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La iglesia franciscana de San Antonio fue proyectada por el arquitecto Bernardo Giner de los Ríos en 1927, en la esquina de la calle Duque de Sesto con Lope de Rueda.
Bernardo Giner de los Ríos nació en Madrid en 1888 y murió en el exilio, en México, en 1970. Era sobrino de Francisco Giner, fundador de la Institución Libre de Enseñanza; allí cursó Bernardo sus estudios de primaria. Luego estudió ingeniería y arquitectura. Además fue político; durante la 2ª República fue diputado y ministro en varias ocasiones.
Como arquitecto municipal desde 1916 a 1936 trabajó en la Sección de Construcciones y Propiedades del Ayuntamiento de Madrid; en 1928 fue nombrado Jefe de Construcciones Escolares. Como responsable de este área, entre 1931 y 1934 edificó varias escuelas, en esos momentos muy necesarias. Trabajó junto a Antonio Flórez Urdapilleta, que había creado los Pabellones de la Residencia de Estudiantes y algunos centros escolares inspirados en la ILE.
Por todo esto, Bernardo Giner es más conocido por los colegios que construyó, algunos se conservan, pero no fue lo único que creó, su huella es notable en Madrid. Participó en algunas reformas como la de las Antiguas Escuelas Aguirre. En arquitectura residencial se le atribuye la construcción de la casa palacio en Padilla 38 (1925) en la que vivió Juan Ramón Jiménez; en 1926 levantó un edificio de oficinas y comercios en la calle Almirante 1. Además de otros edificios que no se conservan, como la iglesia de San Antonio.
La nueva iglesia de San Antonio de Padua –y residencia de los Padres Franciscanos– fue inaugurada en agosto de 1927.
El templo era de una sola nave, con cinco tramos; el ábside, circular en su interior, tenía cinco ventanales con vidrieras policromadas que narraban las vidas de San Francisco y San Antonio.
La torre, adosada a la nave, llevaba a la escalera general de la Residencia y daba paso al coro y a la azotea.
El conjunto, que podría considerarse de estilo neomudéjar, dentro de una gran sencillez, era de ladrillo, menos el zócalo, que era de piedra.
La residencia tenía tres plantas (habitaciones, biblioteca, etc.)
Como parroquia fue erigida canónicamente en 1966.
El conjunto fue derribado en 1975 y en el mismo lugar se construyó el actual templo y nuevo convento, de seis plantas, obra del arquitecto José Manuel Marañón Richi, inaugurado en 1977.
Hoy día es la Parroquia San Antonio del Retiro. Lo cierto es que se encuentra muy cerca del Parque del Retiro, pero pertenece al barrio de Goya, distrito de Salamanca.
La iglesia es también de una sola nave, en ligera pendiente, ocupada por varias filas de bancos convergentes en el ábside circular. Fue construida, como otras en esos años, siguiendo las directrices del Concilio Vaticano II, que pedían la celebración de actos comunitarios, con participación activa de los fieles. Las misas ya no eran en latín ni de espaldas a los asistentes.
Destaca la vidriera de Carlos Muñoz de Pablos.
De la primera iglesia únicamente se conserva una pequeña imagen de la Virgen del Pilar, ubicada en una capilla lateral a los pies del templo.
Por: Mercedes Gómez
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Bibliografía:
“Iglesia de San Antonio”, Arquitectura, nº 101, Madrid, 1927.
COAM. Guía de Arquitectura, Madrid, 2003.
Fiesta patronal y bodas de oro de la parroquia San Antonio del Retiro, Archidiócesis de Madrid, 2016.
Cuando hace pocas semanas visitamos la antigua Real Fábrica de Tapices comprobamos cómo la técnica del tapiz tradicional sigue viva y, por otra parte, cómo sus diseños se fueron adaptando a las nuevas tendencias artísticas. Vimos tapices según modelos de artistas como Joaquín Vaquero Turcios, Alberto Corazón o Guillermo Pérez Villalta.
Hace pocos días ha sido muy interesante descubrir el arte de Josep Grau-Garriga, conocido como el renovador del tapiz contemporáneo en España, que hasta el día 18 de julio podemos contemplar en la Galería Michel Soskine.
Josep nació en 1929 en San Cugat del Vallés, Barcelona. En los años 50 destacó como muralista; en 1956 comenzó a trabajar para la antigua Casa Aymat de Sant Cugat dedicada a la producción de alfombras.
La fábrica, que había fundado Tomás Aymat en 1920, inició una nueva etapa en 1955 cuando se hizo cargo de ella el industrial Miquel Samaranch que creó una sección de tapices, para lo cual llevó a San Cugat desde la Real Fábrica de Tapices de Madrid al maestro tapicero Vicente Pascual. Y ofreció a Grau-Garriga la dirección artística de la empresa, que organizó un taller de tapiz experimental. Después de viajar a Francia y conocer a Jean Lurçat, considerado un maestro de la tapicería moderna, su trabajo originó la llamada Escuela Catalana del Tapiz.
Trabajó para artistas como Joan Miró, Antoni Tapies y Josep María Subirachs. Su primera exposición individual tuvo lugar en 1964 en la Sala Gaspar de Barcelona. Luego, viajes, talleres y exposiciones en diversos lugares han llevado su arte a algunos importantes museos de todo el mundo.
Desde 1989 vivió en Angers, Francia, ciudad en la que murió en 2011.
Estos días podemos admirar su obra en Madrid, en la mencionada y magnífica Galería Michel Soskine, que además ofrece el aliciente de encontrarse en un lugar muy literario. En el primer piso del nº 38 de la calle de Padilla, en el que vivió el poeta Juan Ramón Jiménez con su mujer Zenobia Camprubí desde junio de 1929 hasta agosto de 1936. Fue el último domicilio del matrimonio en Madrid, tras estallar la guerra. Una lápida en la fachada lo recuerda.
La casa-palacio fue construida hacia 1925, según proyecto atribuido al arquitecto Bernardo Giner de los Ríos, sobrino de Francisco Giner.
Zenobia y Juan Ramón vivieron al parecer primero en el entresuelo, y luego en el primer piso.
Traspasamos la lujosa entrada de carruajes para tomar la escalera de mármol adornada con una bella vidriera en el primer rellano, que nos lleva hasta él.
Este piso Principal que ocupó el poeta hoy está dividido en dos, separados por una pared, según me cuentan en la Galería.
Desde sus balcones a la calle Padilla Juan Ramón podía ver el jardín y el edificio el Sanatorio del Rosario, situado justo enfrente, y recordar su estancia allí, en los comienzos del siglo XX, cuando, según sus propias palabras era muy «joven y muy romántico«.
La luminosa Galería Michel Soskine hoy acoge la exposición dedicada a este artista, Josep Grau-Garriga, quien “más allá del uso tradicional de la urdimbre y la trama, exploró las posibilidades de la textura y el volumen, logrando un extraordinario efecto escultórico en sus tapices, experimentando con el espacio tridimensional y la monumentalidad.”
En lugar de solo pintarlas, tejió sus obras abstractas, siguiendo el arte que desarrollaban sus compañeros de generación, como lo fue Tapies, de manera original y brillante. La muestra se titula Formas tejidas.
Los pintores crean el dibujo (históricamente, recordemos los cartones o dibujos para tapices de Goya, Rubens…) y los maestros tapiceros realizan la obra textil.
Su singularidad fue que él, pintor, ejecutaba las obras que él mismo diseñaba para tapiz. Y además de los materiales tradicionales incorporó otros nuevos, a la lana y la seda añadió el cotón, el yute, rafia, el lino y fibras sintéticas.
También experimentó con el color. En algunas obras utilizó los colores puros, en otras se decidió por la gama que le ofrecían, por ejemplo los azules.
Merece la pena visitar esta exposición, interesante y bonita, en una galería preciosa, en un edificio y una calle con historia. Hay motivos…
Por : Mercedes Gómez
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Más información:
Galería Michel Soskine
Calle Padilla, 38
De martes a viernes 10:30 – 14:30 / 16:30 – 20:00
Sábados 10:30 – 14:30
Fernández Berrocal, Rocío. Guía del Madrid de Juan Ramón Jiménez. Comunidad de Madrid, 2007.
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