Antonio Machado nació en 1875 en Sevilla y murió el 22 de febrero de 1939 en Colliure, Francia. El próximo sábado se cumplen 75 años de su muerte.
Estos días de homenajes y recuerdos nos invitan a volver a leer sus poemas, evocar su figura y su vida en nuestra ciudad, y pasear por los barrios que frecuentó. Antonio Machado vivió durante largo tiempo en Madrid, aquí creció, estudió, escribió, vivió su amor secreto… Tuvo numerosos domicilios aunque nunca llegó a tener una casa en propiedad. Las mudanzas estuvieron motivadas, además de por los cambios familiares y profesionales, en gran medida por razones económicas.
Su familia llegó a Madrid en 1883, Antonio tenía ocho años de edad. El primer barrio que conocieron fue el de Salamanca cuya construcción había comenzado pocos años antes; se instalaron en un piso interior de la calle Claudio Coello nº 13 (*), esquina con la calle Villanueva.
El domicilio fue elegido entre otras razones porque se encontraba cerca de la Institución Libre de Enseñanza, colegio al que los niños de la casa, los mayores Manuel, Antonio y José acudieron a estudiar, en la calle Infantas nº 42, próximo a la plaza del Rey. Caminando por la calle Villanueva hacia Recoletos, atravesando Serrano, no demasiados minutos después llegarían a la plaza del Rey, ¿quizá por la calle Almirante hasta la del Barquillo?
Precisamente al año siguiente se trasladaron al número 3 de Almirante, principal izquierda, un piso más grande y más cercano al colegio. Era un bonito –entonces nuevo– edificio construido por el Marqués de Cubas.
La Institución Libre de Enseñanza fue trasladada al paseo del General Martínez Campos 14 –sede que hoy acoge la Fundación Giner de los Ríos– y la familia en el verano de 1885 se mudó a un segundo piso de la calle Santa Engracia 52, una vez más muy cerca de la escuela.
Antonio Machado fue a este colegio durante seis cursos, hasta los 14 años. Entonces aprobó el examen de ingreso al Instituto de San Isidro de la calle Toledo, cuyo claustro quizá recorría todos los días antes de acudir a clase.
Al año siguiente le trasladaron al Instituto Cisneros, en la calle de los Reyes.
Después de otros cambios de domicilio sobre los que hay datos más dudosos, los Machado se mudaron a la calle Fuencarral, que recorrerían casi entera empujados por los numerosos avatares que sufrieron. El primer edificio que habitaron fue en el número 46, junto al Humilladero de Nuestra Señora de la Soledad. Pero la muerte del padre les obligo a trasladarse al nº 98, cerca de la glorieta de Bilbao; y en 1896 la muerte del abuelo, que aportaba la mayor parte de los ingresos familiares, los problemas económicos los trasladaron a un piso aún más modesto en el nº 148 de la misma calle, poco antes de llegar a la glorieta de Quevedo.
En 1909, ya casado con la joven Leonor –que murió solo tres años después–, desde Soria el escritor volvió a Madrid. Entonces su madre, Ana Ruiz, y sus hermanos, tenían un nuevo domicilio, habían abandonado la calle Fuencarral y vivían en la Corredera Baja de San Pablo número 20.
En la primavera de 1917 la familia realizó el que fue su último cambio de vivienda en Madrid, alquilando una espaciosa casa de ocho habitaciones en la calle del General Arrando, 4, 1º dcha., cerca de la plaza de Chamberí.
En 1928 Antonio Machado conoció a Pilar de Valderrama, Guiomar, que también era escritora y al parecer le admiraba. Pilar fue a Segovia, donde entonces vivía el poeta, para verle, y él se enamoró de ella. Estaba casada, su marido la engañaba, su matrimonio no era feliz. Le quería, pero “por fidelidad a sus creencias –era católica– y a sus hijos no podía ofrecerle más que una amistad sincera”. Si no, no se volverían a ver.
Él cada semana llegaba en el tren desde Segovia hasta la Estación del Norte y subía atravesando el parque del Oeste hasta el paseo de Rosales donde ella vivía… a veces la veía asomarse, otras veces no.
Se encontraban secretamente. Durante el verano se refugiaron en los jardines de la Moncloa que por entonces eran propiedad, junto con el Palacio, del Ministerio de Instrucción Pública. Se sentaban en un banco de piedra, cerca de una fuente, por eso lo llamaban el Jardín de la Fuente, y Machado puso al banco el nombre de banco de los enamorados.
Hoy día, sede de la Presidencia del Gobierno, no se pueden visitar. A pesar de que tanto los jardines como el palacete fueron destruidos durante la guerra, luego reconstruidos, la fuente sobrevivió, así nos lo cuenta Ian Gibson en su biografía del escritor, Ligero de equipaje.
Cuando llegó el otoño comenzaron a verse en un café de Cuatro Caminos que ya no existe.
A pesar de lo que ella escribió en sus memorias Sí, soy Guiomar, no está claro que correspondiera a Machado, ¿cuáles eran sus motivaciones?, ¿buscaba beneficios para su propia obra literaria?… Lo único cierto es que vivieron un amor puramente platónico que hizo sufrir mucho al poeta. Leer las cartas que Antonio envió a su amada, las que la diosa conservó de su poeta, pues la mayor parte las destruyó o borró párrafos comprometidos, encoge el corazón.
Sevilla, Madrid, París, Soria, Baeza, Segovia…
Machado volvió a Madrid en 1932 tras conseguir una plaza de profesor titular en el Instituto Calderón de la Barca.
Durante esta última etapa de su vida tanto él como su hermano Manuel eran asiduos de las tertulias. Al parecer cambiaban a menudo de local, cuando era demasiado conocida su presencia en algún café y querían huir de compañías no deseadas.
Sus preferidos fueron: el Varela en la calle Preciados, esquina Santo Domingo; el Español en la calle Carlos III junto al Teatro Real; y el más famoso, el Café de las Salesas en la calle Bárbara de Braganza, por la foto que le hizo Alfonso a finales del año 1933, publicada en el diario La Libertad el 12 de enero de 1934, junto a la periodista Rosario del Olmo, que iniciaba con Machado una serie de entrevistas dedicadas a los “deberes del arte” en momentos difíciles.
Aunque la foto más reproducida y conocida es una copia recortada en que aparece solo el poeta.
No es el único recuerdo que Madrid guarda de Antonio Machado. Ninguna placa municipal pero sí una instalada por la Sociedad General de Autores en 1985 en este último domicilio conocido del poeta en Madrid, con motivo del homenaje nacional a Federico García Lorca, Miguel Hernández y el propio Machado.
En 1986 fue colocado un busto de bronce del poeta en los jardines del Centro Cultural que lleva su nombre, en el distrito de San Blas, calle San Román del Valle 8.
Recordemos también las Cabezas obra del escultor Pablo Serrano, de las que tenemos tres ejemplos. Una en el Museo de Bellas Artes de San Fernando. El monumento-fuente dedicado por el Pueblo de Madrid al poeta Antonio Machado en la Ciudad de los Poetas, en terrenos de la antigua Dehesa de la Villa; tanto la calle en la que se ubica el monumento como la estación del metro que nos lleva hasta allí, se llaman Antonio Machado. Y la última, en los jardines de la Biblioteca Nacional.
En 1936 consiguió la Cátedra de Lengua y Literatura francesas del Instituto Cervantes de 2ª Enseñanza, entonces ubicado en la calle Prim, un barrio que él conocía bien. Pero comenzó la guerra y Machado se marchó a Valencia. Nunca volvería a Madrid.
Las últimas fotografías que se conservan del escritor muestran un hombre muy desmejorado y cansado.
Antonio Machado murió el 22 de febrero de 1939. Hacía poco más de un mes que había abandonado España con su madre, en un penoso viaje bajo la lluvia desde Barcelona hasta la frontera con Francia. Tenía 64 años. Su madre murió tres días después, con 88.
Fue un final muy triste. Machado guardaba varios poemas en el bolsillo de su abrigo, los encontró su hermano José, uno de ellos dedicado a Guiomar.
Por Mercedes Gómez
——
Bibliografía:
GIBSON, Ian. La vida de Antonio Machado. Ligero de equipaje. Ed. Aguilar, Madrid 2006.
Nota (*) : Claudio Coello, 16 (según la web memoriademadrid )
23 comentarios
Comments feed for this article
17 de febrero de 2014 a 00:34
ensondeluz
Muchas gracias, Mercedes,
Como tantos españoles yo crecí con las poesías de Machado y con la admiración por su obra, su talante moral y su entereza. Hace más de dos años me recogí ante su tumba (y de Ana Ruiz, su madre) en Collioure.
Pero, aunque sabía de la vida de Antonio Machado en Madrid, era vagamente. Ahora me lo has colocado en la geografía de mi ciudad.
Un abrazo
Ramón
17 de febrero de 2014 a 23:27
Mercedes
Hola Ramón, debe impresionar visitar la tumba de Machado y de su madre…
Como todos los niños/adolescentes, tuve que hacer muchos trabajos sobre obras literarias que eran lectura obligada en el instituto, casi todas en aquellos momentos me parecían “un rollo”, sin embargo los Campos de Castilla me impresionaron, no se qué pude pensar entonces, pero me gustó tanto el libro que aún guardo ese ”trabajito”.
Muchas gracias por tu comentario
Un abrazo
17 de febrero de 2014 a 10:26
Maríarosa
No tengo palabras para expresar mis sentimientos mientras he leído con toda calma tu post…uno de los más bellos que has escrito…está escrito desde el corazón y la admiración que tú sientes por Machado y te haces eco de lo que sentimos creo que infinidad de personas…Es curioso, yo he seguido mucho los pasos de Machado en Segovia, en la entrañable pensión donde vivió (uno de mis lugares o casas mágicas) en Soria, en Sevilla…pero no en Madrid. y ha sido para mi un gran descubrimiento. Ese libro de «Ligero de equipaje» me lo regalaron hace poco pero aun no lo he leído…cosa que voy a hacer enseguida porque has renovado mi admiración por Machado. Una vez más GRACIAS
17 de febrero de 2014 a 23:31
Mercedes
Querida María Rosa ¡muchas gracias! casi me dejas sin palabras.
recuerdo perfectamente tu escrito sobre Machado y Segovia, así que comprendo tu emoción, que comparto.
El libro de Ian Gibson te va a gustar.
¡Gracias a ti!
17 de febrero de 2014 a 12:02
JuanZevi
Enternecedor apunte, admirada Mercedes, tan sobrio como la vida y la obra del mayor poeta español de todos los tiempos.
Y muy oportuno, porque hay que volver a leer a Antonio Machado; es urgente, ahora quizá más que nunca.
Gracias de nuevo.
17 de febrero de 2014 a 23:35
Mercedes
Muchas gracias Juan, me ha gustado mucho tu comentario acerca de la sobriedad del artículo, comparándola con la de Machado. Todo un halago para mí. Gracias de veras.
Y sí, quizá estos tiempos que corren merezcan más que nunca que leamos a Machado.
Un abrazo
17 de febrero de 2014 a 12:16
Guerra Esetena
Precioso y emotivo reportaje. Un magnífico y oportuno homenaje al gran poeta, uno de los autores más universales de la literatura española, cuya obra ha pasado a formar parte de nuestro imaginario colectivo. Como le sucede a Maríarosa, para mí ha sido un descubrimiento conocer este Madrid de Machado, con tantísimos lugares, calles y jardines vinculados al poeta. No estaría de más, utilizando una expresión ahora mismo muy de moda, ponerlos en valor.
Un abrazo, Jesús
17 de febrero de 2014 a 23:39
Mercedes
Hola Jesús, la verdad es que parece mentira que un escritor tan importante como Antonio Machado tenga tan pocos reconocimientos oficiales, ¡ni una placa municipal!… a pesar de que su estancia en Madrid fue larga y decisiva en su vida, y como bien dices, muy presente en calles y edificios.
Muchas gracias por tus palabras.
Un abrazo
17 de febrero de 2014 a 14:06
Los Laberintos del Arte
Buenas tardes, Mercedes:
Ante todo felicidades por este extraordinario post, sencillo y tierno, como era Antonio.
Me ha sorprendido mucho tanto cambio de domicilio en su infancia, más aún porque muchas veces seguían a la institución educativa donde iban a estudiar Antonio y sus hermanos. Otro asunto son los problemas económicos que tuviera su madre, que siendo viuda con niños tuvieron que ser peliagudos.
Da mucha lástima pensar que cuando llegó a tener un puesto más o menos fijo como catedrático, estalló la Guerra Civil y todo desembocó en su desgraciado final.
Que tengas un buen día. Un saludo,
Manuel Fernández Luccioni
Los Laberintos del Arte
17 de febrero de 2014 a 23:44
Mercedes
Hola Manuel, te agradezco mucho el comentario, me alegra que te haya gustado el post.
En aquella época debía ser bastante normal cambiar de domicilio, pero además en el caso de esta familia, numerosa, y con muchos “accidentes” vitales, quizá fue aún mayor el número de mudanzas. Respecto a lo del colegio, parece que es una de las cosas que tenían claras, la asistencia de los niños a la Institución Libre de Enseñanza.
Y buen apunte el tuyo, es una pena, cuando por fin logró volver a Madrid, con un buen trabajo, y mucha actividad intelectual, todo se truncó.
¡Buenas noches!
17 de febrero de 2014 a 18:07
Avellaneda
Enternecedor y precioso recorrido por la vida de Antonio Machado en Madrid. Y el gran dolor de un amor no satisfecho (como tantos otros amores en tantas otras personas). Con Machado, aparte de una gran admiración por su poesía, me une nombre y apellidos de madre, lo que siempre ha sido un vínculo subliminal.
Como Machado, vamos soñando caminos y Mercedes nos ha traído este precioso sueño de sus paseos por Madrid. Pero junto a los sueños va llegando, como le ocurrió a Machado, la oscuridad de la noche, y de esa forma,
.
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece
Avellaneda
17 de febrero de 2014 a 23:47
Mercedes
Precioso comentario el tuyo, Avellaneda. Poético, triste, machadiano…
Es curioso cómo Machado consigue que nos identifiquemos con sus versos.
Muchas gracias.
17 de febrero de 2014 a 19:22
Teresa S.Lázaro m
Buenas tardes, Mercedes :
Emocionante recorrido por el Madrid Machadiano.
Madrid, no fue ni su Sevilla natal, ni su Soria de Leonor, ni su Baeza de la primera viudedad, ni su Segovia de la serenidad… y sin embargo, en Madrid vivió más tiempo que en cualquiera otra de las ciudades en las que habitó.
Machado quería a Madrid y le dedicó poemas a esta ciudad que siempre acoge sin preguntarse de dónde es cada uno.
A Don Antonio le gustaría el recorrido que has hecho por su vida en Madrid.
Gracias y un abrazo.
17 de febrero de 2014 a 23:52
Mercedes
Hola Teresa, tu comentario me emociona a mí… muy bonito lo de que a Don Antonio le hubiera gustado el recorrido por su vida en Madrid… Es verdad que a Machado le gustaba Madrid, aquí creció, y aquí quiso volver. Aunque los otros “lugares de Machado” fueron decisivos en su vida, y, todo hay que decirlo, también han sabido guardar mejor su recuerdo.
Un abrazo
18 de febrero de 2014 a 11:18
Antonio Iraizoz
Hola Mercedes,
Felicidades, es un merecidísimo y poético homenaje al gran D. Antonio paseando por sus barrios de Madrid que, a veces, se olvida de sus mejores vecinos. El viernes pasado hubo un emotivo homenaje a los familiares de un maestro y alcalde ejemplar de Torrelodones durante la república, cuyo rastro fue borrado totalmente. Compartió con Machado el ideario de la Institución Libre de Enseñanza y me gustaría pensar que le conoció en S. Isidro o al estudiar magisterio. Sus tristes finales son como una losa en el corazón.
Gracias y un abrazo
18 de febrero de 2014 a 23:47
Mercedes
Hola Antonio, ayer decía Teresa que a Machado le hubiera gustado este recorrido por su vida en Madrid, desde luego le habría gustado leer todos los comentarios, tan bonitos.
Sí debió ser emotivo el homenaje que nos cuentas, el encuentro que supones pudo suceder, seguro.
Muchas gracias y un abrazo
22 de julio de 2014 a 23:44
Corredera Baja de San Pablo nº 20, ¿un nuevo derribo? No, por favor. | Arte en Madrid
[…] que guarda elementos desde sus orígenes en el siglo XVII hasta los comienzos del siglo XX, cuando Antonio Machado recién casado con la joven Leonor volvió a Madrid, a casa de su madre, que aquí vivía […]
25 de enero de 2015 a 23:17
Instituto de Enseñanza Secundaria Cervantes | Arte en Madrid
[…] ese palacete, frente al Palacio de Buenavista, impartió sus clases Antonio Machado que consiguió la Cátedra de Francés en 1935. Este fue su último trabajo antes del viaje a […]
22 de febrero de 2016 a 16:00
Los lugares de Antonio Machado en Malasaña | Gatos curiosos | Somos Malasaña
[…] *Para un viaje más completo por el Madrid de Antonio Machado se puede consultar Antonio Machado en … […]
2 de May de 2019 a 19:23
Pablo Jauralde Pou
También yo estudié en el Instituto Cervantes (calle Zurbano?) en el edificio que luego fue del Instituto Alemán, pues nos trasladamos a la glorieta de Embajadores, en donde ahora está (y allí hice 5º, 6º y Preu), creo que hacia 1960. Pero no recuerdo que hubiera estado en Prim, ni que estuviera frente al Palacio de Buenavista…
Item más. Existe una leyenda de que la foto en el café de las Salesas, era en el «Comercial».
Estupendo artículo.
2 de May de 2019 a 22:22
Mercedes
Gracias, Pablo.
Esto de las sedes es un poco lioso. Sí, en la calle Zurbano estuvo el edificio del Colegio Alemán donde hacia 1950 se instaló el Instituto de Bachillerato Cervantes (hasta 1960 en que se trasladó a Embajadores). Es todo lo que tú conoces.
Lo de la calle Prim debió ser antes de que tú nacieras 😉
El Instituto en 1934 fue trasladado a la calle Prim nº 3, a un palacete que ya no existe. Actualmente el solar lo ocupa un edificio muy feo de la ONCE.
27 de julio de 2019 a 23:42
En torno a Guiomar | Arte en Madrid
[…] Ayer 26 de julio recordábamos a Antonio Machado, que nació en Sevilla ese día de 1875, pero vivió durante largo tiempo en Madrid, aquí creció, estudió, escribió, asistió a tertulias, vivió su amor secreto… Hablamos de su historia hace tiempo aquí. […]
9 de diciembre de 2019 a 19:57
Los Machado | Arte en Madrid
[…] tiempo ya hablamos aquí de la vida de Antonio Machado en Madrid, con solo alguna referencia a […]