JARDINES DEL PASEO DEL PRADO-RECOLETOS (I)
Retomamos nuestro recorrido a través de los vestigios de antiguos jardines madrileños con la visita al Jardín del Palacio del Marqués de Linares, actualmente sede de la Casa de América, en el Paseo de Recoletos nº 2, un jardín realmente bonito y de interés histórico.
En 1870 José Murga, Marqués de Linares, adquirió algunos terrenos del antiguo Pósito, -que recordemos ocupaba toda la manzana desde la plaza de la Independencia hasta Cibeles, y que había sido derribado el año anterior-, con el fin de construir su residencia.
Aparte leyendas y supuestos fantasmas, asunto del que ya se ha hablado y escrito mucho, la realidad es que se trata de uno de los palacios más bellos y lujosos del Madrid del siglo XIX, que aún podemos admirar pues conserva en su interior gran parte de las obras de arte que el marqués mandó crear para su disfrute y el de su esposa.
Cuando hacia el año 1878 comenzó la construcción del palacete, la plaza de la Cibeles era muy distinta a la actual, ni siquiera tenía nombre aún, aunque la fuente de la diosa llevaba allí instalada casi un siglo.
El único edificio, junto con sus jardines, que ya existía por entonces, era el Palacio de Buenavista, en la esquina contraria. Los terrenos donde hoy se alza el antiguo Palacio de Comunicaciones aún estaban ocupados por los Jardines del Buen Retiro, y en la esquina donde luego se levantaría el Banco de España se encontraba el Palacio del Marqués de Alcañices. Era el Salón del Prado, lugar de encuentro y de paseo.
Pero en el último cuarto del siglo XIX la plaza de la Cibeles se convirtió en el centro financiero de la ciudad.
Entre 1884 y 1891 se construyó el Banco de España. Muy cerca, poco después, se terminó de levantar el edificio de la Bolsa, y en los terrenos antaño ocupados por el Real Pósito y el Convento de los Agustinos Recoletos, se abrieron calles nuevas y se construyeron varios palacetes alrededor del que Narciso Pascual y Colomer había construido para el Marqués de Salamanca, que fue el primer financiero de la época en prever el valor que adquirirían estos terrenos, continuación del Paseo del Prado.
La zona fue conocida como “barrio de los banqueros”.
Además del citado Palacio del Marqués de Salamanca, hoy sede de un importante banco en el nº 10 del Paseo de Recoletos, se conservan algunos otros, como el de Arenzana –hoy Embajada de Francia, en la calle de Salustiano Olózaga-, el de Zabálburu – en Marqués del Duero- y el Palacio de Linares.
A partir de un proyecto de Carlos Colubí, la obra fue realizada por otros dos arquitectos. Manuel Aníbal Álvarez-Amorós, entre 1878-79, construyó el jardín y todos sus elementos, ubicados tras el palacio. Y Adolf Ombrecht (1879-1884) se encargó de toda la decoración interior.
Unos años después, en 1892, el pleno municipal acordó darle a la plaza el nombre de Plaza de Madrid, que conservaría hasta 1900 en que pasó a denominarse Plaza de Castelar. Es la Plaza de Cibeles desde el año 1941.
Debió ser sin duda un hermoso jardín, de forma irregular, con un bonito estanque, que ya no existe.
Se construyeron dos pabellones, uno de estilo clásico y otro más pequeño de estilo romántico. El primero era el pabellón de Caballerizas, hoy transformado en Sala de Exposiciones.
Y el segundo, un “capricho” o casita rústica, que fue conocido como la Casa de Muñecas, construido para tapar la medianería contigua, y que era utilizado como almacén para guardar las herramientas de labor.
También se construyó una escalera de acceso al jardín con una preciosa fuente de piedra, a espaldas del palacio, modificando el proyecto original de Colubí, más sencillo.
Del histórico jardín tan solo perviven la verja, los pabellones y la escalera con su fuente.
En 1992, cuando el Palacio fue transformado en sede de la Casa de América, fue casi totalmente vaciado para la construcción de un auditorio subterráneo, por lo que la vegetación actual es reciente. El arquitecto de la reforma fue Carlos Puente.
El Palacio hoy acoge las oficinas y otras estancias de la Casa de América en Madrid, que ofrece la posibilidad de visitarlo los fines de semana, además de exposiciones, conferencias, restaurante, etc.
En el Jardín durante los meses de primavera y verano se instala una agradable terraza que nos permite disfrutar de este espacio singular.
Texto y fotografías : Mercedes Gómez
—–
Bibliografía:
Ramón Guerra de la Vega. Palacios de Madrid. Tomo II. Madrid 2001.
18 comentarios
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20 de junio de 2010 a 23:42
J. J. Guerra Esetena
Felicidades, Mercedes, por el reportaje y las fotos. Todavía recuerdo las escenas de «La escopeta nacional», de Berlanga, rodadas en el Palacio de Linares y en sus jardines. Daba pena ver el deterioro y la desolación del palacio, que se veía completamente abandonado. Son imágenes, la de la película, para la historia. Ha sido admirable el proceso de restauración y recuperación de su antiguo esplendor. Todo un ejemplo a seguir. Un abrazo, Jesús
21 de junio de 2010 a 00:06
Paco
¿Sabes cuándo me gusta más este jardín? Cuando llueve. Aunque estás pegado a Cibeles es como estar en otra ciudad.
El palacio y el edificio de la sala de exposiciones están unidos por debajo, te puedes perder por allí 🙂
Ya te contaré otra historia de fantasmas para que la investigues 😉
Besos
¡Ya es verano! 🙂
21 de junio de 2010 a 08:25
María Rosa
Despertar conociendo cosas interesantes y bellas de Madrid, en el día en qué efectivamente y como dice Paco nos entra el verano, es una doble alegría. Un reportaje, como todos los tuyos, encantador y lleno de conocimiento. Gracias
21 de junio de 2010 a 10:36
Jaime
Gracias a tus artículos voy a acabar conociendome todos los jardines de Madrid. Este fin de semana conseguí pasarme por los de Cecilio Rodriguez. Precioso.
He escrito un pequeño artículo en mi BLOG y he dejado un enlace al tuyo.
Espero ansioso el próximo artículo tuyo sobre los jardines de Madrid… porque me encanta la manera que tienes de transportarnos al lugar y de detallar todas las cosas que lo hacen especial. Un saludo.
21 de junio de 2010 a 14:00
anapedraza
¡Hola Mercedes!
Perdóname por tardar en pasar, asunto laborales me tienen muy ocupado.
Como siempre, ¡delicioso, ameno e instructivo tu post!
He estado varias veces en el jardín, y merece la pena, y por supuesto, visitar «La casa de América».
La verdad, que toda esa zona es para perderse a diario.
¡Un beso!
Miguel
21 de junio de 2010 a 22:57
artedemadrid
Gracias, Jesús. Este palacio estuvo a punto de ser demolido, como tantos, es una suerte que se salvara, y que podamos entrar, cosa que no ocurre con la mayoría. Habría que volver a ver la peli de Berlanga…
un beso
Es verdad, Paco, en ese jardín de pronto parece que estás en otro mundo. El día que hice las fotos estaba lluvioso 😉 había ido a ver la expo, pero al ver el jardín casi vacío no pude resistirme, y antes de entrar hice un montón de fotos, daba gusto estar allí, esas flores blancas huelen divinamente, por cierto ¿alguien sabe cómo se llaman?
Bueno, Paco, ya me contarás esa historia 🙂
besos y disfruta del calorcito!
María Rosa, la alegría es mía, de tener comentarios como los tuyos, gracias a tí!
Hola Jaime, he visitado tu blog, y me ha gustado mucho, felicidades, ya me he suscrito 🙂 y te incluiré en mi lista de la madroñosfera.
Te agradezco mucho el enlace, y me alegro un montón de que mis artículos te animen a visitar los lugares de los que hablo, ¡no hay mejor piropo! pues ese es mi objetivo, animar a conocer y querer a Madrid.
saludos!
¡Hola Miguel! no hay nada que perdonar, estoy al tanto de tus viajes, y como ya te dije, el trabajo es muy importante, ¡hay que cuidarlo!
me alegro te haya gustado el post, yo los preparo con esa ilusión, que os guste y aporte algo 🙂
un beso
21 de junio de 2010 a 23:18
cecilia
Es una suerte que permanezcan en pie edificios como éste en medio de una ciudad vertiginosa, que se deja devorar por los vehículos y ciertos gesto de modernidad vanidosa. Me explico: la especulación se cargó muchos edificios de buena factura, con jardines alrededor, y llenó Recoletos de torres y edificios sin personalidad, el afán de lucro venció a la estética y a la historia.
Por eso considero una suerte que se mantenga en pie el palacio de Linares y que, además, sea de disfrute público.
un salud
21 de junio de 2010 a 23:30
artedemadrid
«el afán de lucro venció a la estética y a la historia», menuda frase, Cecilia, cuánta razón tienes.
La estética y la historia, parece mentira que cueste a veces tanto trabajo defenderlas.
saludos!
22 de junio de 2010 a 01:07
Bélok
Pues sí, toda una suerte que este palacio haya llegado hasta nosotros en perfecto estado de conservación. Cuantas cosas habrán visto sus paredes de todo el entorno de Cibeles y que lástima que otros tantos palacios de la época hayan desaparecido para siempre. Menos mal que nos queda el de Linares para poder admirar como fueron las edificaciones de antaño. Añadir la situación tan privilegiada que cuantos hubieran querido para sí.. Maravilloso el reportaje como siempre Mercedes.
Un beso
22 de junio de 2010 a 14:15
buho
El palacio no aparece en La escopeta Nacional, sino en su secuela, Patrimonio Nacional.
22 de junio de 2010 a 20:41
artedemadrid
Gracias, Bélok,
estaría bien un viajecito al pasado del palacio ¿verdad? 😉
un beso
Hola buho, muchas gracias por la aclaración!
6 de julio de 2010 a 21:11
artedemadrid
El domingo estuve en el Palacio de Linares, en una de sus visitas guiadas. Si os interesa, son los sábados y domingos:
http://www.casamerica.es/casa-de-america-madrid/visitas-guiadas
El Palacio es precioso, sobre todo destaca la riqueza decorativa. Lo que más
me gustó fueron las pinturas de los techos, son magníficas. Y la
espectacular escalera de mármol de Carrara, los suelos de cerámica de
pequeñas teselas… El marqués era muy rico, desde luego construyó uno de
los palacetes más lujosos de Madrid contratando a los mejores artistas del
momento.
La guía comentó que la «Casa de Muñecas» fue construida para tapar la
medianería de la casa contigua, no es que dicha casa fuera construida
después como yo creía. Ya lo he corregido.
Mercedes
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