El Museo Nacional del Romanticismo es quizá uno de los menos conocidos de Madrid. Antes llamado Museo Romántico, tras cerca de diez años cerrado por obras de reforma y restauración, ahora luce esplendoroso. La espera ha merecido la pena.
El pasado lunes tuve el placer de asistir a una visita guiada, invitada por el Museo, junto a otros autores de blogs dedicados al arte y a la vida cultural madrileña. Nos recibió su directora Asunción Cardona, y Carmen Cabrejas y Mª Jesús Cabreras, del departamento de Difusión, nos guiaron. Mil gracias a las anfitrionas.
Matritensis, autor del blog Es Madrid no Madriz, ha escrito una buena crónica de la visita, que os recomiendo, en la que podréis ver magníficas fotos del interior. Por mi parte, propongo otra visión, os invito a conocer un poquito la historia de la calle, del edificio y su jardín, y por supuesto animo a todos a visitar el Museo, interesante y encantador.
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El Museo del Romanticismo se encuentra en la calle de San Mateo, que ya en el siglo XVII recibía este nombre. Iba desde el camino de Fuencarral hasta la Puerta de Santa Bárbara, atravesando la calle de las Flores, actual Mejía Lequerica. En ella se encontraba una de las arcas cambijas que distribuían el agua del Viaje de la Fuente Castellana. Las casas de Juan de Echauz, situadas en los terrenos en los que después se construiría nuestro edificio protagonista, recibían medio cuartillo de agua.
La calle, situada en lo que entonces eran las afueras de la Villa, próxima a la Cerca, albergó a la nobleza desde muy pronto. Se conservan algunos palacios construidos entre el siglo XVIII y XIX, el del conde de Villagonzalo y el del marqués de Ustáriz, en la zona próxima a la plaza de Santa Bárbara, el palacio del duque de Veragua, en el nº 7, y el Palacio del marqués de Matallana, sede del Museo que hoy visitamos, en el número 13.
En el último cuarto del siglo XVIII fue cuando el solar pasó a manos del marqués de Matallana, quien en 1776 encargó la construcción de su palacio al arquitecto Manuel Rodríguez, sobrino del gran Ventura Rodríguez. Don Manuel levantó un edificio de estilo clasicista, de líneas limpias y sencillas, y escasos adornos.
La entrada principal tiene lugar por la calle de San Mateo, aunque existe otra entrada en el nº 14 de la calle de la Beneficencia, antes San Benito. Mediado el siglo XIX la construcción fue adquirida por los condes de la Puebla del Maestre.
El museo ha estado ubicado en este edificio desde que en 1921 fue creado por Benigno de la Vega-Inclán y Flaquer, II marqués de la Vega-Inclán, quien donó al Estado una serie de obras de arte y objetos de su colección privada. Don Benigno fue uno de los personajes más importantes de la vida española en los años finales del siglo XIX y comienzos del XX, coleccionista de arte e impulsor de la cultura, junto con otros como José Lázaro Galdiano, Manuel Laredo y el marqués de Cerralbo.
En 1927 el edificio fue adquirido por el Estado.
En el zaguán de entrada, nos da la bienvenida el busto del Marqués, realizado en 1931 por el escultor Mariano Benlliure.
El edificio, en forma de “L”, está organizado alrededor de dos patios, más el jardín, como se aprecia en el plano del General Ibáñez de Ibero.
Uno de los patios se puede contemplar desde el zaguán, tras una puerta protegida por una bonita verja y arco de medio punto, con una sencilla fuente, cubierta por un emparrado sobre un suelo de grava que forma figuras geométricas tan perfectas que parecen una alfombra.
También se conserva el precioso Jardín Romántico, sorprendente remanso de paz en pleno centro de Madrid, en el que únicamente escuchamos el ruido del agua de una fuentecilla que lo adorna, junto a plantas, flores y árboles de diversas especies, entre los que destaca un gran magnolio centenario.
Los sencillos balcones de algunas estancias de la casa, ahora museo, se asoman a este jardín que por un ratito nos traslada a tiempos románticos.
En la esquina contraria, algo escondido, a los pies del magnolio, hay un brocal de piedra acaso del antiguo pozo que surtía al palacio del agua necesaria.
Es una alegría comprobar cómo el jardín conserva el antiguo trazado y el pilón de la fuente que ya existía cuando el museo fue aquí instalado, como se aprecia en la foto de los años 20 del siglo pasado:
La bonita figura del niño que sostiene una flor de la que mana el agua debió instalarse posteriormente.
El museo, planteado como una evocación y explicación del siglo XIX, propone distintos recorridos, aunque paralelos entre sí: el arte de la época, la historia, la vida cotidiana y los usos sociales… Es un museo pequeño pero que nos ofrece una riqueza extraordinaria, la pintura de grandes maestros, muebles y objetos que recrean la vida de la burguesía decimonónica, y mucha historia, además de interesantes actividades que podéis consultar en su web, y una estupenda Librería romántica.
Por Mercedes Gómez
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25 comentarios
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6 de diciembre de 2011 a 08:22
Mariarosa
Una visión completisima de todo el entorno del Museo…como siempre me admira tu capacidad de investigar y de enseñarnoslo. Muchas gracias.
6 de diciembre de 2011 a 08:57
José Javier Simón
Mercedes, te felicito por la forma de redactar e ilustrar con fotos el artículo sobre el Museo Romántico, el cual tengo al lado de mis despacho y que, increiblemente, aún no he visitado. Lo haré en breve, animado por tu artículo. Me alegro de haberme suscrito a un sitio como este. Enhorabuena otra vez y saludos cordiales.
6 de diciembre de 2011 a 10:20
J. J. Guerra Esetena
Hola Mercedes:
Recibí la invitación para esa visita guiada, pero estaba fuera de Madrid. Fue una pena. Gracias a ti y a otros blogueros, he tenido la oportunidad de conocer el museo «virtualmente». El enfoque que le has dado no puede ser más seductor, con todo ese repaso histórico del inmueble (todo un alarde de documentación) y esa mirada especial al jardín interior y a las fuentes, dos de tus clásicos.
Gracias, sencillamente delicioso. Un abrazo, Jesús
6 de diciembre de 2011 a 13:01
paco
Hola, Mercedes:
Pensaba que sólo se podía visitar el interior, no tenía ni idea de que hubiese jardines. El tema de los fantasmas sigues sin investigarlo 🙂
Este y el Cerralbo los sigo teniendo pendientes.
Un beso
6 de diciembre de 2011 a 16:36
Mercedes
¡Gracias a ti María Rosa! Seguí tu consejo y el sábado visité la librería, es verdad que es preciosa y tiene libros estupendos (una vez más no pude resistir la tentación y compré un librito).
6 de diciembre de 2011 a 16:38
Mercedes
Hola José Javier, muchas gracias, me alegro un montón de tu llegada y de que te hayas quedado. Compartimos el amor por el Retiro y seguramente más cosas en este Madrid nuestro.
Espero que te guste el Museo, creo que merece la pena, ya nos contarás qué te parece.
Aprovecho para recomendar a todos que visiten tu preciosa web (en esta pequeña tertulia somos bastantes los enamorados del Retiro) : http://elretiroyyo.com/
Saludos
6 de diciembre de 2011 a 16:44
Mercedes
Hola Jesús, gracias a ti.
La verdad es que fue un encuentro muy agradable, una visita de noche, a museo cerrado, y con personas estupendas, siempre tiene un encanto especial.
Tras la visita guiada, que me encantó, nos reunimos a charlar un rato sobre el museo, lo que ofrece, y lo que puede ofrecer, realmente interesante.
Un abrazo
PD: volví el sábado para ver bien y hacer fotos al jardín 🙂
6 de diciembre de 2011 a 16:52
Matritensis
Me encanta el post y tu visión particular, como siempre fantástica.
Gracias por la mención.
Besotes 😉
6 de diciembre de 2011 a 16:56
Mercedes
Hola Paco,
Lo siento, ¡había olvidado lo que me contaste sobre el Museo Romántico! Qué rabia, tenía que haber hablado y preguntado sobre ello…
Ya sabes que soy escéptica con estas cosas, me preocupan más los vivos que los fantasmas, pero el tema es curioso. No he leído nada sobre ello, a ver si me entero de qué pasó.
Como te conté, el edificio antes estaba muy mal, lo visité poco antes del cierre por primera y única vez, y el museo en gran parte más que romántico era deprimente, los suelos torcidos crujían… y no era por los fantasmas 🙂
Por eso ahora es una alegría verlo.
El patio de la entrada no se puede visitar, las fotos están hechas a través del cristal. Pero el pequeño jardín es de entrada libre y es precioso.
Por cierto, que, sin flash, este museo también permite hacer todas las fotos que quieras.
Yo también tengo pendiente el Cerralbo, a ver si pronto…
Un beso
6 de diciembre de 2011 a 17:04
Mercedes
Hola Matritensis!
gracias a tí, me alegro te guste,
besos
6 de diciembre de 2011 a 19:37
Doña Umé
Hola Mercedes!
Este es uno de los museos que mas me gustan. No es excesivamente grande, y, todo lo que hay dentro nos habla de las costumbres y forma de vida de una época muy concreta.
Está lleno de detalles curiosos y hay que visitarlo despacio. Todo es precioso : Los muebles, el comedor, las tapicerías algunas originales y las vitrinas….. Las casitas de muñecas para comérselas y las lámparas de opalina, bueno, bueno…Que no me hablen de los halógenos….Horror! me dan.
Por descontado, todas las obra de arte que contiene.
Qué oportuna ha sido tu entrada. No conocía tantos detalles de su historia.
Te lo agradezco mucho.
Tampoco sabía que la actual c. de Mejía Lequerica fuera antes la c. de Las Flores, Qué manía de cambiar los nombres, si era mucho mas bonito el anterior.
Muchas gracias y un abrazo fuerte.
6 de diciembre de 2011 a 23:06
Mercedes
¡Hola Doña Umé!
tu descripción es perfecta, y muy bonita. Aparte las obras de arte, todo son detalles preciosos, un verdadero paseo por el siglo XIX.
La calle de las Flores se debía llamar así por algo… había jardines y flores, por eso reconforta ver cómo han conservado este jardincito en este espléndido museo, sin pretender nada más (y nada menos) que recrear aquel ambiente.
gracias a tí por tu siempre agradable visita
un beso
7 de diciembre de 2011 a 11:06
fotopaco
Hola, Mercedes:
Ya, busqué en Internet en su día y no encontré nada, y eso, a día de hoy, es como no existir. Ya sabes, si lo dice la wikipedia… 😉 pero si no está en internet, nadie lo cree.
No uso flash, de hecho, mi cámara no lo tiene. Cuando pasen estas fiestas, cualquier mañana me acerco. Ayer pasé delante del ayuntamiento y la cola para entrar llegaba a la Bolsa.
Un beso
7 de diciembre de 2011 a 12:01
ROMO XIII
Hola Mercedes,
¡Si me descuido, casi no me queda sitio para comentar!
Precioso y particular recorrido, muy de nuestra querida investigadora privada. También fui invitado, pero la empresa para la que trabajaba se ocupó durante años de todo el movimiento interno y quedé «pelín» saturado de este museo. Debí asistir tan sólo por el placer de conoceros.
Felicidades por el enfoque del post.
Un beso.
PD: No está muy claro pero una hipótesis dice que Mejía Lequerica en el siglo XVII se llamaba calle de las Flores o calle de Florida porque en esta zona se encontraba el palacete donde residía doña María de la Vega, condesa de Florida.
7 de diciembre de 2011 a 12:31
jose casado
Hola Mercedes. preciso post, como siempre. Yo no conozco este museo, pero tendre que ir. El jardin merece el adjetico de «secreto» o «desconocido», no tenia ni idea de que existia.
Enhorabuena y gracias por contarnos la vida de este ediificio.
Un saludo.
7 de diciembre de 2011 a 13:06
madridyyoblog
Parece mentira que después de vivir tantos años en Madrid, todavía no haya descubierto este rincón. Gracias por recordárnoslo! Un abrazo,
M.
7 de diciembre de 2011 a 19:44
Mercedes
Hola Paco,
Pues de internet hay que fiarse lo justo (como de otros medios) 🙂
Hace un rato también había un cola enorme en Cibeles, estos días empieza a ponerse el centro imposible, sobre todo en fin de semana, aunque no creo sea el caso del Museo del Romanticismo… espero que te guste y hagas bonitas fotos
Un beso
Hola Manuel, qué cosas tienes, aquí siempre hay sitio para tí.
Pues me hubiera encantado conoceros…
Muchas gracias!
Un beso
7 de diciembre de 2011 a 19:48
Mercedes
Gracias a ti José, por tu comentario.
Sí, es uno de esos jardincitos escondidos. No me canso de decir que hay que dar las gracias porque lo hayan conservado y recuperado para todos, en estos tiempos “graníticos” que corren es un lujo.
Saludos
Hola M.
Gracias a ti por tu visita y tu comentario, espero que lo visites y que te guste!
Un abrazo
8 de diciembre de 2011 a 21:51
Cocidito Madrileño
Estupendo artículo Mercedes, como siempre!!!
Fue un placer conocerte en aquella estupenda visita al Museo, donde pudimos poner rostro a compañeros bloggeros que, como en tu caso, tampoco había tenido la oportunidad de conocer.
Puedo decir que quedé maravillado con el trato recibido por las chicas de Difusión.
Espero que podamos coincidir en próximos eventos.
Un abrazo
Eduardo
8 de diciembre de 2011 a 23:49
Mercedes
¡Hola Eduardo, muchas gracias!
A mí también me encantó conocerte, y me lo pasé muy bien en la visita. De acuerdo en que «las chicas de Difusión» fueron encantadoras, contando las cosas con rigor y buen humor.
Seguro que habrá más ocasiones para compartir,
un abrazo.
PD: te dejé un comentario en tu blog hace días, pero nunca apareció 😦
bueno, te decía lo mismo, que había sido un placer conocerte.
9 de diciembre de 2011 a 12:58
Museo del Romanticismo
¡Muchas gracias por tu crónica! Fue un auténtico placer celebrar ese Encuentro, ya sabes que estamos a tu disposición para lo que desees. ¡Un abrazo!
9 de diciembre de 2011 a 20:27
Mercedes
Muchas gracias a vosotras, ¡aprendimos mucho!
besos
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Veronica
Museo del Romanticismo
Realizamos una visita-taller con un grupo de niños y la experiencia fue espantosa , el personal muy mal educado y malhumorado. La atención fue pésima. No recomendado la asistencia con niños .
La persona que realizó el taller , no se involucraba con los niños y ni siquiera permitió que terminaran la elaboración de lo que consistía el taller , les dijo que lo hicieran en casa .