Hace unos días hemos conocido una noticia muy estimulante, el proyecto del Ayuntamiento de convertir el Palacio de la duquesa de Osuna del Parque del Capricho en un museo. Un museo dedicado a la figura de este personaje singular, una mujer culta, ilustrada, amante de la música, del teatro y mecenas del arte, doña María Josefa de Pimentel (1752-1834), condesa-duquesa de Benavente, casada con don Pedro Alcántara Téllez-Girón IX duque de Osuna. Un museo de la historia del Jardín y su época.
La Duquesa quiso tener una villa de recreo, su “capricho”, como ella misma lo llamó. Buscó y encontró en las afueras de Madrid, en Canillejas, una antigua casa de campo que había sido propiedad del conde de Barajas, que en 1783 los duques de Osuna compraron a los condes de Priego.
El Jardín se encuentra en el actual barrio de la Alameda de Osuna en el distrito de Barajas. Declarado Jardín Histórico en 1934, propiedad municipal desde 1974, fue restaurado y hoy es uno de los lugares más bonitos de Madrid, ejemplo de Jardín Romántico Clásico. Reabrió sus puertas en junio del año 2000.
El palacio fue construido sobre una casa existente. Desde 1784 a 1788 se sucedieron las reformas, a cargo del arquitecto Manuel Machuca, que añadió dos torres a la construcción primitiva. En 1793 se hizo cargo Mateo Medina, quien añadió otros dos torreones llamados del Duque y de la Duquesa; los otros se destinaron a los hijos, las habitaciones de los señoritos. La casa, de planta casi cuadrada, quedó delimitada por cuatro torres aterrazadas y adornadas con jarrones, actualmente cubiertas.
La construcción terminó en 1798, la única fachada modificada años después fue la que da al jardín. En ella se construyó un peristilo con ocho columnas y una escalera de cantería con dos ramales.
Desde Valencia llegaron los suelos y elementos decorativos. Más adelante, Ángel María Tadey realizó decoraciones pictóricas.
El interior está completamente transformado, casi todos los elementos originales han desaparecido, pero los documentos han permitido conocer cómo pudo ser, información muy valiosa de cara a una posible recreación.
Un inventario de los muebles y alhajas existentes en la casa-palacio en 1795 revela cómo era el Cuarto principal o Pieza de comer, con sus mesas finas de nogal y cortinas de China, el Cuarto de señoritas con sus cortinas de tafetán encarnadas, blancas con cenefas achinadas en el Gabinete; la Ante alcoba de mi señora, y su Alcoba con cama imperial charolada color de porcelana. En el Gabinete de mi señora entre otras cosas había una escribanía de plata…
En la planta noble se encontraban las estancias de la duquesa, las más lujosas. En una de las torres que da al jardín se encontraba su Gabinete redondo, una de las joyas del palacio.
Allí se colocaron los cuadros comprados a Goya en 1799, siete pinturas entre las que se encontraban La pradera de San Isidro y cuatro pinturas de las Estaciones del año.
En dicha planta estaban también las habitaciones del duque y la biblioteca, entre otras. En la planta alta estaban las habitaciones de los criados.
Al parecer en los techos y muros de los torreones aún se conservan pinturas, quizá algunas de las que realizó Tadey en 1797, al menos así era en los comienzos de los años 80 del pasado siglo XX, cuando se publicó el Catálogo de la exposición Jardines clásicos madrileños y Pedro Navascués publicó su trabajo, citado aquí al final.
El suelo del Comedor era de azulejos representando la batalla de Issos, que al parecer también se conserva.
Aunque según Ezquerra del Bayo, que publicó el inventario en 1926, todo era muy sencillo, destinado a pasar cortas temporadas de verano, guardando los duques el mobiliario y objetos de lujo para su residencia habitual, que entonces era el Palacio de la Puerta de la Vega, conocido como Palacio de Benavente –construido por cierto sobre la muralla árabe que apareció al derribarse el edificio en 1970–.
Desde los comienzos del siglo XIX el palacio y sus jardines sufrieron muchos avatares. Durante la ocupación francesa la posesión fue incautada hasta 1812 y el edificio sufrió graves daños, además de desaparecer muchos objetos y muebles. Antonio López Aguado, en aquellos momentos Arquitecto Mayor de Madrid, fue el encargado de su restauración.
Después de la muerte de la Duquesa en 1834 se acometieron más reformas, a cargo de Martín López Aguado hijo del anterior arquitecto. Fue entonces cuando los torreones se cubrieron con tejados.
En 1900 pasó a ser propiedad de la familia Bauer y el palacio sufrió más transformaciones, incluido un nuevo piso en la fachada norte y nueva distribución de algunas estancias.
Como dijimos, en 1934 fue declarado Jardín Histórico pero la guerra volvió a provocar desperfectos. En 1937 se instaló en su interior el Cuartel General de la Defensa de Madrid, centro de mando del Ejército Republicano, a las órdenes del General Miaja. Y el edificio sufrió nuevas transformaciones, de esa época es al parecer un muro que separa el Comedor de gala de la pieza del Café.
Pero las desventuras del pobre palacio no acabaron aquí. Arruinados los Bauer, en 1946 fue vendido a una Inmobiliaria para ser convertido en Hotel. Entonces se perdió toda la distribución interior pues se dividió con el fin de obtener el mayor número de habitaciones posible. Aunque felizmente el proyecto no llegó a hacerse realidad.
Cuando lo compró el Ayuntamiento el estado del Jardín y del Palacio era lamentable. En 1978 se restauró la fachada y comenzó la restauración del Jardín que fue inaugurado en el verano del año 2000.
Las reformas han continuado; en 2009 se restauró la casa, reparándose grietas y humedades de la cubierta, fachadas, en las que se cambió el color del revoco, y forjados. A pesar de haber existido algunos proyectos ninguno se puso en marcha y lleva cerrado muchos años.
Ahora, como decíamos al principio, existe la idea de convertirlo en museo. La alcaldesa de Madrid Manuela Carmena se ha reunido con Miguel Zugaza, el director del Museo del Prado, con la intención de que se cedan cuadros y quizá mobiliario para el futuro museo. La idea es convertir el Palacete en un lugar de divulgación de su historia. Bienvenido sea.
Por : Mercedes Gómez
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Bibliografía:
EZQUERRA DEL BAYO, Joaquín. “La Alameda de Osuna”. Revista de la Biblioteca, Archivo y Museo, nº IX, Ayuntamiento de Madrid, enero 1926.
Catálogo de la Exposición del Antiguo Madrid. Ayuntamiento de Madrid 1926, pp. 56-66.
NAVASCUÉS, Pedro. “El Capricho (Alameda de Osuna)”, Catálogo exposición Jardines clásicos madrileños, Museo Municipal, Madrid 1981, pp. 133-150.
AÑÓN, Carmen. “El Capricho” de la Alameda de Osuna. Ed. Doce Calles. Fund. Cajamadrid. Madrid 2001.
Diario El País 11.5.1999, 13.4.2009; Diario ABC 28.9.2012; Diario El Mundo 7.8.2015
14 comentarios
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11 agosto 2015 a 22:19
candelaigualador
Estupendo post! Como siempre!!!
Gracias
Candela
Alias @Mariatriano
11 agosto 2015 a 22:51
Mercedes
¡Gracias a ti Candela/María!
Saludos !!
11 agosto 2015 a 23:09
Elena
A pesar de que siempre se conocen noticias de pérdidas en distintos períodos históricos por avatares muy lamentables, del mismo modo debemos congratularnos de que se recuperara una parte del conjunto y, sobre todo, de que exista este maravilloso proyecto que ójala se pueda llevar a cabo.
Muchas gracias, Mercedes, por tus siempre interesantes escritos y por tus puntuales informaciones. Un abrazo
11 agosto 2015 a 23:41
Mercedes
Gracias a ti Elena por tu participación! ojalá se pueda llevar a cabo, es un proyecto precioso para Madrid.
Un abrazo
12 agosto 2015 a 23:37
Armando
Sería muy importante poder contar en este palacio, con objetos que duermen el sueño de los siglos en el Museo del Prado, y no ve nadie. Si añadimos la rehabilitación del búnker del General Miaja y lo acompañamos del Castillo de Barajas, se crearía un espacio encadenado en el tiempo, que aumentaría la oferta cultural de nuestro Madrid. Magnífico el texto Mercedes, gracias.
13 agosto 2015 a 00:04
Mercedes
Muchas gracias a ti Armando, por tu amable y atinado comentario (como siempre). Tantos objetos y obras de arte guardadas que podrían ilustrar esta historia. Y, qué razón tienes, una historia desde la edad media (o antes) hasta el siglo XX.
Un abrazo
13 agosto 2015 a 10:27
Maribel Piqueras
Gracias Mercedes. A ver si conseguimos que se lleve a cabo el nuevo proyecto del Ayuntamiento. Como bien dice Armando, Madrid saldría ganando con la recuperación de ese patrimonio. Es lo único que le falta al parque del Capricho, el acondicionamiento de su palacio. Está preciosa la fachada hoy en día, así como el comedor y su bajada a los jardines laterales. Pero el interior es un desastre.
13 agosto 2015 a 18:57
Mercedes
Gracias a ti Maribel, ojalá, estamos de acuerdo en que sería algo muy positivo. ¿Has podido conocer el interior del palacio? qué suerte 🙂
Un beso
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