La Casa Encendida es uno de los centros culturales más singulares y vivos de Madrid. Se encuentra en la Ronda de Valencia nº 2 en un edificio construido en 1910 para albergar la segunda sucursal de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, inaugurada en 1913.
El arquitecto encargado fue Fernando Arbós y Tremanti, que antes había proyectado la sede principal de la Caja de Ahorros y la Casa de las Alhajas en la plaza de San Martín, hoy dedicada a Sala de Exposiciones. A este arquitecto también le debemos los únicos ejemplos de arte neobizantino de la capital: el Panteón de Hombres Ilustres y la Iglesia de San Manuel y San Benito.
Se trata de un edificio de estilo neomudéjar, de ladrillo bicolor, con dos torreones en las esquinas, y en el centro sobre la cornisa un pequeño frontón con reloj.
Organizado alrededor de un gran patio, durante unos años fue conocido como Casa de Empeños debido a que fue utilizado como almacén del Monte de Piedad. Allí se amontonaban los objetos que los madrileños depositaban a cambio de un préstamo.
Tras una primera rehabilitación en 1989 a cargo de Guillermo Escribano, entre los años 2000 y 2002 fue nuevamente reformado por Carlos Manzano, y ampliado con el fin de acoger el Centro Cultural de Caja Madrid que recibió el sugerente nombre de Casa Encendida. Fue elegido como director José Guirao, hasta entonces director del Museo Reina Sofía. Abrió sus puertas el 9 de octubre de 2002.
La Casa Encendida fue creada con la pretensión de ser un lugar abierto, “siempre dispuesto a acoger actividades y recibir visitantes”, como por entonces afirmó su director, y parece que lo ha conseguido. Pintura, música, teatro, cine, talleres y cursos, hemeroteca, salas para conectarse a internet, laboratorios de radio o fotografía … casi todos los días del año, de lunes a domingo, desde las 10 de la mañana a las 10 de la noche. Actividades tan diversas, sus bancos para tomar asiento un rato, la cafetería, … reúnen un numeroso y variopinto público.
Justo hace diez años un titular del diario El País lo definía como “un edificio para perderse y divertirse en Lavapiés”. Y así es, se puede deambular por las salas, pasillos y recovecos e ir encontrando a cada paso cosas que nos sorprenden.
En uno de los descansillos de la escalera que nos lleva a la azotea una vitrina guarda la antigua maquinaria del reloj de la torre, con sonería de horas y cuartos, fabricado por la casa J.G. Girod a finales del siglo XIX.
El reloj fue restaurado por el Servicio Técnico de Unión Relojera Suiza en 2002.
La azotea, convertida en terraza, es un lugar encantador, con sus plantas y arbolitos, los torreones y la casita del reloj.
Estos días de otoño los madroños están madurando, aquí y en todo Madrid, cambiando el color amarillo por el rojo, y la Casa Encendida cumple diez años (el edificio ha cumplido cien).
Y lo hace a lo grande, con la exposición dedicada a Louise Bourgeois.
Algunos de nosotros aún recordamos la muestra que le dedicó el Museo Reina Sofía a finales de 1999, siendo aún su director precisamente José Guirao. Por esto, además de porque se trata de una de las artistas más importantes del siglo XX, la vuelta de Louise Bourgeois a Madrid es un acontecimiento, positiva o negativamente no es fácil que la contemplación de sus obras deje a nadie indiferente.
El mismo director, Guirao, la misma comisaria, Danielle Tilkin.
No fue casualidad que la primera exposición en el Reina Sofía se titulara Memoria y Arquitectura, Louise afirmaba que la memoria es una forma de arquitectura. Su obra la fue construyendo con sus vivencias durante sus casi cien años de vida, con su memoria.
Nació en París el 25 de diciembre de 1911. Se casó con un historiador y profesor de arte (ella contaba que entre conversación y conversación sobre surrealismo él se declaró) y con él fue a vivir a su ciudad, Nueva York, y se convirtió según sus propias palabras en una artista americana, no francesa. Una mujer artista en un mundo entonces exclusivamente habitado por hombres.
Aunque creció en un ambiente artístico y ella misma fue artista y expuso muy pronto, no saltó a la fama hasta 1982 cuando el Museo de Arte Moderno de Nueva York le dedicó su gran retrospectiva, la primera dedicada a una mujer. Tenía 70 años. En el año 2000 la Tate Modern londinense inauguró su Sala de Turbinas con su obra. Fue la consagración. Tenía casi 90 años. Y siguió trabajando.
Estos días las obras de Louise Bourgeois, las realizadas durante los últimos diez años de su vida, inundan la Casa Encendida y su rostro de mujer mayor con mirada de niña traviesa nos observa. No podía faltar la famosa y provocativa fotografía que le hizo Robert Mapplethorpe poco después de la exposición en el MOMA con su escultura Fillette bajo el brazo.
Esta vez la exposición ha sido titulada Honni soit qui mal pense (mal haya quien mal piense), utilizando un frase escrita en uno de los cuadros de la artista. Ella, desinhibida y divertida, advierte a los “malpensados”.
Transgresora, atrevida, compleja… exhibía sus miedos, sus necesidades… a menudo utilizando el color rojo.
Muchas de sus obras son inquietantes, duras, otras expresan debilidad, afecto, incluso una cierta ternura. En una de las salas se exponen sus singulares relojes que marcan las horas, en las que pasa (o no pasa) algo, en las que espera, pide, anhela, se angustia, ama…como durante toda su vida en la realidad. Todo tiene su porqué, nada parece casual en la obra de Louise Bourgeois. Decía que su vida era una sucesión de cuartos de hora que pasaba en una sucesión de metros cuadrados.
La casa, el espacio, fue muy importante en su obra.
Sus temas, sus obsesiones, fueron la madre, el padre (con diez años descubrió que su padre era el amante de su institutriz, y ese hecho marcó su vida), ser mujer, la maternidad, los símbolos masculinos, el sexo…
Utilizó todo tipo de materiales para expresarlos, papel, ásperas telas, suaves paños bordados, cuentas de cristal, madera, bronce, mármol, etc. incluso las palabras habladas o escritas. Y el color.
Louise trabajó hasta el final de sus días. Murió el 31 de mayo de 2010. Tenía 98 años.
Por Mercedes Gómez
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Bibliografía:
COAM. Arquitectura de Madrid. 2003.
La Casa Encendida
Diario ABC, 26 oct.2001
Diario El País 23 oct. 2002
Diario El País 22 oct. 2012.
Julia Luzán. Madre araña. El País Semanal 7 oct. 2012.
19 comentarios
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28 de octubre de 2012 a 21:16
asesoria madrid
Es mi segundo comentario, no creo que sea el último, aunque no soy ningún estudioso del arte, no voy a aportar gran cosa, pero me encanta vuestro blog, ese viaje en el que nos adentramos por la ciudad de Madrid, mientras nos habláis del arte, me gusta mucho.
Jose
28 de octubre de 2012 a 22:31
Mariarosa
Me encanta tu post sobre la Casa Encendida, lugar al que voy con frecuencia, sobre todo a su ciclo de cine social en el mes de julio al que asisto con muchos amigos desde hace 8 años y que nunca nos defrauda y siempre nos enseña, igual que sus exposiciones que siempre son novedosas y originales y abietas al mundo……
29 de octubre de 2012 a 12:43
antonioiraizoz
Hola Mercedes, no me ha dejado indiferente la vida y obra de Louise Bourgeoise ni tu magnífico post.
Después de introducir y describir la labor de este genial centro cultural pionero en Lavapiés (al que por efecto llamada le han seguido unos cuantos más), nos sorprendes con Louise Bourgeoise. Su vida y obra, a la que, según mis cuentas, le llegó el reconocimiento con 71 años es todo un mensaje de esperanza y del valor del esfuerzo, tan necesarios para los tiempos que corren.
Gracias y un abrazo
29 de octubre de 2012 a 14:45
Mercedes
Gracias Jose, no hace falta ser estudioso del arte para disfrutar de Madrid,
un saludo.
29 de octubre de 2012 a 14:48
Mercedes
Hola María Rosa, me consta que conoces muy bien la Casa Encendida, y esa es la frase que la define, abierta al mundo. Me alegra que te haya gustado,
¡muchas gracias!
29 de octubre de 2012 a 14:54
Mercedes
Hola Antonio, gracias por tu comentario.
El personaje de Louise Bourgeois es muy interesante, creo que nunca fue feminista al uso pero creo que le tocó ser muy consciente de lo que era ser mujer en aquel tiempo y medio, y supo defender “lo femenino”, y aunque lo sufrió (parece ser que era depresiva) también supo ser irónica y divertida y crear una obra singular. Y, como bien dices, todo un ejemplo para los tiempos que corren…
Un abrazo
29 de octubre de 2012 a 17:46
J. J. Guerra Esetena
Hola Mercedes:
El edificio es precioso; me encanta esa combinación de colores de los ladrillos y el frontón, con esos remates escalonados, me parece muy sugerente. Pero lo mejor de todo es el nombre del centro, todo un acierto.
Gracias por acercarnos a la obra y personalidad de Louise Bourgeois. Otra exposición imprescindible.
Un abrazo, Jesús
29 de octubre de 2012 a 20:15
Mercedes
Hola Jesús, sí que es precioso.
El nombre es el título de una obra del poeta Luis Rosales. En algún sitio pone también que hay un poema de Machado, pero de esto no tengo constancia, si alguien lo sabe que por favor nos lo cuente…
Gracias a tí.
Un abrazo.
30 de octubre de 2012 a 10:21
ensondeluz
Muchas gracias Mercedes,
La Casa Encendida es una asignatura pendiente que este madrileño exilado voluntario tiene aún que aprobar. Tu artículo me estimula a visitarla en mi próxima venida a Madrid.
En cuanto a Louise Bourgeoise no deja de ser una «boutade» que se considere más americana que francesa. Sus raíces francesas, sus experiencias en la empresa de tejidos y tapices de la familia en Francia fueron muy importantes. Fue así como aprendió a dibujar.
A pesar de haber sido lanzada al mundo del arte en NY por su marido americano, lo que toda su vida siguió alimentando su arte fue el cúmulo de traumas que tuvo en el seno de su familia.
El arte es a menudo la expresión de una abreacción con efectos autocurativos (por no llamarlo ajuste de cuentas con el pasado). En este caso nos permite entender (aunque no siempre disfrutar) su obra.
Un abrazo
Ramón
30 de octubre de 2012 a 11:25
romo13
Hola Mercedes,
La Casa Encendida, un espacio de lujo para la vanguardia y, paradójicamente, muy apropiado para esta inquieta, inquietante y surrealista ancianita. Qué privilegio llegar a esa edad con ese «coco» tan lleno aún de transgresión.
Un beso.
30 de octubre de 2012 a 22:46
Mercedes
Hola Ramón, la Casa Encendida es un lugar muy interesante, cumple muchas funciones, creo que tiene mucho mérito lo que han conseguido. Estos días se ha publicado que afronta un futuro incierto (como tantos lugares y personas hoy día aquí), sería una gran pena que desapareciera.
Respecto a Louise B. tienes razón, haces un análisis muy certero. Toda su vida estuvo condicionada por su trauma con el padre, que además se agravó cuando él murió, y llegaron años de psicoanálisis. Pero me admira su capacidad para a pesar de todo ser tan creativa, irónica a veces, incluso divertida. En fin, es todo un personaje, me cae bien.
Aunque su obra es como su personalidad (hay de todo), una parte me gusta mucho, otra asusta un poco sabiendo que es producto de sus vivencias…
Muchas gracias por tu comentario.
Abrazos.
30 de octubre de 2012 a 22:57
Mercedes
Hola romo:
Es verdad, eso pensé cuando visité la exposición, que el lugar suele ser muy importante y en este caso es muy apropiado.
Y la artista… es admirable ¿verdad?. Es que la obra que vemos en la Casa Encendida es la de sus últimos años, ¡de los 88 a los 98!! intelectual y físico, aquí hay mucho derroche. Asombroso.
Un beso
2 de noviembre de 2012 a 15:39
J. Casado
Hola mercedes. He de reconocer, que no conozco la Casa Encendida, osea que no he estado nunca. Prometo ir en breve, y ver lo que haya, que incluso su arquitectura interior me llama la atención.
Gracias por el post, y un saludo.
2 de noviembre de 2012 a 19:30
Mercedes
Hola, pues si por fin vas a conocerla espero que te guste. La azotea es muy bonita, y se está muy bien allí, incluso si llueve, como el domingo que hice yo estas fotos. Y siempre hay cosas interesantes que ver.
Saludos
13 de noviembre de 2012 a 22:35
Paco Gómez
Hola Mercedes. Cuando este edificio era una oficina de la antigua Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, een el que abrí mi primera cartilla, creo recordar que era la sucursal nº3. Mas tarde pasó a la esquina opuesta con el nº de sucursal 1003. Recuerdo perfectamente la entidad. Se entraba por la puerta actual, subias unas cuantas escaleras, un descansillo y a la derecha, dando hacia la calle Valencia, las oficinas. Los techos eran enormes y en las pareded un cuadro enorme del fundador.
Limítrofe, en la calle Valencia en lo que hoy sería el nº 30 y 28 estaba la editorial de Saturnino Calleja, el burgalés de los cuentos. En esta zona y desde la zotea del edificio podía verse la imprenta del BOE, antes de su traslado.
Muy interesante la publicación.
Muschos saludos.
13 de noviembre de 2012 a 22:59
Mercedes
Hola Paco, te agradezco mucho que nos cuentes tus recuerdos, los mejores datos son los que hemos vivido nosotros mismos ¿verdad?. No es la primera vez que cuentas cosas interesantes, gracias de verdad por ayudar a completar esta historia.
¿Así que allí estaba la famosa editorial de los «cuentos de Calleja»…?
saludos cordiales
31 de octubre de 2013 a 22:45
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