Hoy me voy a permitir una excepción, voy a contaros algo relacionado con Madrid, pero que no se encuentra en nuestra ciudad. Os invito a conocer la barcelonesa plaza de la Villa de Madrid, que he visitado en estos días de vacaciones veraniegas.

La plaza se encuentra en una de las zonas históricas de Barcelona, en pleno distrito de Ciutat Vella, la Ciudad Vieja, muy cerca de las famosas Ramblas. Nació a finales de los años 50 del pasado siglo XX, a raíz de una reforma urbanística acometida sobre el solar que desde el año 1588 había ocupado el Convento de Santa Teresa de carmelitas descalzas.

Durante la guerra civil sus pasadizos subterráneos fueron utilizados como refugio por los vecinos del barrio. Tanto el convento como los edificios a su alrededor -permanecen algunos de mediados del siglo XIX y comienzos del XX- fueron afectados por las bombas, de forma que tras la guerra se decidió la remodelación de la zona, en parte influenciada por el Grupo de Arquitectos y Técnicos Catalanes por el Progreso de la Arquitectura Contemporánea (GATCPAC) que ya antes de la guerra habían defendido la necesidad de abrir espacios en la ciudad.

En 1954, durante la construcción de uno de los nuevos edificios de viviendas, fueron descubiertos unos restos arqueológicos muy importantes, una Vía Sepulcral romana. El arquitecto municipal encargado de las obras Adolf Florensa planteó la creación de una plaza de forma que pudiera incorporar el hallazgo como conjunto monumental.

Fueron hallados monumentos funerarios de diferente tipología: cupae estructies,  en mampostería y revestidos de estuco; cupae solidae, en piedra; aras, estelas, túmulos cónicos y de base cuadrangular. Excepto algún elemento que se encuentra en otra ubicación, y algún otro reconstruido debido al mal estado en que apareció, la mayoría se encuentran en esta bonita plaza dedicada a la Villa de Madrid.

Una gran necrópolis perteneciente a los siglos II-III formada por 70 tumbas de piedra, que revelan la forma en que los romanos construían sus cementerios fuera de la ciudad amurallada, situando los enterramientos en línea a ambos lados de un camino.

La nueva plaza fue inaugurada en 1958.

Hoy día se pueden contemplar los restos funerarios desde un mirador elevado rodeado por un jardín, una fuente de piedra con una escultura de mármol dedicada a La Maja, que data de la misma época de construcción de la plaza, una terraza y numerosos bancos. Además se ha instalado un pequeño museo explicativo junto a las ruinas, que pertenece al Museo de Historia de Barcelona.


En la parte superior de la plaza, junto a los paneles informativos, existe una inscripción en la piedra, que por cierto puede pasar desapercibida pues está un tanto escondida y se lee con dificultad, inaugurada en su momento por el Alcalde de Madrid:

La Casa de Madrid de Barcelona y el pueblo madrileño en agradecimiento a los ciudadanos y ciudadanas de Barcelona por su solidaridad con las víctimas del atentado del 11 de marzo de 2004”.

Una lápida de cerámica, con las imágenes de la Sagrada Familia y la Puerta de Alcalá, instalada en algún momento también por la Casa de Madrid en la Ciudad Condal, nos recuerda el lugar en que nos encontramos.

La plaza, dedicada a nuestra Villa de Madrid, forma parte de la ruta romana, una de las varias e interesantes rutas turísticas que ofrece esta histórica ciudad. La Vía Sepulcral, situada extramuros, pervive como recuerdo de la Barcelona más antigua, la Barcino romana.

por Mercedes Gómez