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Pedro Texeira nació en Lisboa en el año 1595. Creció en su ciudad natal, aprendiendo su oficio desde pequeño; su padre, Luis Texeira Albernas, fue Cosmógrafo Mayor de Portugal. Cuatro años después nació Diego Velázquez, en Sevilla; como Pedro, igualmente el joven Diego realizó su aprendizaje en su ciudad, en el taller de Francisco Pacheco. Unos años después, ambos llegaron a Madrid y trabajaron para el rey Felipe IV, el Rey Planeta, que había nacido poco después que nuestros protagonistas, en 1605.

Eran muy jóvenes. Antes de cumplir 19 años, el 23 de abril de 1618, Diego se casó con Juana, hija de Pacheco. Un año después Pedro, con su licencia de cosmógrafo, abandonó Lisboa en dirección a Madrid. Felipe sucedió a su padre Felipe III poco antes de cumplir 16 años.

Texeira comenzó a trabajar para Juan Bautista Lavanha, Cartógrafo Mayor de la Corona. Contrajo matrimonio con Eugenia de Salazar en la iglesia de San Martín.

Velázquez viajó a Madrid en 1622. A finales del año regresó a casa, pero en diciembre quedó una vacante de retratista en la Corte de forma que el pintor regresó en agosto de 1623 para realizar un retrato del rey; fue un éxito porque el 6 de octubre fue nombrado Pintor real.

Creo que no hay constancia de que ambos artistas y servidores de la Corona se conocieran, pero parece muy probable, y me gusta pensar que así sucedió. Sus vidas y sus pasos por la Villa y Corte pudieron entrecruzarse en más de una ocasión. No es difícil imaginar su presencia en los alrededores o incluso en el interior del Alcázar.

Sus extraordinarias obras, las pinturas de Diego Velázquez y los mapas y planos de Pedro Texeira, adornaron las paredes del Real Alcázar de Madrid.

Félix Castello. Vista del Alcázar de Madrid (h. 1615-1651). Museo de Historia de Madrid.

Además, en un primer momento fueron vecinos en el barrio de San Martín.

Vista de la iglesia de San Martín. Dibujo de Juan de Villanueva grabado por Juan Minguet, 1758 (Biblioteca Nacional)

Recordemos que la primera casa madrileña en la que residió Pedro Texeira era una casa alquilada en la calle del Postigo de San Martín, nombre que es una errata del plano del propio Texeira, en realidad se trata de la calle de Jácome Trenzo, hoy Jacometrezo.

Por su parte, Velázquez se instaló con su familia en una casa de la calle Convalecientes, actual San Bernardo, perteneciente también a la parroquia de San Martín, cercana al entonces domicilio de Texeira. A la muerte de la viuda de un ujier real, recibió del rey su casa de aposento, situada en la calle de la Concepción Jerónima, en la parroquia de Santa Cruz, aunque se cree que nunca llegó a vivir en ella.

Como es sabido, ejerció distintos oficios y disfrutó de diversos puestos al servicio de Felipe IV.  Pintor de Cámara, Ujier de Cámara… En 1629 recibió licencia real para viajar a Italia. Volvió a Madrid en enero de 1631 y a finales de año se mudó a otra casa, en la calle Señores de Luzón, más cerca del Alcázar. La casa de aposento de Concepción Jerónima se la cedió a su hija y a su yerno Juan Martínez del Mazo.

También Texeira regresó a Madrid, en 1630, –había partido en 1622 para la realización del Atlas del Rey Planeta– y durante cuatro años elaboró los mapas y los textos de la Descripción que los acompañan, instalado en su nueva casa madrileña, en la calle que figura en su plano como calle del Pardo, cercana a la actual plaza de España.

Terminado el Atlas, en 1634 Pedro Texeira solicitó un puesto de Ayuda de Cámara del rey, pero Felipe IV no se lo concedió. Ese año Velázquez, tras más de un año de negativas, obtuvo un puesto de vara de Alguacil de Casa y Corte.

En enero de 1643 obtuvo el título de Ayuda de Cámara –que antes le había sido negado a Pedro Texeira–. En 1644 se le otorgó la llave de la Cámara Real. Hasta 1646, en su calidad de Ayuda del Guardarropa y de Cámara Velázquez acompañó a la Corte en sus viajes.

Por su parte, a finales de los años 40, Pedro Texeira se había convertido en una persona imprescindible en la política de defensa de la Corona española. Sus servicios como cartógrafo eran muy solicitados en la Corte. Sirva como ejemplo que, recordemos, dieciséis mapas de España, Flandes e Italia realizados por él decoraban las paredes de la Torre Dorada del Alcázar Real de Madrid. Cuando el Alcázar se incendió en 1734 lamentablemente estos mapas se perdieron.

En 1652 Velázquez fue nombrado Aposentador Mayor de palacio, con derecho a un aposento en la Casa del Tesoro, junto al Alcázar.

El famoso e importante plano de Texeira, la Topographia de la Villa de Madrid, vio la luz en 1656.

Pedro Texeira. Topographia de la Villa de Madrid. 1656.

El mismo año en que Velázquez pintó su obra maestra, La familia de Felipe IV o Las Meninas. Como sabemos, la escena transcurre dentro de una estancia del propio Alcázar. Felizmente, la pintura se salvó del incendio en 1734.

Diego Velázquez. Las Meninas. 1656.

Velázquez murió en 1660, el viernes 6 de agosto a las 3 de la tarde. No redactó testamento. El día siguiente fue enterrado en una de las bóvedas de la iglesia de San Juan, ataviado con su por fin conseguido hábito de la Orden de Santiago.

Ese año Texeira redactó su testamento; sobrevivió casi dos años al pintor. Murió el 13 de abril de 1662, en su casa de la calle del Pardo. Fue enterrado en la iglesia de San Martín.

El rey Felipe IV murió el 17 de septiembre de 1665.

Texeira y Velázquez compartieron muchos más intereses de los que podríamos suponer. A la muerte del pintor, el inventario de su envidiable biblioteca nos revela un cierto desinterés por temas como la religión, la poesía o la literatura, y sin embargo se observa su gran afición por ciencias como la arquitectura, óptica, geometría o las matemáticas.

Diego Velázquez nos legó sus pinturas, que los madrileños y visitantes tenemos el privilegio de poder admirar en las salas del Museo del Prado a él dedicadas. Artista, maestro, ayuda de cámara del rey, aposentador de Palacio, pintor real, insuperable pintor del cielo de Madrid, el más grande pintor del barroco español.

Pedro Texeira nos legó sus mapas y planos, bellas obras de arte sin duda. Ingeniero militar, cosmógrafo real, pirata, espía al servicio del rey, inolvidable y mágico cartógrafo de Madrid.

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

16 documentos de Pedro Texeira Albernaz en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Comunidad de Madrid, 2002.

25 documentos de Velázquez en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Comunidad de Madrid, 1999.

DocuMadrid. El Madrid de Velázquez. La Librería, 1999.

MARIAS, Fernando. Diego Velázquez. Hª 16  (nº 19)

PEREDA, F. y MARIAS, F. El Atlas del Rey Planeta de Pedro Texeira. Ed. Nerea, 2003.

 

 

El próximo viernes 7 de diciembre celebramos el Día del #OrgulloBarroco cuyo Manifiesto, en el que tuve el placer de participar gracias a la invitación del equipo de Investigart, fue publicado el año pasado en su blog.

Con este motivo emprendemos un paseo por la Villa que vivieron los artistas barrocos madrileños. Hoy os invito, más que a contemplar sus obras, como solemos hacer, a buscar las huellas que dejaron en las calles que tantas veces debieron recorrer. A caminar por el antiguo Madrid recordando que en el siglo XVII por allí anduvieron Antonio Mancelli, Juan Gómez de Mora, Pedro Texeira, Diego Velázquez, Pedro Calderón de la Barca, Francisco de Quevedo, Lope de Vega… los protagonistas del #MadridBarroco, el Madrid del Siglo de Oro, los grandes autores de la literatura, el teatro, la escultura, pintura, arquitectura… El Barroco, un estilo artístico pero también un estilo de vida, el reflejo de una época.

 

Los protagonistas del Madrid Barroco fueron los cartógrafos, pintores, escultores, escritores, arquitectos… Unos nacieron en Madrid, otros llegaron siendo casi unos niños o jóvenes en busca de un lugar en la Villa y Corte. Algunos se conocieron entre sí, incluso fueron amigos, entre otros hubo conflictos, y otros seguramente se cruzaron sin llegar nunca a entablar conversación. Lo que tienen en común todos ellos es que aquí vivieron, trabajaron, crearon, caminaron por nuestras calles, aquí murieron y hoy ocupan un lugar en la Historia del Arte.

Muchos de ellos se instalaron en las proximidades del Real Alcázar, en busca de trabajo y sobre todo de un cargo estable al abrigo de la Corte que les proporcionara una vida segura, algo que no siempre todos llegaron a conseguir.

Uno de aquellos primeros visitantes, uno de los artistas que llegó a Madrid hacia 1612 para instalarse muy cerca del Alcázar, fue Antonio Mancelli, autor del primer plano que se conserva de Madrid.

Mancelli se casó con Bernardina de Riaza tal vez poco después de llegar a la Villa. Antonio y Bernardina vivieron en la calle de la Puebla, hoy calle de Fomento. Era aún el Madrid de Felipe III, de su arquitecto Juan Gómez de Mora, de pintores como Vicente Carducho con quien tuvo mucha relación, los últimos años de Miguel de Cervantes… el Madrid que representa su plano es el Madrid que todos ellos vivieron.

Aunque el Alcázar desapareció tras el gran incendio que sufrió en 1734, hoy día paseando por los alrededores del Palacio Real construido en su lugar, no resulta difícil volver al pasado. Estamos en el Barrio de Palacio, corazón de Madrid, entonces y ahora.

Quedan pocas huellas del barrio, tal como era cuando allí vivía Mancelli, pero aún se conservan algunas construcciones –además de las iglesias, como la del Monasterio de la Encarnación–, que ayudan a respirar un cierto ambiente evocador de tiempos pasados. Es un placer pasear por las calles de Fomento, la Bola, del Reloj, la calle del Río…

Plano de Mancelli, 1623.

Calle de la Bola

Una de las personas que tuvo mucha relación con Antonio Mancelli fue el pintor Vicente Carducho.

Carducho nació hacia 1576 en Florencia. Llegó a España siendo un niño de unos 9 años con su hermano Bartolomé que contaba con poco más de 25, quien como otros artistas italianos se trasladó al Escorial a trabajar para el rey Felipe II en la pintura de los frescos del Monasterio. Así, acompañando a su hermano, el joven Vicente se formó en un principio en el arte italiano, en el manierismo del Escorial, para llegar al barroco español que culminarían sus discípulos, que trabajaron con él, sobre todo Francisco Ricci.

Vicente Carducho tuvo tres casas-taller, cercanas entre sí. En 1611 vivió en la esquina de las calles de Huertas y Echegaray. En 1614, en la calle del Prado actual nº 4, donde una placa lo recuerda. Finalmente, entre 1626 y 1628, en la calle de Atocha, junto a la iglesia de San Sebastián, donde se había casado con Francisca de Benavides.

Con Gómez de Mora, que además de Maestro Mayor de la Villa era su amigo, trabajó en diversos proyectos.

El propio Juan Gómez de Mora vivió junto a Palacio, en la Casa de las Matemáticas que le ofreció el rey cuando consiguió el cargo de Maestro Mayor Real, frente a la Casa del Tesoro en lo que hoy es la Plaza de Oriente.

Gómez de Mora, el arquitecto responsable de la imagen del Madrid más antiguo y más valioso. El lugar eminentemente barroco que conserva su esencia y por donde seguro transitaron todos nuestros personajes es la Plaza Mayor y sus alrededores, que pocos años después tan bien representó Pedro Texeira.

Plano de Texeira, 1656

Cava de San Miguel

Como Carducho, muchos de nuestros artistas vivieron en el hoy conocido como Barrio de las Letras.

Félix Castello, uno de sus discípulos, descendiente de padre italiano –otro de los artistas que llegaron a trabajar en la construcción del Monasterio del Escorial–, nació en Madrid en 1595 y fue bautizado en la iglesia de San Sebastián. Castello fue uno de los pintores que nos legó impagables imágenes que nos ayudan a conocer el Madrid del siglo XVII. Vivió en la plazuela de Antón Martín.

La iglesia de San Sebastián guarda infinidad de recuerdos del Siglo de Oro. No solo Carducho, allí se casaron también Juan de la Cuesta y María Quiñones; Claudio Coello y Bernarda de las Torres. Y se firmó la defunción de Miguel de Cervantes, Félix Lope de Vega y Carpio, Luis Vélez de Guevara…

Lope de Vega fue otro vecino de Carducho y gran amigo, que le mencionó en alguna de sus obras y que le dedicó un soneto. Lope fue bautizado en San Miguel de los Octoes, cerca de la Calle Mayor –donde vivió Calderón–, tuvo una vida azarosa hasta llegar a tener su propia casa en la calle de Francos, actual calle de Cervantes, hoy felizmente convertida en Casa Museo, un lugar único, ejemplo de vivienda del siglo XVII, que recrea perfectamente la que fuera casa del Fénix de los Ingenios.

Casa-Museo de Lope de Vega

El gran escultor Manuel Pereira que vivía en la calle de Cantarranas, actual Lope de Vega, fue otro de los artistas que se instaló en Madrid en los comienzos del siglo. Su vivienda estaba en la casa contigua a la que Francisco de Quevedo había comprado en la entonces llamada calle del Niño, esquina con la de Cantarranas (como ahora nos recuerda una lápida dedicada al literato, en la calle que ahora lleva su nombre, Quevedo esquina Lope de Vega), en la que por cierto antes había vivido Luis de Góngora durante más de diez años. Al parecer Quevedo nunca vivió en ella, pero frecuentaba las tabernas, casas de juego y mancebías del barrio, que en la zona convivían con las iglesias y conventos.

Por entonces, en 1619, llegó Pedro Texeira a la Villa con su hermano Joao procedentes de Lisboa. Aún no tenía 20 años. Al poco tiempo de llegar a Madrid, Pedro contrajo matrimonio con Eugenia de Salazar, en la iglesia de San Martín, una de las iglesias madrileñas más antiguas y que desgraciadamente fue derribada por los franceses hacia 1810. Pedro y Eugenia estuvieron vinculados a esta iglesia y al barrio de San Martín durante toda su vida.

Vista de la iglesia de San Martín ( Diego de Villanueva y Juan Minguet, 1758) (memoriademadrid)

La primera casa madrileña en la que residió Texeira fue una casa alquilada en la calle de Jácome Trenzo, hoy Jacometrezo , muy cerca de la plazuela de Santo Domingo. Era una pequeña casa de dos plantas, con jardincito en su interior. Murió en Madrid en 1662, el 13 de abril, en su casa de la calle del Pardo, cerca de los que hoy es la plaza de España. Fue enterrado en la misma iglesia en la que se había casado, San Martín.

Diego Velázquez viajó a Madrid en 1622; hacía un año que reinaba Felipe IV. Se instaló con su familia en una casa de la calle Convalecientes, perteneciente también al barrio de San Martín, y cercana al domicilio de Pedro Texeira. Recibió del rey su casa de aposento, situada en la calle de la Concepción Jerónima, en la parroquia de Santa Cruz, aunque se cree que nunca llegó a vivir en ella.

En 1629 Velázquez recibió licencia real para viajar a Italia. Volvió a Madrid en enero de 1631 y a finales de año se mudó a otra casa, en la calle Señores de Luzón, más cerca del Alcázar. La casa de aposento de Concepción Jerónima se la cedió a su hija y a su yerno Juan Martínez del Mazo.

Velázquez finalmente, desde 1652 hasta su muerte en 1660, vivió en la Casa del Tesoro, junto al Alcázar donde tenía su obrador y donde pintó su obra maestra, La familia de Felipe IV o Las Meninas.

Otro importante pintor, Claudio Coello, nació en Madrid en 1642, en las cercanías de Puerta Cerrada.

Plano de Texeira, 1656.

Puerta Cerrada

A la edad de 35 años adquirió una casa en la calle Calatrava, entre las calles de San Bernabé y del Águila. En ella tuvo algunos inquilinos, entre ellos la familia de Teodoro Ardemans; allí vivió hasta su muerte en 1693.

Juan Carreño de Miranda, que llegó en 1625, formó parte de una generación posterior a la de Velázquez, la de Francisco Ricci y Antonio de Pereda entre otros, grupo de pintores del último barroco madrileño, que, como dice Javier Portús, reflejaron aquel Madrid cosmopolita de la segunda mitad del Siglo de Oro. Estos artistas tuvieron acceso a las grandes obras de las colecciones reales, a la escuela veneciana y flamenca, al naturalismo de Caravaggio… y crearon un nuevo lenguaje, el de la escuela barroca madrileña de la que Carreño y Ricci fueron unos de sus más importantes representantes.

En 1651 Texeira terminó su famoso plano, la Topographia de la Villa de Madrid, aunque no vio la luz hasta 1656, curiosamente el mismo año en que Velázquez pintó Las Meninas.

Teodoro Ardemans nació en Madrid, en 1661. Aún reinaba Felipe IV, pero su juventud y etapa de aprendizaje transcurrió durante el reinado de Carlos II. Aunque ha pasado a la historia sobre todo como arquitecto, aprendió el oficio de pintor en el taller de Antonio de Pereda. Así, vivió una época difícil de grandes cambios políticos, culturales y artísticos. Ardemans fue uno de los artistas que vivió el fin del Barroco, el cambio del siglo XVII al XVIII, y el paso de la dinastía de los Austrias a los Borbones. Su domicilio principal estuvo en la calle del Humilladero.

Y ya en el siglo XVIII vivieron nuestros arquitectos castizos, cuyas huellas subsisten en diversos lugares. En la calle Mesón de Paredes, en el nº 2 nació y vivió José Benito de Churriguera, vecino de Pedro de Ribera que nació el día 4 de agosto de 1681, en la calle del Oso, donde vivían sus padres.

Recorrer este barrio de Embajadores es evocar la vida y la obra de Ribera y el barroco castizo.

Plano de Texeira, 1656.

Calle de Embajadores, 26

Por supuesto hubo muchos otros protagonistas en ese Madrid de Oro. Por no alargar demasiado este recorrido, hoy solo me queda animaros a pasear y buscar las huellas del Madrid Barroco en las plazas, calles, iglesias, placas y lápidas que tantas cosas nos cuentan. Y a participar el próximo día 7, día del cumpleaños del gran Gian Lorenzo Bernini; en Twitter vamos a celebrar el día del #OrgulloBarroco o #BaroquePride, una gran Fiesta barroca con muchas sorpresas.

Espero que os guste y disfrutéis. Gracias a todos.

Por: Mercedes Gómez

La Real Academia Española nació el día 3 de agosto 6 de julio de 1713 en la plaza de las Descalzas, frente al Monasterio Real, en la desaparecida casa-palacio de don Juan Manuel Fernández Pacheco, Marqués de Villena. Allí, frente a los antiquísimos muros de ladrillo y pedernal, ese día se celebró la primera sesión, recogida en el primer libro de actas de la institución, iniciado el 3 de agosto.

desde descalzas

Juan Manuel había nacido el año 1650 cerca de Pamplona, ciudad a la que se dirigían sus padres donde el VII Marqués de Villena, su padre, iba a tomar posesión del cargo de Virrey de Navarra. Pero primero su madre, y poco después su padre, murieron siendo él aún muy pequeño así que el niño creció bajo el cuidado de su tío Juan Francisco Pacheco, obispo de Cuenca, en cuyo ambiente adquirió el gusto por los libros, la literatura, el aprendizaje de las lenguas clásicas y modernas, y las ciencias. Heredó varios títulos nobiliarios, entre ellos el de marqués de Villena, duque de Escalona y marqués de Moya. En 1674 se casó con doña María Josefa de Benavides Silva y tuvieron tres hijos. Ella murió muy joven, en 1692 a la edad de 30 años.

Él no se volvió a casar y tuvo una vida azarosa, como militar y como político, acaparando cargos, batallas y al final incluso un encarcelamiento. Llegó a ser un personaje importante de la época, Virrey de Navarra, Aragón y Cataluña. Fiel al nuevo rey Felipe V, fue nombrado Virrey de Nápoles. De vuelta a España, en 1711 el rey le nombró Mayordomo Mayor, a la vez que le liberaba del cumplimiento de sus obligaciones con el fin de que pudiera dedicarse a sus estudios y tareas literarias.

Retrato de J.M. Fernández Pacheco h. 1712 (BNE)

Retrato de J.M. Fernández Pacheco h. 1712 (BNE)

Dos años después, a la edad de 63 años, el 6 de julio de 1713 fue nombrado primer Director de la Real Academia. Como decíamos al principio, menos de un mes después se celebró la primera sesión oficial.

Falleció en 1725 y le sucedieron otros tres directores de su misma familia, su hijo Mercurio y sus nietos, hijos de éste, Juan Pablo y Andrés.

Desgraciadamente no he podido encontrar apenas información sobre el Palacio del Marqués de Villena, y la poca localizada me ha resultado confusa. Lo que sigue está basado sobre todo en la Planimetría General de Madrid, cuyos planos fueron realizados en 1750, y un lento y tranquilo paseo alrededor de la plaza y de la manzana 393, que empieza a numerarse por la calle de los Capellanes (hoy Maestro Victoria), baja por la del Arenal, sube por la de Bordadores (actual San Martín), y vuelve por la plaza de las Descalzas.

Planimetria Gral. Manzana 393

Planimetria Gral. Manzana 393 (en rojo, sitio nº 5)

En la casa nº 7 que había sido de María de Pisa, unida a las Descalzas por un pasadizo volado, ese mismo año de 1713 comenzaron las obras para la instalación del Monte de Piedad que había sido fundado por el Padre Piquer once años antes.

Mediado el siglo XVIII, como nos muestra la Planimetría, el edificio que era propiedad de su Majestad, servía de uso del Monte de Piedad de las Ánimas del Purgatorio, que instituyó don Francisco Piquer, capellán que fue del monasterio. La nº 1 pertenecía al duque de Arcos y Maqueda, y la nº 2 al conde de Torrubia, ambas con fachada a la calle del Arenal. El estrecho sitio nº 6 era propiedad de las Descalzas Reales.

Lindando con todas ellas, en el nº 5 tuvo su Palacio el fundador de la Real Academia, Juan Manuel Fernández Pacheco. En la Planimetría aparece como propietaria la Marquesa de Villena, ¿quizá Mª Ana XI marquesa de Villena que había nacido en 1727 hija de Andrés, nieto de nuestro protagonista?.

En él venía teniendo lugar una de las tertulias que a finales del siglo XVII se habían puesto de moda entre los nobles y que fueron el origen de las Reales Academias, junto a los modelos de otras ya existentes en Francia e Italia. Allí hablaban de Filosofía, Literatura, Medicina… construyendo ese nuevo Madrid ilustrado de la recién instaurada dinastía de los Borbones.

El Marqués de Villena desde sus inicios prestó su casa de la plaza de las Descalzas Reales para sede de la Academia. La casa del marqués debía de tener su entrada por la calle de San Martín, entonces aún llamada calle de Bordadores –la vía cruzaba la del Arenal y subía hasta las Descalzas–, frente al Convento de San Martín, situado en el solar donde hoy se levanta la Casa de las Alhajas, a un paso de la iglesia de San Ginés.

Vista del Convento de las Descalzas Reales. Minguet, 1758. Museo de Historia (memoriademadrid.es)

Vista del Convento de las Descalzas Reales desde la calle de Bordadores. Minguet, 1758. Museo de Historia (memoriademadrid.es)

desde san martin

Vista del Convento de las Descalzas Reales desde la calle de San Martín, antes Bordadores (2013)

Posteriormente el lugar pasó a ser ocupado por la Caja de Ahorros creada en 1838 y fusionada con el Monte de Piedad en 1869. En el siglo XIX la zona sufrió muchos cambios, y los edificios sucesivas reformas y ampliaciones.

En fotografías de los primeros años del siglo XX podemos contemplar la antigua construcción.

Caja de Ahorros 1920-1925 (memoriademadrid.es)

Caja de Ahorros 1920-1925 (memoriademadrid.es)

Finalmente, derribados los antiguos inmuebles, en los años 70 del pasado siglo XX se construyó el edificio actual, al menos inapropiado para una plaza histórica como la de las Descalzas. Es la sede central de la que hasta hace poco ha sido la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid la cual conserva escasos recuerdos del pasado.

El más llamativo, aunque no en su lugar original, la puerta de la antigua Capilla del Monte de Piedad, obra de Pedro de Ribera de 1733, según indica una inscripción en la piedra de la propia obra. Fue por entonces cuando se abrió puerta a la calle para dicha capilla hasta entonces privada (la podemos ver un poco más arriba, en el grabado de Marquet), gracias al empeño del Padre Piquer, en la fachada del primer edificio del Monte de Piedad, junto a la puerta principal, hoy perdida.

Manzana 393, actualmente

Manzana 393, actualmente

En la fachada que da a la calle de San Martín hoy hay otra puerta un poco misteriosa con una inscripción en letras doradas y el símbolo de la Virgen de las Ánimas bajo cuya advocación estaba la institución.

Es la entrada a la Capilla de Nuestra Señora de las Ánimas del Monte de Piedad.

capilla animas 2

Aunque no está ubicada en el mismo lugar que el Oratorio original, o sea en el primer edificio del Monte de Piedad, esta desconocida iglesia que como decíamos el Padre Piquer consiguió fuera de culto público a pesar de la proximidad de San Ginés (que no quería perder las limosnas de los feligreses del barrio), conserva algunos elementos de la primera Capilla de la Casa Real de Nuestra Señora del Sacro Monte de Piedad.

Normalmente casi oculta por los automóviles aparcados y los contenedores de basura, es de uso privado de la Compañía bancaria, aunque alguna Navidad ha abierto sus puertas al público mostrando su bonito Belén.

capilla animas

Calle de San Martín

En el vestíbulo de entrada hay dos lápidas dedicadas a la memoria del Marqués viudo de Pontejos, fundador de la Caja de Ahorros de Madrid, y a la del Padre Piquer, fundador del Monte de Piedad, cuyos restos “fueron trasladados a este lugar en día 4 de mayo de 1971 desde la antigua capilla de la institución”.

iglesia

A la derecha del altar moderno se guarda la antigua imagen de Nuestra Señora de las Ánimas del Monte de Piedad.

virgen

Nuestra Señora de las Ánimas del Monte de Piedad

imagen virgen animas

Además de los citados sepulcros y de la delicada imagen de la virgen se conservan diversos objetos litúrgicos de la capilla primitiva, y alguna pintura del siglo XVIII.

Anónimo siglo XVII. Adoración de los Reyes Magos.

Anónimo siglo XVIII. Adoración de los Reyes Magos.

Volviendo por un momento al pasado recordemos que en 1754 la Academia aquí cobijada consiguió casa propia, una habitación en la Real Casa del Tesoro cedida por el Rey Fernando VI. En 1793 el rey Carlos IV concedió la casa de la calle de Valverde 22, donde hoy se encuentra la Real Academia de Ciencias Exactas. Allí permaneció hasta que consiguió su propio edificio, el actual de la calle de Felipe IV, que ocupa desde 1894.

Hoy, en la fachada de la plaza de las Descalzas del edificio construido sobre los terrenos antaño ocupados por palacios, luego por el Monte de Piedad y la Caja de Ahorros, próxima a la esquina de la calle de San Martín, hay una lápida instalada en 1990 por la institución bancaria con la imagen del Marqués de Villena, fundador de la Real Academia Española.

lapida

Y una inscripción que nos recuerda que en este lugar se encontraba su Palacio, en el que la Real Academia Española celebró sus primeras reuniones, hace 300 años.

por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

Real Academia Española

Discurso de Rafael Alvarado Ballester de la Real Academia Española con motivo del XXV aniversario del I.E.S. Marqués de Villena de Marcilla (Navarra) el 4 de abril de 1992.

Mª Teresa Muñoz Serrulla. Francisco Piquer y la creación del Monte de Piedad de Madrid, (1702-1739): moneda, espiritualidad y su proyección en Indias. UCM, Madrid 2004.

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