Chamartín. Era el Plan de Enlaces Ferroviarios.

El arquitecto Secundino Zuazo, junto con el alemán Hermann Jansen, propuso un trazado viario bajo el cual se construiría el enlace ferroviario subterráneo, además del proyecto del edificio ministerial. Se solicitó el derribo del Hipódromo, y se iniciaron las obras de la nueva estación que formaría parte del nuevo eje ferroviario.

Derribado el Hipódromo, el gran solar resultante fue destinado a la construcción de tres edificios que albergarían los Ministerios de Gobernación, Obras Públicas y Agricultura.

El 14 de abril de 1933 se inauguró el primer tramo de la prolongación y se puso la primera piedra de los nuevos edificios que mediante una gran arquería junto al Paseo de la Castellana se ordenarían en torno a una gran plaza pública.

Perspectiva Arquería Pº Castellana (Zuazo, dic. 1933) (BNE)

Ambos elementos, los arcos en superficie y las grandes bóvedas de los túneles, diseñadas por el ingeniero Eduardo Torroja, se fueron construyendo a la par.

Plano general del conjunto y del trazado ferroviario del enlace y la estación (Zuazo, nov.1933) (BNE)

Bajo la gran plaza del edificio ministerial se ubicó la estación central del enlace subterráneo que, aprobado finalmente según las directrices de Zuazo y Jansen, enlazaba la estación a construir en terrenos de Chamartín con la de Mediodía en Atocha.

En septiembre de 1933, con el cese de Azaña como Presidente del Gobierno, terminó la etapa de Indalecio Prieto. En los años siguientes el proyecto sufrió numerosos cambios.

Y llegó la guerra. Zuazo se refugió en París y siguió trabajando en el proyecto con la idea de continuar cuando pudiera volver a España… pero finalizada la guerra, a su vuelta fue marginado y apartado de este proyecto y de casi todos. Había trabajado para la República.

Las obras se retomaron bajo el mando de otros arquitectos, y aunque el proyecto sufrió bastantes modificaciones, más acordes con el nuevo régimen, en los años 40 se terminó el edificio. Las estaciones de Nuevos Ministerios y de Chamartín no serían inauguradas hasta 1967.

Junto a los túneles del tren que discurrían bajo la plaza en el interior del complejo ministerial, justo bajo la arquería, había otro túnel menor con una vía de servicio, que se aprecia dibujado en los planos de Zuazo.

Sección de la estación de los Ministerios. Enlace ferroviario sección transversal. (Zuazo, julio 1934) (BNE)

Por algún motivo la vía fue clausurada, y un tramo quedó allí debajo, encerrado y sin uso.  No es fácil encontrar datos sobre la historia de esta construcción, un poco misteriosa, hay que recurrir a los recuerdos de las personas mayores. Al parecer, en alguna época, entre la República y el nuevo Régimen, fue utilizada como búnker.

Arquería Nuevos Ministerios. 12 febrero 2012

En 1982 una parte de la Arquería, la situada más al norte, fue acristalada y convertida en Sala de Exposiciones dedicada a temas de Arquitectura y Urbanismo.

Debajo permanecía el tramo del antiguo túnel sin uso hasta que en 2003 fue integrado en la Sala de Exposiciones conservando su espectacular bóveda de hormigón.

Una abertura en el muro hacia la mitad del tramo permite comprobar el grosor original, de más de un metro.

Al final de la larga Sala, tras unas puertas acristaladas, el antiguo túnel desaparece, para dejar paso a la nueva Estación de Cercanías de Nuevos Ministerios.

Sala La Arqueria. A continuación, entrada a la Estación de Cercanías.

Esta Estación, según la Guía del Colegio de Arquitectos de Madrid, es la estación subterránea abovedada más grande del mundo, con sus dos cañones gemelos de 320 m de longitud por 20 m de luz.

En el año 2001 estos cañones ideados por Torroja fueron seccionados para la instalación de la nueva Estación de Nuevos Ministerios, pero en su inicio, junto a los restos del antiguo túnel de servicio, se conservan dos magníficos arcos de la construcción original.

Estación de Cercanías Nuevos Ministerios

Por Mercedes Gómez

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Actualmente en la Sala La Arquería, Paseo de la Castellana 67,  hay una exposición muy interesante:

Arquitectura española (1975-2010) + 35 años construyendo democracia.

Un recorrido por la arquitectura realizada en España desde 1975 hasta 2010. La muestra recoge más de 200 proyectos, de los que se exponen sesenta maquetas.

Hasta el próximo 7 de mayo.

NOTA: muchas gracias a la persona que atiende en la recepción de la Sala de Exposiciones, interesada como yo en la historia de este túnel, que me contó cosas muy interesantes y me ayudó a desentrañar el «misterio».

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Bibliografía:

Catálogo exposición «Zuazo, arquitecto del Madrid de la Segunda República«. BNE, Madrid 2006.

Hoy la entrada la firma Fernando, quien vuelve para contarnos la historia de la creación del Museo de Escultura al Aire Libre en el Paseo de la Castellana, bajo el Paso Elevado que une el Paseo de Eduardo de Dato y la Calle de Juan Bravo, mostrarnos las espléndidas obras que alberga y animarnos a recorrerlo con calma.

Mercedes
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Desde sus orígenes los barrios de Chamberí y Salamanca estuvieron separados por el arroyo de la Fuente Castellana, y cuando éste fue cubierto para formar el Paseo del mismo el nombre, la corriente de agua se convirtió en corriente de vehículos puesto que es una de las arterias de la Villa con mayor tránsito. Era patente la necesidad de hacer un paso elevado para facilitar la comunicación entre ambos barrios.

El puente se inauguró el año 1970 y ya por entonces dos de los ingenieros autores de la obra, José Antonio Fernández Ordóñez y Julio Martínez Calzón, y Eusebio Sempere, amigos, maduran la idea de montar un museo debajo. En un principio los gobernantes aceptan la idea sin objeciones puesto que las esculturas serían donación gratuita de los autores o de sus familiares, gracias a la amistad que les unía a todos ellos con Sempere.

El museo se abrió al público en 1972 si bien la inauguración oficial no tendría lugar hasta siete años después, cuando quedó instalada la obra de Chillida, la Sirena Varada, que en un principio se llamó Lugar de encuentro. Había sido especialmente concebida para ser colocada suspendida de los pilares del puente pero como el escultor no era adicto al régimen, como se decía entonces, las autoridades se opusieron a su instalación aduciendo motivos de seguridad ya que la obra, la primera de hormigón armado del artista, tiene un peso de 6.150 kgs. Entre las muchas interpretaciones formuladas respecto a la escultura figura la de que Chillida colocó la obra en suspensión como alusión a la situación política y su negativa a estar sujeto a cualquier imposición.

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La Sirena Varada

La Sirena Varada fue retirada del Museo en abril de 1973 y comenzó un penoso peregrinaje, hasta 1978 en que el alcalde en funciones José Luis Álvarez accedió a que fuera instalada en el lugar central del Museo, el que tenía reservado desde un principio. La colocación se llevó a cabo el día 2 de septiembre del citado año. Los ingenieros constructores de la obra y los del Ayuntamiento también dieron su conformidad tras realizar los pertinentes estudios aunque es razonable pensar que los primeros, autores del proyecto, ya tendrían estudiados las tensiones y pesos que podía soportar el puente.

El Museo además de mostrarnos las 17 obras que guarda de distintas tendencias del movimiento abstracto de dos generaciones de artistas de la vanguardia española, nos ofrece el encanto de que puede ser visitado durante las 24 horas de los 365 días del año. Por la noche, una notable iluminación permite contemplar las esculturas con todo detalle.

El espacio que ocupa el Museo entre el Paseo de la Castellana y la calle Serrano presenta un gran desnivel, por lo que está estructurado en tres niveles muy bien estudiados, de manera que no resulta fatigoso el recorrido para el visitante. La primera plataforma, la más próxima a Serrano está situada en parte sobre lo que fue la calle Martínez de la Rosa, conocida popularmente como la calle “S” por su configuración, circunstancia que permite pensar que inspirara a Sempere a utilizar este motivo en el mobiliario instalado entre las esculturas, como los asientos colocados alrededor del estanque. El papel de Sempere en la creación del Museo ha sido importantísimo, pues además de ser el creador de las barandillas cinéticas del paso elevado es el diseñador de la cascada, del mobiliario urbano, y gestor de la donación gratuita de las obras por sus autores, como hemos dicho anteriormente.

Primer Nivel:

Martín Chirino. «Mediterránea» (1972)

Francisco Sobrino. “Estructura permutacional” (1972)

José Mª Subirachs. “Al otro lado del muro” (1972)

Rafael Leoz. “Estructuración hiperpoliédrica del espacio” (1971)

Eusebio Sempere. “Móvil” (1972)

Andreu Alfaro. “Un món per a infants” (1971)

Marcel Martí. “Proalí” (1984)

Manuel Rivera. “Tríptico” (1972)

Amadeo Gabino. “Estela de Venus” (1973)

Gustavo Torner.”Plaza-escultura” (1972). (Terraza mirador)

Segundo Nivel:

Gerardo Rueda. Volumen-Relieve-Arquitectura (1972)

Pablo Palazuelo. “Proyecto para un monumento IV B” (1978)

Joan Miró. “Mère Ubu” (1975

Tercer Nivel:

Eduardo Chillida. “Lugar de encuentros III ó la Sirena Varada” (1972)

Alberto Sánchez. “Toros Ibéricos” (1958-60)

Julio González. “La petite faucille u Homenaje a la hoz y el martillo” (1937)

En el “lado Chamberí”, la parte del puente bajo Eduardo Dato, hay una sola escultura, la de Pablo Serrano, Unidades-Yunta, que puede pensarse que está inexplicablemente sola, pero para la propia escultura no hay tal por que sabe que muy cerca en el jardín del edificio de la Mutua Madrileña, Castellana 33, se encuentra la estatua auténtica del Fénix, clásica y emblemática, aquella que durante muchos años ocupó la altura más importante de Madrid, la cúpula del edificio de la Unión y el Fénix Español, hoy Metrópolis, en la esquina de Alcalá con Gran Vía.

Pablo Serrano. “Unidades-Yunta” (1972).

El Fénix

Como es natural por su emplazamiento el Museo ha tenido épocas muy desafortunadas, se podría hacer un catálogo de las tropelías sufridas, desde agresiones a las esculturas, urinario de los juerguistas nocturnos de la zona y dormitorio de indigentes, hasta espacio de juego de los mocitos patinadores que tomaban impulso en la Sirena Varada. Pero todo esto afortunadamente fue subsanado en gran medida, desde que el Ayuntamiento instaló cámaras de vigilancia que funcionan durante las veinticuatro horas del día para evitar que se cometan gamberradas.

A este Museo podemos considerarlo el gran ignorado puesto que no figura en buen número de guías de la ciudad, y en las que consta se limitan a dar escuetamente la dirección sin resaltar la importante y valiosa colección de esculturas de artistas españoles de fama universal que alberga.

Texto por : Fernando Gómez

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Bibliografía:

RIVAS, Mª José – SALAS, Eduardo. Guía del Museo de Escultura al Aire Libre de la Castellana. Ayuntamiento de Madrid. Madrid 1995.

Eusebio Sempere es, como Eduardo Chillida, uno de los artistas españoles más importantes del siglo XX, presente en el Museo de Escultura al Aire Libre de la Castellana, y, en su caso, uno de los creadores e impulsores.

Cuando decidí escribir sobre este escultor y su obra en Madrid desconocía absolutamente todo sobre la persona. Buscando información leí algunas pinceladas sobre su vida que me han impresionado, dándome cuenta de que detrás de toda obra hay un artista, aunque parezca una obviedad no siempre somos conscientes.

Eusebio nació el 3 de abril de 1923, en Onil, Alicante. Debió de ser un niño especial, decía que quería ser pintor, no de casas sino “de cuadros” a pesar de que muy pequeño perdió la visión de un ojo. Y fue un adulto especial, quizá por varias circunstancias que marcaron su vida, como la enfermedad que llegó muy pronto, pero sobre todo por su gran creatividad y talento. También, leyendo la prensa de la época, da la impresión que debió de ser una persona sociable y emprendedora, que entabló buenas relaciones con sus compañeros artistas y otros profesionales.

Autorretrato. 1941. Carboncillo sobre papel. (www.eusebio-sempere.com)

En sus comienzos, como tantos otros artistas, pintó paisajes, pero le gustaba investigar y crear nuevas formas. En 1948 fue a París, gracias a una beca. Allí se relacionó con los grandes artistas de la vanguardia, abandonó la figuración, y avanzó hacia un estilo que sería clasificado como abstracción geométrica. Alguien le ha llamado “poeta de la geometría”. A Eusebio le gustaba jugar con las formas y colores, y mezclarlos con la luz, el movimiento, incluso la poesía y la música. También se le considera el introductor del arte cinético en España.

En París conoció a Abel Martín, quien se convertiría en su colaborador, amigo y compañero.

El 15 de enero de 1960 Eusebio Sempere, en compañía de Abel, volvió a España y se instaló en Madrid, donde entró en contacto con los artistas más destacados del momento y pronto se hizo un hueco entre ellos.

Unos años después intervino en el proyecto de construcción del puente que uniría el paseo de Eduardo Dato y la calle de Juan Bravo que en cierto modo podría calificarse como el Viaducto del siglo XX, una gran obra de ingeniería a cargo de José Antonio Fernández Ordóñez y Julio Martínez Calzón.

Con la construcción del Paso Elevado desapareció una calle que bajaba desde Serrano hasta la Castellana, la calle de Martínez de la Rosa, más conocida como calle de la «S» por su forma, y que estuvo jalonada por doce de los palacetes creados por el Marqués de Salamanca durante la construcción del Ensanche de Madrid, todos desaparecidos. Únicamente sobrevive uno de los diez construidos en la zona cercana a la Puerta de Alcalá, en la calle de Villanueva.

Calle de Martínez de la Rosa (Plano de I. Ibero h. 1875)

Inaugurado el 23 de septiembre de 1970, el Paso Elevado de la Castellana mide 320 metros de longitud y 16 metros de anchura. En septiembre de 1987, a la muerte del político Enrique de la Mata Gorostizaga, se dedicó el puente a su memoria poniéndole su nombre, pero todo el mundo lo conoce con el nombre de Puente de Eduardo Dato o de Juan Bravo.

Se trata de una obra de gran precisión, en cuanto a su planificación y ejecución, así como en el empleo de materiales, nuevos para la época, como el acero cortén. Los pilares de hormigón diseñados a la manera clásica, con fuste y capitel, pretendían armonizar con el entorno.

El objetivo desde el principio fue conjugar la técnica con la estética, de modo que ambos ingenieros propusieron a Sempere la creación de la barandilla, cuyos tubos de hierro exquisitamente diseñados contribuyeron a conseguir una sensación de transparencia que proporciona la elegancia y esbeltez perseguidas por sus autores.

A partir de entonces, entre los tres se propusieron la creación de un museo de escultura bajo el puente. El papel de Eusebio Sempere fue decisivo, pues gracias a su relación de amistad con los demás escultores, todos de primer orden, o sus familiares, consiguió la cesión de las obras que hoy día componen el llamado Museo Arte Público.

Además de las barandillas del puente y de la zona ajardinada, el escultor realizó otros elementos integrados en el Museo, como los dieciocho bancos de hormigón blanco, igualmente en forma de S. Aparte ser la inicial de su apellido, la forma de ambos recuerda la calle de la S quizá como homenaje a la desaparecida vía.

La obra que representa a Eusebio Sempere en el Museo es la escultura Móvil, formada por una serie de rejas cuadradas colgadas del puente realizadas con varillas de acero inoxidable que producen una serie de efectos ópticos según la posición desde la que la observamos o incluso según el movimiento ocasionado por el viento.

Móvil (1972). Acero inoxidable.

También es obra suya la Fuente-Cascada que nace bajo el puente al nivel de la calle de Serrano, formada por nueve rampas onduladas de hormigón blanco pulido, que se cruzan, por las que cae el agua hasta el estanque en forma de “T” en cuyo centro se encuentra la escultura de Martín Chirino de un rojo deslumbrante.

Además de su obra gráfica presente en galerías de arte y en el Museo Reina Sofía, en el jardín de la Fundación Juan March en la calle de Castelló, podemos contemplar otra escultura de Sempere, magnífica, titulada Órgano, y realizada con tubos de tres centímetros de diámetro en acero inoxidable sobre plataforma metálica.

Organo (1977). 270 x 400 cm.

En 1983 le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Ya no podía pintar ni construir. Murió en 1985 con tan solo 62 años de edad, a causa de una terrible enfermedad que le iba paralizando. Su amigo Abel Martín le cuidó hasta el último momento. Dramáticamente, el propio Abel moriría años después, asesinado en su casa en 1993, a la misma edad que su amigo, a los 62 años. El móvil pudo ser el robo pues desaparecieron varios cuadros de gran valor de las paredes de su chalet que habían pertenecido a Sempere.

Al año siguiente, en mayo de 1994, la Galería Rayuela de Madrid dedicó una exposición a los dos artistas, y el Suplemento Cultural del Diario ABC dedicó un emotivo reportaje a la muestra y a la obra y personalidad de ambos.

Sempere fue sin duda uno de los artistas más importantes de la vanguardia española, del arte rompedor en la España de los años 50 y 60, y de la historia del arte del siglo XX en general, presente su obra en diversos museos del mundo.

Existe una página web dedicada a Eusebio Sempere, pintor, grabador y escultor, creada por su familia “como un pequeño homenaje a su figura y su obra, en favor de la difusión y permanencia de una trayectoria artística de gran valor y en muchos aspectos, insuficientemente reconocida”.

Texto y fotografías: Mercedes Gómez

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Fuentes:

Ángel Urrutia. «Paso elevado y Museo de Escultura en la Castellana». Revista Villa de Madrid nº 62. Madrid 1979.

ABC Cultural (Madrid), 13 de mayo 1994.

Don Juan de Anglada construyó su Palacio en el Paseo de la Castellana en la década de los años 70 del siglo XIX, el cual dicen se convirtió en uno de los más bellos y lujosos edificios del nuevo Ensanche de Madrid. En el plano realizado hacia 1875 la zona aún aparece sin urbanizar.

Plano Gral. Ibáñez de Ibero (h.1875)

Plano Gral. Ibáñez de Ibero (h.1875)

Anglada encargó su casa al arquitecto Emilio Rodríguez Ayuso. La vivienda fue construida en el centro del gran solar que ocupaba toda la manzana entre el paseo de la Castellana y las calles de Marqués de Villamagna, Serrano y José Ortega y Gasset, rodeada de árboles y jardines.

Plano Parcelario (1940)

Plano Parcelario (1940)

Cuentan las crónicas que, tanto para el exterior como para el interior, se utilizaron los mejores materiales, el granito, la piedra de Novelda, el ladrillo y el hierro. Además del propio palacio, en las esquinas del solar se construyeron diversos pabellones o edificios auxiliares (cocheras, cuadras, casetas para los guardas, gimnasio, etc.).

Dº El Globo

Diario El Globo, 21 jul. 1880 (Biblioteca Nacional)

El Palacio de Anglada fue levantado alrededor de un gran patio cerrado, al estilo árabe que entonces estaba de moda. Su calidad era tan alta y las escayolas imitando las formas de la Alhambra de Granada tan perfectas, que impresionaba a los visitantes. En torno a él se distribuían las distintas dependencias, dormitorios, comedor, despachos, gabinetes, tocadores… Además, los mejores pintores y escultores participaron en la decoración interior. En la buhardilla se hallaban las habitaciones destinadas a la numerosa servidumbre que solían tener este tipo de personajes y que realmente necesitaba el cuidado de un palacio de tales dimensiones, y tan costoso.

Pero, antes de que terminara el siglo, Anglada se arruinó, y el Banco Hipotecario se hizo cargo del edificio.

En junio de 1895 se abrió al público para una exposición de arte que alcanzó gran notoriedad en la prensa de la época debido a las maravillas que mostraba. Posteriormente, el edificio permaneció cerrado hasta que en los comienzos del siglo XX pasó a ser propiedad del Marqués del Genal y sus sobrinos los marqueses de Larios.

La Ilustración 1895

La Ilustración Española y Americana, 8 jun. 1895 (BNE)

Como era habitual entre los aristócratas de la época, el marqués del Genal era un gran coleccionista de arte, y adquirió numerosas obras muy valiosas que adornaron los salones del palacio. Pinturas –un Goya incluido-, suntuosos tapices, una sillería Luis XIV, etc. El patio árabe se convirtió casi en un museo.

Para entonces los árboles que rodeaban el palacio se habían convertido en un bosque frondoso, quedando el palacio encerrado entre verdes praderas y árboles gigantes.

El Palacio en un principio conocido como de Anglada, luego Palacio de Larios, fue derribado en la década de los 60 del siglo XX. Cuentan los periódicos de la época que era tal la riqueza de los materiales y elementos de la construcción que algunas personas acudieron a adquirir los azulejos, columnas de mármol, espejos, etc. para llevarlos a sus residencias. Incluso el Ayuntamiento rescató algún elemento. Como recuerdo de aquella gran mansión, hoy día podemos admirar la portada de hierro de su jardín instalada en una de las entradas al Retiro, la Puerta de O’Donnell esquina Menéndez Pelayo, abierta en 1968.

Puerta O'Donnell-M.Pelayo en El Retiro

Puerta O’Donnell-Menéndez Pelayo en El Retiro

Sobre el palaciego solar se construyó un hotel de lujo. El Hotel Villa Magna fue inaugurado en 1972. Su arquitectura ciertamente no tiene nada que ver con el precioso edificio que le precedió, sin embargo se trata de uno de los hoteles más lujosos de Madrid. Tras él, los árboles que, según la prensa de la época, impedían ver la calle de Serrano fueron sustituidos por un centro comercial.

Año 2009 (www.

Año 2009 (www.bing.com)

Son escasos los restos del antiguo jardín, pero en el Catálogo de Parques Históricos y Jardines de Interés del Ayuntamiento de Madrid, el Jardín del Hotel Villa Magna, en el Paseo de la Castellana nº 22, obtiene un alto nivel de protección, debido a su Interés Histórico, como jardín que ha perdido su trazado total o parcialmente, pero conserva elementos que ofrecen un testimonio histórico.

Del jardín original quedan un cedro y los plátanos que probablemente formaban parte del paseo frente al palacio; del bosque que llegó a formarse, como testigos de la historia perviven los árboles frente a la fachada del Hotel, que por un momento te trasladan a tiempos pasados.

Diario ABC

Octubre 1965 (Diario ABC)

Octubre 2009

Octubre 2009

por Mercedes Gómez

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Entradas anteriores:

Jardines del Paseo de la Castellana II : El Barrio de Indo.
Jardines del Paseo de la Castellana I : el Jardín del Museo de Ciencias Naturales

Bibliografía:

Prensa citada, y
Teresa Sánchez-Fayos y Silvia Villacañas. “Los Jardines del Madrid Moderno” Ayuntamiento de Madrid. Madrid 2001.

Algunos de los antiguos Palacetes de la Castellana fueron convertidos en sedes de distintos organismos o empresas, sin embargo otros desaparecieron, cediendo su lugar a modernos edificios de oficinas que han transformado completamente el paisaje de esta zona de Madrid.

A pesar de ello, algunos de estos solares tienen un cierto interés histórico ya que conservan algunas huellas de su pasado.

Plano Ibáñez de Ibero (hacia 1875)

Plano Ibáñez de Ibero (hacia 1875)

En terrenos situados alrededor del Paseo del Cisne, actual Paseo de Eduardo Dato, se encontraba la Huerta de España cuyos orígenes son muy antiguos. Después de pertenecer a distintos propietarios a lo largo de los siglos, en el XIX estas tierras fueron compradas por el banquero vasco Miguel Sáinz de Indo, en las que construiría uno de los barrios más exquisitos, ocupado por la aristocracia, conocido como el Barrio de Indo, y levantaría su propio palacio, el Palacio de Indo, ambos se aprecian perfectamente en el plano de Ibáñez de Ibero.

El antiguo Barrio de Indo estaba formado por varios “hoteles” o palacetes construidos entre 1870 y 1877 por Agustín Ortiz de Villajos –el arquitecto, entre otras muchas obras, de la segunda Iglesia del Buen Suceso- a la izquierda del Paseo.

Los edificios de este exclusivo barrio fueron de los más lujosos de Madrid, en los que habitaron aristócratas o clases pudientes, junto a su numeroso servicio, a veces mucho más que la propia familia (porteros, criados, jardineros, institutrices, doncellas, cocineros, cocheros y jornaleros; uno de los hoteles contaba incluso con un capellán, que “atendía los servicios religiosos de la familia”).

¿Qué queda de todo esto?. La realidad es que muy poco.

Detalle. Barrio de Indo hacia 1875

Detalle Palacetes del Barrio de Indo hacia 1875

Derribados los palacetes de la barriada, en su lugar se construyó un enorme edificio de oficinas. Sus 17.000 metros cuadrados ahora acogen en régimen de alquiler a diversas empresas.

Quedan muy pocos vestigios del antiguo jardín, entonces delimitado por una cerca, actualmente abierto; del arbolado original sobreviven tres magnolios –al parecer hasta hace un tiempo eran cuatro-, algunas sóforas de grueso tronco y arbustos.

Paseo de la Castellana 35, antiguo Barrio de Indo.

Magnolios en el Paseo de la Castellana 35.

A la derecha del Paseo del Cisne, en 1866 Indo construyó su Palacio, rodeado de un maravilloso jardín paisajista.

Detalle. Palacio de Indo hacia 1875

Detalle Palacio de Indo hacia 1875

Palacio de Indo

Palacio de Indo

El interior del lujoso palacio estaba decorado por las numerosas obras de arte que habían acumulado Indo y sus descendientes; en los comienzos del siglo XX tanto el palacete como su contenido salieron a subasta pública, momento en que el duque de Montellano compró el edificio, aunque no tardaría mucho en derribarlo para construir uno nuevo.

Palacio de Montellano

Palacio de Montellano (Revista Madrid Científico 1903, BNE)

El Palacete de Montellano, obra de los arquitectos Juan Bautista Lázaro y Joaquín Saldaña, a su vez fue derribado en 1966 para construir el edificio de La Unión y el Fénix, actualmente Mutua Madrileña, situado en el nº 33 del Paseo.

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Paseo de la Castellana, 33

Este edificio fue construido por el prolífico arquitecto madrileño Luis Gutiérrez Soto, entre los años 1966 y 1971 al trasladarse la Compañía de Seguros desde el emblemático edificio Metrópolis en la Gran Vía hasta aquí.

El jardín, aún rodeado por el zócalo de granito del antiguo palacio, guarda parte de su arbolado, hoy día mucho más frondoso. Dos cedros, dos plátanos y una sófora perviven en su interior.

Cerramiento del antiguo Palacio

Zócalo del antiguo Palacio

El Jardín

El Jardín 2009

fuente

Una curiosidad es que la escultura original del Fénix, procedente de las antiguas oficinas en el edificio Metrópolis, ahora descansa aquí, junto a un estanque, a los pies del edificio.

El Fénix

El Fénix

En este caso agrada comprobar que el bonito jardín, a pesar de los pesares, sí que conserva un cierto aire que recuerda su pasado romántico.

por Mercedes Gómez

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Anteriores artículos:

Jardines del Paseo de la Castellana I : el Jardín del Museo de Ciencias Naturales.

Fundación Rafael del Pino : Palacete de don Eduardo Adcoch

Bibliografía:

Rubén Pallol Trigueros.El distrito de Chamberí 1860-1880. El nacimiento de una nueva ciudad.UCM, Madrid 2004.
Teresa Sánchez-Fayos y Silvia Villacañas. “Los Jardines del Madrid Moderno” Ayuntamiento de Madrid. Madrid 2001.
COAM. Guía de Arquitectura. Madrid 2003.

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