Hace pocos días hablábamos del Palacio de Montellano y de los escasos restos que habían sobrevivido a su demolición en 1966. Pero resulta que no todo desapareció. Además de los árboles y la cerca de granito que continúan en su lugar de origen, algunos elementos se salvaron de la piqueta, fueron rescatados por el Ayuntamiento y trasladados a otros lugares. Uno de ellos fue una preciosa fuente.

Al parecer procedía de la finca “El Castañar” que los duques de Montellano poseían en Cuerva, pueblo toledano. Al trasladarse al nuevo barrio de moda entre la nobleza, el madrileño Paseo de la Castellana, se llevaron su fuente a su nuevo domicilio. De forma que en los inicios del siglo XX quedó instalada en su Jardín, que según cuentan las crónicas de la época fue escenario de grandes fiestas, reuniones sociales e incluso representaciones teatrales para el aristocrático público.

Al desaparecer el palacio la fuente pasó a manos municipales. Unos años después fue trasladada al Jardín o Huerto de las Monjas, así llamado por hallarse en el lugar donde en otro tiempo estuviera el patio del Convento del Sacramento, en la calle del mismo nombre.

El Convento fue fundado en 1615 por don Cristóbal Gómez de Sandoval, primer Duque de Uceda y poderosísimo valido de Felipe III, muy cerca de su propio palacio en la calle Mayor.

El jardín-huerto de las monjas del Sacramento seguramente siempre fue bonito. Cuenta el Cronista de la Villa Antonio Velasco Zazo que antes de la guerra en él había un cenador y una fontana, tal vez los mismos que se aprecian en el plano del siglo XIX.

Plano Ibáñez de Ibero. Hacia 1875.

Plano Ibáñez de Ibero. El Jardín tras la plaza de la Cruz Verde, hacia 1875.

Tanto el convento como su iglesia fueron prácticamente destruidos durante la guerra civil, y reconstruidos en los años 40. Allí continuaron las religiosas Bernardas Descalzas hasta que la piqueta volvió a actuar una vez más. El convento fue demolido en 1976.

En su lugar se construyeron los modernos pisos que hoy ocupan el número 7 de la calle. En el nº 5 se encuentra el Palacio de O’Reilly, construido en el siglo XVIII para ser utilizado como residencia de las monjas. Igualmente adquirido y reformado por el Ayuntamiento tras el derribo del convento, hoy día alberga oficinas municipales.

Entre las viviendas y las oficinas, a las que se accede por la calle del Rollo, se encuentra este bello jardincito protegido por un muro que le separa de la calle Segovia, y que constituye el único resto del antiguo convento.

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Tras la entrada a las viviendas y traspasado el patio vecinal, un mojón de piedra con la inscripción «Huerto de las Monjas» invita a entrar y contemplar espléndidos árboles y plantas, y la Fuente, que ahora parece descansar feliz del bullicio que vivió en tiempos pasados.

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En el centro del pilón de ladrillo revestido de azulejos, cuatro Amorcillos de bronce juegan con el agua y alegran el jardín. Una delicia.

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por Mercedes Gómez

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Bibliografía:

Agustín Martínez y Pedro García. “Fuentes de Madrid”. La Librería 2009.