Este artículo está dedicado a Elena Asins.
Os invito a conocer su web, aunque por caminos artísticos distintos, en cierto modo Elena ha continuado la obra de sus antepasados. Es biznieta del gran constructor del hierro Bernardo Asins, y nieta de Gabriel, a quienes ya conocemos por algún artículo anterior.
A Elena le agradezco su ayuda y su confianza. Y a todos, espero que os guste este recuerdo de unos personajes casi desconocidos cuya magnífica obra sin embargo se encuentra por toda la ciudad.
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Bernardo Asins y Serralta nació en la década de los años 40 del siglo XIX, probablemente en Madrid, aunque estos datos no se conocen con certeza. Sí se sabe que estudió el arte de la carpintería del hierro en París, siendo su maestro Gustav Eiffel. En 1867 volvió a España, se estableció en Madrid y fundó la Casa Asins convirtiéndose en el constructor del hierro más importante del siglo XIX y quizá el mejor. Dicen las crónicas de la época que fue un digno sucesor de los maestros herreros artesanos del siglo XVI, que convirtió la forja industrial en artística.
Igual que existió el título de Maestro Herrero y Cerrajero del Ayuntamiento de Madrid, hasta que desapareciera hacia la mitad del siglo, existió el de Cerrajero de la Casa Real, cuyo último nombramiento oficial tuvo lugar por esa misma época, durante el reinado de Isabel II.
El último Cerrajero Real fue Vicente Mallol, en cuyo taller trabajó Asins y quizá allí completó su formación a las órdenes del Maestro. El taller de la Cerrajería de Palacio estaba en el Parque de Palacio o Campo del Moro, desde que Mallol solicitara a la reina el alquiler del “obrador de dorar a fuego” que estaba situado “al final de la Rambla de Palacio”.
Tras la muerte de Vicente Mallol en 1872, su viuda Martina Alonso heredó el taller, pero debido a sus problemas de salud, cinco años después se traspasó el arrendamiento de la cerrajería a Bernardo Asins, que ya estaba al frente del taller como maestro herrero y que ya por entonces gozaba de un gran prestigio.
Desde este taller del Campo del Moro, realizó numerosos trabajos para Palacio, las Reales Caballerizas y los Sitios Reales, creando toda clase de elementos, como verjas, herrajes, etc. También llevó a cabo obras de envergadura, como la conducción de aguas a la Casa de Campo, y fabricó los pararrayos de los palacios reales.
En 1880, reinando Alfonso XII, solicitó permiso para utilizar el Escudo de Armas Reales junto a la firma de su propia fábrica en las facturas, etiquetas, etc., permiso que se le concedió, aunque nunca llegó a obtener el título de Cerrajero Real de forma oficial.
Con el tiempo también fue galardonado con la Gran Cruz de Isabel la Católica y fue nombrado Comendador de la Orden y Caballero Cubierto ante S.M. el Rey.
Su propio taller lo estableció en el emergente barrio de Chamberí, en el número 28 de la entonces calle de Chamartín –actual Fernández de la Hoz 50-.
En esos años finales del siglo XIX en el barrio se fueron instalando talleres de todo tipo, de decoración y pintura, mecánicos, de material eléctrico, de carruajes, fábricas de papel… y herrerías.
El joven Bernardo, casado con Carmen Perdiguero y Martínez, allí instaló su empresa y también la casa familiar.
Al parecer era un hombre exigente e innovador que, pionero en aquellos momentos del fin del siglo XIX, pedía a sus empleados que acudieran a las academias con el fin de perfeccionar su trabajo. La fábrica tuvo tanto éxito que en 1890 llegó a tener 100 operarios. De sus talleres salieron una gran parte de las grandes y también pequeñas obras del hierro en Madrid, muchas de las cuales continúan adornando nuestra ciudad.
Como ya comentamos en el artículo sobre la Forja industrial, la Casa Asins trabajó con los mejores arquitectos de la época. Una de sus especialidades fue la creación de bibliotecas de hierro en lugar de madera como se había hecho hasta el momento, con el fin de evitar los incendios, con tal maestría que consiguió auténticas obras de arte, modelando el hierro con tanta perfeccción, que cuesta percatarse de que no se trata de madera. Un ejemplo es la espectacular biblioteca del Senado, construida en 1882 en estilo neogótico, bajo la dirección del arquitecto Emilio Rodríguez Ayuso.
Otras de las obras más importantes de Bernardo Asins fueron las realizadas para la Biblioteca y el Museo Arqueológico Nacional, consistentes en puertas, verjas, cubiertas de patios, y el gran depósito de libros de la biblioteca.
También, como ya sabemos, fue el encargado de la construcción del Palacio de Velázquez. En 1887 se adjudicaron a la Casa Asins las obras para la realización del Pabellon de hierro y cristal que habría de albergar la Exposición de Filipinas en el Parque del Retiro, el Palacio de Cristal, quizá su obra más grandiosa. Ambos edificios, obra de Ricardo Velázquez Bosco.
También fabricó las puertas de las cuatro fachadas del Banco de España y demás elementos de hierro, modelo del arquitecto Eduardo de Adaro.
Menos llamativa, pero de una calidad indudable, es su participación en la restauración de la iglesia de San Francisco el Grande que se dio por concluida en 1889. Suyos son los herrajes de “talla primorosísima”, que cierran las puertas de la iglesia, en las que participaron varios artistas a partir del modelo diseñado por Antonio Varela.
Bernardo Asins murió joven, el día 1 de febrero de 1897, con algo más de cincuenta años de edad, inesperadamente, y su hijo Gabriel que por entonces se encontraba estudiando Derecho en París tuvo que volver a España, abandonar la carrera y hacerse cargo de la empresa.
El taller causaba sensación a los visitantes, debido a las modernas instalaciones y a las bellas obras que allí se mostraban. Tenía una superficie de 24.000 pies cuadrados, más de 2.000 metros cuadrados. Se accedía cruzando la verja de un bonito jardín, y de allí se llegaba a la fábrica. Los altos techos y las doce grandes ventanas proporcionaban al lugar una luz perfecta hasta última hora del día. Además de la maquinaria había mesas donde se dibujaban las obras y de las paredes colgaban ejemplos de muchas de ellas.
Del taller se pasaba a una galería donde se encontraba diversa maquinaria, toda ella procedente de París, igual que la del taller, donde Bernardo y luego su hijo adquirían los últimos adelantos. Una puerta daba a un patio donde se hallaban las grúas que permitían manejar las grandes piezas de hierro dulce que allí se construían, y seis fraguas.
Pero lo que sin duda impresionaba más a todos era el Estudio adornado con infinidad de modelos de obras realizadas. Asombraba la vitrina llena de objetos de todo tipo delicadamente cincelados, floreros, farolas, puños de bastones, juegos de té, una escribanía… inimaginables obras de arte realizadas en hierro.
La fábrica fundada por Bernardo Asins, luego regentada por Gabriel, llegó a tener 200 operarios a principios del siglo XX.
Digno sucesor de su padre, Gabriel Asins firmó algunas de las obras más importantes de la época, y fue igualmente responsable en gran medida de la imagen del “nuevo” Madrid, de finales del siglo XIX y principios del XX. Miradores, verjas, barandillas, persianas de hierro de las cuales había obtenido la patente de su invención…
Entre 1893 y 1897 Velázquez Bosco reformó el edificio de Atocha para convertirlo en sede del Ministerio de Fomento.
La puerta principal es obra de la Casa Asins, ya firmada por Gabriel.
Muy cerca de su casa-taller, en la misma calle de Fernández de la Hoz, la iglesia de San Vicente de Paul conserva la verja de estilo gótico allí forjada, según diseño de Juan Bautista Lázaro.
Con Antonio Palacios trabajó en la construcción del Banco del Río de la Plata, hoy sede del Instituto Cervantes, la cual comenzó en 1910, y probablemente en los demás edificios que este arquitecto construyó, como el cercano Palacio de Comunicaciones. Palacios, como anteriormente Velázquez Bosco, arquitecto que ejerció una gran influencia sobre él, supo unir a la perfección las artes decorativas y la arquitectura: la cerámica de Daniel Zuloaga, la escultura de Ángel García Díaz y la cerrajería de Gabriel Asins, antes de Bernardo.
Ese mismo año se finalizó el Casino de Madrid, en la calle de Alcalá 15, con José López Sallaberry. Asins construyó la Biblioteca en estilo gótico.
Otras obras fueron la fachada del Banco de Bilbao en la calle de Sevilla con Ricardo de Bastida Bilbao en los primeros años 20, las puertas y rejas del Círculo de la Unión Mercantil, en la Gran Vía 24. Escaleras, ventanas, persianas, etc. para el Banco Hispano Americano y para el Crédit Lyonnais. La verja de la Catedral de la Almudena, la puerta monumental del Palacio de Justicia. Y muchas más. Su trabajo mereció una Medalla en la Exposición de Bellas Artes del año 1911.
A Gabriel, igual que a su padre, le llegó la muerte demasiado pronto, también con poco más de cincuenta años y de forma repentina, y nuevamente su hijo, también Gabriel, con tan solo 19 años de edad hubo de hacerse cargo de la empresa familiar, repitiéndose la historia de forma dramática.
Desgraciadamente los tiempos estaban cambiado, como sabemos el hierro forjado dejó de estar de moda y ya no era tan valorado, llegó la guerra, y nada volvió a ser igual. La empresa dejó de ser tan reclamada y los terrenos familiares se fueron vendiendo.
La casa actual del número 50 de la calle de Fernández de la Hoz, construida poco antes de la guerra, conserva la bonita puerta de hierro forjado que construyó Gabriel, nieto de Bernardo, como testigo y a la vez recuerdo de tiempos pasados.
Texto y fotografías por : Mercedes Gómez
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Fuentes:
M.R. Cervera. «Maestros herreros y cerrajeros de la Casa Real durante el siglo XIX». Revista Reales Sitios, nº 130, 1996.
La Iberia, 23 enero 1889
Revista Ilustrada, 25 sept 1895
El Imparcial, 2 febrero 1897
La Acción, 16 julio 1916
La Ciudad Lineal, 10 junio 1931
BNE, Bernardo Asins constructor de pararrayos. 23 feb 2010.
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19 comentarios
Comments feed for this article
7 de octubre de 2010 a 10:45
Maria Rosa
Pues ya me has alegrado el día con este magnífico reportaje por el que te doy la enhorabuena pues es de lo más ilustrativo y demuestra realmente que esta familia y su arte están presentes en los edificios más bellos y representativos de Madrid…Y enhorabuena también a Elena Assins que con toda razón estará sin duda tan orgullosa de pertenecer a ella.
7 de octubre de 2010 a 10:48
Enrique Campoamor
Hola,
Solo una puntualización. El Paseo del Cisne es la actual calle Eduardo Dato, no General Martínez Campos. Del paseo del Cisne, como único recuerdo, tan solo quedan una pareja de esquemáticos cisnes metálicos en la puerta de acceso del edificio donde vivo.
Por cierto, ¿donde puedo localizar más fotos on line del mapa de I. de Ibero? Más que nada para localizar si en esa época estaba ya construido el edificio donde vivo en Eduardo Dato.
Un saludo y enhorabuena por la página.
7 de octubre de 2010 a 10:57
Paco
Sí que es un lástima que ya no se hagan cosas así. Pero también hay que tener en cuenta que estos hombres, más que artesanos, eran artistas. Y sino ahí está el repaso que haces a sus obras en Madrid. Ya podía tomar nota el que nos está llenando de granito la ciudad, que la forja va muy bien con él 🙂 Sino ahí está la puerta de Cristina Iglesias en la ampliación del Prado, que además ha sido una de las pocas cosas que nadie ha discutido.
De todas formas, si ellos no se preocupan tenemos tu blog para «abrirnos los ojos» a los que no caemos en todos estos bonitos detalles de los que está llena Madrid.
Besos
7 de octubre de 2010 a 14:25
artedemadrid
¡Gracias María Rosa! Es verdad, parece mentira que personas tan presentes en Madrid con sus obras sean tan desconocidas.
Hola Enrique, ¡tienes toda la razón! Y mira que he hablado aquí del Paseo del Cisne! Al menos de momento, he quitado ese párrafo y el plano, me había hecho un lío, te agradezco mucho tu comentario.
Respecto al plano, en internet no lo se, todos los planos de Madrid están disponibles en la Biblioteca Regional, en la calle Ramírez de Prado (llevas un CD y te los graban). Si me dices en qué número vives o entre qué calles, lo puedo mirar, no caigo ¿cuál es el edificio con dos cisnes?…
Muchas gracias por todo.
Gracias Paco 🙂
Es cierto, a nuestro ayuntamiento parece que no le gusta el adorno, la delicadeza… y sí lo seco, lo árido.
¿Sabes? Por fin la semana pasada volví a acercarme a la Puerta de Cristina Iglesias, y entré a ese pequeño vestíbulo que queda entre ella y el cristal que impide la entrada al museo. Hice alguna foto pero había tanto contraste entre el interior oscuro y el exterior soleado que me han quedado muy mal. Además, como el espacio es pequeño, pues tampoco podía conseguir una buena toma. En fin… es mejor verlo allí mismo.
Besos
Mercedes
7 de octubre de 2010 a 16:19
anapedraza
¡Hola Mercedes!
Me da igual que me parezca al ajo: ¡otra lección magistral más!, queridos blogueros que leemos a Mercedes, ¡tenemo que darla un premio!
Lo que expones son OBRAS DE ARTE, con la particularidad del material.
Sigo pensando que el arte en forma embellece hasta lo más feo. Además, no es tan cara como se pueda pensar, el precio está motivado porque se solicita poco, pero es mucho más económico y fácil de manipular que el aluminio, metal, con el cual es imposible hacer los ejemplos que has puesto.
¡Un besazo!
Miguel
7 de octubre de 2010 a 18:32
Enrique Campoamor
Hola Mercedes,
Vivo en Eduardo Dato 5 (dos cisnes estilizados en la entrada, a cada lado del portal de entrada). El edificio debe ser de finales del XIX o principios del XX. Originariamente tenía tres plantas y mi bisabuelo añadió dos pisos más, creo que en los años 20 del siglo XX.
Siempre he oído en mi familia que antes de este edificio había una especie de cuadra para caballos de tiro(en alguna remodelación de tierras en los sótanos apareció, hace unos meses, muchísima cantidad de estiercol) y más antiguamente una ¡plaza de toros!… pero esto último me parece más bien una leyenda.
Si me puedes enviar la zona del mapa del edificio te lo agradecería un montón!!!
Un abrazo,
7 de octubre de 2010 a 18:34
elena asins
mi querida mercedes:
no me esperaba tanto y tan bueno.
decirte gracias, me suena a convención.
no tengo la palabra justa y que tu te mereces.
quizá decirte, que tu también ERES UNA ARTISTA, de la palabra, la descripción y la didáctica.
a mi, siendo descendiente de ellos, me has enseñado con talento y llanamente, lo que hicieron.
me he reconocido en ellos, he cobrado identidad, gracias a ti. saber que los demás saben de aquellos, que ya no pueden hablar y que sin embargo, sus magníficas obras gritan. gritan en el desierto de un madrid que no escucha, que no pregunta, que silencia a sus artistas y al trabajo que hicieron en una época que trataba de embellecer, un madrid al que sólo le interesa (hablo en términos generales) la producción de obras mediocres, baratas y vulgares.
no quiero extenderme, no debo. pero no sabes lo que esto que ha hecho en mi reconocimiento, lo que representa para mi, su enorme importancia y valor. quizá alguna vez pueda demostrártelo. que asi sea.
grandes abrazos y mi más sincera felicitación
elena asins
7 de octubre de 2010 a 18:51
José Casado
Sin palabras! Asi que este es el post de la cerrajeria que me comentaste. Dos cosas: primero, increible la cantidad y la calidad de obras de esta familia de cerrajeros, totalmente desconocida para mi, y me temo que casi para todos. Y segundo, fantastico post, por la imagenes….que siempre valen más que mil palabras y por la cantidad de datos que nos has dado.
Enhorabuena! Un saludo Mercedes.
7 de octubre de 2010 a 23:37
artedemadrid
¡Hola Miguel, gracias de verdad!, pero te aseguro que no es mi intención dar lecciones magistrales, solo contar cosas sobre Madrid.
En cuanto a los premios, aunque no lo creas tengo bastantes, todos los que me acompañáis y leeis mis historias, sois un premio (aunque parezca una frase repipi, es una realidad) 🙂
Y en cuanto al aluminio que comentas, hubo un tiempo en que sustituyó al hierro en la construcción, y estéticamente fue un desastre. En fin.
un beso grande
7 de octubre de 2010 a 23:41
artedemadrid
Enrique, lo buscaré y te lo mando… a ver si descubres la historia de tu casa, y nos la cuentas, parece muy interesante.
saludos!
7 de octubre de 2010 a 23:49
artedemadrid
Elena, como dice María Rosa, debes estar orgullosa de tu familia, y de tu propio arte también.
No se qué más decir, solo que me alegro infinito de que te haya gustado el artículo, se que para tí es importante conocer, y que se conozca, la historia de tus antepasados. Si he contribuido un poquito en ello, me siento feliz.
un beso
7 de octubre de 2010 a 23:55
artedemadrid
Muchas gracias José, a la que vais a dejar sin palabras es a mí ¡uf! 🙂
Me alegro te haya interesado, hace poco yo tampoco conocía a los Asins, y sus obras, y es verdad que asombra darse cuenta de que están por todas partes, con tanta belleza.
gracias a todos, saludos y besos
Mercedes
8 de octubre de 2010 a 21:54
elena asins
gracias maria rosa.
si. estoy orgullosa. pero sabes? me gustaría que ellos, sobre todo mi pobre padre, que también era un artista, pudieran haberlo leído.
mercedes, es un caso aparte. una mujer genial ¿estamos de acuerdo verdad?
cordiales saludos
elena asins
17 de noviembre de 2010 a 20:14
LUIS-FELIPE
En mi labor del árbol genealógico de mi familia, llego a esta página para añadir un comentario que no sé si es correcto y oportuno; como es que el proyecto de instalación de la verja de La Almudena lo hizo mi tío abuelo Andrés Ripollés Baranda, ingeniero militar y ayudante del rey Alfonso XIII, según he averiguado en internet
18 de noviembre de 2010 a 22:29
artedemadrid
Gracias por tu comentario Luis-Felipe, es correcto y oportuno.
Es posible que sea como dices, y que el proyecto sea de tu antepasado, lo ignoro, la Casa Asins lo realizó en su taller, pero eso no significa que lo diseñara.
saludos
1 de diciembre de 2010 a 23:43
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