Esta es la tercera y última parte del magnífico artículo de Celia Vinuesa sobre La restauración del Claustro de Los Jerónimos en las obras de ampliación del Museo del Prado.

La primera parte consistió en una Introducción histórica y el estado del Claustro antes de la restauración.

La segunda parte nos explicó las complejas tareas de Preconsolidación y Desmontaje.

Y por fin, conoceremos todo el trabajo que se llevó a cabo para su Restauración y Montaje. Junto al texto, un detallado e increíble reportaje fotográfico nos ayuda a comprender todo el proceso.

Restauración y Montaje.-

La nave del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte situada en Alcalá-Meco dónde se trasladaron los sillares tiene una superficie de 4.500 m2 y está dividida en dos crujías.

En una ellas hay un puente grúa y allí se colocaron los sillares de grandes dimensiones para facilitar su movimiento mientras que los de menor tamaño se trasladaban ayudados por la carretilla elevadora. En uno de los extremos de esta crujia se acondicionó un espacio destinado a taller de restauración dotado de ventilación adecuada y sistemas de recogida de los residuos tóxicos de los productos de limpieza empleados.

Puente grúa

Puente grúa en la nave de Meco

Puente

Carretilla elevadora

Los sillares se trasladaban a este lugar desde la segunda crujía, que se habia dividido en cuatro sectores correspondientes a cada una de las pandas del Claustro, dónde estaban colocados siguiendo el orden de las hiladas, con objeto de facilitar su localización.

Una vez restaurados volvían a su lugar de origen dentro de la nave a la espera del viaje de retorno.

En uno de los lados de la nave se encontraban las oficinas desde dónde se llevó todo el proceso de control y seguimiento así como los vestuarios, servicios, comedor etc.. para uso del equipo humano a cargo de la Restauración.

La Restauración comenzó por las hiladas inferiores. Se completó toda la información relativa a los sillares que ya se había iniciado en fases anteriores. Además de la fotografía del estado inicial se realizó un croquis en el que se marcaban las alteraciones, y toda la información tanto del estado inicial del sillar como del proceso de Restauración se iba recogiendo en la ficha correspondiente de una base de datos diseñada al efecto. Se efectuó el seguimiento fotográfico de todo el proceso y se registraron en una memoria final todos los pormenores de la intervención.

3. Ficha

Ficha del escudo inferior del lado norte.

Croquis

Croquis de trabajo de uno de los sillares.

Se organizó el trabajo en función de las operaciones a realizar en cada uno de los sillares. El proceso no fue exactamente igual para cada uno de ellos pues dependía del estado de conservación, como si se tratara de pacientes con distintas enfermedades a los que previamente se había hecho un diagnóstico muy preciso. El proceso de Restauración consistió en una serie de operaciones sucesivas realizadas en un orden determinado, de forma que cada sillar era tratado con los pasos que realmente necesitaba. De forma esquemática, se indica el orden real y la sucesión de los tratamientos, subrayándose en negrita los que recibieron todos los sillares sin excepción:

1. Tratamiento biocida.
2. Eliminación de morteros
3. Retirada de anclajes metálicos
4. Preconsolidación (*)
5. Limpieza
6. Sellado de fisuras
7. Pegado y cosido de fragmentos
8. Reintegración volumétrica
9. Reintegración cromática
10. Consolidación
11. Labra de sillares de sustitución

El tratamiento biocida se aplicó como primer paso con objeto de erradicar las colonias de biodeterioro y los restos vegetales, que se encontraban fundamentalmente en los elementos de cornisa y en impostas. Se efectuó, no obstante, en todos los sillares, como tratamiento preventivo mediante aspersión de un producto biocida.

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Aplicación del tratamiento biocida mediante aspersión.

Los restos de mortero y yesos adheridos se eliminaron utilizando distintos sistemas en función de la dureza del mortero a eliminar y del estado de conservación del sillar como tarea imprescindible para poder después limpiar y consolidar la superficie original de todas las caras de los sillares.

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Eliminación de morteros de cal y cemento con cincel.

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Uso de microtorno para la eliminación de enlucido de yeso.

Se procedió a la retirada de anclajes metálicos antiguos y oxidados de hierro. Cuando la eliminación suponía un riesgo para la conservación del sillar no se retiraron, se limpiaron y protegieron para evitar futuras oxidaciones.

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Retirada de anclaje antiguo con cincel.

Se realizó la limpieza de las caras externas de los sillares para retirar todos los productos ajenos al soporte que pudieran generar la aparición de nuevas alteraciones, recuperar las superficies originales y preparar el soporte para su posterior consolidación.

El grado de alteración de los sillares era muy diverso, al igual que la naturaleza y compacidad de la suciedad que los recubría. Por ello se contempló la utilización de distintos sistemas de limpieza, todos ellos fácilmente controlables por el operario, y que garantizaban la conservación de la superficie original sin que resultara afectada la estructura o el aspecto del granito.

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Limpieza con microtorno, empleado en costras negras de gran espesor.

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Limpieza con microabrasímetro mediante la proyección de microesferas de fibras de vidrio, en costras negras de menor espesor y en limpieza general de sillares.

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Limpieza mediante desincrustación fotónica o láser en claves, escudos y sillares con avanzado estado de degradación.

El sellado de fisuras pequeñas se hizo con inyecciones de mortero hidráulico sin árido. Para las grietas, ampollas y desplacaciones de mayor entidad se utilizó resina epoxi, añadiéndole en algunos casos polvo de sílice. En ambos caso se realizó un acabado superficial a base de mortero de cal y áridos de distintas granulometrías con pigmentos minerales para conseguir una textura similar a la del granito.

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Inyección de resina epoxi fluidificada en el interior de la fisura.

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Sellado exterior de la fisura mediante mortero de cal y árido pigmentado.

Se pegaron y cosieron fragmentos desprendidos. En la mayor parte de los casos se insertaron varillas de acero inoxidable o de fibra de vidrio en las partes a unir y en ocasiones se recurrió al empleo de grapas para garantizar las uniones.

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Proceso

Proceso de cosido de un fragmento: taladro, limpieza por aire comprimido, inyección de resina epoxi e inserción de varilla de fibra de vidrio.

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Proceso

Proceso de unión de las dos partes de un sillar de gran tamaño fracturado, que termina con el atado exterior mediante grapas de acero inoxidable.

En las lagunas que por razones de índole estructural era necesario reconstruir se reintegraron los volúmenes perdidos con morteros adecuados entonados en el tono base del granito acabando con pigmentos de carácter imitativo, y utilizando en casos necesarios varillas de fibra de vidrio para reforzar la unión.

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Reintegración volumétrica: realización de armaduras con varillas de fibra de vidrio, reconstrucción del volumen perdido mediante morteros adecuados y pigmentados en tono base y reintegración cromática mediante pigmentos de carácter imitiativo.

Preparación

Preparación de muestras para el acabado final.

Durante la intervención de José MªGonzález Valcárcel en los años 60 se realizaron reintegraciones parciales de sillares rotos con morteros de cemento. Cuando la eliminación de los mismos entrañaba riesgos para la conservación del elemento original se procedió a la reintegración cromática para lo que se utilizó pintura al silicato.

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Proceso

Proceso de reintegración cromática mediante el estarcido de diferentes pigmentos, matizados con esponja y matizado final con pincel.

Con el fin de recuperar parte de la resistencia mecánica pérdida se realizó la consolidación superficial de todos los sillares. El producto utilizado, que debía asegurar la adhesión entre la zona alterada y la parte sana, fue el mismo que el que se usó durante la fase de preconsolidación. La aplicación se realizó por pulverización, insistiendo por impregnación, hasta la total saturación, en las zonas más deterioradas.

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Consolidación

Consolidación por aplicación de un éster del ácido silícico mediante pulverización y repaso por impregnación con brocha.

(*) Cuando la consolidación se realizó en las superficies pétreas con alto grado de descohesión con anterioridad a las operaciones de limpieza y cosido, para que no se produjeran nuevos daños, el nombre técnico de la operación es preconsolidación.

Un pequeño número de los sillares originales, que habían perdido gran parte de su sección, no pudieron recuperarse para el montaje por suponer un riesgo para la estabilidad del conjunto. Por otro lado se debían sustituir algunas piezas de la panda Sur, ya que González Valcárcel había utilizado aplacados y elementos de hormigón armado el lugar de sillares enteros como los originales.

Se realizó un estudio de los granitos para determinar su procedencia y labrar los nuevos sillares con piedra extraída de las mismas canteras, ambas situadas en la Comunidad de Madrid: la de Alpedrete, para el Claustro original, y la de Zarzalejo, para los elementos reconstruidos en la panda sur, con un grano más grueso, menos homogéneo y con menos gabarros.

La labra de sillares de sustitución se hizo según el diseño original y con el mismo acabado de superficie.

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Proceso de

Proceso de labra y abujardado de sillar de la hilada 28 del lado sur, con el canecillo incorporado según el diseño original, y sillar finalizado. Los nuevos sillares se cortaron a tamaño ligeramente mayor del realmente necesitado para luego terminarse de ajustar durante el Montaje.

La obra de Restauración del Claustro comenzó el 25 de septiembre de 2001. Con una duración inicial prevista de quince meses, finalizó en el primer trimestre de 2003. Costó aproximadamente 690.000 € y supuso en torno a 20.000 horas de trabajo de restauradores titulados en dos turnos diarios, sin contar el apoyo de un amplio equipo multidisciplinar compuesto por peones especializados, canteros, maquinistas, petrólogos y geólogos, arquitectos y arquitectos técnicos y coordinadores de seguridad.

Conforme su fue terminando la restauración de las hiladas inferiores se acometió en la nave de Meco una especie de “ensayo general” del Montaje. Consistió en realizar un montaje de las primeras hiladas del Claustro, piedra sobre piedra, sin mortero de agarre. Se perseguía situar exactamente las cuatro aristas de cada pilar, así como la cota de arranque de cada una de las basas. No hay que olvidar que el Claustro, antes del Desmontaje, estaba afectado por importantes deformaciones, y durante el mismo se habían grabado unas marcas en las basas que arrojaban diferencias de hasta 12 cm. Este replanteo en la nave de Meco tenia por objeto determinar que diferencias eran originales y cuales no, pues estas últimas no debían reproducirse durante el Montaje.

Montaje

Montaje de las primeras hiladas del Claustro en la nave de Meco.

La misma operación se realizó en la hilada 14, que corresponde a la imposta sobre la que arranca el segundo nivel de arcadas. Las hiladas 13 y 14 son las primeras que cierran el Claustro en todo su perímetro pues no tienen los huecos de los arcos y su montaje vendría a demostrar si los arcos de la arcada inferior se habían cerrado correctamente y si el Montaje, hasta esa altura, se había hecho correctamente.

En el verano de 2003 comenzaron a trasladarse los sillares desde Meco a los Jerónimos empezando por las hiladas inferiores siguiendo un orden necesario. Se descargaron directamente desde los camiones mediante grúa los palets de madera por la Calle Casado del Alisal hasta el piso dónde se montarían, efectuándose los traslados internos con carretillas elevadoras.

Sillares

Sillares acopiados sobre palets tras su llegada a la obra.

En ese momento la obra de ampliación del Museo del Prado estaba muy avanzada. Ya se habían finalizado el muro de hormigón que hoy envuelve al Claustro y la viga de coronación del mismo sobre la que pronto se terminarían de ejecutar los lucernarios. Dentro de este ajustado recinto se montó el Claustro como una estructura exenta e independiente que no llega tocar los elementos de hormigón que lo envuelven. Para el sistema general de elevación general de los sillares se dispuso de un perfil perimetral anclado a la viga mencionada del cual se suspendieron una serie de polipastos eléctricos.

Sistema

Sistema de izado de los sillares: dos polipastos suspendidos de un perfil metálico.

Replanteo

Replanteo de la esquina suroeste. Se observa el siglado, los huecos de las llaves de unión y el gran hueco central, que estuvo relleno con mampostería y piedras procedentes de otras construcciones.

Los escudos fueron una excepción al sistema general de elevación. Se subieron por los ángulos con ayuda de otros perfiles montados al efecto y se trasladaron con un carro que se desplazaba sobre raíles a lo largo de los andamios.

Una vez situado cada sillar en su posición, pero antes de apoyarlo sobre la hilada inferior, se repartía una cantidad suficiente de mortero de cal y se colocaban unas cuñas de madera sobre las que se posaba la pieza. A continuación el sillar se llevaba a su posición definitiva con ayuda de unas palancas, hasta que quedaba alineado, aplomado y nivelado, momento en que se estabilizaba acuñando con lascas de piedra. Una vez fraguado el mortero se podían retirar las cuñas.

Arranque

Arranque de una de las pilastras sobre dado de hormigón coloreado en masa. Cada uno de estos elementos tiene diferente alturas pues tuvieron que adaptarse a las diferentes medidas de cada una de las basas.

Arranque

Arranque de la esquina SE.

Vista

Vista general del lado Sur.

Para el montaje de los arcos se utilizaron veinte cimbras metálicas con el apoyo de apeos de madera. Uno de los puntos críticos del Montaje fue comprobar el cierre de los arcos, que se realizó sin problemas con un ajuste bastante preciso, ya que cualquier deformación en uno de ellos hubiera repercutido en el conjunto de los mismos así como en el cierre de las hiladas inmediatamente superiores a los mismos, 13 y 14 para la arcada inferior y 26 y 27 para la arcada superior.

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Montaje de los arcos inferiores con cimbras metálicas.

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Vista general de los lados Este y Sur.

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El Claustro una vez finalizado el montaje.

Finalizado el Montaje, se realizó una revisión final de todas las piezas así como una limpieza general, eliminando el polvo con un cepillado suave y aspiración, y se efectuaron pequeñas reparaciones en fisuras, desplacaciones y alguna fractura con métodos idénticos a los usados en la Restauración.

Habían pasado cuatro años desde los trabajos iniciales en octubre de 2000, finalizado un proceso que fue apasionante vivir y zanjado la polémica artificial creada en torno al madrileño Claustro de los Jerónimos.

Nota: La obra de Restauración fue realizada por la empresa J.QUIJANO S.A. y la de Montaje por PROART como subcontrata de las empresas adjudicatarias de la obra de Ampliación del Museo Nacional del Prado, A.C.S y SAN JOSÉ. Los trabajos fueron dirigidos, como los de fases anteriores, por Concha Cirujano Gutiérrez, restauradora del Instituto del Patrimonio Histórico Español.

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Texto y fotografías por: Celia Vinuesa, arquitecto.