El Retiro, nuestro incomparable Parque de Madrid, está lleno de lugares maravillosos, rincones, recovecos, edificios, estatuas… y jardines artísticos. Como los exquisitos Jardines de Cecilio Rodríguez, independientes, separados por su propia verja que, según cuentan, hasta los años 60 del pasado siglo XX consistía en una simple valla de madera pintada de verde.

Situados a continuación de los hoy llamados Jardines de Herrero Palacios, antigua Casa de Fieras, entre la avenida de Menéndez Pelayo y el Paseo de Coches, ocupan una de las zonas reconstruidas después de la guerra civil por el famoso jardinero don Cecilio Rodríguez, que creó varios jardines, uno de ellos éste que hoy lleva su nombre.

Cecilio Rodríguez nació en Valladolid en 1865. En 1873, cuando tenía solo 8 años de edad, se convirtió en aprendiz de jardinero en el Ayuntamiento de Madrid. Eran otros tiempos. Desde entonces, su vida estuvo enteramente ligada a los jardines, al Retiro, y sobre todo a Madrid.

En 1914 fue nombrado Jardinero Mayor del Retiro y poco después fue Director del Departamento de Parques y Jardines. Al poco tiempo se le encomendó la creación de la Rosaleda y -como publicó El Imparcial el día 10 de septiembre de 1915-, se le concedió la Gran Cruz del Mérito Agrícola.

En 1918 reformó la anticuada Casa de Fieras, que fue inaugurada en 1921; algunos años después presentó una propuesta de ampliación del zoológico sobre estos terrenos contiguos, que nunca se realizaría.

En estos jardines creados como prolongación de la Casa de Fieras, según cuenta Consuelo Durán en su libro sobre El Retiro, el 5 de abril de 1945 tuvo lugar un acto en el que se propuso denominarles “de Cecilio Rodríguez”. Cuatro años después se colocó el busto del que fuera Jardinero Mayor de Madrid durante tantos años. La escultura es obra de José Algueró, y allí continúa, en un lateral, discreta.

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Cecilio Rodríguez murió en Madrid en 1953, a los ochenta y ocho años de edad, ochenta de ellos dedicados a la jardinería.

Entramos a los jardines que le recuerdan por la puerta norte, con la emoción de conocer algo nuevo. Lo primero que encontramos es la Fuente de las Gaviotas, aunque rápidamente la vista se va sin querer hacia el fondo del jardín, hacia los lados, como queriendo abarcar en un momento todo lo que esconde el recinto, tan prometedor en este soleado mediodía de febrero.

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La fuente, obra de su sucesor, Miguel Herrero Palacios, tiene doble taza y mediante una concha vierte el agua a un estanque donde se encuentran las gaviotas de bronce, entre unas rocas. Las gaviotas son obra de Jaime F. Pimentel. Una pequeña placa de hierro, firmada por el embajador de Noruega, en un lateral del estanque indica:

JAIME F. PIMENTEL
ADQUIRIDO POR EL EXMO.
AYUNTAMIENTO DE MADRID
YSE ROLF ANDVORD
EMBAJADOR DE NORUEGA
MARZO 1962

Las columnas de granito y el pavimento enlosado contribuyen a reforzar el tono arquitectónico del jardín. A cada lado, al comienzo del paseo central, otra fuente y un estanque en cascada.

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El jardín, clásico, geométrico, es alargado, como los estanques centrales, adornados con alegres surtidores rodeados de cipreses moldeados por los jardineros con formas perfectas.

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Alrededor, las pérgolas con las columnas cubiertas por la cuidada yedra enroscada.

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A ambos lados se construyeron en los años 50 una serie de edificios de ladrillo y piedra que actualmente sirven para diversos servicios del Ayuntamiento.

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Al fondo se encuentra el Pabellón de cristal, para recepciones, entregas de premios, y todo tipo de actos oficiales.

Como curiosidad, podemos añadir que hace ahora veinte años que la Cabeza de Pablo Iglesias, obra del escultor Emiliano Barral, fue rescatada de su escondite en algún lugar de estos jardines. Formaba parte del monumento erigido en 1936 al fundador del Partido Socialista, e instalado en el Parque del Oeste donde fue demolido al terminar la guerra. Amontonados sus restos en el Retiro con el fin de reutilizar la piedra, la cabeza fue rescatada por José Pradal, enterrada con la ayuda de dos compañeros, y salvada de su destrucción. Allí tuvo refugio durante casi cuarenta años. Con sus desperfectos, que también son historia, la escultura se conserva en la sede del PSOE en la calle Ferraz. Una réplica fue instalada en 2001 en la avenida de Pablo Iglesias cerca de Reina Victoria.

Cerrados al parecer durante varios años, luego, durante los años 80 y 90 del siglo XX, fueron escenario de todo tipo de eventos y espectáculos, y hasta hace poco ha sido uno de los lugares preferidos por los madrileños para la celebración de sus bodas civiles. Actualmente se pueden disfrutar durante unas horas al día, aunque los fines de semana permanecen cerrados.

Los jardines son muy bellos, un inesperado remanso de paz. Los pavos reales se pasean o descansan a escasos metros de los visitantes, con la misma tranquilidad que se respira en el ambiente.

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Jardines de Cecilio Rodríguez
De lunes a viernes de 10 a 17 h.

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Texto y fotografías por: Mercedes Gómez

Bibliografía
DURÁN, Consuelo. Jardines del Buen Retiro. Ed. Doce Calles. Madrid 2002.
ARIZA, Carmen. Buen Retiro. Ed. Doce Calles. Madrid 2001.
MARTINEZ CARBAJO, A.F.- GARCÍA GUTIÉRREZ, P.F. Las Fuentes de Madrid. Avapiés 1994.