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Hace unos años conocimos su historia, la de uno de los caprichos románticos construidos por Isidro González Velázquez en El Retiro por encargo del rey Fernando VII, la Montaña Artificial, proyecto de 1817.
En aquellos momentos, 2017 –cumplía 200 años–, no se podía acceder, como contábamos. Ahora, años después, por fin se ha terminado su restauración y acondicionamiento. Se solucionaron los problemas de humedades, hace ya unas semanas volvió el agua a la ría y sus cascadas, se puede subir a su cima y su interior ha sido magníficamente restaurado. Esta entrada al Retiro por la Puerta de O’Donnell ha revivido, hay bastantes visitantes alrededor de la nueva Montaña, que se admiran del espacio interior, y comentan, hacen fotos, suben y bajan por los caminitos y escaleras… el paseo sin duda es divertido.
Un dibujo publicado en el Semanario Pintoresco Español en 1840 la representa desde el lado de la cascada principal, con las esculturas de los dos leones a sus pies, que allí continúan, dando la bienvenida.
Recordemos que el capricho recibía el nombre de Montaña Rusa, así aparece mencionada en los planos del siglo XIX, y Montaña Artificial. Otros nombres populares fueron el Tintero y la Escribanía, por la forma del templete que la coronaba. Después, más recientemente, en una época de abandono, fue conocida como la Montaña de los gatos. Hace pocos años, los grafitis y otras cosas desagradables contribuían al deterioro.
La Montaña Artificial se llama así porque es una construcción arquitectónica, fantástica. En su exterior, que ahora ha recobrado su esplendor, parece una montaña natural, con sus estanques, cascadas, senderos, árboles, plantas y flores.
La cúpula, hace unos años muy deteriorada, se ha rehabilitado. Se ha construido una de cristal a modo de lucernario que permite ver el interior, y sobre todo, iluminarlo. Unos peldaños a su alrededor permiten sentarse y contemplar unas bonitas vistas del Retiro y entorno cercano.
Pero la gran singularidad de la Montaña está en su interior.
Desde la entrada, tantos años cerrada, una galería abovedada nos dirige hasta el extraordinario espacio central.
Una gran bóveda de ladrillo, de planta circular, levantada sobre varias galerías abovedadas de ladrillo y mampostería, con un diámetro de unos 14 metros y una altura de 11 metros hasta el óculo central.
Además de la galería de entrada, de la rotonda parten otras tres galerías hacia otros puntos de la montaña, donde se encuentran los estanques.
Además de las mencionadas cuatro galerías en la base, hay otra, situada sobre la de la entrada. Se trata de otro acceso desde el exterior, que tiene lugar a través de una terraza, situada sobre dicha puerta de entrada.
Se cree que en su interior pudo encontrarse una noria que elevaba el agua, como otras que existían en el Buen Retiro. Recordemos la Noria de la Casa del Contrabandista y las de la Fábrica de Porcelana.
Ahora, durante las obras, se han recuperado los restos, bajo una de las galerías, de un viaje de agua que conducía a una de estas estructuras hidráulicas.
Es interesante saber que en el exterior, a unos sesenta metros, existen elementos conservados de una noria que los autores Ortega Vidal y Marín Perellón apuntan podría tener relación con la Montaña. El conjunto se aprecia muy bien desde el mirador.
Su cercanía a las ruinas románicas de la iglesia de San Isidoro, que en cierto modo los ensombrece, y la falta de información, han ocasionado que estos importantes vestigios pasen desapercibidos y sean prácticamente desconocidos.
Hay restos del brocal del pozo y del soporte de la rueda de la noria sobre una gran plataforma cilíndrica de ladrillo y mampostería. Una trampilla moderna protege la galería subterránea de ladrillo.
Desde la plataforma una estructura rectangular que parece esconder los restos del viaje de agua se dirige hacia la Montaña Artificial.
La construcción es preciosa.
Como vimos, en el interior de una de las galerías ahora restauradas se han hallado restos de un viaje de agua que, por la dirección, ¿podrían ser continuación de esa galería exterior?
Además de poder disfrutar de este lugar especial, en su exterior y en su interior, estos días en la Montaña Artificial hay una pequeña muestra, una serie de fotografías y cartelas sobre su propia historia; se anuncia que en el futuro será Sala de Exposiciones, como ya lo fue en el pasado.
La buena noticia: después de anunciar su cierre al cabo de una semana de su apertura, la Sala sigue abierta, de forma indefinida. Horario: mañanas, de 11 a 13 h.; tardes, de 18 a 20 h.
Por: Mercedes Gómez
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Madrid recupera la Montaña de los Gatos de El Retiro, que reabre 20 años después de su cierre. Ayuntamiento de Madrid, jul 2023.
ORTEGA VIDAL, Javier – MARÍN PERELLÓN, Francisco José, “El conjunto del Buen Retiro, 1823-1835”, en Isidro Velázquez, 1765-1840, arquitecto del Madrid fernandino, Ayuntamiento de Madrid, 2009.
El curioso parlante, «Los jardines reservados del Retiro», Semanario Pintoresco Español, Madrid, 5 jul 1840.
Recordemos que finalizada la guerra de la Independencia, tras la ocupación francesa y la destrucción de edificios por parte del ejército inglés, los Jardines del Buen Retiro se encontraban en ruinas; Fernando VII promovió su recuperación. El rey mantuvo la apertura al público de casi todo el recinto pero destinó los terrenos situados en la esquina noreste para su uso personal. Encargó a su arquitecto Isidro González Velázquez la creación de sus Jardines Reservados cuyas obras se iniciaron en 1817.
Además de la creación de los jardines se construyeron varios caprichos románticos, edificios de tipo recreativo reservados al disfrute de la familia real. La mayoría desaparecidos, se conservan algunos, como la Montaña Artificial , y muy cerca, a sus pies, la Casita del Pescador.
Otro capricho fue la Casa del Contrabandista, la Noria titulada del Contrabandista, tal como aparece mencionada en el dibujo del arquitecto, González Velázquez.
La construcción consta de una estancia principal, la Sala, circular en su interior, octogonal en su exterior de ladrillo y mampostería, cubierta con una cúpula con linterna central y pequeñas buhardillas, y a continuación una parte alargada, rectangular, formada por tres gabinetes.
En el dibujo conservado en el Archivo General del Palacio Real aparece el edificio de la noria hidráulica junto al del Embarcadero del Estanque Grande, que también había construido González Velázquez.
Arriba, a la derecha, el arquitecto representó la planta de la Noria del Contrabandista, la cual dibujó en su interior.
El título del dibujo indicaba que cubría una noria, más antigua que el edificio, como veremos.
Al parecer el nombre proviene de que su interior estaba decorado con referencias a la Fábrica de Porcelana y con una serie de muñecos autómatas entre los que se encontraba la figura de un contrabandista.
La Casa del Contrabandista, después de ser uno de los caprichos en los que los reyes pasaban sus ratos de ocio, ha tenido usos diversos; en 1890 se convirtió en establecimiento de venta de aguas oxigenadas; en el siglo XX, hacia 1923, fue Viena Park; y después, hacia 1945, se convirtió en la famosa Florida Park.
Debido a todo esto, la construcción original está muy transformada, rodeada de nuevas edificaciones que forman el conjunto hostelero de la nueva Florida Retiro.
Como decíamos, el nombre indicado en el plano por el arquitecto hacía suponer que albergaba una noria, como así se demostró.
En 2015, durante las obras de reforma/reconstrucción de Florida Park, aparecieron los restos de una noria perteneciente a un complejo hidráulico del siglo XVII, época de creación del Buen Retiro.
La noria, de tracción animal, seguramente formaba parte de la red hidráulica del Buen Retiro.
Los vestigios de la noria del Contrabandista, en el interior de la estancia circular del capricho, fueron restaurados y se cubrieron con un cristal.
Desgraciadamente, según me contaron en el local, el cristal se rompió y el suelo de La Sala fue cubierto con moqueta.
Aunque tapados, ahí continúan los restos de la noria que en el siglo XVII surtía de agua a algunas zonas o instalación del Buen Retiro, acaso el Estanque.
Por: Mercedes Gómez
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Bibliografía:
DURÁN, Consuelo. Jardines del Buen Retiro. Ed. Doce Calles. Madrid 2002.
ORTEGA VIDAL, J. – MARÍN PERELLÓN, F.J. “Al este del Prado” en Isidro Velázquez (1765-1840). Arquitecto del Madrid fernandino. Ayuntamiento de Madrid, 2009.
FRAGUAS, Rafael. “Descubierta una noria del siglo XVII bajo el Florida Park”, El País, 25 julio 2015.
Ver: Un viaje de agua, cinco pozos de noria y un acueducto en Barceló
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