El edificio de las antiguas Serrerías Belgas, situado entre las calles Cenicero y Alameda, a un paso del Paseo del Prado, es uno de los pocos ejemplos de arquitectura industrial que perviven en Madrid, una vieja fábrica maderera destinada ahora a albergar cultura contemporánea.

El año 1840 se fundó la Sociedad Belga de Fincas Españolas, asentándose en un espléndido solar al final de la calle de Atocha que tiempo atrás ocupó un convento. La elección resultó acertada pues poco después se inauguró la Estación de Atocha o del Mediodía, hecho que favoreció sin duda la prosperidad de esta empresa.

En 1863 se ampliaron las construcciones iniciales, que sufrieron numerosas reformas y cambios durante los primeros años del siglo XX, hasta llegar al edificio actual.

Esta Sociedad fue el antecedente de la actual propietaria del “Pinar de los Belgas” en Rascafría: la Sociedad Anónima Belga de los Pinares del Paular, que en su web conserva recuerdos de aquellos tiempos lejanos en que la industria maderera se encontraba en la madrileña calle de Atocha.

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Después de la guerra se fueron ampliando las instalaciones con la compra de nuevos terrenos. La idea fue rentabilizar la propiedad con la construcción de algunos comercios y viviendas, al final lo que se construyó fue un hotel, el Hotel Mercator, finalizado en 1954.

Esta fue la sede de la fábrica hasta los años 70 del siglo XX, la actividad se fue reduciendo poco a poco hasta quedar las naves casi abandonadas y, en el año 2000, se vendió el hotel.

En su lugar se construyó el moderno Hotel Paseo del Arte, que fue inaugurado en 2002 en el actualmente nº 123 de la calle de Atocha.

Las naves de las antiguas serrerías fueron adquiridas por el Ayuntamiento y poco después nació el proyecto de rehabilitación para convertirlas en una de las sedes de la INTERMEDIAE, centro de arte dedicado a la Creación contemporánea y a las últimas técnicas de expresión artística. La otra sede, ya en funcionamiento, es el antiguo Matadero de Legazpi.

Tras el grave incendio de una Subestación Eléctrica de Unión Fenosa en el mes de julio de 2004, que estaba situada entre las serrerías y la antigua Central Eléctrica de Mediodía -hoy convertida en el Caixa-Forum- , lo único que quedó fue un gran solar.

Poco después del incendio, la medianería que se asomaba a dicho solar fue cubierta con un enorme mural de lona que invitaba a leer el capítulo XXXIX del Quijote como antesala protectora de las naves de las antiguas serrerías.

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A continuación, caminando por la calle Alameda, se leía perfectamente el rótulo que informaba que ahí estuvieron los viejos ALMACENES Y TALLERES MECÁNICOS. Una verja y un pequeño patio-jardincillo donde desde siempre hubo un árbol, separaban las naves del hotel. Al fondo, la calle Atocha.

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Por la calle Atocha, llegamos a la de Cenicero donde se encuentra la fachada que anuncia MADERAS DEL PAÍS Y EXÓTICAS. La antigua entrada a la fábrica por la Calle Cenicero nº 8 anuncia TALLERES Y PINARES PROPIOS.

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Unión Fenosa cedió el solar al Ayuntamiento, para zona verde. La subestación fue trasladada y reconstruida bajo la Cuesta de Moyano; el solar se convirtió en la nueva Plaza de las Letras, inaugurada en abril de 2007; y la medianería ahora luce unos paneles ondulados de metal, quizá acordes con el pasado industrial de la zona.

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Bajo la plaza se instaló el Medialab-Prado, un programa del Área de Las Artes del Ayuntamiento de Madrid relacionado sobre todo con la nueva cultura digital, como adelanto a la futura Intermediae.

El mismo año 2007 se falló el concurso de ideas para la “adecuación de la antigua serrería belga” y convertirlo en el centro Intermediae-Prado, resultando ganador el proyecto “Street Fighter”, de los arquitectos María Langarita Sánchez y Víctor Navarro Ríos, quienes afirman querer buscar un equilibrio entre lo que el edificio ha sido y lo que será. El viejo edificio conservará su estructura y “la memoria del pasado se mantendrá como un punto y seguido…

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El carácter que el uso de la serrería dio al edificio, su maquinaria específica, todo será recubierto con una pátina de resinas que congelará en el tiempo lo que la serrería fue hasta esa fecha para poder reescribir encima lo que el edificio puede llegar a ser”.

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Hoy, allí sigue cercana la Estación de Atocha, desde donde ahora parte el AVE a diferentes lugares, en lugar de los viejos trenes, algunos cargados de madera; el Paseo del Prado se ha convertido en el Paseo del Arte, con el maravilloso Museo del Prado, el Centro de Arte Reina Sofía, el Museo Thyssen, el Caixa Forum. Y allí permanece el edificio de la antigua serrería que pronto albergará el nuevo centro Intermediae-Prado. Los rótulos ahora están tapados por lonas que anuncian el futuro centro cultural, pero cuando finalicen las obras seguro volverán a mostrarse, recordando el uso industrial que las naves un día tuvieron.

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Como testigo de todos los cambios acaecidos durante estos más de ciento sesenta años, el árbol continúa en su lugar, en el patio-jardincillo, observándolo todo.

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Fuentes:

COAM. Arquitectura de Madrid. Madrid 2003.
http://www.esmadrid.com/intermediaeprado/pdf/plano_street_fighter.pdf

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Texto y fotografías: Mercedes Gómez