Madrid Villa y Corte. Madrid es Corte desde que Felipe II así lo decidiera y una tarde de domingo del año 1561 enviara un correo al galope desde Toledo con una cédula real avisando al Ayuntamiento de su próxima llegada. Este hecho condicionó para siempre el futuro de la villa de Madrid. Pero, ¿desde cuando Madrid es villa?.

Los libros hablan de la «villa» desde el primer momento, parece que Madrid fue villa en cuanto dejó de ser una mera fortaleza militar, el Mayrit musulmán del siglo IX.

Una Villa es una población ya organizada, que no es ciudad porque no tiene sede episcopal (Madrid tardó mucho en tenerla, dependió de Toledo hasta hace relativamente poco tiempo, finales del siglo XIX, a pesar de ser la capital de España hacía más de tres siglos).

Madrid, conquistada por los cristianos, pasó a formar parte del reino de Castilla y muy pronto fue «villa de realengo», o sea, que estaba bajo fuero real, otorgado por Alfonso VII desde el mismo siglo XII.

En el siglo XII la extensión de Madrid era de apenas 33 hectáreas. Para que nos hagamos una idea, El Retiro tiene más de 100. Se trataba de una pequeña villa que había crecido a partir del Alcázar árabe y que los cristianos, tras su conquista, cercaron con el fin de defenderla de los posibles ataques.

Sus límites estaban marcados por el antiguo Alcázar -ubicado en el mismo lugar donde hoy admiramos el Palacio Real-, y las cuatro puertas de la muralla: La Puerta de Valnadú –en la actual Plaza de Isabel II-, la Puerta de Guadalajara –en la calle Mayor, a la altura del Mercado de San Miguel-, Puerta Cerrada y la Puerta de Moros.

cristiana

Recorrido de las murallas árabe y cristiana sobre el plano actual

El pasado fin de semana disfruté de un paseo en busca de las huellas de la muralla medieval, lleno de alicientes, aunque en esta ocasión no resultó fácil. La mayor parte de la antigua construcción ha desaparecido, y de los escasos vestigios, la mayoría se encuentra en el interior de viviendas, bares o restaurantes. Además, un domingo a las 10,30 de la mañana es difícil encontrar ciertos locales abiertos.

Antiguo Mayrit, desde el Teatro Real

Comenzamos nuestra ruta en la Plaza de Oriente, donde, en algún lugar cercano, procedente del antiguo recinto árabe, nacía el muro construido en mampostería de sílex o caliza por los cristianos. La primera puerta era la Puerta de Valnadú, una placa lo recuerda en la esquina de la calle de La Unión con la de Vergara. Muy cerca, en el nº 3 de la plaza de Isabel II, se hallan los primeros restos conservados que nos disponemos a contemplar. Están en el sótano de un restaurante que aún no ha abierto sus puertas. Podremos visitarlo un poco más tarde.

Tomamos la calle de la Escalinata, antes llamada calle de los Tintes, que, igual que la del Espejo, conserva el trazado medieval.

Calle de la Escalinata

Calle de la Escalinata

En el nº 12 de la calle del Espejo un singular edificio fue construido adaptándose a la forma de una torre de la fortaleza defensiva, forma que conserva a pesar de las construcciones sucesivas, y que es perfectamente visible desde la calle de la Escalinata 9.

Calle de la Escalinata nº 9

Seguimos nuestro camino hasta la calle Mayor, cruzamos por el lugar donde se encontraba la Puerta más importante de la Villa, la de Guadalajara, y tomamos la Cava de San Miguel, cuyas casas muestran el camino que seguía el foso que rodeaba el muro hace tantos siglos.

Cava de San Miguel

En la plaza de Puerta Cerrada se encuentra uno de los vestigios más importantes de muralla cristiana pues conserva un lienzo completo en altura, a través de los pisos de las viviendas del nº 6 de la plaza. Lamentablemente estos restos no son visitables ya que, como decía, se encuentran en el interior de las casas particulares. Sí es posible, a veces, contemplar los restos del sótano del edificio, dentro del bar La Escondida.

Puerta Cerrada nº 6

Continuamos por la Cava Baja, en cuyo número 10 se localiza un lienzo de 7 metros de largo por entre 1 y 4 de altura, un precioso ejemplo que permite comprobar cómo las viviendas fueron construidas utilizando la fuerte muralla. Estos restos fueron consolidados y acondicionados para permitir su visita, con un resultado realmente bonito, mediante acristalamiento de los restaurados restos y luces que favorecen su contemplación, tuve la suerte de verlos hace un tiempo. Pero el pasado domingo, poco después del mediodía, los vecinos no atendieron nuestra petición de entrar unos minutos a contemplar los restos junto a los cuales se construyó su casa, no nos abrieron la puerta, se nos dijo que habláramos con la Empresa Municipal de la Vivienda, que nos abran ellos.

Cava Baja nº 10

En el nº 22 de la Cava Baja (a espaldas de la calle del Almendro) existen unos restos no visitables. La puerta de madera del misterioso solar lleva años cerrada con un candado.

Solar en el nº 22 de la Cava Baja

Solar en el nº 22 de la Cava Baja

En la acera de los impares, las casas construidas sobre el antiguo foso de la muralla guardan vestigios de antiguas construcciones, en algunos casos perfectamente acondicionados para ser observados como testigos del pasado. Un ejemplo, que nos muestran amablemente, está en la Taberna La Camarilla, en el nº 21. Es curioso observar el enorme desnivel entre la llamada Cava Alta y la Cava Baja. Desde los lavabos de la planta baja se aprecia perfectamente que el nivel corresponde al sótano de la vecina Cava Alta.

Lavabos en la Taberna La Camarilla

En el nº 30 nos sorprenden los restos quizá más espectaculares. Un lienzo de 19 m de largo por 11,5 de alto, al parecer el único de construcción altomedieval, es decir, del siglo XI o XII, pues la mayoría presentan intervenciones de siglos posteriores. Esto significa que, después de la muralla árabe en la Cuesta de la Vega construida en el siglo IX, y la impresionante torre mudéjar de la iglesia de San Nicolás de los Servitas del siglo XII, estamos ante una de las construcciones más antiguas de Madrid.

Cava Baja 30

Hasta ahora hemos caminado extramuros, es decir, por el exterior del viejo Madrid medieval.

Intramuros, en el interior de la villa, tras la verja de un pequeño jardín de la calle del Almendro nº 17, hallamos un lienzo de 16 m de largo, que siempre da la impresión de que necesitaría más cuidados.

Calle del Almendro

Calle del Almendro

Llegamos a la Plaza del Humilladero donde estaba situada la Puerta de Moros. Desde aquí la muralla transcurría entre las actuales calles de Don Pedro y Mancebos.

Volvemos por un momento al exterior del recinto amurallado y en la calle de Don Pedro números 8 a 12, se conserva un lienzo larguísimo, de unos 30 metros, en el sótano del antiguo Palacio del Marqués de Villafranca, que tampoco se puede visitar.

Calle de Don Pedro

Existen nuevos restos de muralla en un bar que se asoma a la Plaza de los Carros nº 3, antes se llamaba El Tabernáculo, la foto corresponde a esa época, después de mucho tiempo cerrado el local ha reabierto con otro nombre.

Antiguo Bar El Tabernáculo

Nuevamente intramuros, encontramos la continuación del lienzo anterior que se puede contemplar en la calle de los Mancebos nº 3, tras una verja y en el cual se puede observar con claridad cómo la muralla era utilizada para servir de medianería o soporte de los edificios que se fueron construyendo adosados a ella.

Calle de los Mancebos, 3

Desde aquí la muralla descendía hacia la calle de Bailén, continuaba paralela a la Cuesta de los Ciegos y después atravesaba el antiguo Arroyo de San Pedro, hoy Calle Segovia, para según se cree llegar hasta la Cuesta de la Vega donde se unía a la muralla construida por los árabes.

Bajando por la Cuesta de los Ciegos hacia la Cuesta de la Vega

Y así llegamos al final del paseo, que mis amigos y yo os recomendamos vivamente. Se trata de un paseo por el Madrid más viejo y, ayudados de la imaginación, un retorno al siglo XII.

Texto y fotografías: Mercedes Gómez
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Todo sobre la Muralla Cristiana en:

VVAA. “Las murallas de Madrid”. Ed. Doce Calles – Comunidad de Madrid. 2003.

La Muralla Cristiana, en la web El Madrid Medieval, de José Manuel Castellanos.