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El pasado jueves 19 de abril tuve el placer de disfrutar de un recorrido por algunos de los bellos lugares que ofrece la ciudad de Guadalajara. La Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Guadalajara, bajo el acertado lema Guadalajara, mucho por descubrir, nos invitó a conocer la ciudad en compañía de algunas entidades y asociaciones culturales, guías turísticos y otros amigos blogueros de Madrid.

Lo primero debo dar las gracias por la invitación, fue una mañana preciosa en la que creo todos disfrutamos con el paseo, las buenas explicaciones de nuestro guía, y la amabilidad de nuestros anfitriones. Muchísimas gracias.

Tras nuestra llegada a la ciudad comenzó el itinerario frente al espectacular Panteón de la duquesa de Sevillano y condesa de la Vega del Pozo.

Construido por Ricardo Velázquez Bosco formando parte de un conjunto de edificios que la condesa destinó a establecimientos benéficos. Sus grandes dimensiones, a primera vista, impactan, y las obras de arte que guarda en su interior son magníficas, destacando la obra escultórica de Ángel García Díaz, que recordemos trabajó en repetidas ocasiones con este arquitecto.

Guadalajara, además de monumental, es una ciudad con grandes zonas verdes por la que da gusto pasear.

Desde el Panteón nos dirigimos a otro complejo arquitectónico, el interesante antiguo monasterio o Fuerte de San Francisco. Fundado como convento, desde 1808 fue utilizado como fuerte militar; además del antiguo convento el fuerte está formado por antiguos edificios militares, fábricas –incluso contaban con una forja– y la colonia de viviendas.

En el año 2000 el Ministerio de Defensa lo cedió al Ayuntamiento de Guadalajara. Desde entonces el complejo está siendo restaurado.

La historia del convento es muy antigua. Durante la restauración de la iglesia en 2011 se realizaron excavaciones arqueológicas y aparecieron los restos de un ábside de cal y canto perteneciente a la iglesia primitiva. El templo gótico sufrió un grave incendio a finales del siglo XIV sobre el que se construyó la actual Iglesia de San Francisco, de traza gótica, atribuida a Juan Guas –autor también del Palacio del Infantado–.

En esta iglesia se encuentra la Cripta de los duques del Infantado, mandada construir por el X duque a finales del siglo XVII, inspirada nada más y nada menos que en el Panteón de los Reyes del Monasterio del Escorial. El descenso por la escalera de mármoles de colores impresiona.

La cripta fue saqueada, profanada y destrozada por el ejército francés durante la guerra de la Independencia. Los huesos quedaron mezclados y esparcidos por el suelo.

Hasta su apertura al público en 2011 tras la restauración, estuvo en ruinas, ahora luce en todo su esplendor.

Los restos de toda la familia Mendoza fueron trasladados a Pastrana. Aquí se han conservado los féretros tal como quedaron, varios de ellos rotos a manos de los franceses, como testigos de la historia.

Abandonamos el Fuerte y caminando hacia nuestra próxima visita nos detuvimos unos momentos a contemplar la Iglesia de Santa María, hoy Concatedral, el Convento de las Carmelitas de San José y la Puerta de Bejanque, uno de los escasos restos de las murallas que rodearon Guadalajara en la edad media.

Puerta de Bejanque. Guadalajara.

Poco después llegamos a las puertas de una de las joyas de la ciudad, la Capilla de Luis de Lucena, construida en ladrillo, único vestigio de la primitiva iglesia de San Miguel, derribada en el siglo XIX.

Capilla Luis de Lucena

La Capilla, del siglo XVI, conserva en su interior los hermosos frescos de la bóveda, atribuidos al pintor florentino Rómulo Cincinato –de quien luego admiraremos sus pinturas en el Palacio del Infantado–. La capilla en la actualidad alberga un pequeño y valioso museo.

Desde aquí nos dirigimos al Palacio de la Cotilla, hoy Taller Escuela de arte, donde además de un descanso acompañado de buen café y dulces alcarreños, nos aguardaban el Salón Chino y un inesperado museo dedicado al dramaturgo Antonio Buero Vallejo.

Nos contó nuestro guía que la Cotilla no se refiere a ninguna señora curiosa sino que se trata de una deformación que el tiempo dio a la palabra Costanilla.

El edificio fue construido en el siglo XVII, alrededor de un patio.

Palacio de la Cotilla

A finales del XIX fue propiedad de los marqueses de Villamejor de cuya época –recordemos el gusto de los aristócratas de entonces por los salones de inspiración oriental– se conserva el Salón Chino, una estancia deliciosa creada para disfrutar de representaciones teatrales y conciertos.

Salón Chino Palacio de la Cotilla

Está decorada con papel de arroz pintado representando escenas y leyendas de la vida feudal en la China imperial, durante la Dinastía Qing. El detallado dibujo a tinta y su delicada coloración ofrecen un resultado exquisito.

Salón Chino Palacio de la Cotilla (detalle)

Las Salas dedicadas a Buero Vallejo son una grata sorpresa. En ellas se exponen objetos (caja de pinturas, pinceles…), algún autorretrato y cuadros firmados por él, pues recordemos que además de dedicarse al teatro fue pintor y apasionado del dibujo. También se ha instalado, con gran fidelidad a cómo estaba distribuido en su casa, el que fue su despacho en Madrid.

Tras una breve parada en el conjunto formado por el Palacio renacentista de Antonio de Mendoza y la Iglesia plateresca de la Piedad, actual instituto de enseñanza, llegamos a nuestra última parada, el imponente Palacio del Infantado, del que ya contamos su historia aquí.

Todo esto son solo unos apuntes de la gran cantidad de lugares que hemos podido conocer en esta agradable jornada. Hay mucho más que contar, y monumentos y calles que recorrer, volveremos pronto a la hospitalaria Guadalajara. Historia, arte, jardines, gastronomía…

En la web del Ayuntamiento podéis encontrar información, horarios, visitas guiadas, etc.

También en la app turística descargable en el teléfono móvil, donde entre otras sugerencias todas muy apetecibles encontramos el apartado Descubrir experiencias, una guía con las mejores rutas: ruta de Murallas y fortificaciones, Leyendas, ruta del Cine, de Arquitectura, del Romanticismo, ruta del Mudéjar…

Os animo a todos a visitar Guadalajara, donde sin duda hay mucho por descubrir.

Por: Mercedes Gómez

Ángel García Díaz fue en su tiempo un artista reconocido y considerado por la prensa un «insigne” y laureado escultor, pero por varias razones cayó en el olvido y hoy día es prácticamente un desconocido.

Fue uno de los escultores más importantes del Madrid del siglo XX, responsable de la nueva imagen de la ciudad en los comienzos del siglo junto al arquitecto Antonio Palacios. Sus obras se encuentran en muchos y muy notables edificios del centro de Madrid, pues trabajó con los arquitectos más significativos, no únicamente para Palacios, aunque con él, además de lograr un buen entendimiento personal, llegó a formar el equipo más fructífero.

En el mes de abril de 1910 Ángel García Díaz y Antonio Palacios fueron fundadores, junto a los más destacados artistas del momento, de la Asociación de Pintores y Escultores, hecho que estos días se conmemora con una magnífica exposición en la Casa de la Moneda, Cien años de la Asociación Española de Pintores y Escultores. Un siglo de arte en España.

No hay muchos datos sobre su biografía por varios motivos. Al parecer firmó muy pocas obras, huía de la prensa, y fue más un bohemio que una persona ambiciosa. Por todo esto, merece ser dado a conocer, sirva este breve escrito como reconocimiento a su vida y a su obra.

Ángel García Díaz nació en Madrid el 19 de diciembre de 1873, en la calle de la Madera número 14. Muy joven, gracias a una beca, viajó a Roma y París. Su talento y creatividad fueron evidentes desde muy pronto.

Entre 1889 y 1895 estudió Escultura en la Academia de San Fernando, a la par que acudía como aprendiz al taller del también escultor madrileño Ricardo Bellver, autor entre otras obras del famoso Ángel Caído en El Retiro, quien influiría bastante en sus primeros trabajos.

Igualmente desde muy joven obtuvo premios, el primero en 1888, con tan solo 15 años, en la Exposición Universal de Barcelona. Luego llegarían la Exposición Internacional de 1892, y las Nacionales de 1895 y 1897.

Por esta época realizó su primer gran trabajo en Madrid, en el Ministerio de Fomento, en Atocha, luego Ministerio de Agricultura, actualmente de Medio Ambiente, para el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco.

Antiguo Ministerio de Fomento en Atocha.

Suyas son todas las piezas exteriores que el gran ceramista Daniel Zuloaga pasó a porcelana. En las fachadas laterales creó dos relieves, La Minería y La Industria.

Antiguo Ministerio de Fomento en Atocha. La Minería.

También son obra de García Díaz las figuras en la bóveda de la escalera en el interior del edificio.

Fueron estos años muy importantes en la vida de Ángel García Díaz, pues poco después, hacia 1898, a la edad de 25 años, se casó con Julia Morales Atienza con quien tuvo ocho hijos.

Otros trabajos para Velázquez Bosco fueron el Escudo en la fachada de la Escuela del Ejército, en el Paseo de la Castellana 71, y los Mineros en los torreones de la Escuela de Minas en Ríos Rosas 21, que obtuvieron la 1ª Medalla en la Exposición Nacional de 1906.

Escuela de Minas, Ríos Rosas.

Con el arquitecto Julio Martínez Zapata trabajó también en diversas ocasiones. En el Instituto del Pilar para la Educación de la Mujer, en el Paseo de las Delicias 67, inaugurado el 11 de septiembre de 1902 como escuela de niñas pobres huérfanas hijas de Madrid. García Díaz realizó las imágenes de mármol de la Capilla. Hoy día es el Colegio de Nuestra Señora de las Delicias.

También con Martínez Zapata trabajó en el Puente de la Reina Victoria, frente a la ermita de San Antonio de la Florida, inaugurado en 1909, realizando los osos de las farolas, símbolo de Madrid. Por la misma época y con el mismo arquitecto participó en la construcción de la Casa de Socorro Municipal del Distrito Centro, en la calle de las Navas de Tolosa 3 esquina Ternera nº 2. García Díaz realizó el relieve alegórico de la fachada en memoria de la promotora del centro, doña Josefa Claudia Artieda, terminado en 1913.

El artista también recibió otros encargos municipales, como la restauración de la Fuente de la Fama, de Pedro de Ribera, en 1911 cuando iba a ser trasladada al Parque del Oeste y que actualmente se encuentra en los Jardines del Arquitecto Ribera en la calle de Barceló.

Durante estos años de los comienzos del siglo XX, también trabajó para Fernando Arbós en la iglesia de San Manuel y San Benito, en la calle de Alcalá, frente al Retiro. Suyas son las estatuas del interior, incluido el Jesús Salvador del Altar Mayor.

San Manuel y San Benito

En 1909 construyó su propia vivienda y taller, según proyecto de su amigo Palacios, en la esquina de Ríos Rosas con Alonso Cano, derribado después de la guerra. Este taller sería uno de los más grandes de un escultor en Madrid, junto con el de Mariano Benlliure.

Por esta época realizó una de sus obras más espectaculares, la escalera del Casino de Madrid, en Alcalá nº 15, para José López Sallaberry. Suyos son todos los relieves escultóricos realizados en escayola.

Casino de Madrid

Casino de Madrid

El primer proyecto para el Banco Río de la Plata, actualmente sede del Instituto Cervantes, con Antonio Palacios, data de 1910, edificio con una de las fachadas más impresionantes de Madrid, cuyas esculturas, las esplendorosas Cariátides, y los Capiteles son obra de este escultor, como ya vimos.

Las Cariátides

Capiteles de Las Cariátides

Angel García Díaz conoció a Palacios gracias a su maestro Velázquez Bosco, y su colaboración con el gran arquitecto fue donde su arte encontró la mejor expresión de la unión entre la escultura y la arquitectura. El edificio del Palacio de Comunicaciones en Cibeles, hoy sede del Ayuntamiento, que ambos construyeron, es casi una gran escultura modelada cuidadosamente pieza a pieza.

Antiguo Palacio de Comunicaciones

En el Patio de Carterías fue instalado, en un barracón, un gran taller de escultura donde se desarrollaron todas las ornamentaciones a partir de dibujos de Palacios y de Ángel García Díaz, que éste convertía en figuras de yeso. Al parecer llegó a haber ciento treinta operarios que transformaban la obra en piedra caliza de Colmenar y Petrel.

Detalle fachada

En 1927 realizó el Escudo en mármol para la sede del Colegio Notarial de Madrid, situada en la esquina de las calles Juan de Mena y Ruiz de Alarcón.

Colegio Notarial

Otras obras de Ángel García Díaz son las del Colegio del Pilar, en la calle de Castelló (suyos son los ángeles de las fachadas laterales, las figuras del pabellón acceso y la fachada de la iglesia en la calle Príncipe de Vergara), y la ornamentación del Edificio Adriática, en Callao.

Edificio Adriática

En 1929 llegaron malos tiempos para el artista. Murió su esposa, y los encargos escaseaban. Se dio una circunstancia especial en su vida, por una parte consiguió un gran prestigio entre los arquitectos, de hecho ya hemos visto que trabajó con los más notables, pero al parecer eso provocó una cierta desconsideración por parte de sus compañeros escultores.

Hasta que cuatro años después consiguió la cátedra de Escultura decorativa en la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado, en la que disfrutó orgulloso mostrando a sus alumnos lo que significaba la ornamentación escultórica en la arquitectura mediante las obras en las que había participado.

Pero la guerra llegó para trastocarlo todo. Se vio obligado a vender su gran taller en Ríos Rosas, perdiéndose desgraciadamente casi todas sus maquetas y documentos. Se trasladó a uno más pequeño, allí cerca, en la calle de Modesto Lafuente, pero poco después, en 1937, fue apartado de su puesto de profesor en la Escuela. Pasada la guerra pudo volver durante un año, pero ahí terminó casi todo.

Antonio Palacios murió en 1945, lo que contribuyó a su tristeza. En sus últimos años no tuvo apenas trabajo y sí muchos problemas económicos.

La nueva arquitectura ya no necesitaba de su escultura, los tiempos estaban cambiando.

Murió en 1954, en su último taller del número 47 de la calle de Lope de Vega.

Texto y fotografías: Mercedes Gómez

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Fuentes:

Diario ABC, 4 oct. 1917
Juan Manuel Arévalo. Un escultor para arquitectos. La obra de Angel García. Revista Goya. Nº 301-302, Museo Lázaro Galdiano, Jul.-Oct. 2004.
VVAA. Antonio Palacios. Constructor de Madrid. Catálogo Exposición Círculo de Bellas Artes, nov.2001-ene.2002.

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