JARDINES DEL PASEO DEL PRADO-RECOLETOS (II)
El histórico Paseo de Recoletos es uno de los lugares más bonitos de Madrid para pasear en cualquier época del año, pero es especialmente agradable en verano, estos días calurosos en que sus frondosos árboles te protegen y dan refugio.
El Paseo de Recoletos ya existía en el siglo XVII, era un paseo con doble arbolado como se aprecia en los planos antiguos, que transcurría junto al arroyo que lo surcaba, y que había sido creado como continuación del Paseo del Prado Viejo de San Jerónimo y del Paseo de Atocha, que hoy conforman el Paseo del Prado.
Fue en el siglo XVIII, bajo el reinado de Carlos III, cuando esta antigua zona de huertas y conventos fue reformada y adornada con fuentes y puentecillos, y se convirtió en el principal lugar de encuentro y ocio de los madrileños, que perduraría en siglos posteriores.
Su nombre, Paseo del Prado de los Agustinos Recoletos, proviene del Convento que allí se hallaba, en el lugar donde luego se construyeron la Biblioteca Nacional y el Museo Arqueológico.
La mayor parte de los edificios que actualmente jalonan el paseo, palacios, viviendas, incluso alguna iglesia como la de San Pascual, fueron edificados en el siglo XIX.
En esa época, y en los comienzos del siglo XX, lo que entonces llamaban los «jardinillos» de Recoletos, eran uno de los lugares más concurridos de Madrid, sobre todo en verano, donde los madrileños paseaban y se reunían en busca de frescor y tertulia.
Hoy, como entonces, existen algunos quioscos, como el del Café Gijón o el del Restaurante El Espejo, que con su decoración mantienen el sabor y el recuerdo de aquel ambiente del pasado.
Como zona arbolada y ajardinada, el de Recoletos fue uno de los pocos paseos incluidos en el Catálogo de Parques Históricos y Jardines de Interés del Ayuntamiento de Madrid, en el Plan General de Ordenación Urbana de 1997, por su interés histórico-artístico, ya que «conserva un trazado culto, representativo de una época determinada«, lo cual le concede el nivel máximo de protección.
Como sabemos, durante el invierno pasado hubo obras de reforma. La acera frente a la Biblioteca fue pavimentada con losetas de granito, y en el lado contrario, en el paseo arbolado, el antiguo pavimento fue sustituido por asfalto. Las antiguas farolas fueron eliminadas y se instalaron “modernos” bancos de granito en lugar de los tradicionales de madera, que más que bancos parecen mazacotes, y que se están instalando parece que indiscriminadamente en diversos lugares de la ciudad, al igual que las nuevas farolas, más propias de un paseo o carretera creados en el siglo XXI, que del elegante Paseo de Recoletos.
La semana pasada, Paco, en su estupendo blog Fotopaco, comentaba que el paseo estaba siendo levantado otra vez, ¿qué estaban haciendo?, nos preguntábamos.
Ignoro el motivo de las nuevas obras, pero parece que todo ha consistido en un nuevo asfaltado, esta vez en un tono marrón en lugar del gris anterior (si alguien conoce la diferencia, o el término técnico, su información será muy bienvenida). El color, que recuerda al de la tierra, ofrece un mejor aspecto.
Lo más destacable, extraño y esperanzador de la “nueva reforma” es que los bancos de granito han sido retirados y están amontonados en un rincón del paseo mostrando un aspecto un tanto siniestro. ¿Definitivamente?. Ojalá. Aunque seguramente es más una ilusión por mi parte que una realidad y volverán a ser colocados en breve.
En el lado izquierdo, caminando hacia la Plaza de Colón, hay bancos de madera, mucho más cómodos.
Quedan las nuevas farolas, que desentonan enormemente con el entorno, ese entorno culto y representativo de épocas pasadas.
¿Qué sentido de la historia y de la estética han llevado a nuestras autoridades y/o expertos a colocar esta iluminación tan poco acorde con un entorno tan armónico?.
Que las quiten por favor.
Texto y fotografías por Mercedes Gómez
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Otros artículos:
Jardines del Paseo del Prado-Recoletos (I).- Jardín del Palacio de Linares
11 comentarios
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31 de agosto de 2010 a 22:59
J. J. Guerra Esetena
Hola Mercedes:
Me da mucha pena el nuevo aspecto del paseo. Como bien dices, no llegamos a entender cómo nuestras autoridades han pasado por alto que el Paseo de Recoletos tenía una personalidad muy definida, que ha quedado completamente alterada. Gracias por el artículo, por ese antes y después tan bien contado.
Un abrazo, Jesús
1 de septiembre de 2010 a 00:22
Manuel Romo
Me transportas mentalmente a esas épocas anteriores y disfruto como un niño chico. Sin humos, sin coches, sin ruido, sin contaminación, con esos trajes y esas costumbres…y sin esas farolas.
Gracias Mercedes.
Salud y un abrazo.
1 de septiembre de 2010 a 10:39
antonioiraizoz
Hola Mercedes, el pavimento no es exactamente asfalto aunque se le llama asfalto frio. Es un pavimento drenante contínuo formado por áridos, resinas y elastómeros. Tiene la virtud de poder recuperar el agua de lluvia, la limpieza y el poco envejecimiento. A mi me gusta por la sensación agradable que da de ser un paseo de arena sin pavimentar, de parque, como sería antaño. Otro tema es la pésima ejecución de las obras que estamos padeciendo. Se terminan en tiempo record para luego tener que rematarlas a continuación.
Abrazos.
Antonio
1 de septiembre de 2010 a 10:52
Paco
Hola Mercedes.
Me sumo a la petición de retirada de los bancos, y también a la de las farolas. Dos peticiones porque seguro que lo llevan departamentos distintos. No tienen por qué deshacerse de ellos, lo pueden colocar en cualquiera de las plazas desérticas que hay por el centro.
A mí lo que más me gusta-gustaba de Prado-Recoletos es lo distintos que son, para ser tan parecidos. Cada uno tiene su historia (como bien nos relatas) pero, al paso que vamos, lo van a convertir en otra calle que sólo lleva a algún sitio, y no en un lugar a donde ir.
A ver en qué queda todo al final.
Besos
1 de septiembre de 2010 a 10:58
Jaime
Toda la razón del mundo Mercedes,
Yo camino por ese tramo del Paseo y he visto los cambios que han estado haciendo estos días. Rezo porque quiten esos pedruzcos que llaman bancos, pero me da a mi que no va a ver tanta suerte. Y con el tema de las «farolas», más de lo mismo. Estuve intentando hacer fotos el otro día por allí, pero a cada vuelta que daba, aparecía un foco en alguna esquina. Muy poco estéticos.
Un besote,
1 de septiembre de 2010 a 20:42
artedemadrid
Hola Jesús, así es, a mí lo que más me asombra es el asunto de las farolas, les valen para todas partes, y en este caso no es que sean bonitas o feas, es que están totalmente fuera de lugar. En fin.
abrazos
Manuel, cuánto me alegro 🙂 la verdad es que el domingo pasado, aún con calor y el escaso tráfico de un final de agosto, daba gusto, este paseo es un oasis.
un abrazo
Antonio, muchísimas gracias por la explicación. También me gustó este pavimento, recuerda a la tierra, es blandito, pero es cómodo y limpio, y recuerda más lo que debía ser en el pasado, como tú dices.
un abrazo
Gracias Paco por sumarte, a ver si se dan cuenta, porque no somos solo nosotros, hay mucha gente, en otros blogs, o charlando con amigos o conocidos, que opinan igual.
Los lugares son como las personas, cada uno es distinto y tiene su propia historia, no lo deberían olvidar 😉
Es verdad, Jaime, es que miras la última foto con la dichosa farola frente al Espejo y “duele”.
un beso
¡muchas gracias a todos!
Mercedes
1 de septiembre de 2010 a 20:53
Jaime
Por cierto, te confirmo ya que los bancos feos ya vuelven a estar en su sitio… 🙂
1 de septiembre de 2010 a 21:29
artedemadrid
Gracias Jaime, era de esperar 😦
Nos quejamos de que estos son pedruscos… es que han reservado toda la creatividad para la Plaza de la Independencia. ¿Habéis visto los que han puesto frente a la puerta del Retiro? puro diseño, seguro que tienen mucho éxito. Y yo venga a recordar a los viejos bancos 🙂
10 de septiembre de 2010 a 23:10
María Rosa
Para mi Recoletos es el lugar donde en verano jugaba de pequeña con otras niñas, en los jardines y caminos de tierra que había junto al paseo, mientras mi familia se iba reuniendo para charlar en las sillas metálicas que se alquilaban…ha habido muchos cambios desde entonces en el Paseo, pero quizá este último ha sido el más agresivo…los bancos y las farolas son ajenos al lugar…¿Hay algún correo electrónico o pàgina wed o programa de radio o TV donde podamos dirigirnos los ciudadanos para quejarnos de estas cosas?
11 de septiembre de 2010 a 22:53
artedemadrid
María Rosa, buen análisis el tuyo, las reformas son necesarias porque el tiempo todo lo deteriora, pero nunca se debería desvirtuar la historia de un lugar.
En la web del Ayuntamiento http://www.munimadrid.es hay una dirección de quejas, preguntas y sugerencias, yo he escrito varias veces, siempre me han contestado, aunque no siempre te den una solución 🙂
Luego, cualquier lugar es bueno para quejarnos, … también nuestros blogs. En este caso, sobre todo en el tema de las absurdas farolas, se han manifestado muchas opiniones en contra, pero sin éxito de momento.
Gracias por todos tus comentarios.
Mercedes
10 de octubre de 2011 a 16:41
Jardines del Museo del Prado « Arte en Madrid
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