La Plaza de Olavide se encuentra en el barrio de Trafalgar, distrito de Chamberí. Es una plaza especial, con encanto, amplia, redonda y abierta, como Madrid. Espacio abierto a todos, podría representar lo que significa nuestra ciudad. En Olavide confluyen ocho bocacalles, y no únicamente los vecinos gustan de cobijarse en ella, de día o de noche, porque con su ambiente un tanto familiar pero cosmopolita, la plaza, igual que Madrid, te recibe hospitalaria.
No deja de ser una de las muchas plazas madrileñas que se ha visto modificada y condicionada por la construcción de un aparcamiento, pero quizá su historia es singular. A diferencia de otras plazas ajardinadas a lo largo de los siglos XIX y XX creadas sobre los terrenos antaño ocupados por conventos, iglesias o mercados, que en las últimas décadas han cambiado árboles, fuentes o flores por árido cemento, Olavide siempre fue plaza, centro de naciente población.
Hoy lugar de encuentro y esparcimiento, su historia no ha sido sencilla hasta llegar hasta aquí, ha sufrido muchos cambios, desde sus principios, cuando su función era otra muy distinta. En sus orígenes tuvo una fuente, luego albergó un famoso mercado y ahora nuevamente una fuente, aunque muy diferente.
La alegre fuente situada en el centro de la plaza que disfrutan ahora los vecinos es muy joven, fue instalada hace unos siete años y es un mero adorno. Mucho antes, quizá a finales del siglo XVIII, fue instalada otra Fuente de Olavide, en este caso con el fin de proporcionar el agua necesaria a los nuevos habitantes que iban poblando la zona, y también a los animales, pues como tantas en esa época servía como abrevadero.
Olavide, antes que un barrio fue un modesto arrabal nacido a las afueras de la cerca que rodeaba Madrid desde el siglo XVII, construida en tiempos del rey Felipe IV, y que impedía su expansión. Estos terrenos al norte de Madrid se convirtieron en un precedente del futuro Ensanche.
Antes del derribo de la cerca, que no tuvo lugar hasta 1868, se fueron instalando muchas de las personas que llegaban a la capital en busca de trabajo y futuro, y que no hallaban lugar en la villa, fundamentalmente por que no tenían suficiente dinero para ello. Así, de forma espontánea, hacia 1860 se fue formando un núcleo pequeño de población concentrado la mayoría en torno a la futura plaza de Olavide.
Las viviendas primitivas de este arrabal que en un primer momento se llamó de Los Tejares, por los numerosos hornos fabricantes de tejas y ladrillos que existían en los alrededores, entre las calles de Santa Engracia, Luchana y Sagasta, y que después se llamó Chamberí, eran casas bajitas, con piso bajo y principal, y una buhardilla como mucho. En la foto de la primitiva fuente de la plaza de Olavide se aprecian las casas modestas de entonces, que en su mayor parte estaban rodeadas de huertas.
Hacia 1875 únicamente existían en la plaza dos o tres construcciones, pero el barrio continuó creciendo, y a finales del siglo XIX o principios del XX la zona ya estaba urbanizada. A esa época pertenecen la mayor parte de los edificios que actualmente rodean la plaza, junto a algunos más recientes.
Desde muy pronto existió un mercado que surtía al barrio, al aire libre, como en otros lugares madrileños. Fue durante la República cuando por encargo del Ayuntamiento se construyó el bonito edificio con planta octogonal de hierro y hormigón, obra del arquitecto municipal Francisco Javier Ferrero, dentro del Plan General de Mercados. Este arquitecto fue también el autor de los mercados de Frutas y Verduras en Legazpi, o el de Pescados de Puerta de Toledo, así como del edificio de la imprenta municipal en la calle Concepción Jerónima, y del Viaducto de la calle de Bailén.
En medio de una gran polémica que todavía se recuerda, el mercado fue cerrado en agosto de 1974, y volado en el mes de noviembre, también por orden municipal, bajo la promesa de que sería sustituido por zonas verdes para los vecinos, y con el objetivo de la construcción de un aparcamiento bajo la plaza. Las obras se prolongaron durante casi tres años. La inauguración por fin tuvo lugar en el verano de 1977.
La plaza mostraba entonces un paseo recto que dividía el círculo central en dos zonas semicirculares con césped y árboles, bancos y juegos para niños.
En 1998 se acometió otra reforma que levantó muchas protestas. El centro de la plaza estaba ocupado por los accesos de los aparcamientos, un espacio desmesurado dedicado a los perros, y los árboles desaparecieron, resultando inhóspita para la mayoría, no así para los canes que al parecer acudían de todas partes a esparcirse. De forma que a finales de 1999 se decidió una nueva reforma.
Quizá para agradar a los vecinos después de todos los problemas vividos los años anteriores, esta vez la inauguración fue sonada y todos recibieron un obsequio, una vaso conmemorando el evento, lo cuenta una de las vecinas más veteranas, que parece muy contenta con el resultado. Y es que en verdad la plaza resulta acogedora.
Con sus arbolitos, sus bancos, sus tiendas, sus bares, sus terrazas y su fuente, invita a quedarse un rato paseando, sentarse a reposar, o tomar el aperitivo en cualquiera de los sugerentes establecimientos que la rodean, alguno moderno pero otros más antiguos que guardan en su memoria y entre sus paredes toda la historia vivida.
Los jardines han quedado reducidos a una franja ajardinada en la que se han plantado coníferas, cedros, arbustos y algunos setos con flores, pero parece suficiente para sentirse a gusto, continúan las zonas infantiles y los bancos.
La fuente ha regresado a la plaza, aunque en esta ocasión su función es meramente ornamental.
El pilón circular es de granito y está adornado con una albardilla o borde de hojas talladas en el mismo material. Un surtidor central alegra la vista general de la plaza. Y el sonido del agua, inconfundible, nos acompaña.
por Mercedes Gómez
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Bibliografía:
PALLOL TRIGUEROS, Rubén. “Chamberí, ¿un nuevo Madrid? El primer desarrollo del Ensanche Norte madrileño, 1860-1880”. Cuadernos de Historia Contemporánea. UCM 2004, nº 24.
DEL HOYO, José María. “Fuentes públicas de Madrid”. Bernardo Fernández, Madrid 1997, facsimil 1ª edición, Madrid 1925.
28 comentarios
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18 de noviembre de 2009 a 00:08
mcarmen
No sabía que la fuente actual fuera tan reciente.
Son muy agradables también las terrazas que se montan cuándo el tiempo acompaña, aunque a veces están abarrotadas, y no sé muy bien cúal será la opinión de los vecinos al respecto.
En cualquier caso, es una suerte que sigue siendo una plaza verde y no una plaza de cemento, tan de moda, ultimamente.
18 de noviembre de 2009 a 00:17
dani.mtr
Me encanta esta plaza, es la unica zona verde de todo Chamberí y es increible la de gente que se reune en ella. No perece que esté en medio de Madrid al ser peatonal. Muy buen reportaje Mercedes
18 de noviembre de 2009 a 01:17
fl(h)uir
siempre que he estado me ha gustado la sensación de paz peatonal que se respira, es un reducto tranquilo y abierto en una zona muy céntrica
18 de noviembre de 2009 a 09:57
anapedraza
¡Hola Mercedes!
Jo, me has traído recuerdos de cuando era un mocoso. Por razones que no vienen al caso, conocí la plaza un verano con mi padre, y tanto me gustó (y eso que no era precisamente bonita, pero tenía un «algo») que quise volver un par de veces a propósito.
Hará más de 15 años que no paso por ella, creo que ya va siendo hora.
¡Excelente post Mercedes!
Por cierto, iEspaña está en avería desde ayer por la tarde, así que el blog estará inoperativo hasta nueva orden (la última vez fueron 3 días).
¡Un besazo!
MIGUEL
18 de noviembre de 2009 a 10:16
Angel de Olavide
Para un vecino de la misma plaza y que ha escrito tanto sobre ella ha sido muy agradable leer su entrada. Bien documentada e ilustrada. Aprovecho para padir permiso a la autora para usar la foto del asfaltado.
Felicidades
Angel
18 de noviembre de 2009 a 12:54
Mr Quaker
Precioso artículo. La plaza de Olavide es uno de los mejores ejemplos (otro lo sería la de Chamberí) de lo que le cuesta a los madrileños el que sus representantes municipales de uno y otro signo acometan sucesivas “mejoras” sin pensarlas demasiado. Yo soy vecino del barrio y recuerdo con horror la transformación que sufrió la plaza a mediados de los ochenta. Ahora, hay que reconocer que, aunque su diseño es algo tradicional, por lo menos tiene árboles y un rinconcito para todos: los niños, los mayores, los clientes de los bares. Y su comercio sigue bastante activo, aunque la bonita tienda de zapatos en la esquina de Santa Feliciana (donde, según Galdós vivía el genial Maximiliano Rubín), esta cubierta de inconsiderados grafitti.
18 de noviembre de 2009 a 15:41
artedemadrid
Hola M.Carmen, pues de noche quizá molesten a los vecinos, pero el día que estuve yo allí, era domingo por la mañana, las terrazas llenas y el ambiente era muy agradable, una de las señoras con las que hablé, vecina de la plaza, estaba muy contenta, es la que me contó lo del vaso de regalo en la inauguración 🙂
Gracias, Dani, a mi también me gusta mucho, es de mis preferidas.
Hola, fl(h)uir, bienvenido! Sí, parece mentira lo tranquila que puede ser, siendo tan céntrica, ¿verdad?
¡Hola Miguel! Fíjate que yo cuando vivía en Malasaña y tenía que cambiar de casa, era como un sueño vivir en esta plaza 🙂 acabé viviendo en otro lugar, lógicamente, pero de vez en cuando voy a visitarla. ¡tienes que volver ya y dentro de nada empezar a enseñarle tú estas cosas a tu hija!
Un besazo para tí
(cuántos problemas te da iespaña, ya he visto que no se podía entrar, a ver si te lo arreglan pronto)
Hola Angel, me alegro te haya gustado pues siendo un vecino del barrio conocerás la historia de la plaza mejor que nadie. ¿has escrito mucho? voy a ver tu blog…
La foto del asfaltado la he tomado de la magnífica web http://www.memoriademadrid.es, poniendo el origen no creo que haya ningún problema en que la usemos.
Gracias y bienvenido.
¡Muchas gracias Mr.Quaker! ¿está la zapatería llena de grafitis? No hay derecho, qué pena. Esa foto la hice hace unos meses y estaba limpia.
18 de noviembre de 2009 a 20:51
Angel de Olavide
Gracias Mercedes. Aprovecho tu amabilidad para publicar una entrada en mi blog sobre Olavide a la que me ha dado pie la foto del asfaltado del año 1913 mas otra curiosa foto de 1938 que me «sopló»nuestro común amigo Ricardo de Historias Matritenses.
Aquí te copio el enlace
http://elangeldeolavide.blogspot.com/2009/11/una-foto-de-la-plaza-de-olavide-de-1913.html
Un saludo
19 de noviembre de 2009 a 00:02
Paco
No deja de ser curioso. Cuando vehículos y personas convivían por las calles, en todas había fuentes y bancos, salen en casi todos tus relatos. Y ahora que todo el mundo habla de peatonalizar, no se ponen bancos, y hace décadas que no se puede beber agua en una fuente pública.
19 de noviembre de 2009 a 00:13
cecilia
De la voladura del mercado todavía queda memoria en los vecinos del barrio. Estalló una mañana. Creo que era sábado. Dicen que los cristales de los alrededores también volaron. En esa plaza que quedó vacante, sin embargo, encontraron acomodo viejos, niños, madres, jóvenes de la zona, creándose un espacio tan singular que ni las reformas de la explanada ni el paso del tiempo han podido restarle esencia y encanto.
Y en esa zapatillería que has fotografiado, ¿quién no ha comprado unas alpargatas o unas botitas?
19 de noviembre de 2009 a 00:43
Don Bernardino
Resulta difícil imaginar que los imponentes y lujosos edificios del barrio de Chamberí, levantados a comienzos del S. XX, tan sólo 25 años antes fueran un arrabal de casas muy humildes, hornos tejeros y pequeñas explotaciones agro-ganaderas. Quizá la zona de Olavide sea un poco más «normalita» y popular, pero conforme te acercas a Alonso Martínez y al paseo de La Castellana, ¡menudos pisazos! Vamos, que yo vendería mi alma al diablo sin dudar por vivir en uno de esos impresionantes edificios que hay sobre todo en la calle Almagro.
19 de noviembre de 2009 a 01:03
Don Bernardino
Otra cosa que se me olvidaba, Mercedes, y en este caso es para mostrarte mi disconformidad. Como madrileño voluntariamente exiliado, que ha vivido en otras regiones y ciudades, no estoy de acuerdo en absoluto con definir a Madrid como ciudad abierta y hospitalaria. Madrid ha venido recibiendo secularmente a todo tipo de foráneos por la simple razón de que un buen día un rey decidió trasladar allí la capital del reino, con todas las ventajas que ello supone y habiendo sido desde entonces la ciudad más mimada por todos los regímenes que ha habido. Pero no lo hace ni con gusto, ni con cariño. No quiero extenderme, a lo mejor otro día me decido a profundizar algo más en la cuestión (si me lo permites). Son solo mis impresiones, ojo, que nadie se sienta ofendido.
P.D. Mi amigo de la infancia Enrique Sobejano ha pasado olímpicamente de mí. Conseguí su correo y le escribí, pero no he obtenido ninguna respuesta, así que de momento nos quedamos sin conocer de primera mano las razones para haber demolido el kiosco de la plaza de Santa Bárbara. ¡A lo mejor de niños le hice alguna jugarreta que no recuerdo y me la tiene jurada …!
19 de noviembre de 2009 a 13:01
Ricardo Márquez
Hola Mercedes,
Muy cosmopolita tu relato. Sería una buena idea el tener un sitio así en todos los barrios que haga pervivir el espíruto del mismo.
Saludos.
19 de noviembre de 2009 a 23:25
artedemadrid
Muchas gracias a tí, Angel, ya he visto la entrada de tu blog, has sido muy amable. El post muy bonito, además con la foto que te ha enviado Ricardo. Como ya te he dicho en “tu casa”, encantada de conocerte.
Hola Paco, tu comentario sí que es curioso, y muy interesante, eres muy observador, como buen fotógrafo 😉
¿quizá se entienda peatonalizar por dejarnos “pasar” por los sitios, pero no que nos “paremos” en los sitios?
Con las fuentes, los bancos, los jardines, es que tengo un poco de fijación 🙂
Hola Cecilia, describes la “esencia” de la plaza de una forma muy bonita. A pesar de las reformas, demoliciones y problemas, no han podido con ella, allí sigue su encanto para todos.
Hola Don Bernardino, la historia de la evolución del distrito de Chamberí y sus barrios es muy interesante. Hubo un momento en que fue la Iglesia quien se fue instalando en la zona, lo que eran las afueras de Madrid, y luego llegaron otros inquilinos… otro día me gustaría volver sobre este tema. El barrio de Almagro entero es impresionante.
Luego planteas un tema difícil, quizá varios temas. La capitalidad, ¿buena o mala?, ¡¿Madrid mimado?!. ¿Por qué Madrid es como es? ¡uf! es para que alguien dedique un blog solo a todo eso.
Sí puede ser que en los últimos tiempos Madrid se haya vuelto hostil a los que vienen de fuera, a los extranjeros, bueno, a algunos extranjeros (aunque a mí me parece que se ha vuelto un poco hostil en general, no Madrid, sino las personas que la habitamos, no acabo de entender cómo hemos llegado a este punto, a veces si no te apartas a tiempo te llevas un meneo). En fin. Pero creo que desde siempre a Madrid le ha importado bien poco donde ha nacido el interlocutor que tiene enfrente, y además a los madrileños siempre les parece estupendo lo que viene de fuera o lo ajeno, más que lo propio (en mi opinión es uno de nuestros defectos).
Por supuesto puedes profundizar lo que quieras.
Para terminar, no creo que Sobejano tenga nada contra tí, quizá no ha podido contestarte todavía, ya sabes, la falta de tiempo 😉 No desesperemos.
¡Gracias, Ricardo!, tienes razón, habría que saber recuperar muchos lugares, en lugar de destruir tanto, recuperar la “esencia”, como decía Cecilia.
20 de noviembre de 2009 a 20:47
fernando
Referirse a que la Plaza de Olavide tiene cierto encanto para determinadas personas, madrilleñas de nacimiento ó no, y que Madrid, en general, es una ciudad acogedora, creo que no da cabida a salir por la tangente y plantear el tema de la capitalidad, para eso están los políticos y algunos ciudadanos de ciertas Comunidades.
Por eso le digo a Don Bernardino que el discurso, teóricos razonamientos y alegaciones complementarias a mi me llegan constantemente, ya me aburren, pues yo también soy madrileño y vivo fuera de Madrid, aunque no me siento exilado, y le sugiero que sus inquietudes al respecto las exponga en otro blog que sea apropiado, pues el espíritu y la línea que sigue éste, Arte en Madrid, me parece a mí, es completamente distinto, por eso cada día lo seguimos más personas.
Cuando el cuerpo me pide bulla, en ese sentido, pongo el telediario.
Espero no haberle molestado, Don Bernarddino. Un saludo.
Merche, enhorabuena y un beso. Cuida el territorio.
21 de noviembre de 2009 a 00:20
artedemadrid
Querido Fernando, muchas gracias por dar tu opinión, tan valiosa para mí, pues, a pesar de ahora vivir un poco lejos, conoces muchos más Madriles que yo, en el espacio y en el tiempo, me consta, pues tengo la suerte de poder escucharte a menudo.
Muchos besos
21 de noviembre de 2009 a 01:29
Don Bernardino
Fernando: creo que tiene usted serios problemas de entendimiento de expresión en lengua castellana y tal vez también de lo que significa la libertad de expresión. No necesito que nadie venga a recordarme cuál es la temática y el tono de cada blog, tengo las suficientes entendederas, formación, edad y educación para ello. Además de larga experiencia como profesional en los medios de comunicación. Por ello me he limitado a hacer una mera y brevísima observación personal al hilo de un comentario que previamente ha hecho su autora, por lo cual creo que sí es pertinente. Ni en ningún momento cuestiono la capitalidad de Madrid (sería un poco absurdo, ¿no le parece?), ni esgrimo argumentos de índole política.
Por otra parte, si usted, que no me conoce de nada, ni es el administrador de este blog, ni el guardián de este territorio, se permite la impertinencia de sugerirme lo que debo o no comentar y hasta de recomendarme que lo abandone, sin que Mercedes (a quien tampoco conozco personalmente, pero que solamente por lo que escribe y cómo lo escribe la aprecio) le haya aconsejado un mínimo de prudencia, tal vez le haga caso y borre esta página de mis favoritos.
Yo, al contrario que Mercedes, no tengo la inmensa suerte de conocerle ni de escucharle, puesto que ignoro quién pueda ser usted. Pero dada su intransigencia, mucho me temo que tampoco me muero por ello. Y sí, ha molestado, y con toda la intención de hacerlo. Adiós, sin cínicos saludos.
21 de noviembre de 2009 a 02:16
artedemadrid
Hola Don Bernardino,
a pesar de nuestra discrepancia en este tema, yo ya di mi opinión, y dado que espero que este blog sea tan abierto como la plaza de Olavide y como «mi» Madrid, en el que Fernando, con quien comparto cariños por los madriles, ha opinado también libremente,
espero que no me borres de tus favoritos y sigas participando, serás bienvenido siempre que te apetezca.
Mercedes
23 de noviembre de 2009 a 05:13
Bélok
Qué recuerdos me trae este post…
Yo era muy pequeño, pero estuve el día que volaron el mercado. Toda la panda de amigos estábamos locos por que llegara el día en que le pondrían dinamita y aquél día llegó. Nunca olvidaré aquél estruendo que significó el fín para todas las amas de casa que compraban allí. Siempre he vivido en Malasaña y lo tengo cerquita.
Muy interesante todo lo escrito y vuestros comentarios.
Bélok de viendo madrid
23 de noviembre de 2009 a 19:28
artedemadrid
Hola Bélok, gracias y ¡bienvenido!, ya pasé por tu blog y te había enlazado… ¡trabajas mucho!
Menuda experiencia presenciar la voladura del mercado. No me extraña que no lo hayas olvidado.
saludos
Mercedes
9 de enero de 2011 a 17:07
mariano
Quisiera saber los nombres de los àrboles,particularmente los del frente a la cervecerìa de hojas chiquitas
21 de marzo de 2012 a 04:31
La Plaza de Olavide | Today I miss…
[…] La Plaza de Olavide is located in the emblematic neighborhood of Chamberí, in the city centre of Madrid. It’s a very open space where kids play around in the playground while their mothers read a book, where some random people play an instrument every other day and where others just sit on one of the benches to enjoy the day. […]
21 de junio de 2013 a 21:23
Carmen
Es la primera vez que entro en tu blog y me parece interesantísimo. Te haré visitas frecuentes. Saludos Carmen Rita.
21 de junio de 2013 a 22:40
Mercedes
Gracias Carmen, me alegro,
eres muy bienvenida.
Saludos
14 de abril de 2014 a 00:11
Mercados de la República (I). Javier Ferrero. | Arte en Madrid
[…] partir de 1934 Ferrero también levantó el tristemente demolido Mercado de la Plaza de Olavide, otra de nuestras joyas […]
2 de julio de 2016 a 23:10
Olavide
Hola, soy Ania Olavide:
Quisiera saber si me podeis decir a qué Olavide se dedicó esta plaza.
Yo tenía entendido que era por Pablo de Olavide, pero he leido que ahora parece ser que nó.
Mi bisabuelo fué José Olavide Malo, nacido en Madrid, fué el primer dermatólogo de España (ahora hay museo Olavide en Madrid dedicado a él), y tuvo el hospital San Juan de Diós. Estamos hablando de finales de 1.800. Fué también medico real de Alfonso XII y de un joven Alfonso XIII.
Mi tatarabuelo también fué médico, cirujano pone en Google, no sé más.
Quizá la plaza esté dedicada a uno de mis antepasados.
Mi tatarabuelo creo que nació en el País vasco, como mi apellido indica.
Y por cierto, como vemos se pone con V. Significa camino de la herrería, entendiéndose como fábrica de hierro.
Esos son mis datos, si alguien nos lo puede aclarar, con el nombre de Olavide, ya podíamos saber algo más.
Un saludo y gracias.
3 de julio de 2016 a 16:40
Mercedes
Hola Ania, muchas gracias por tu comentario. No conocía la historia de tu bisabuelo ni por supuesto que tuviera un museo, es muy interesante.
Sobre la plaza de Olavide solo se lo que figura en los libros de antiguos cronistas, que está dedicada a Pablo de Olavide. Si no es así, habría que buscar en documentos antiguos, te recomiendo ir al Archivo de Villa.
Otra cosa: si alguien conoce bien la historia de la plaza es Ángel Alda, que además tiene un blog sobre ella: http://laplazadeolavide.blogspot.com.es/
Un saludo
Mercedes
3 de julio de 2016 a 18:13
Angel Alda
Hola Ania. Me ha avisado Mercedes sobre tu pregunta. Es un lugar común acreditado por especialistas como Isabel Gea que el nombre de la plaza se debe a una demanda de los vecinos a favor de Pablo de Olavide en 1860. Y esa denominación sigue a otras anteriores al plan Castro como plaza de la Industria o de las Industrias o de la Princesa. Hay que decir que el barrio donde se enclava hoy la plaza existía ya, extramuros, desde mucho antes, posiblemente desde finales del XVIII. Era un barrio de industrias, de ahi el nombre y la plaza albergaba una fuente con cuya foto Mercedes inicia el recorrido, el fabuloso recorrido histórico, de este post. A veces se ha dudado, posiblemente por la inexistencia o la pérdida de la documentación oficial, de ese nombre. Es muy curioso que algunas calles del barrio de Trafalgar, incluido este nombre, se dediquen a acontecimientos o hechos de la historia española de principios del XIX, especialmente de la guerra de la independencia. Luchana, Santisima Trinidad-por el barco-. el mismo Trafalgar como decía. Incluso el mismo nombre de Santa Engracia, que contra el sentir popular no está dedicado a tan insigne santa sino a la defensa de los terrenos de Santa Engracia de Zaragoza y al heroe de ese hecho de guerra, el sargento Renobales o Renovales que de las dos formas he visto escrito. Conozco la existencia del museo Olavide y sus colecciones pedagógicas de dermatología. Pero creo que en los años 60 tu antepasado todavía no había iniciado su fecunda carrera médica y académica. Es lo que te puedo decir. Sobre la posibilidad de que la calle fuese dedicada a un anterior antepasado tengo mis dudas por esos antecedentes pero sin tener una acreditación formal de la documentación nadie te lo podría asegurar. Un saludo y a tu disposición.