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En el artículo anterior publicado sobre Juan de Villoldo en la Capilla del Obispo hablamos de dos retablos menores, hoy desaparecidos, que estaban situados a ambos lados del retablo mayor –obra de Giralte, policromado por Villoldo–. Estos fueron obra del mismo Francisco Giralte, y en ellos además de esculturas había sendas pinturas sobre tabla.

Antonio Palomino, en su El Museo pictórico y escala óptica, publicado en 1724, al hablar de Blas de Prado (1545-1599), «insigne pintor, discípulo de Berruguete», afirmaba que este era el autor de «las dos tablas colaterales de la Capilla del Señor Obispo de Plasencia, la una del Bautismo de Cristo Señor Nuestro, y la otra del Martirio de San Juan Evangelista… y también la Colgadura, que ponen la Semana Santa en dicha Capilla…»

Como vimos, las colgaduras o sargas fueron obra de Juan de Villoldo (h.1516–h.1562), contratadas en 1547 –cuando Blas de Prado contaba con unos dos años de edad–.

Fue Antonio Ponz en su Viaje de España, publicado en 1776, quien escribió que se sabía por documentos o escrituras que las colgaduras no eran obra de Blas de Prado, como había afirmado Palomino, sino de Juan de Villoldo.

Ponz describió los dos altaritos, inmediatos al presbiterio, que constaban de dos columnas jónicas cada uno. Había en cada uno cuatro esculturas de santos y «en el medio de el del lado del Evangelio se ve expresado el bautismo de Cristo pintado en una tabla; y en el de la epístola el martirio de San Juan Evangelista en la caldera de aceite». Y añadió que, aunque en un primer momento él mismo los atribuyó a Blas de Prado –siguiendo a Palomino– , sin duda los hizo Juan de Villoldo, lo cual se sabe por los papeles del archivo y por el estilo del pintor, diferente al de Blas de Prado.

Ceán Bermúdez, en su Diccionario histórico (1800), recogió la misma información: que la mencionada escritura demostraba que las colgaduras eran obra de Villoldo, y que «siendo por el mismo estilo y gusto de dibujo las dos tablas al óleo del bautismo de Cristo y del martirio de San Juan, que están en sus retablos de la misma capilla, no queda duda alguna de que los pintó también Villoldo».

En un dibujo de Genaro y Juan Pérez Villaamil se aprecia, aunque con poco detalle, uno de los retablitos, el del lado de la Epístola.

Capilla del Obispo. Dibujo de Genaro y Juan Pérez Villaamil; litografía de Louis Julien Jacottet y Philippe Benoist.. (1842-44). Museo de Historia (web memoriademadrid)

En 1868 el Capellán don Miguel Martínez y Sanz –recordemos, el capellán que encontró en unos cajones las preciosas colgaduras que se creían perdidas– también describió «los dos retablitos inmediatos al presbiterio» que constaban de «dos columnas jónicas cada uno, laboreados a manera del altar mayor, así en las columnas y pilastras como en lo demás.»

Capilla del Obispo. Dibujo de G. y J. Pérez Villaamil (detalle)

Y luego describía las pinturas:

«En el lado del Evangelio se ve una que figura el Jordan y a Cristo recibiendo el bautismo de mano de San Juan, todo pintado en tabla. En el de la Epístola se ve el cruel tormento que sufrió el Evangelista San Juan delante de la puerta Latina metido en una caldera de aceite hirviendo: el autor de estos cuadros fue Villoldo; son de gran mérito.»

En 1881, el pintor Juan García Valdemoro presentó en la Exposición General de Bellas Artes una pintura titulada «Interior de la capilla de Nuestra Señora y San Juan Evangelista, llamada del Obispo, en Madrid, (estudio del natural)».

Esta pintura fue expuesta en 1926, en la famosa muestra El Antiguo Madrid, en el Antiguo Hospicio, como sabemos precedente del Museo Municipal, hoy Museo de Historia de Madrid. Según el Catálogo, en ella aparecen representados los retablos laterales. Dicho Catálogo explica que los altarcitos laterales –a esas alturas del siglo XX ya desaparecidos– ostentaban pinturas de Juan Villoldo, no de Blas de Prado, como creyó Palomino, recogiendo las palabras de Ponz.

En el Archivo Moreno, Instituto del Patrimonio Cultural de España, del Ministerio de Cultura, se conservan fotografías de ambas obras, localizadas en la Capilla del Obispo. La primera, Martirio de una santa, en la ficha del IPCE no se atribuye a ningún autor ni fecha.

“Martirio de una santa”, Casa Moreno (Archivo de Arte Español, 1893-1953). Archivo Moreno.

La otra, el Bautismo de Cristo, la ficha del IPCE la atribuye a Pedro Berruguete.

(Tengamos en cuenta que Pedro Berruguete, padre de Alonso, murió en 1503, antes de la construcción de la Capilla).

“Bautismo de Cristo”, Pedro Berruguete (h. 1450-1504), Casa Moreno (Archivo de Arte Español, 1893-1953). Archivo Moreno.

De esta última pintura hay otra fotografía, también de Casa Moreno, pero en este caso guardada en el Archivo de la Junta del Tesoro Artístico, anterior a 1938. Sin atribución a ningún autor.

“Bautismo de Cristo”, Casa Moreno. Archivo Junta del Tesoro Artístico (anterior a 1938)

Son las pinturas que Caamaño incluyó en su trabajo sobre Juan de Villoldo en 1966 y que también describe: cada retablo constaba de dos columnas jónicas, etc. Según este autor, que como vimos incluye estas imágenes, las tablas de los Santos Juanes han de considerarse obra de Villoldo.

En caso de encontrar nueva información, continuará…

Por: Mercedes Gómez

 

La Capilla de Santa María y San Juan de Letrán, más conocida como Capilla del Obispo, fue fundada en el siglo XVI por Francisco de Vargas, el licenciado Vargas, funcionario real. Junto con la iglesia de San Andrés y la capilla de San Isidro forma uno de los conjuntos histórico-artísticos más importantes  y valiosos de Madrid.

Se considera que las obras de construcción de la capilla comenzaron hacia 1520. Francisco de Vargas murió en 1524, por lo que uno de sus hijos, Gutierre de Vargas y Carvajal, que era obispo de Plasencia, fue quien continuó y concluyó la obra.

J.M. Avrial, «Plaza de la Paja», 1840 (Museo de Historia).

Situada en la plaza de la Paja, es uno de los escasos ejemplos de arquitectura gótica que se conservan en Madrid y de su transición al plateresco, inicios del Renacimiento, que se aprecia en su decoración interior.

El obispo encargó las obras escultóricas de su capilla a Francisco Giralte que en los primeros años trabajó en el retablo mayor y los sepulcros de sus padres, Francisco de Vargas e Inés de Carvajal, situados a ambos lados del retablo. Después se encargó del sepulcro del propio Gutierre de Vargas y Carvajal, logrando una obra maestra, de gran calidad, ubicada en el lado de la epístola.

Acometió también otras obras menores, como dos pequeños retablos a ambos lados del retablo central, hoy desaparecidos.

Todas las obras descritas tienen una gran importancia artística, pero no fueron las únicas; para la decoración de la capilla fueron creadas otras piezas, entre las que se encontraban una serie de sargas o colgaduras pintadas, creación del pintor Juan de Villoldo.

Juan de Villoldo

Juan de Villoldo (h.1516–h.1562) se cree que pudo ser discípulo de Alonso Berruguete y que tuvo amistad con Giralte, debido quizá a que ambos tuvieron un aprendizaje y trabajo común con el maestro.

Tuvo actividad sobre todo en Palencia, donde se supone nació, y Valladolid; en Madrid solo se conoce su participación en la decoración pictórica de la Capilla del Obispo: Juan de Villoldo pintó y doró el espectacular retablo mayor.

Capilla del Obispo. Retablo de Francisco Giralte, pintado y dorado por Juan de Villoldo.

También fue el autor de las pinturas de los altares situados a ambos lados del retablo, igualmente obra de Giralte, antes mencionados, hoy desaparecidos.

Cada retablo constaba de dos columnas jónicas y una pintura sobre tabla; en el del lado del Evangelio se representaba a Cristo en el Jordán recibiendo el bautismo de mano de san Juan; en el de la Epístola se veía la tortura que sufrió el evangelista san Juan en una caldera de agua hirviendo. Jesús María Caamaño en su trabajo sobre el artista incluye estas imágenes, pinturas que atribuye a Villoldo (*):

«Bautismo de Cristo» y «Martirio de San Juan Evangelista» de Juan de Villoldo, según J.M.Caamaño.

Además, para la Capilla del Obispo, para ser colgadas durante la Semana Santa, Villoldo pintó la mencionada serie de sargas.

Las sargas

Las sargas de la Capilla del Obispo fueron obra de Juan de Villoldo. Se conocen los acuerdos de la escritura que firmó el artista en agosto de 1547, que indicaban que los paños debían contener veinticuatro historias sagradas del Antiguo y Nuevo Testamento; uno con el Juicio final y la Resurrección de la carne y otro del Calvario para el altar mayor y que deberían estar concluidos antes del 10 de marzo de 1548.

Durante mucho tiempo en Semana Santa las sargas cubrieron el retablo y paredes de la capilla. Hasta las primeras décadas del siglo XIX en que se consideraron desaparecidas.

En 1861 ocurrió algo importante. El capellán mayor don Miguel Martínez y Sanz publicó Noticia de la fundación, bellezas artísticas y gracias espirituales de que goza la Capilla de Nuestra Señora y San Juan de Letrán de Madrid, llamada comúnmente del obispo. Gracias a su escrito sabemos que este capellán encontró en unos cajones las preciosas colgaduras que se creían perdidas.

Durante la Semana Santa del año 1862 los antiguos lienzos volvieron a ser expuestos al público; muchos curiosos acudieron a la capilla y en la entrada podía adquirirse un librito impreso con una breve reseña de las vicisitudes de la historia del templo y la explicación de todas las obras de arte.

Los visitantes pudieron contemplar los notables lienzos pintados al claro oscuro por el célebre artista Juan de Villoldo el año 1547, en los que, además del Calvario, se describían veinticuatro pasajes del antiguo y nuevo Testamento.

En 1915 aún había noticias de que en Semana Santa se revestía la capilla con los paños de Juan de Villoldo. En algún momento dejaron de exhibirse otra vez.

En 1920 tuvo lugar una excursión artística dirigida por el cronista Pedro de Répide para el Gran Liceo de Madrid, en la que se expusieron, como obsequio a los excursionistas, los entonces considerados famosos tapices de Villoldo, que rara vez había ocasiones de admirar, según afirmaba la noticia.

En el retablo de la Capilla del Obispo, como testigos del pasado, actualmente se conservan unas poleas que seguramente sirvieron para subir y bajar las sargas.

Retablo Capilla del Obispo (detalle polea). Información y foto: Fernando Fresneda.

Hoy día, por segunda vez, las sargas de la Capilla del Obispo se consideran desaparecidas.

 

El Descendimiento

Las sargas, como decíamos, hoy día vuelven a considerarse desaparecidas, excepto una, posiblemente: el Calvario, que cubría el retablo de la capilla durante la Semana Santa.

La pintura el Descendimiento de la Cruz ingresó en el Museo Municipal, actual Museo de Historia de Madrid, en junio de 1936, como parte de un lote de fondos procedente de Patrimonio Nacional, concretamente de la iglesia de la Casa de Campo, según información facilitada por el propio Museo de Historia.

La obra figura en el Catálogo de las pinturas del Museo Municipal, con número de inventario 5.388. En la documentación en esos momentos en poder del museo no figuraba atribución a ningún autor y se desconoce el motivo por el cual la obra pudo llegar a la Casa de Campo y de ahí al Museo.

La iglesia de la Torrecilla, iglesia parroquial de la Casa de Campo, obra de Francisco Sabatini, fue prácticamente destruida durante la Guerra Civil; en su interior se encontraban pinturas de calidad, aunque no consta que en ella hubiera obras del siglo XVI.

En cuanto al primer traslado, en caso de tratarse de una de las sargas de la Capilla del Obispo, como se cree, es una incógnita, de momento, cómo pudo llegar a Patrimonio Nacional, antes de su traslado a la Casa de Campo.

En 1931 Patrimonio pasó a ser Patrimonio de la República; así, la última mudanza, la llegada de la sarga al Museo Municipal, podría estar relacionada con el hecho de que ese año el Real Sitio fue cedido por el Estado al municipio de Madrid.

El Descendimiento de la cruz, que ya conocimos cuando hablamos aquí de las sargas, telas pintadas, y del oficio del pintor de sargería en el Madrid del siglo XVI, es una pintura al temple sobre sarga, de 7,90 x 3,10 metros, datada hacia 1547, el mismo año en que Villoldo contrató la creación de las sargas de la capilla del Obispo, una de las cuales se cree podría ser este Calvario, como dijimos.

Juan de Villoldo. El Descendimiento (mediados sg.XVI). Museo de Historia

La escena representa el momento en que el cuerpo de Cristo es descendido de la cruz por José de Arimatea y otros personajes. A los pies de la cruz, la Virgen, San José y la Magdalena lloran su muerte. Otros personajes desclavan los pies del crucificado. En la parte superior dos angelotes en un frontón sostienen una guirnalda con una calavera.

Desde entonces, la sarga ha sido expuesta solo en dos ocasiones.

La primera noticia que tenemos al respecto es que la soberbia sarga, en palabras del historiador Alfonso Pérez Sánchez, se exhibió por primera vez en la exposición inaugurada en el Museo Municipal a finales de 1979, Madrid hasta 1875: testimonios de su historia. La muestra tuvo mucha importancia, pues significó la reapertura del museo tras veinticuatro años cerrado; la directora en aquellos momentos era Mercedes Agulló. Leemos en su catálogo que la pintura es «de estilo muy próximo al de Juan de Villoldo que en 1547 contrata las grandes sargas que cubrían el retablo de la Capilla del Obispo». La imagen incluida en el mencionado catálogo es en blanco y negro, como vemos, pero se explica que está «pintada con efecto de claroscuro, solamente coloreados los rostros y manos de los personajes», casi una grisalla, como muchas de las sargas religiosas de la época.

Escribió Pérez Sánchez que es un «ejemplo casi único del arte de mediados del siglo XVI, del manierismo más característico…», del refinado arte que Berruguete introdujo en Castilla.

En agosto de 1982 apareció en la Gaceta del Museo Municipal, en el nº 6, que se publicaba bajo la dirección de Mercedes Agulló.

Gaceta del Museo Municipal, nº 6, 1982. Foto: Museo de Historia de Madrid.

Gaceta del Museo Municipal, nº 6, 1982. Foto: Museo de Historia de Madrid.

Unos años después, en 1990, el Museo Municipal publicó su Catálogo de las pinturas, ya mencionado. Aunque se deja una puerta abierta a la duda y al final se afirma que quizá perteneciera al conjunto de las sargas de la Capilla del Obispo, la ficha dedicada al pintor Juan de Villoldo recoge El Descendimiento como única obra atribuida al artista, y la describe como un «espléndido ejemplo de la impronta que tuvo el arte de Alonso Berruguete en su discípulo Villoldo».

El mismo Pérez Sánchez –por entonces director del Museo del Prado– en uno de los textos habla de la colección del Museo Municipal y destaca algunas obras de «valor singularísimo»: menciona La Virgen y el Niño de Pedro Berruguete en el siglo XV y «la gran Sarga del Calvario de Juan de Villoldo» del XVI.

Parece que desde esos momentos se acepta la atribución de la pintura a Juan de Villoldo.

Ese mismo año 1990 se emprendió la remodelación de la capilla del antiguo Hospicio, sede del museo, que hasta esos momentos había sido ocupada por los depósitos de la Biblioteca Histórica Municipal, para adaptarla como sala de actos culturales y exposición de pintura religiosa; entonces se decidió sustituir el gran cuadro San Fernando ante la Virgen, de Luca Giordiano, que estaba en muy mal estado, por la obra El Descendimiento de Juan de Villoldo. El lienzo fue descolgado para proceder a su limpieza y la sarga ocupó su lugar.

Sarga «El descendimiento» en la Capilla del Antiguo Hospicio, 1990 (Foto: Museo de Historia de Madrid)

Sería la segunda vez que se exponía, y última de momento. Tras su restauración, la pintura de Giordano se volvió a instalar en la cabecera de la capilla, donde sin duda hoy día luce esplendorosa; la sarga regresó al almacén.

Algunas personas, como la investigadora Mercedes Agulló, entonces jefe del Departamento de Museos y Patrimonio Histórico Artístico, recordaban aquel momento en que se colgó la sarga y pudieron contemplar su belleza. Gracias a Mercedes, que lamentablemente murió el 4 de enero de 2019, conocí la importancia de esta obra que ella tanto valoró, y que debido a su empeño se exhibió en dos ocasiones.

Por: Mercedes Gómez

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(*) En el Archivo Moreno, IPCE, del Ministerio de Cultura, se conservan fotografías de estas dos obras, localizadas en la Capilla del Obispo, pero no atribuidas a Villoldo.

Bibliografía:

PONZ, Antonio, Viage de España, tomo V, Trata de Madrid, Madrid, Joachin Ibarra, 1776.
ANÓNIMO, Explicación de las pinturas de Juan Villoldo hechas en los lienzos de la Capilla del Obispo, Madrid, Imp. de A. Peñuelas y G. Pedraza , 1865.
CAAMAÑO, Jesús María, «Juan de Villoldo», Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, tomo 32, 1966.
Catálogo de las pinturas. Museo Municipal de Madrid, Madrid, Ayuntamiento de Madrid, 1990.
MARTÍNEZ Y SANZ, Miguel, Noticia de la fundación, bellezas artísticas y gracias espirituales de que goza la Capilla de Nuestra Señora y San Juan de Letrán de Madrid, llamada comúnmente del obispo, Madrid, Higinio Beneses, 1861 (1ª edición); Madrid, La Esperanza, 1868 (2ª edición).
PARRADO DEL OLMO, Jesús María, «Testamento y otros datos de Juan de Villoldo», Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses, 42, 1979.
PÉREZ SÁNCHEZ, Alfonso E., «Pintura y dibujo de los siglos XVI y XVII», en catálogo Madrid hasta 1875. Testimonios de su historia, Ayuntamiento de Madrid, Museo Municipal, 1979.
RECHE, Carmen, «Recuperación y restauración de la obra San Fernando ante la Virgen de Luca Giordano», en San Fernando ante la Virgen de Luca Giordano. La recuperación de una obra maestra del Museo Municipal de Madrid, Ayuntamiento de Madrid, 1994.
UCETA, Óscar. San Isidro y la Capilla del Obispo. Historia, Arte y Espiritualidad. Cabildo Catedral de Madrid. Madrid, 2022.

Ahora sí que es verdad, la Capilla del Obispo ha abierto sus puertas.

Después del anuncio a bombo y platillo de la apertura el pasado mes de junio, y la pequeña frustración que supuso el anuncio del aplazamiento, tras una larguísima historia, el pasado día 8 de este mes de septiembre de 2010, la iglesia se abrió al culto y al público interesado en conocer este monumento único en Madrid.

Hoy he podido contemplarla durante escasos momentos gracias a la amabilidad de las hermanas a su cargo, iban a cerrar tras la misa que se acababa de celebrar. Pero he salido con la alegría de saber que podía volver mañana, o cualquier otro día, y la emoción que produce la belleza del lugar que en esa primera visión, tan deseada, te parece resplandeciente.

Como todos los que tuvimos la suerte de visitarla hace unos años en la ya famosa exposición dedicada a las fotografías de La Piedad, decía en mi primer post que recordaba haber cruzado esas rotundas puertas siempre cerradas, el acceso al pequeño claustro, después cruzar unas puertas de madera labrada… y el interior único, aunque todo en penumbra…

Ahora el templo se muestra luminoso ante nuestros ojos. El impresionante retablo plateresco, que habrá que observar una y otra vez para captar y apreciar todos los detalles que ofrece, el bellísimo cenotafio realizado en alabastro, …

Habrá tiempo de contemplar todo con tranquilidad, conocer su riqueza artística, hablar de todo lo que nos sugiera, intercambiar impresiones… ahora las puertas de la Capilla del Obispo se abren todos los días.

Qué maravilla.

por Mercedes Gómez

Contábamos hace pocos días la noticia, por fin la Capilla del Obispo abría sus puertas para que todos pudiéramos disfrutarla, lo cual fue una alegría para muchos de nosotros.

Desde hace años nos preguntábamos cuál era la razón por la que seguíamos sin poder visitarla. La historia en este aspecto es muy larga, y llena de avatares, pero creo que merece la pena recordarla.

Desde su creación en el año 1520, la Capilla del Obispo estuvo vinculada al marquesado de San Vicente del Barco, que figura entre los títulos nobiliarios de la Casa de Alba, la cual ha sido la propietaria hasta 1980.

J.M. Avrial, «Plaza de la Paja» 1840. (Museo de Historia)

En 1931 fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional. El 19 de julio de 1936 el conjunto sufrió un incendio, la iglesia de San Andrés ardió, pero la recóndita capilla se salvó de las llamas. Al comenzar la Guerra Civil aún pertenecía a los duques de Alba, quienes unos años antes la cedieron provisionalmente al Círculo de Obreros Católicos “para el desarrollo de actividades sociales”, según contaba el párroco de San Andrés en 1998.

La Capilla del Obispo fue cerrada al culto en 1966.

J.M. Álvarez, «La Capilla del Obispo», ca.1920. (memoriademadrid.es)

Hacia 1978 la Casa de Alba decidió su cesión a la Archidiócesis de Madrid. El 7 de septiembre de 1980, tras una reunión en el Palacio de Liria, entre los duques y el arzobispo de la capital, se firmó el acta de cesión al Arzobispado de Madrid-Alcalá. «El culto litúrgico y la investigación arquitectónica y pictórica» fueron las principales finalidades que los duques de Alba establecieron para la capilla, que fue cedida junto con unas viviendas anejas a ella. Los donantes pidieron que la cesión fuera notificada al Ayuntamiento y al Ministerio de Cultura. El 9 de octubre de 1980 el ministro de Cultura, junto a los Duques de Alba asistieron a la apertura al público, tras las obras de restauración llevadas a cabo por la Dirección General de Patrimonio Artístico que costaron unos 25 millones de pesetas. Desde entonces hasta 1982 se llevaron a cabo obras de reestructuración a cargo del Ministerio de Cultura.

En 1982 llegó a representarse “La vida es sueño” de Calderón, y una escenificación sobre Santa Teresa. Y en 1983 se representó otra obra de teatro en su interior, «Los milagros de Nuestra Señora», de Gonzalo de Berceo. El Arzobispado permitió la utilización de la Capilla durante 30 días a la compañía Corral de Comedias del Príncipe. Por esta época se abrió la capilla al culto los domingos. Pero los responsables regionales de Patrimonio Cultural consideraron que sus accesos (la sala capitular y el claustro) no estaban en buenas condiciones para recibir visitas con asiduidad. Además, hubo otros obstáculos: la presencia de inquilinos en sus dependencias de acceso hasta su desalojo (1985-1990) y la realización de catas arqueológicas.

En 1989-90 se llevaron a cabo reparaciones de urgencia en la zona de acceso –con un costo de 19 millones de pesetas- y entonces la Comunidad intentó llegar a un acuerdo con el Obispado para arreglar las dependencias anejas y así poder abrir la Capilla al público. Pero el acuerdo nunca llegó a alcanzarse. Al parecer, la Iglesia y el entonces Ejecutivo Regional no se ponían de acuerdo sobre el futuro uso del templo. El Obispado quería instalar la Academia de Arte e Historia de San Dámaso (la Academia de Bellas Artes de la Iglesia) y la Comunidad proponía un uso público del recinto (un museo o una sala de conciertos de música sacra).

Ya en 1997 el entonces director general de Patrimonio Cultural del Gobierno Regional también proyectó abrir la Capilla al público al año siguiente. Entonces se estimó que el templo no sufría daños importantes. Los trabajos necesarios eran el arreglo de las cubiertas y acabados interiores, y la reparación del claustro de acceso.

En 1998 se presupuestó en 24 millones de pesetas la rehabilitación de la fachada y la puerta, cantidad que asumiría Caja Madrid. En septiembre se colocaron los andamios. La Comunidad tenía reservados 50 millones de su presupuesto para arreglar el Claustro. A principios del año 2000 el claustro estaba restaurado y se anunció su apertura en marzo durante un mes para la exposición fotográfica sobre la Piedad para posteriormente ser cerrada durante otros dos años. Entonces, con presupuesto de 300 millones, se procedería a la restauración de la sala capitular, lo único que quedaba pendiente. La exposición, como hemos recordado, se celebró.

En agosto se publicó que los fondos en un principio destinados a culminar la rehabilitación de la Capilla del Obispo fueron trasladados a la restauración de las Calatravas. Por entonces se habló de la transformación de la capilla en museo religioso.

La Comunidad esperaba abrir la Capilla al público en 2002, año en que se le concedió la máxima protección siendo declarada Bien de Interés Cultural.

El Ministerio de Fomento publicó en marzo de 2003 la aprobación del proyecto de “Restauración de la Capilla del Obispo en Madrid, por un importe de 1.442.500 euros.” Según explicaba dicha nota, esta restauración estaba dentro de unos programas de actuación de este ministerio para la recuperación del Patrimonio arquitectónico e histórico español, con cargo al 1% Cultural y en colaboración con el Ministerio de Educación. Aunque no explicaba en qué iba a consistir dicha restauración.

En 2005 se anunció la restauración de la Capilla, la sala capitular, atrio, y otras dependencias. Estaba previsto que las obras duraran dos años, pero el hallazgo de restos de la iglesia primitiva y su cementerio, provocó el retraso. Los importantes restos arqueológicos han quedado en parte integrados en el templo bajo un cristal, y por fin las obras se han dado por terminadas este año 2010. La inversión de la Comunidad de Madrid, en la que ha colaborado la Fundación Cajamadrid, ha alcanzado los 3.252.404 de euros.

Mucho tiempo y mucho dinero empleados.

Desde el pasado 24 de junio de 2010, día de la inauguración oficial, muchas personas nos hemos interesado por el horario de apertura, pero al parecer tras el paso de las autoridades, las fotos para la posteridad y el anuncio en prensa a bombo y platillo, las puertas no han vuelto a abrirse. Aún no podemos visitar la Capilla del Obispo, habrá que esperar un poco más.

Anuncian la celebración de misas para el próximo mes de septiembre. Esperemos que también se facilite la entrada al público en general.

por Mercedes Gómez

——

Fuente: noticias publicadas en la prensa madrileña desde el año 1978 hasta ahora.

La tan esperada noticia, que parecía nunca iba a llegar, hoy por fin ha sido publicada en varios diarios madrileños y recogida por Telemadrid, un «notición» para muchos de nosotros, amantes de Madrid y del Arte:

la Capilla del Obispo, situada en la plaza de la Paja, parte del monumental conjunto de la Iglesia de San Andrés, abre sus puertas cerradas durante más de cuarenta años.

La Capilla del Obispo, 2004

El diario ABC, El País, La Razón, madridiario… cuentan los detalles de la apertura, de los hallazgos arqueológicos incorporados…, y hacen hincapié en que la maravillosa, casi única muestra del arte gótico en Madrid, lleva cerrada mucho tiempo, tanto que muy pocos madrileños o visitantes pueden decir que conocen su interior.

Desde hace muchos años las reparaciones se han sucedido, distintos organismos han invertido buenas cantidades de dinero en su rehabilitación, y, solo momentáneamente, se ha podido visitar en contadas ocasiones.

En los comienzos del año 2000 la Capilla abrió sus puertas con motivo de una exposición fotográfica dedicada a La Piedad, de Miguel Angel. Recuerdo haber cruzado esas rotundas puertas siempre cerradas, el acceso al pequeño claustro, después cruzar unas puertas de madera labrada… y el interior único, aunque todo en penumbra, y ocupado por los paneles que mostraban las fotos. Recuerdo el retablo, brillante en la oscuridad, sobre todo el impresionante cenotafio realizado en alabastro, y nada más.

Tras la inauguración esta tarde por parte de las autoridades, la semana que viene abrirá sus puertas a los fieles, y a los amantes del arte y de nuestra historia, que podremos contemplar después de tantos años el bellísimo templo del siglo XVI.

Un amigo y compañero de fatigas matritenses me ha llamado solo para comentarlo, la noticia lo merecía sin duda, y la futura visita se nos antoja urgente. Por eso quería comentarlo también con vosotros, por fin podremos visitar una de las joyas más valiosas que esconde Madrid, la Capilla del Obispo. Qué alegría.

Mercedes

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