Según recoge la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos publicada en enero de 1900, en la escritura del Patronato del Real Convento de religiosas Carmelitas descalzas de Santa Teresa consta que “fundaron este convento en el año 1683 don Nicolás Gaspar Felipe de Guzmán, Príncipe de Astillano, y su mujer doña María Álvarez de Toledo en unos terrenos que habían comprado al efecto en el titulado Jardín del Príncipe de Parma, calle del Barquillo, junto al Convento de Mercedarios descalzos de Santa Bárbara, trasladando a aquel la comunidad que antes residía en Ocaña.”
Bajo la dirección de la Madre María Francisca de los Ángeles, impulsora de la creación del convento en Madrid, ocho monjas fundadoras salieron de Ocaña el 8 de septiembre de 1684.
Cuenta Álvarez y Baena en su Compendio histórico de las grandezas de la Coronada Villa de Madrid que las religiosas entraron en el convento -que fue fundado contando con el apoyo de la reina doña María Luisa, esposa de Carlos II-, tomando posesión el 9 de septiembre de 1684, al anochecer.
Solo cinco años después, en 1689 falleció el patrono-fundador legando obras de arte muy valiosas. Alhajas y objetos litúrgicos; una tapicería “bordada de realce, de oro y plata”; una Inmaculada de Pedro de Mena; y preciosas pinturas.
El Príncipe de Astillano también legó a las Carmelitas los terrenos donde se había construido el convento y la huerta que habían sido de su propiedad; el cenobio pasó a estar bajo patronazgo del rey Carlos II, el que le admitió con singular gusto año de 1689, y desde entonces con el favor de sus Majestades fue uno de los principales Monasterios de la Corte.
Ya en tiempos de Felipe V, en los comienzos del siglo XVIII la iglesia fue derribada y en 1719 se construyó una nueva.
Era la gran manzana 280, situada junto a la Cerca entre la Puerta de Santa Bárbara y la de Recoletos, ocupada por los Conventos de Santa Bárbara de padres mercedarios descalzos, que había sido fundado en 1606; el de las Salesas, de 1748; y el de Santa Teresa, que ocupaba la casa nº 5 que, recuerda la Planimetría General, fue terreno del Príncipe de Astillano, quien hizo donación de el para la fundación del convento de religiosas de Santa Teresa.
La manzana correspondía a los terrenos que hoy delimitan las calles Génova, Recoletos, Fernando VI y Santa Bárbara.
No hay muchos datos sobre la iglesia, pero se sabe que era de cruz latina, y, según Álvarez y Baena, que era capaz y hermosa. Sí se conocen algunas obras que hubo en su interior.
El rey Felipe V donó el Retablo mayor en cuyo camarín central se situó la Transverberación de Santa Teresa. La Biblioteca Nacional guarda un dibujo sobre papel del proyecto del retablo.
Sobre él se situó la pintura Transfiguración del Señor, copia de la obra de Rafael, un gran cuadro de altar del maestro italiano, que había sido adquirido por Ramiro Núñez de Guzmán y cedido por su hijo Nicolás a las Carmelitas de Santa Teresa.
En 1868, tras la revolución y caída de la reina Isabel II, las monjas fueron obligadas a abandonar el Convento, pudiendo llevarse escasas pertenencias al parecer. Se refugiaron en el vecino Monasterio de las Salesas, del que se conserva su iglesia, actual Parroquia de Santa Bárbara. Ambas comunidades fueron expulsadas y trasladadas al Convento de Concepcionistas de El Pardo.
En 1869 el Convento de Santa Teresa de Madrid fue derribado. En su lugar fueron abiertas las calles de Argensola, Campoamor, Justiniano y Santa Teresa, esta última único recuerdo del antiguo monasterio.
En el Pardo estuvieron las Carmelitas hasta 1894 en que se trasladaron a su nuevo Convento levantado en la calle de Ponzano, distrito de Chamberí, donde continúan. Igual que en el siglo XVII el convento se había situado en los límites de la villa, junto a la Cerca, nuevamente a finales del siglo XIX el edificio fue construido en las afueras, en lo que entonces eran los límites de la ciudad, en una zona aún con escasas edificaciones junto al foso del Ensanche.
Por la misma época sus antiguas vecinas, las Salesas Reales, se trasladaron también a su nuevo convento de la calle de Santa Engracia.
Comenzó la construcción del nuevo Convento de Santa Teresa y su iglesia hacia 1870, finalizando en 1893, fecha que figura en la entrada. Situado en la calle de Ponzano 79 esquina María de Guzmán 26, su exterior de ladrillo es de estilo neomudéjar.
Sobre el arco de medio punto de la entrada en el interior de una espadaña hay una escultura de piedra de Santa Teresa. Otra espadaña en la fachada a María de Guzmán aporta un cierto equilibrio al sobrio conjunto. La cúpula está cubierta por tejado de pizarra, con ventanas con arcos de medio punto, rematada por las tradicionales bola, veleta y cruz de forja.
El interior del templo, de una sola nave, es neobarroco, rememorando las históricas iglesias barrocas madrileñas.
Las pinturas de las pechinas de la cúpula son de comienzos del XIX, del mismo autor que el cuadro situado en la parte superior del altar mayor. Debajo, una Transverberación de Santa Teresa de cartón piedra, del siglo XX, imitando los modelos barrocos. Y en la zona inferior, a ambos lados del sagrario, hay dos esculturas, una Santa Teresita de los talleres de Olot y un San Juan de la Cruz del siglo XVII, una de las escasas obras procedentes del antiguo convento.
Otra es la imagen de Nuestra Señora de Europa, escultura de vestir del siglo XVIII, que se encuentra en un retablo en el lado del Evangelio. El Niño es moderno pues el original se perdió durante la guerra civil.
Por otra parte, en la exposición recientemente visitada en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, El triunfo de la imagen, con obras restauradas por la Comunidad de Madrid, cinco de ellas pertenecen a este convento, alguna quizá también procedente del histórico monasterio.
La obra más antigua, una delicada y tierna Virgen con el Niño, anónimo flamenco del Taller de la ciudad de Malinas, antigua capital de los Países Bajos. Realizada a finales del siglo XV en madera dorada, esgrafiada y policromada.
Un Manuscrito apógrafo de Santa Teresa de Jesús : Camino de Perfección, anónimo español del siglo XVI con anotaciones de la propia Santa Teresa. Las cubiertas de plata son de 1755. Se trata de una de las tres copias del texto original autógrafo de Santa Teresa, la llamada copia de Madrid, una de las tres más importantes por tener anotaciones de la autora, junto con la de Salamanca y la de Toledo. Se cree debió llegar al Monasterio de la mano de la Madre María de San Jerónimo que en 1591 fue desde el Convento de San José de Ávila al de Santa Ana de Madrid y en 1595 a la fundación de Ocaña. Desde aquí las Carmelitas descalzas llevaron esta y otras reliquias de la santa al convento madrileño.
La Inmaculada Concepción de Pedro de Mena, 1686, en madera policromada (124 x 40 x 20). Igual que la Virgen y el Niño medieval, es la primera vez que se expone en España.
Como la Adoración de los pastores (Nacimiento) de Luisa Roldán, La Roldana, realizada en terracota policromada durante su etapa madrileña. La última obra es la Transverberación de Santa Teresa de Jesús, de 1725, creada por Nicola Fumo en madera policromada (104 x 70 x 30), igualmente expuesta por vez primera.
Se cree que también procede del primitivo convento de la calle del Barquillo.
Otra de las joyas que se conservan es parte de la tapicería o Colgaduras bordadas en sedas y oro que mencionamos al principio, que habían pertenecido a la Princesa de Astillano, madre del fundador. El Museo Arqueológico Nacional guarda nueve piezas, en cada una de las cuales se representa una galería con sus balaustres, cubierta por un emparrado que está sostenido por cuatro columnas salomónicas.
La extraordinaria pintura la Transfiguración del Señor, después de la revolución de 1868 pasó al Museo de la Trinidad, y de ahí al Museo del Prado donde hoy se puede contemplar.
El cuadro de grandes dimensiones preside la gran Sala 49 dedicada a la pintura italiana, junto a otras pinturas del propio Rafael.
Este año en el que se conmemora el nacimiento de Teresa de Cepeda y Ahumada, Santa Teresa de Jesús, que tuvo lugar en 1515 en Ávila, reformadora de la orden carmelitana y escritora mística, que nunca pudo fundar un convento en Madrid, merece la pena conocer la historia del Real Monasterio de Carmelitas descalzas madrileño y las riquezas artísticas que atesora; visitar el Museo del Prado, la exposición en la Real Academia de Bellas Artes ya recomendada y, por supuesto, la bella Iglesia de Santa Teresa en la calle de Ponzano, heredera del Barroco madrileño.
Por : Mercedes Gómez
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Bibliografía:
J.A. Álvarez y Baena. Compendio histórico de las grandezas de la coronada villa de Madrid, Corte de la Monarquía de España. Madrid, 1786. pp. 176-77.
V. Vignau. “La Colgadura del Convento de las Carmelitas Descalzas de Santa Teresa de Madrid”, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Madrid, tomo IV, año 1900, nº 1. pp 31-48.
J. Sánchez Amores. “Las colgaduras bordadas del convento de Santa Teresa de Jesús, de Madrid, en el Museo Arqueológico Nacional”. Boletín del Museo Arqueológico Nacional, 3, nº 2, 01-feb-1985, pp. 177-193.
P.F. García Gutiérrez y A.F. Martínez Carbajo. Iglesias conventuales de Madrid. Ed. La Librería, Madrid 2011.
Catálogo exposición Real Academia de BBAA de San Fernando, El triunfo de la imagen. Tesoros del arte sacro restaurados por la Comunidad de Madrid. Madrid 2015.
13 comentarios
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9 de marzo de 2015 a 11:35
J. Esetena
Hola Mercedes:
Extraordinario reportaje!! Felicidades por tu esfuerzo de documentación y divulgación. Después de leerlo, dan ganas de ir ya mismo a todos los sitios donde se conservan obras de arte que pertenecieron a este monasterio. La Inmaculada de Mena es una maravilla, por no hablar de la copia de Madrid del manuscrito de Santa Teresa y de las demás piezas. Y ver la copia de la «Transfiguración del Señor» conociendo la historia que le precede, le da una nueva dimensión al cuadro, que se agradece!!
Un abrazo, Jesús
9 de marzo de 2015 a 16:38
Mercedes
¡Muchas gracias, Jesús!
La verdad es que no ha sido ningún esfuerzo, he disfrutado descubriendo la historia y los tesoros de este convento que, lo confieso, hasta que visité la expo de la Real Academia no tenía idea de su existencia.
La Inmaculada es una preciosidad, y el Nacimiento de la Roldana… y todo.
Un abrazo
9 de marzo de 2015 a 18:52
davidguty77
Querida Mercedes, me sorprende cuando hago rutas por Madrid y la gente se queda sorprendida de lugares nunca conocidos por ellos, de la misma manera me pasa contigo con muchos de tus posts. Mira que conozco Madrid pero la de cosas que se descubren contigo, con tus investigaciones, fotos, rastreos, curiosidades… ¡¡Nunca dejas de sorprenderme y me encanta!! Enhorabuena.
Besos
10 de marzo de 2015 a 12:19
Mercedes
¡Hola, David! pues es un placer y una alegría saber que te descubro cosas, a ti, que tan bien nos guías a veces por Madrid, y tan bien lo conoces. Y que sepas que a veces, cuando «descubro» cosas de estas épocas, pienso o digo: ay, si estuviera aquí David seguro nos contaba cosas del estilo, autor, etc. 🙂
Un besazo
10 de marzo de 2015 a 14:37
Antonio Iraizoz
Hola Mercedes. Me ha encantado seguir con tu artículo las huellas de la santa andariega, aunque no consiguiera fundar ella misma en Madrid. Todo un descubrimiento de obras de arte y de arquitectura que no conocía. Siguiendo la «estela» que levanta tu trabajo me animas, además, a publicar ya un artículo que tenía preparado sobre la santa y sus relaciones con Portugal. Un abrazo
10 de marzo de 2015 a 19:45
Mercedes
Hola Antonio, muchas gracias, a mí me ha encantado coincidir en nuestra «atención» a la Santa, es la muestra de cuántos enfoques y posibles temas sugiere esta mujer tan importante en nuestra historia, no solo religiosa, sino en otras facetas, como bien demuestras.
Un abrazo
10 de marzo de 2015 a 17:15
eldiariodesensi.wordpress.com
Mercedes, que sepas que me leo todos tus artículos con detenimiento, pero soy incapaz de retener un nombre o una fecha. Si yo fuera a este Monasterio sin un guía como tu, solo vería cuadros de vírgenes colgados en las paredes. Tus escritos lo ponen en valor.
Bs.
10 de marzo de 2015 a 19:52
Mercedes
¡Gracias, Sensi! me alegra un montón que me leas, es lo mejor que se le puede decir a alguien que escribe en un blog ¿a que sí? si te interesa un poquito, yo tan contenta. Pero no te preocupes, si te sirve de consuelo te diré que mi fuerte tampoco son las fechas, ni acordarme de los nombres y lugares… no hace falta, eso siempre se puede consultar, lo importante es disfrutar y que te guste lo que lees o lo que ves.
Besos
11 de marzo de 2015 a 23:48
Elena
Hola Mercedes: millones de gracias por hacer este elaborado camino siguiendo las huellas de Santa Teresa. Muchos caminos llevan a la santa universal y tú nos los has enseñado en esta ciudad, cosa que personalmente desconocía. ¡Preciosa entrada! y gracias, una vez más, por tu rigurosa documentación y por recorrer todos esos conventos, iglesias, museos.. haciendo fotos para mostrárnoslos y, desde luego, animarnos a conocerlos. Un abrazo
12 de marzo de 2015 a 19:09
Mercedes
¡Gracias a ti, Elena! me alegra mucho que te haya gustado. Fíjate cuántas cosas desconocemos que nos quedan por descubrir…
Un abrazo
23 de marzo de 2015 a 19:16
UN NACIMIENTO INÉDITO DE LA ROLDANA EN MADRID / An unknown Nativity of the Roldana in Madrid | Historia del arte / Art History
[…] de un Nacimiento que fue realizado por Luisa Roldán “La Roldana” y que pertenece al Real Convento de religiosas Carmelitas Descalzas de Santa Teresa […]
18 de marzo de 2024 a 10:26
María
Hola, Mercedes, nos gustaría visitar éste convento con los niños de catequesis de comunión y confirmación y estaba pensando si nos harías el honor de explicarnos cada detalle.
Gracias
18 de marzo de 2024 a 18:43
Mercedes
Hola, María, te agradezco mucho tu confianza, pero seguramente las monjas os lo explicarán mucho mejor, además son muy amables y están orgullosas de su casa.
¡Mil gracias!