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Como sabemos, hasta mediado el siglo XIX en que se inauguró el Canal de Isabel II, el abastecimiento de agua en Madrid estaba a cargo de los Viajes de Agua, viajes subterráneos, grandes obras de ingeniería cuyos vestigios hoy día son un elemento histórico singular.

La zona de captación estaba a unos diez kilómetros al norte de la ciudad; desde los pozos, a través de galerías, el agua se dirigía a las puertas situadas al norte de la Villa. En el siglo XVII, –construidos debido a la necesidad de agua que provocó el crecimiento de población tras la llegada de la Corte a Madrid–, los cuatro viajes principales de aguas finas o potables eran: Alcubilla, Abroñigal Alto, Abroñigal Bajo y Castellana.

Plano de Texeira, 1656 (detalle Puerta de Santa Bárbara)

Una vez alcanzada la Cerca, el agua se vertía en un arca principal, donde se medía, y de ahí partían las galerías de conducción que, una vez en el interior, se convertían en una red intrincada de galerías y arcas de repartición. El agua era elevada mediante norias hasta las fuentes públicas o particulares.

En los comienzos del siglo XXI, en el entorno de la calle Barceló –entre las calles de Fuencarral, Barceló, Mejía Lequerica, Beneficencia y San Mateo–, aparecieron varios restos arqueológicos procedentes de antiguas estructuras hidráulicas, entre ellos varios pozos de noria y un acueducto.

Calle de Mejía Lequerica y el nuevo Mercado Barceló. A la izquierda, lugar donde se halló una noria, entre Beneficencia y San Mateo. A la derecha, tapia del Palacio de Ustáriz (2013)

Hemos hablado de algunos de estos hallazgos en este blog y solicitado información repetidamente, así que es obligado contar las conclusiones publicadas en diversas actas de reuniones arqueológicas, citadas al final. Me parece muy interesante, espero que lo sea para todos.

Noria del Museo de Historia (2002-2007)

En 2004 durante las obras de rehabilitación del Museo Municipal, hoy Museo de Historia, se halló un «complejo hidráulico del siglo XVII de gran entidad y envergadura», según se publicó en aquellos momentos. La entonces directora del museo, la arqueóloga e historiadora Carmen Priego explicó que se trataba de un «conjunto formado por el estanque de una noria de las denominadas de sangre, es decir, de tracción animal, empleada para el riego de huertos y el abastecimiento de una comunidad… Las paredes del gran vaso descubierto, en ladrillo toledano del usado en las construcciones madrileñas en el siglo XVII, constan de peldaños perfectamente trazados, pates, que descienden hasta 15 metros de profundidad, aproximadamente».

A una profundidad de unos ocho metros surgía un ramal excavado en la tierra, que Carmen Priego opinó que casi seguro “este conducto perteneció al gran viaje de agua de Alcubilla, que cruzaba diagonalmente el edificio del Museo Municipal en dirección a la calle de Fuencarral“. La idea era integrar los hallazgos en el Museo.

Pero pasaron muchos años hasta que por fin se reabrió el museo y supimos que el estanque de la noria se había conservado y quedado a la vista. El resto del hallazgo debió de ser tapado.

A pesar de que aún no forma parte del recorrido visitable del museo, al menos una parte del hallazgo allí se encuentra felizmente; fue una suerte que la estructura se encontrara en terrenos del antiguo Hospicio, parece que eso la salvó.

Se documentó un pozo de forma ovalada, en fábrica de ladrillo, y una galería identificada como perteneciente al viaje de agua de Alcubilla o el de la Fuente Castellana.

Noria Museo de Historia de Madrid. Calle Fuencarral.

El estudio arqueológico en este caso fue completado con el análisis mediante termoluminiscencia de piezas halladas en la excavación. Aparecieron, entre otras cosas, numerosos cangilones o arcaduces que demuestran la existencia de las norias movidas por animales, que recogían el agua de los pozos.

La conclusión del análisis fue que esta noria había sido construida hacia 1644-45.

Deseamos que estos restos conservados y musealizados pronto por fin se abran al público y se explique el hallazgo y su gran importancia en la Historia de Madrid.

La noria de Barceló (2005-07)

Tras el derribo del antiguo Mercado de Barceló, durante la construcción del nuevo mercado y aparcamiento, en el entorno de la plaza de Barceló se produjeron otros hallazgos importantes, entre ellos un nuevo pozo de una noria de sangre. Apareció también una galería, probablemente del ramal del viaje de agua que abastecía a la noria, en terrenos de lo que entonces pertenecía al antiguo Hospicio, hoy plaza de Barceló.

Planta de la noria de la calle de Barceló al comienzo de la excavación (Foto: Actas RAM 2016)

Noria de Mejía Lequerica (2010)

Con motivo de las obras –se iba a construir el nuevo mercado, una biblioteca y otras instalaciones–, a partir de 2008 se realizaron una serie de controles arqueológicos en la que se denominó Área de Protección Específica Barceló.

El pozo de noria, hallado en enero de 2010 en la calle Mejía Lequerica, entre las calles de Beneficiencia y San Mateo, al excavar la salida del aparcamiento, era similar al mencionado de la calle Barceló y al del Museo de Historia, de ladrillo y mortero de cal y arena.

Pozo de noria de la calle Mejía Lequerica (Foto: Actas RAM 2016)

El pozo fue documentado y desmontado.

Acueducto (2011)

Durante la misma excavación de la rampa del aparcamiento, en marzo de 2011, en la calle Mejía Lequerica, apareció una espectacular nueva estructura de ladrillo y mortero de cal y arena, que en su momento pudimos ver, en uno de sus dos tramos descubiertos, que probablemente continúa hacia la calle Sagasta.

Calle Mejía Lequerica, agosto 2011

El País publicó la noticia del hallazgo de un muro de sesenta metros de largo por uno y medio de ancho que recorre el último tramo de la calle. Aunque el titular era «Un gran muro del XVIII paraliza las obras en Mejía Lequerica» el reportaje planteaba dudas sobre si pertenecía a un antiguo cuartel o a una estructura hidráulica, quizá al antiguo Viaje de Agua de la Castellana.

Nosotros en esos momentos pensamos que podía tratarse de una estructura perteneciente al Viaje de Agua de la Castellana. En septiembre del mismo año se apreciaban perfectamente los arcos de la construcción que finalmente fue catalogada como acueducto y datado entre los siglos XVI y XVIII.

Calle Mejía Lequerica, sept. 2011

Una foto de las actas publicadas, con la imagen de una persona trabajando, nos permite hacernos una idea de la magnitud del acueducto:

Acueducto. Labores de engasado. (Foto: Actas Jornadas Arq. 2012)

Según leemos en las actas, los restos fueron consolidados, desmontados los arcos y los pilares mediante cortes con hilo de diamante y, una parte, trasladada y almacenada. La construcción de la rampa del aparcamiento continuó.

Calle Mejía Lequerica, sept. 2013

Según se publicó, la Dirección General de Patrimonio Histórico notificó que la pieza iba a ser desmontada para ser posteriormente musealizada, no en el mismo lugar, sino en otro cercano. Afirmaron que su intención era exhibir una parte del acueducto al aire libre, cerca del lugar de origen, la calle de Mejía Lequerica, «para no alejarlo de su lugar natural y para el disfrute de la ciudadanía». Eso mismo se puede leer en las actas. Aunque nunca se ha vuelto a hablar del tema, las piezas salvadas deben de continuar en el almacén municipal, la Casilla de la Casa de Campo, adonde fueron trasladadas a la espera de determinar su ubicación con el fin de dar a conocer y explicar el antiguo sistema de abastecimiento de agua a la ciudad de Madrid.

Noria, calle de San Mateo 3 (2015)

En la calle de San Mateo nº 3, en 2015, se halló un nuevo pozo de noria, en mal estado de conservación. Destaca que en el relleno del pozo se hallaron cerámicas, entre ellas azulejos datados a partir del siglo XVI, época en la que se construyeron algunos de los primeros edificios que conformaron la zona.

Noria del Palacio de Ustáriz (2015)

Otra noria fue localizada durante las obras de rehabilitación del Palacio de Ustáriz, al retirar uno de los árboles del jardín.

Viaje de Agua en la calle Fuencarral (2018)

Más recientemente, en el verano de 2018, nuevamente durante unas obras se encontraron unas galerías que enseguida se identificaron como probables restos del siglo XVII.

Por su ubicación en esos momentos vimos que podría tratarse de vestigios del Viaje de la Alcubilla. En Fuencarral, en el cruce con las calles de San Mateo y San Joaquín, se sabe que discurría uno de los ramales del viaje.

Calle Fuencarral, agosto, 2018

En ese punto hubo un arca de repartición del agua, el “arca que está debaxo de tierra en calle alta de Fuencarral, frente de la de San Mateo”, como describió Aznar de Polanco, y recordamos entonces.

Calle Fuencarral, sept. 2018.

Sin duda fue un hallazgo muy importante. Es bonito saber que la descripción en el artículo de las actas RAM así se titula: «La arca treinta esta debaxo de tierra en la calle alta de Foncarral, frente de la de San Matheo», trabajo que incluye fotografías de las galerías y esquemas muy interesantes.

Por: Mercedes Gómez

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Ver Actas Reuniones Arqueología:

RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, Antonio. «Resultados del seguimiento arqueológico intensivo de los movimientos de tierra de las obras del Área de Protección Específica 01.03 “Barceló” (Madrid)», Actas de las Octavas Jornadas de Patrimonio Arqueológico en la Comunidad de Madrid, 2011, pp. 431-440.

RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, Antonio. «Consolidación, conservación preventiva, desmontaje, traslado y almacenamiento de parte del acueducto hallado durante el seguimiento arqueológico de los movimientos de tierra de las obras del nuevo Centro Polivalente Barceló», Actas de las Novenas Jornadas de Patrimonio Arqueológico en la Comunidad de Madrid, 2012, pp. 417-421.

CABALLERO, Carlos; GÓMEZ HERNANZ, Juan; HERRERA Teresa; MENDUIÑA, Roberto C.; PETRI, Aldo; RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, Antonio; VEGA, Jorge J. y VILLANOVA, Luis. «Estructuras hidráulicas en el entrono de la plaza de Barceló (Madrid)», Actas Reunión de Arqueología Madrileña, 2016, pp. 212-220.

SILVESTRE, Manuel; FERRER, Genaro y NUÑO, Antonio. «La arca treinta esta debaxo de tierra en la calle alta de Foncarral, frente de la de San Matheo», Actas Reunión de Arqueología Madrileña, 2019, pp. 179-189.

Hace pocos días hablábamos de los vestigios de un viaje de agua hallados en la calle Fuencarral, unas galerías que, según la propia Comunidad de Madrid en un principio, podrían corresponder a una construcción del siglo XVII. A propósito de esta noticia, escribí que podría tratarse de vestigios del Viaje de Agua de la Alcubilla. Y es que, como comentaba, se sabe que uno de sus ramales bajaba por allí. En este barrio se han encontrado varios restos importantes (galerías, norias…) en diferentes obras en la zona.

A través del diario ABC y de TVE, el pasado día 30 de agosto la Dirección de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid confirmó que se trata de un importante y hermoso tramo de un viaje de agua y pudimos ver imágenes del interior de la galería.

Aunque ya conocemos la historia básicamente, creo que el gran hallazgo merece una breve actualización del post.

Según las noticias los técnicos de la Dirección General de Patrimonio afirman que se trata de un viaje de agua del siglo XVII, procedente de los de Fuente Castellana y La Alcubilla.

Recordemos que el Viaje de la Alcubilla y el Viaje de Contreras, a su llegada a Madrid, se unían al de la Fuente Castellana que se comenzó a construir en 1612 y finalizó en 1619, aunque las reparaciones y obras de mejoras fueron numerosas a lo largo de todo el siglo XVII, como en todos los viajes. Ya en el interior de la villa el Viaje de la Castellana se extendía en un complicado entramado de galerías.

Según las mencionadas noticias, este tramo, de unos 180 metros, fue construido en 1632.

Como vimos, también se sabe que en ese punto, a la altura de las calles de San Mateo y San Joaquín, hubo un arca de repartición del agua, el “arca que está debaxo de tierra en calle alta de Fuencarral, frente de la de San Mateo”, como describió Aznar de Polanco.

Felizmente, también se han encontrado restos de esta construcción.

El arqueólogo, Manuel Silvestre, explica que el hallazgo, muy bien conservado, tiene una gran valor arqueológico.

Hallazgo que nos permite conocer un nuevo tramo de una galería de conducción que trasladaba el agua desde el norte de Madrid a las casas próximas a este lugar, desde el siglo XVII hasta mediado el siglo XIX. Y conocer un poco mejor cómo eran los viajes de agua, patrimonio singular madrileño.

Por : Mercedes Gómez

Nota: Actualizado a fecha 6 febrero 2019, eliminadas dos fotos que no eran de «Arte en Madrid».

 

La semana pasada supimos por las noticias de Telemadrid que se habían paralizado unas obras en la calle Fuencarral al encontrase unas galerías que podrían tener valor histórico.

El día 8 las autoridades de la Comunidad de Madrid notificaron que estaban estudiando los hallazgos y confirmaron que parte de los restos podrían ser galerías del siglo XVII.

Noticia Telemadrid 8 agosto 2018

Después varios diarios han publicado la noticia con las explicaciones de la Comunidad. Lo más importante de la nota de prensa es que se confirmaba que una parte de los restos serían una construcción original del siglo XVII, a la espera del informe arqueológico solicitado por la Dirección de Patrimonio.

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Podría tratarse de vestigios del Viaje de Agua de la Alcubilla.

El antiquísimo viaje de la Alcubilla, recordemos, se comenzó a construir en 1399. Nacía en la Dehesa de Chamartín en el valle de la Alcubilla, a 18 metros de profundidad, y llegaba a Madrid a través de una serie de pozos.

Por el Camino de Fuencarral, hoy Bravo Murillo, llegaba hasta la actual Glorieta de Cuatro Caminos, donde se dividía en dos ramales, uno por la calle de Santa Engracia hasta la plaza de Santa Bárbara, donde comenzaba la distribución de las aguas. El otro se dirigía a la glorieta de Quevedo, donde a su vez se dividía en dos ramales, uno bajaba por San Bernardo y otro por Fuencarral, en dirección a la ciudad.

Calle de Fuencarral

Por aquí, en el cruce con las calles de San Mateo y San Joaquín, se sabe que discurría el viaje y que en el siglo XVIII se encontraba un arca de distribución del agua.

Lo poco que he podido ver hoy desde la acera en las obras que ocupan la vía es la sección de una bonita galería.

Y en su entrada, debajo, adivinar otra galería o arco, perpendicular, en la dirección de la calle Fuencarral, típico de los viajes de agua.

Entre otras cosas, el vicepresidente y portavoz del gobierno de la Comunidad de Madrid, Pedro Rollán, ha dicho en las declaraciones publicadas que no existe ninguna calle en Madrid en la que no aparezcan elementos históricos en los trabajos que ejecutan el Canal de Isabel II, Metro o compañías de servicios.

Qué drástico. Si es así, nos gustaría tener más noticias. Y comprendemos que no todo se puede convertir en un museo y mostrar al público indefinidamente, pero sería deseable una mayor información, más transparencia, y de vez en cuando, conservar, explicar y mostrar, no solo documentar para uso interno y tapar.

Los Viajes de Agua de Madrid forman parte de un patrimonio histórico único.

Por Mercedes Gómez

Queridos amigos :

¡Tenemos una excelente noticia! La antigua Capilla de Nuestra Señora de la Soledad, conocida como Humilladero de la calle Fuencarral, ha abierto sus puertas. ¿Recordáis? Cuando el pasado verano evocamos su historia y charlamos aquí sobre sus obras de arte y la posibilidad de que algún día pudiéramos entrar a conocerla, no imaginábamos que pronto ocurriría, en Navidad, además por un motivo solidario y humano, ayudar a los niños y familias que lo necesiten en estos tiempos de crisis.

La Fundación Mensajeros de la Paz ha organizado un Belén Solidario con el fin de recoger alimentos no perecederos (sobre todo leche, alimentos infantiles, aceite, galletas y conservas) para ayudar a las personas necesitadas que desgraciadamente son muchas hoy día.

Calle de Fuencarral, 44.

Calle de Fuencarral, 44.

Para ello la Iglesia de San Ildefonso les ha cedido durante un mes la capilla que han limpiado y preparado para esta campaña de ayuda, y que cuidarán y mantendrán abierta hasta el próximo día 10 de enero. Ha sido un placer y una ilusión el poder entrar en el viejo Humilladero.

belen solidario

Necesitan nuestra colaboración; llevemos alimentos o su equivalente en metálico. También agradecerían la participación de voluntarios; mantener la capillita abierta durante un mes y organizar todas las donaciones va a suponer mucho trabajo así que cualquier ayuda les vendría muy bien.

Vayamos a verles y ayudemos, y por supuesto visitemos el antiquísimo Humilladero y contemplemos de cerca el cuadro de la Virgen de la Soledad, el Cristo del Consuelo, la imagen del Niño del Remedio…

Humilladero Cristo

Además del belén solidario, han instalado otro bonito belén artesano traído desde Filipinas… todos los detalles los podéis leer en su web.

Gracias a los Mensajeros de la Paz, a la Parroquia de San Ildefonso y a todos.

Mercedes

En pleno centro de Madrid, en la calle de Fuencarral nº 44 esquina con la de Augusto Figueroa, entre edificios y modernos comercios subsiste un singular ejemplo de arquitectura religiosa del siglo XVIII. Se trata de una pequeña y modesta construcción de ladrillo que alberga una capilla con mucha historia, la Capilla de Nuestra Señora de la Soledad, más conocida como el Antiguo Humilladero de la calle Fuencarral.

Recordemos que en los comienzos del siglo XVI, antes de que Felipe II trajera la Corte a la Villa y de que la población creciera extramuros, el norte de Madrid estaba formado por bosques surcados por arroyos. Así debían ser estos terrenos al norte de la Puerta de la Red de San Luis, una de las puertas de la Cerca de Felipe II donde se originó el Camino de Fuencarral.

Posteriormente, en el XVII Madrid fue creciendo y la puerta de salida por el norte llegó hasta la actual Glorieta de Bilbao. Allí se ubicó la Puerta de la Cerca de Felipe IV llamada de los Pozos de la Nieve. Entre ambas surgió la calle de Fuencarral, alrededor de la cual se fueron levantando las edificaciones. Según la tradición desde tiempos muy antiguos en ese camino existió un humilladero donde se veneraba a la virgen, igual que en otros lugares de entrada o salida de la villa donde los caminantes se detenían a rezar.

Según cuentan los cronistas, estaba en la calle de Santa María del Arco, ya representada en el Plano de Texeira, que recibió ese nombre debido a que allí hubo un arco bajo el cual se hallaba la imagen.

Plano de Texeira (1656)

Plano de Texeira (1656)

En el siglo XVII, según el Diccionario de Covarrubias, un Humilladero era una capillita sobre pilares y cubierta con techo en cuyo interior solía haber una cruz con la imagen de Cristo, la virgen o algún santo. El nombre procede del hecho de que los fieles se inclinaban o arrodillaban en señal de humildad ante el devoto lugar.

Por entonces en el solar se levantaban dos casas, una propiedad de Alonso Rubio que años antes había sido de Sebastián de Cigales, que tenía dos puertas, una a la calle de Santa María y otra a la de Fuencarral. Y otra casa de Sebastián de Cigales. Pedro Texeira las representa tal como debían ser, muy sencillas.

En el siglo XVIII las casas habían pasado a un solo dueño, era el sitio nº 1 de la manzana 313, en la calle de Fuencarral esquina Santa María del Arco –actual Augusto Figueroa- que pertenecía a Don Francisco de Feloaga Ponce de León, Marqués de Navahermosa.

Sitio nº 1 Manzana 313 (Planimetría)

Sitio nº 1 Manzana 313 (Planimetría)

Cuenta Álvarez y Baena en su Compendio Histórico de las Grandezas de la Coronada Villa de Madrid, publicado en 1786, que “la Capilla de Nuestra Señora de la Soledad, calle de Fuencarral, esquina la de Santa María, la labró el Señor Don Francisco de Feloaga Ponce de León, Marqués de Navahermosa, Caballero de ejemplar virtud, y de la Orden de Santiago, por el año 1712, en su misma casa, en cuya pared, bajo un arco que formaba, había estado la Soberana Reyna, desde tiempo inmemorial. Este caballero murió en 24 de mayo de 1755 de edad de 75 años.”

Desde aquellos momentos hasta mediado el siglo XX como veremos, el solar y la capilla pertenecieron siempre a miembros de la nobleza que fueron trasmitiéndolos a sus herederos a lo largo de generaciones.

Existe un documento del año 1825 según el cual “la parte alta de las cocheras que se sitúan en la calle de Santa María del Arco en la Villa y Corte de Madrid” estaba  entre los varios bienes pertenecientes al Mayorazgo del Marqués de Navahermosa, la Torrecilla y de Valdeolmos, las cuales estaban en muy mal estado y su dueño, con el permiso de su esposa María de los Dolores Salabert condesa de Ofalia, solicitaba su venta pues afirmaba no poder hacerse cargo de su reparación o reedificación.

Debe tratarse de la caballeriza que citan Peñasco y Cambronero en su libro Las calles de Madrid (1889) : «… en un arco que formaba la puerta de la caballeriza del marqués de la Torrecilla existía un cuadro de Ntra. Sra. de la Soledad, alumbrado por un farolillo; y fue tanta la devoción que los vecinos de aquellos contornos profesaban a la representación de la Virgen, y tantos los milagros que ésta hubo de obrar, que el Marqués le erigió una capilla en el sitio mismo de la caballeriza…”.

Estas menciones, de Álvarez y Baena en el siglo XVIII y de Peñasco y Cambronero en el XIX son dos de los pocas que existen sobre el origen de esta capilla.

La enajenación o venta no debió llegar a tener lugar pues unos años después la Capilla continuaba en poder de la Marquesa de la Torrecilla.

Plano del Gral I. de Ibero (h. 1875)

Plano del Gral I. de Ibero (h. 1875)

En los comienzos del siglo XX la propietaria era la Marquesa de Valdeolmos, heredera legitima de los derechos de los Sres. Marqueses de la Torrecilla. En 1904 la calle de Santa María del Arco (del Arco de Santa María desde 1835) tomó el nombre de Augusto Figueroa.

Por fin, en 1947 su propietaria era doña María Luisa Maldonado y Salabert, nacida en 1888, hija de don Mariano Maldonado, séptimo conde de Villagonzalo y de doña Fernanda Salabert y Artega, marquesa de Valdeolmos.

Ese año doña María Luisa Maldonado Marquesa viuda de Torneros (viuda de Fernando Roca de Togores y Caballero, hijo de los marqueses de Molins) decidió hacer testamento, que firmó el 27 de enero. Vecina de Madrid, con domicilio en la calle de Hortaleza 85. Este inmueble, en el que también estaba fijada la sede de su Administración, con fachada a la plaza de Santa Bárbara y calles de Mejía Lequerica y San Mateo era el llamado Palacio del Conde de Villagonzalo, su padre, notable edificio construido entre 1862 y 1866, que continúa en pie.

La marquesa murió el día 11 de mayo en Madrid a la edad de 59 años.

Quince días después, el 26 de mayo del mismo año 1947 el testamento fue abierto ante notario. Doña María Luisa expresaba su voluntad de que la Capilla-oratorio público situada en la calle de Fuencarral esquina a la de Augusto Figueroa pasase a la Parroquia de San Ildefonso, en cuya jurisdicción se hallaba enclavada, encomendándole su mantenimiento, y que las limosnas que se recaudaran en ella fuesen dedicadas a dicho mantenimiento, al culto y principalmente para los pobres.

Desde entonces la Parroquia de San Ildefonso se encarga de su cuidado.

Como se aprecia en un dibujo de la planta y alzado del conjunto firmado ese mismo año por el arquitecto Emilio Canosa el edificio de la capilla está formado por dos estancias, el propio oratorio y a la izquierda otra habitación pequeña y estrecha, un chiscón, como lo llamaban en tiempos de la marquesa.

El legado se refería exclusivamente a la capilla, no al edificio que corresponde al nº 1 de la calle Augusto Figueroa hoy ocupado por una tienda de ropa.

En 1952 tuvo lugar la entrega oficial por parte de los albaceas de la marquesa al párroco de San Ildefonso, hasta entonces la testamentaría se había encargado de su administración. En esos momentos se realizó un inventario de las imágenes, cuadros y objetos varios guardados en la Capilla. Las obras más valiosas eran un Cristo crucificado, el Cristo del Consuelo, y el cuadro de Nuestra Señora de la Soledad. Además había otros óleos, esculturas, pies de hierro para las velas, floreritos, sabanillas de encaje, bandejas para limosnas, etc.

En 1983 se acometió su restauración. Fotos anteriores a esta fecha muestran los muros del edificio enfoscados. La puerta de entrada bajo un arco de medio punto, a la izquierda una puerta pequeña, y sobre ella un balconcillo. En la fachada de Augusto Figueroa únicamente había una ventanita en la parte superior.

capilla antes restaur copia

Durante las obras en dicho muro lateral se descubrió una puerta oculta y el arco que había sido tapiado.

2 casas

Hoy día la edificación de poco más de 35 metros cuadrados conserva el ladrillo visto. El balconcillo sobre la puerta de entrada al chiscón fue sustituido por una ventana.

fachada fuencarral

Un tradicional alero de madera cubre la modesta construcción bajo el tejado que está coronado por una cruz de hierro.

cruz

Actualmente en el Registro del Ayuntamiento figura con el nombre de Capilla de Santa María del Arco. Catalogada como elemento Singular por el Plan General de Urbanismo, tiene el más alto nivel de protección, el Nivel 1.

En su interior la modesta capilla aún guarda sus tesoros. En el centro del pequeño altar el cuadro de la Virgen de la Soledad, y la imagen de San Francisco de Paula en la esquina inferior izquierda, en un marco dorado de 1 x 1,40 m. Anónimo, no se sabe con certeza si es el cuadro primitivo, en cualquier caso se cree que se trata de una pintura del siglo XVII. Fue restaurada igualmente en 1983.

cuadro virgen

Junto a ella a la izquierda, allí continúa el Santísimo Cristo del Consuelo. Benito Pérez Galdós se refiere a él en La Fontana de Oro como el Cristo de las Llagas:

“Vamos al balcón de una amiga nuestra, desde donde se ve todo perfectamente. Estará muy vistoso. De San Antón salen tres imágenes, y dicen que es también muy probable que salga el Cristo de las Llagas de la capilla de Santa María del Arco…”

La imagen del Santísimo Cristo del Consuelo fue restaurada en 1986.

Es una talla en madera policromada de tamaño natural, de 1,70 metros de altura, anónimo, del siglo XVI o probablemente del XVII. El historiador Elías Tormo dijo que “parece escultura del siglo XVI” y se preguntaba «¿será el del hermano Domingo Beltrán, de los Abogados?”.

Según el informe de restauración, es una “escultura de líneas clásicas de estilo renacentista, aunque el paño presenta formas barrocas”. La cruz está formada por dos maderas lisas de color negro.

Estaba en muy mal estado, con grandes grietas y desconchones, el paño tenía un gran trozo desprendido, y a una mano le faltaba el dedo índice que fue reconstruido. Sobre la policromía había una tosca capa de pintura que fue cuidadosamente eliminada. Bajo esta policromía barroca -la que se conserva actualmente- apareció una preparación blanca bajo la cual esté probablemente la policromía primitiva. No fue eliminada porque no había garantías de obtener un buen resultado, dejando solo alguna zona al descubierto. También fueron eliminados los repintes del paño.

cristo 2 copia

Tanto en la foto general como en la de detalle realizadas tras la restauración se aprecia la espectacularidad de la talla.

cristo 1 copia

El año pasado al parecer la Capilla se abrió durante unos meses, aunque normalmente se encuentra cerrada. Ojalá se abra más a menudo y podamos acercarnos a conocer el antiguo Humilladero, de momento aunque con un poco de dificultad, se puede contemplar su interior a través de las rejas y los cristales de la puerta de entrada.

interior Capilla jun13

Merece la pena ir a ver la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, o de la Paloma, el magnífico Cristo Crucificado, y el diminuto oratorio, una joya en el corazón de Madrid.

No es raro encontrar a vecinos o paseantes que se paran unos momentos, se asoman y se santiguan, como en el pasado hicieran las personas que pasaban junto al Arco de Santa María y se detenían un rato antes de continuar su camino.

por Mercedes Gómez

—–

NOTA:

Mi más sincero agradecimiento a la Parroquia de San Ildefonso por su gran ayuda al permitirme consultar los valiosos documentos que conserva en su archivo relativos a la Capilla de Nuestra Señora de la Soledad sin la cual no hubiera sido posible completar este artículo.

Gracias también a mi querido amigo Churri que ha conseguido hacer unas fotos estupendas de la Capilla (y era muy difícil).

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