Desde hace mucho tiempo, el hierro ha desempeñado un papel muy importante en la arquitectura y el urbanismo madrileños, tanto desde el punto de vista constructivo como decorativo. Su uso y las formas que ha adoptado a lo largo de los siglos nos enseñan mucho acerca de la historia de dicha arquitectura y de Madrid.
En el siglo XV la mejor rejería era la toledana, pero con el traslado de la Corte a Madrid en el siglo XVI, la forja madrileña cobró mucha importancia. La mayoría de los talleres se concentraron alrededor de la calle del Barquillo por lo que el barrio fue conocido como el barrio de los chisperos, debido a las chispas que se producían al golpear el hierro con el cincel y salían a la calle desde los talleres. El Barrio de la Chispería originó una escuela de la Forja madrileña que llegó a ser famosa en toda España. Modestas herrerías, hijas de la floreciente metalistería española del siglo XVI, que con el tiempo jugaron un importantísimo papel en la construcción de la arquitectura barroca madrileña de los siglos XVII y XVIII.
En el siglo XVII las balconadas madrileñas eran muy sencillas, de barrotes abalaustrados y torneados, sin ningún tipo de decoración. Era el Madrid de los Austrias.
Perviven ejemplos espléndidos en algunos de los edificios más emblemáticos de Madrid: la Casa de la Villa, la antigua Cárcel de Corte, hoy dependencias del Ministerio de Asuntos Exteriores, en la Plaza de la Provincia, y la Casa de la Panadería en la Plaza Mayor.
También nuestras iglesias y conventos ofrecen muestras de la antigua rejería madrileña. La iglesia de San Pedro el Viejo conserva en su entrada primitiva, actualmente clausurada, una sencilla reja del siglo XVII entre dos columnas toscanas. Aunque la entrada actual al templo, de creación posterior y mucho más vistosa, tiene mayor valor artístico, creo que la vieja portada tiene el valor y el encanto que le da la Historia.
Este tipo de reja también se observa en las casas de vecindad más modestas, como la de la Corredera Baja de San Pablo cuyos orígenes se remontan al siglo XVII.
Los talleres del barrio del Barquillo eran talleres artesanales donde los chisperos realizaban todo tipo de trabajos, no únicamente balconadas, sino los clavos de las puertas y sus aldabones o llamadores, las cerraduras, rejas, barandillas, etc.
En el siglo XVIII el barrio del Barquillo continuó siendo el centro más importante de la forja, y sus artesanos, que eran verdaderos artistas, creaban obras cada vez más elaboradas.
La llegada de los Borbones produjo cambios en la rejería madrileña. Los balcones comenzaron a utilizar más elementos ornamentales, tomados tanto del estilo italiano como del francés. El ejemplo más notable son las balconadas del propio Palacio Real, gran obra creada en la Chispería.
En las viviendas también se notó el cambio. Tras los austeros balcones del XVII, la parte inferior de los barrotes o balaustres comenzó a adornarse con formas diversas, que conformaban el llamado redropie. Poco a poco, los redropies de los balcones fueron mucho más detallados en su decoración, con formas clásicas, circulares, volutas,…En parte esto fue motivado por las ordenanzas municipales, que pretendían evitar que cayeran tiestos u otros objetos a la calle, hecho que debía ocurrir con frecuencia.
Las rejas de los balcones madrileños pueden indicarnos en qué época fue construido el edificio. Por ejemplo, cuando en 2007 se acometió la rehabilitación del edificio donde se ubica la Librería Fuentetaja en la calle de San Bernardo, se desconocía la fecha de su construcción. Sus balcones, con los severos barrotes y redropie, nos dicen que probablemente fue construido en el siglo XVIII.
De los años 60 data la Casa-Palacio de don Domingo Trespalacios, en la plaza de Ramales, con sus preciosos balcones curvos de delicado dibujo en el redropie.
Otro ejemplo digno de mención son las casas conocidas como el Portal de Cofreros, viviendas situadas en el inicio de la calle de Toledo, reconstruidas por Juan de Villanueva a finales de siglo, tras el incendio de la Plaza Mayor en 1790, bajo los soportales que nacen en la plaza y que conservan toda su hermosa rejería.
Y llegamos al siglo XIX, los talleres de forja fueron desapareciendo y nacieron las fábricas. Será la época de esplendor de las Fundiciones, en las que, aunque ya no de forma artesanal, se realizaron maravillosas obras de arte muchas de las cuales aún podemos admirar.
Continuará…
Texto y fotografías : Mercedes Gómez
19 comentarios
Comments feed for this article
27 de May de 2010 a 22:46
cecilia
Quizás porque pasé cientos de ratos infantiles agarrada a los barrotes de un balcón, adoro esos miradores centenarios de los que van quedando cada vez menos en la ciudad. Quizás ese contacto diario con los balcones me haya influido en mi afán por asomarme a todos los que me salen al paso, a todos los de las casas de los amigos, a los de los palacios que en alguna ocasión he visitado.
Ojalá no se pierdan nunca esos balcones que todavía quedan en Madrid
28 de May de 2010 a 15:38
anapedraza
¡Hola Mercedes!
Espero impaciente la continuación.
Una lección magistral más. Leerte no es sólo un placer, es como ir a clase para aprender.
El problema actual de la forja artesanal son los precios, sólo aptos para personas con poder adquisitivo importante.
Un besazo!
Miguel
28 de May de 2010 a 19:03
artedemadrid
Cecilia, esos balcones forman parte de la imagen de Madrid, y de la imagen más bonita, yo también espero que no se pierdan, y que tú sigas asomándote a observar y luego contarnos lo que ves, tan bien.
Hola Miguel, ¡muchas gracias! es que me ha resultado sorprendente saber que sólo el balcón de una casa dice tanto de ella, me alegro de que te haya resultado interesante 🙂
un besazo para tí
28 de May de 2010 a 19:37
Manuel Romo
Jamás me había fijado en un balcón (y juro que me fijo) bajo ese punto de vista.
Yo vivo en una de esas casas rehabilitadas del XVII, los balcones aún sin redropie y por supuesto sin un solo punto de soldadura, todo remachado a base de martillo, y ahí llevan impecables la friolera de casi cuatrocientos años.
Buena lección de balcones, Mercedes. Espero ansioso el segundo capítulo.
Buen finde desde las tierras del Xacobeo.
28 de May de 2010 a 23:59
BeaBurgos
Super interesante tu artículo sobre la forja… algo que me encanta. Pena que sea una artesanía que prácticamente está perdida, pero esos balcones con los golpes del herrero son únicos. Gracias por la entrada!
30 de May de 2010 a 00:48
artedemadrid
Hola Manuel, vives en un buen sitio entonces,
yo tengo también balcones, aunque mucho más jóvenes, y aunque son de los modestos, me encantan.
Gracias y saludos desde los madriles.
Gracias a tí Bea, es verdad que la forja es un tema precioso, y muy madrileño.
saludos!
30 de May de 2010 a 22:27
carlos osorio
Gracias por el interesante artículo. Es una pena que hayan desaparecido los maestros forjadores. Es inexplicable que no se mantengan oficios que han dado tanto carácter y belleza a esta ciudad.
31 de May de 2010 a 13:25
Paco
No sólo ha desaparecido el oficio, hace décadas que las casas no tienen balcón. Por la zona de Legazpi construyeron hace poco unas viviendas nuevas con balcones que no se usan; ahora vivimos hacia dentro. Hace unas décadas era la cosa más normal del mundo ver a la gente sentarse en el balcón; hasta los había con tele.
Es curioso que Barquillo fuese conocida por el ruído de sus talleres y ahora se conozco por la calle del sonido 🙂
Besos, pasa una buena semana.
31 de May de 2010 a 18:21
artedemadrid
Gracias a tí Carlos. Si desaparece el oficio, al menos que no desaparezca el arte de la forja.
Es curioso, en el Retiro, detrás de las casetas de la Feria del Libro, hay una especie de taller de escultura al aire libre de la Escuela de Arte de la calle la Palma, un gran cartel enumera las cosas que se pueden hacer allí, todas las artes, me llamó la atención que la lista incluía la Forja.
Es verdad, Paco, antes era muy normal asomarse al balcón, tenían su papel incluso social, y ahora ya ni se construyen.
Muy bueno lo de la calle del sonido, no había caído, el caso es que sigue siendo una calle «especializada» 🙂
besos y feliz semana también para tí
1 de junio de 2010 a 12:35
María Rosa
Como siempre original, curioso e instructivo tu comentario…pero me queda una duda…¿De qué años sesenta, es decir, de qué siglo, es la rejería de la Casa-Palacio de la plaza de Ramales? Muchas gracias
1 de junio de 2010 a 14:27
artedemadrid
Hola María Rosa, muchas gracias a tí.
La Casa-Palacio de don Domingo Trespalacios fue construida en 1768, siento que haya quedado confusa la frase, es un bonito ejemplo de arquitectura del XVIII.
Lo que corresponde a una reforma posterior (no se si una que tuvo el edificio en 1940, o después) son los falsos sillares de la fachada, pintados al trampantojo, imitando los sillares de piedra.
Saludos!
8 de junio de 2010 a 23:56
La Forja industrial « Arte en Madrid
[…] decorativas | Tags: Forja, Siglo XIX, Siglo XX Como contábamos en el artículo anterior sobre La Forja artesanal, con la llegada del siglo XIX las viejas herrerías del Barrio de la Chispería fueron […]
10 de enero de 2011 a 16:15
F.J.Pardo
Hola a todos, yo soy un amante incondicional de la forja, fuera a parte, de que me dedicó al mundo de la forja, el hierro y el acero. Me gusta hacer diferentes composiciones y artículos, como por ejemplos, barandillas, rejas, sillas, mesas, cabeceros, cuadros….
Dispongo de un blog donde subo mis obras realizadas, si le quereis hechar un vistazo aquí os lo dejo:
http://formetalslantoniocrespo.blogspot.com/
Un saludo a todos.
24 de julio de 2014 a 23:08
Elena
No sé si este comentario lo recibes. Anoche leí éste y el dedicado a Elena Asins y el de la forja industrial: qué maravilla. Hoy he pensado que te lo tenía que agradecer porque, de verdad, ha sido muy interesante y enriquecedor conocer tantos detalles sobre esta parte a la que has dedicado tus entradas. ¡Cuánto se aprende leyéndote». Millones de gracias, y sobre todo, ¡enhorabuena! por tal trabajo de investigación. un fuerte abrazo.
25 de julio de 2014 a 00:04
Mercedes
Claro que lo recibo, Elena, muchísimas gracias. Es una satisfacción recibir un comentario como el tuyo al cabo de tanto tiempo de realizado el trabajo, que es uno de los más bonitos que he hecho porque aprendí mucho, ¡paseé mucho! en busca de balcones y rejas por Madrid, conocí la obra de la familia de Elena Asins… fue maravilloso. Así que tu comentario es una verdadera alegría. Un afectuoso abrazo.
25 de julio de 2014 a 00:21
Elena
Gracias a ti por responderme, Mercedes. Descubrí un poco tarde respecto del inicio de tu blog pero leo tus entradas poco a poco. Me encantan.Tu labor es magnífica. Todos tienen una muy buena (y pormenorizada) información y, además, me parece que están muy bien construidos pues a cada referencia le incluyes foto, cosa que se agradece pues aclara muchísimo lo que se lee. Me parecía mejor el decirte que lo había leído y lo impresionada que quedé con tanta verja y tanta forja tan preciosas con sus correspondientes fotos. Feliz yo de tener a mi disposición tan buen material. Muy buenas noches.
25 de julio de 2014 a 00:42
Mercedes
Un beso ¡buenas noches!
4 de abril de 2017 a 02:14
María Luz Tabuenca
Vivo en una casa construida en 1924 tengo un par de barrotes rotos de uno de los balcones están rotos por un obús de la guerra, Y me gustaría que alguien me dijera quién puede arreglarlos , hasta ahora no he encontrado a nadie
15 de abril de 2021 a 12:21
manuela
soy una enamorada de los balcones de forja de Madrid, Naci en la calle Luchana y cada vez que miro un edificio me asombro mas de los balcones tan maravillosos que hay.
Me gustaria saber si existe unn estilo arquitectonico que defina la construccion de esos edificios con balcones de forja