Las Escuelas Pías de San Fernando fueron el primer colegio perteneciente a la Orden de los Padres Escolapios creado en Madrid, anterior a las Escuelas Pías de San Antón de la calle de Hortaleza.
El Convento y Colegio de San Fernando, fundado en 1729 por el padre rector de las Escuelas Pías, se instaló en la calle del Mesón de Paredes, en el barrio de Lavapiés, en los terrenos donde en 1617 se había levantado el Hospital de Nuestra Señora de Montserrat perteneciente a la Corona de Aragón, en la esquina de la entonces calle de Cabestreros con Tribulete.
El número de alumnos acogidos fue aumentando poco a poco, así que tras la adquisición de otras casas en el mismo solar se decidió construir un nuevo Colegio más espacioso encargándose el proyecto a Francisco Ruiz, uno de los notables arquitectos madrileños de la primera mitad del siglo XVIII, arquitecto de la Corte y Villa de Madrid, como él mismo firmó en algún documento.
Recorriendo despacio la calle del Mesón de Paredes y sus alrededores se encuentran las huellas de antiguos conventos, recuerdos de fuentes cuyas aguas en el pasado ofrecían eróticas promesas, una de las cuales se conserva, la Fuente de Cabestreros, iglesias y tabernas centenarias, corralas… y se intuye la presencia de los arquitectos castizos que de un momento a otro imaginamos se van a cruzar con nosotros camino de su casa, ataviados con casacas y calzones a la francesa o acaso con chaquetillas cortas como las de los majos del barrio…
Francisco Ruiz, que nació en Barajas hacia 1680, casado con María Campoy y con tres hijos, tuvo sus casas principales en la calle de la Encomienda. Casi de la misma edad que Pedro de Ribera, quien recordemos nació y vivió en este barrio, fueron vecinos y probablemente se conocieron. Sin duda, el barroco, primero de Ardemans y luego de Ribera, influyó en él. Y, aunque la arquitectura oficial estuviera dominada por estos dos arquitectos, Ruiz también recibió algunos encargos y se movió en el ambiente de la Corte.
El otro maestro de Ribera, José Benito de Churriguera, curiosamente, quince años antes también había nacido en la calle Mesón de Paredes, en el nº 2, como nos recuerda una placa.
En 1734 Ruiz proyectó la planta del Colegio, del Convento y su Iglesia, y tres años después comenzó su construcción.
Tras la muerte del arquitecto en 1744, José Álvarez continuó con las obras del conjunto que finalizaron en 1791, exhibiendo una arquitectura heredera de la del siglo XVII. La fachada principal daba a la calle de Mesón de Paredes, actual número 68, aunque el Colegio tenía una entrada por la calle del Tribulete.
En el interior de la iglesia, sus altares guardaban una colección de esculturas de gran valor, en madera policromada a tamaño natural, obra de los más renombrados escultores. Un San Juan Bautista de Manuel Pereira, un San José y una Virgen de las Angustias de Juan Adán… y varias obras de Alfonso Bergaz, entre ellas una imagen de San José de Calasanz, fundador de las Escuelas Pías.
En el siglo XIX se acometieron varias obras de ampliación del Colegio que llegó a tener unas buenas instalaciones, biblioteca, gabinete de Historia Natural, de Física, comedor para los alumnos internos, sala de visitas, etc.
Desgraciadamente en 1936 llegó la guerra civil, tras la cual solo quedaron en pie las ruinas de la iglesia: la fachada, parte de los muros, el crucero con el tambor de la cúpula y algunos elementos decorativos.
En los años 40 en parte del solar, con fachada a la calle de Embajadores, se construyó el Mercado de San Fernando, obra de Casto Fernández-Shaw.
Después, hacia 1950 en el solar de la calle del Tribulete donde estuvo el Colegio, se inauguró el Cine Lavapiés. En sus bajos se encontraba la Sala de Fiestas famosa en los años 50, Moulin Rouge, o El Molino Rojo, como se anunciaba a veces, la más típica de Madrid, que estuvo abierta hasta el comienzo de los años 80.
En 1979 el cine, que llevaba cinco años cerrado, fue convertido en el Teatro Lavapiés, hasta 1984 en que fue cerrado. Tres años después el Ayuntamiento adquirió el edificio con el proyecto de crear un museo, teatro, local para representaciones de zarzuela… incluso se llegó a hablar de su nombre, el futuro Centro de Casticismo. Pero pasaban los años y lo único que prosperaba era el deterioro del lugar, por eso en 1993 cuando llegaron las máquinas de obra los vecinos creyeron que comenzaba la restauración del edificio, sin embargo lo que pudieron contemplar fue su demolición, llevada a cabo por decisión del nuevo Consistorio.
Los locales del viejo cine, en el nº 16 de la calle del Tribulete, estaban catalogados con el máximo nivel de protección (que en cualquier caso implicaba que la nueva construcción debería ser dedicada al mismo uso cultural) por lo que su derribo provocó bastante polémica entre los vecinos y la prensa.
La historia de las Escuelas Pías es también la historia de la plaza creada sobre las ruinas de la antigua Inclusa y el Hospital de Maternidad que ocupaban el solar contiguo a las Escuelas, en el nº 66 de Mesón de Paredes.
El edificio fue derribado. En su lugar se construyeron varias viviendas y un parque, uno de los tres inaugurados el día 15 de mayo de 1973.
En la esquina una placa recuerda que en la Inclusa vivió Eloy Gonzalo.
Se crearon tres plazas ajardinadas con numerosos árboles de distintas especies, arbustos, hiedras, césped y bancos. La plaza de la Corrala, de la Iglesia y del Sombrerete.
Alrededor de las ruinas de la iglesia se creó un jardín que se comunicaba con la plaza del Sombrerete formando casi una única plaza.
Los jardines del Sombrerete fueron adornados además con una fuente, copia de la Fuente de los Delfines que se encontraba -y que continúa- en la plaza de San Ildefonso. Un artístico caño de vecindad de hierro fundido que representa dos delfines entrelazados.
Desde hace unos años la del Sombrerete es conocida como la plaza de Agustín Lara. En 1975, nuevamente en mayo, fue inaugurada la estatua dedicada a este músico muy querido en nuestra ciudad, autor entre otras obras del famoso chotis Madrid. La estatua de bronce es obra del escultor mexicano Humberto Peraza, y el pedestal de granito fue costeado por el Ayuntamiento. En una foto de aquellos años se ve que fue situada de espaldas a Mesón de Paredes, mirando hacia los jardines. Al otro lado de las escaleras que bajaban al jardín se aprecia la fuente.
En 1999 comenzaron las obras de construcción de un aparcamiento bajo la plaza, siendo retirada la escultura. El proyecto global fue obra del arquitecto José Ignacio Linazasoro. Los trabajos finalizaron en 2001.
Agustín Lara volvió a la plaza, al lugar que hoy ocupa, junto a las ruinas.
Entre 2001 y 2004 se puso en marcha el proyecto realizado por el mismo arquitecto para la restauración y rehabilitación de las Ruinas de las Escuelas Pías con el fin de convertirlas en biblioteca y la construcción de un aulario para la Universidad Nacional a Distancia (UNED). Sobre el solar del teatro, que estaba vacío desde que fue derribado, se construyó el Aulario.
Y en las ruinas de la iglesia se creó la Biblioteca.
Entre ambos, la nueva construcción y las viejas ruinas, separadas por el gran desnivel de la calle del Mesón de Paredes, se construyó una escalera que por un lado distribuye las dependencias del nuevo edificio y por otro se asoma a la biblioteca instalada en la iglesia.
Los materiales utilizados, la cálida madera y el sencillo ladrillo junto al hormigón, ayudan a la integración de las nuevas estructuras con las antiguas.
Arriba nos espera una acogedora terraza desde la cual podemos asombrarnos una vez más contemplando los tejados bajo el cielo de Madrid.
La idea era integrar la Biblioteca en las ruinas, sin alterarlas, de forma que conservaran su aspecto sugestivo y romántico.
Todo el proyecto estaba condicionado por los restos del edificio primitivo. Por una vez, lo nuevo se supeditó a lo viejo, los restos del pasado no se exhiben como un mero adorno sino que son valorados en sí mismos.
Los altares del templo ahora vacíos rodean el nuevo y confortable espacio lleno de libros y luz. Sobre el arco de medio punto de la emblemática rotonda aunque un poco maltrecho pervive el Escudo de las Escuelas Pías sostenido por dos ángeles, obra de Alfonso Bergaz, como símbolo y recuerdo de la historia de esta institución en el barrio de Lavapiés y en Madrid.
por Mercedes Gómez
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Bibliografía:
COAM. Guía de Arquitectura de Madrid. Madrid 2003.
José Ferrándiz. El templo de San Fernando y su olvidado tesoro artístico. Revista de la Biblioteca: Archivo y Museo del Ayuntamiento, nº 11, jul. 1926.
Virginia Tovar. Tres proyectos del arquitecto madrileño del siglo XVIII, Francisco Ruiz. Revista de la Biblioteca: Archivo y Museo del Ayuntamiento, nº 1-2, 1977.
Margarita Jiménez. Madrid en sus plazas, parques y jardines. Abaco Ediciones 1977.
ABC, 15 mayo 1973.
El País, 5 nov. 2001
41 comentarios
Comments feed for this article
8 julio 2012 a 20:26
albert
Gracias Mercedes por este completÍsimo artículo,inmejorable.
8 julio 2012 a 21:57
Mercedes
Muchas gracias albert por tu rápido y amable comentario.
Bienvenido al blog!
8 julio 2012 a 22:20
Mariarosa
Repito con Albert que el artículo es inmejorable, que está documentadísimo, y que nos descubre un montón de cosas que yo al menos ignoraba…y que estoy de acuerdo contigo en que la obra de la Biblioteca ha sido todo un alarde y un orgullo para el barrio y para Madrid. Enhorabuena.
9 julio 2012 a 09:16
Bélok
Por la foto que has puesto, la cúpula tenía que ser una preciosidad, lástima que no llegara hasta nosotros, tenía pinta de señorío y se ve bastante grande. Cuanto patrimonio se llevó el 36. El artículo es perfecto Mercedes. Todo lo que se escriba sobre ese barrio es poco, mira que es castizo.
9 julio 2012 a 11:31
J. J. Guerra Esetena
Hola Mercedes:
Te has salido con este reportaje!!! Es un prodigio de documentación. Gracias por las fotos, no conocía ninguna de las imágenes históricas. Han sido todo un descubrimiento. La de la iglesia me parece impresionante. Al primer vistazo, me pareció ver la Basílica del Monasterio de El Escorial. Debió ser una construcción imponente.
Un abrazo y enhorabuena, Jesús
9 julio 2012 a 13:40
J. Casado
Hola mercedes. Coincido con todos, excelente post! Profusamente ilustrado y documentado. Siempre he comentado que tenia que ir a verlo, maxime cuando la cafeteria existente, la lleva mi cuñado. Pero siempre me ha dado pereza.
Gracias por el post.
9 julio 2012 a 13:53
antonioiraizoz
Hola Mercedes,
Enhorabuena. Has hecho un estudio exahustivo sobre la evolución de esa manzana tan castiza y castigada. La foto histórica es una maravilla y la fachada de la iglesia recuerda sin duda la de poniente del Monasterio del Escorial con sus influencias de Vignola. Una auténtica pena esa pérdida aunque, como bien dices, el presente es de lo más sugestivo y romántico.
En abrazo
9 julio 2012 a 15:11
Pablo
Muy buen artículo, Arturo Barea en La Forja de un Rebelde cuenta la noche de 1936 en que ardieron las escuelas Pías, aunque también habla de su tiempo como alumno de esta institución, un valioso testimonio.
Saludos
9 julio 2012 a 17:45
mar
magnifico post…!!! conozco el lugar pero con la información que facilitas seguro que ahora lo mirare con otros ojos. Y desde esa terracota maravillosa podré imaginar ese pasado amplio pasado que nos relatas.Un abrazo
Mar
9 julio 2012 a 20:39
Mercedes
Querida María Rosa, tu lo sabes mejor que nadie, cualquier lugar esconde mucha historia, y nos encanta pasear por ellos y descubrirla, ¡muchas gracias!
Gracias Bélok, cuando encontré la foto me quedé impresionada, sí que debía ser una preciosidad por fuera y por dentro, una pena que haya desaparecido, al menos no derribaron las ruinas, lo cual también es raro en Madrid…
Hola Jesús, muchas gracias, es verdad que he “trasteado” mucho con esta historia, buscando y encontrando información, una cosa llevaba a otra… me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo
9 julio 2012 a 20:46
Mercedes
José, ¿te ha dado pereza?, pues merece la pena, el bar es pequeñito, pero la terraza es fantástica, muy madrileña, con esa vista de los tejados. Y si puedes ver la Biblioteca, es espectacular.
Gracias por tu comentario!
Hola Antonio, coincides con Jesús en que la fachada os recuerda al Monasterio del Escorial, y es verdad. Impresiona más su monumentalidad teniendo en cuenta que la mayor parte de la construcción era de ladrillo, no de piedra.
Muchas gracias y abrazos.
PD: envidiable tu viaje a Oporto!
9 julio 2012 a 20:51
Francisco
Estupendo artículo, Mercedes.
¿Donde encontrais tantas fotos inéditas de Madrid, al menos para mí?
A pesar de la mala fama del barrio, en parte cierta y en parte imaginaria, no me canso de pasear (y tengo 66 años) por ese Lavapiés tan entraña- ble, tan castizo, tan «rival» y tan «hermano», por muchas razones, de mi barrio de nacimiento (Chamberí).
Volveré a deambular por el entorno de las Escuelas Pías con tu artículo como guía.
Francisco
9 julio 2012 a 20:54
Mercedes
Hola Pablo, muchas gracias por la información, he releído esas páginas de Arturo Barea que ponen la piel de gallina, perfecto complemento a la historia de las Escuelas Pías. Recomendamos la lectura de esta obra maravillosa a quien no la haya leído todavía ¿verdad?.
Saludos
¡Hola Mar! Esa terraza invita a mirar el barrio de Lavapiés y Madrid… y a charlar… un sitio bonito desde luego.
Gracias y besos
9 julio 2012 a 22:22
Mercedes
Hola Francisco, muy bonito tu comentario, te lo agradezco mucho, espero que disfrutes ese nuevo paseo por Lavapiés, como bien dices tan contradictorio. Un placer poder servirte de guía, tampoco es mi barrio, pero lo estoy descubriendo, con sus dos caras.
Tu barrio de nacimiento, Chamberí, lo conozco un poco mejor, y es maravilloso. Cada barrio tiene su historia, todas merecen la pena ¿a que sí?
saludos
10 julio 2012 a 19:06
Nico Sandoval
Mercedes lo único que me ha faltado es saber si en el 36 fue bombardeado o fue quemado por algún gamberro. Se habla mucho de memoria histórica, pero es impresionante la cantidad de historia y patrimonio que se perdió entonces…
enhorabuena como siempre por este blog tan bueno.
10 julio 2012 a 19:54
Doña Umé
Hola Mercedes!
Me apunto a todos los merecidícimos halagos sobre esta entrada, por parte de mis compis de comentarios. Desde luego, no le falta detalle. Habrá que visitar la zona con tu artículo debajo del brazo, para no perderse nada.
Si se hace la visita en dia laborable, se puede cotillear estupendamente entrando un poco hacia la biblioteca en plan discreto. El señor de la entrada es amable y lo permite.
Ha quedado preciosa. La iluminación central, me recuerda un poco a la de las mezquitas de Estambul, salvando las distancias, claro.
y para acabar, te cuento ,que en alguna parte leí hace tiempo que la llamaban la Iglesia de los piojos. En la pila bautismal, debían danzar de lo lindo. Ja!! .(Ay!… Pobres criaturas…)
Un Beso fuerte
10 julio 2012 a 20:51
Mercedes
Muchas gracias Nico.
Lo siento, pero a mi me falta saber ¡un montón de cosas! lo que sí está claro es que, como bien dices, la guerra, los bombardeos, los incendios… trajeron la pérdida de mucha historia y patrimonio, además de mucho sufrimiento y pérdida de vidas.
saludos!
10 julio 2012 a 20:56
Mercedes
¡Hola doña Umé, me alegra verte por aquí! Muchas gracias, es que este blog tiene la suerte de tener amigos muy buenos!
Y gracias por tu aportación, como siempre muy curiosa, cómo sería la cosa para llamarla la iglesia de los piojos…
Y quien no conozca la biblioteca que se anime y siga tu buen consejo, merece la pena asomarse y cotillear un poco.
Un besazo
12 julio 2012 a 12:56
Manuel Romo
Hola Mercedes,
Fantástico artículo y, como nos tienes acostumbrados, magníficamente relatado. ¡Qué preciosidad de edificio!
Lástima que haya llegado a nuestros días tan ruinoso…y menos mal que la integración ha sido todo un acierto.
Un beso, maestra.
12 julio 2012 a 20:29
Mercedes
¡Hola Manuel! me alegra que te guste el relato. El edificio debía ser magnífico, ahora nos quedan las ruinas, algo inquietantes, pero preciosas.
Un beso.
14 julio 2012 a 18:56
CHURRI
Querida Merche como estoy demasiado ajetreado no he podido ver hasta hoy este post y como siempre me parece sublime lo has «bordao» porque
últimamente voy mucho por la zona ya que mi hija frecuenta la biblioteca
y a mi me encanta pasear desde Tirso de Molina hasta la corrala.
un beso
14 julio 2012 a 20:38
Mercedes
Holaaaa Churri! ya se que andas liado… te agradezco la visita 🙂
Es una biblioteca fantástica para estudiar, se tiene que estar allí muy bien, tu hija aprovechará seguro.
¡Me alegro de que te haya gustado el reportaje!!
Besos
20 agosto 2012 a 19:14
juana
Hace tiempo que quiero entrar y darte las gracias por todo lo que aportas, seguro que disfrutas mientras los realizas, se aprecia en tus líneas como amas esta ciudad.
Siempre digo, que todos los blogeros, en este caso tu, estáis haciendo una labor que no tiene precio. Vuestra única recompensa es nuestro agradecimiento, y eso no te faltará.
Madrid, se está escribiendo de otra manera, más clara… como sucielo azul.
Solo, si me lo permites, decir, que desgraciadamente La Fuente de hierro de los Delfines, qur citas en la plza de San Ildefonso, hace mucho que ya no está ;,seguro, descansa en el almacén de la Villa.
Un cordial saludo.
Juana
20 agosto 2012 a 20:28
Mercedes
Hola Juana, muchísimas gracias por tus palabras, son muy bonitas. Es verdad que disfruto mucho (como seguro mis compañeros blogeros) con mis paseos, haciendo fotos, leyendo y escribiendo… es una afición con la que aprendo mucho, pero también es verdad que no tendría ningún sentido si no estuvierais vosotros por aquí, compartiendo, gracias de verdad.
Sobre la fuente de San Ildefonso, no me lo puedo creer, me das un disgusto. Viví cerca (en la calle de San Andrés) y siempre le he tenido mucho cariño a esa plaza y a esa fuente, voy por allí con relativa frecuencia y estaba segura que allí seguía. Qué pena.
Saludos cordiales.
21 agosto 2012 a 21:24
juana
Pues no te disgustes mujer, que allí continua. Mea culpa, la verdad es que como está casi en la C/ Santa. Barbara, y tenía prisa, no la vi. Espero que aceptes mis disculpas. Era anormal, que tu pasaras este detalle por alto, y repasé el paseo.
¡ Lo que hace estar acostumbrados a las desapariciones y mudanzas je-je!
Deseo continuar leyéndote.
Saludos cordiales
J.Z.
21 agosto 2012 a 23:09
Mercedes
Hola Juana 🙂 no hay nada que disculpar, al revés, gracias por estar al quite, me alegro de que repitieras el paseo y la fuente siga allí, es una fuente bastante curiosa, de la que apenas quedan ejemplos. La verdad es que, desgraciadamente, como bien dices, en este Madrid estamos demasiado acostumbrados a estas desapariciones, de un día para otro, no era nada raro lo que contabas.
Espero que sigas leyéndome, te sientas aquí a gusto, y cuando te apetezca nos cuentes lo que veas por este Madrid nuestro.
Un abrazo
Mercedes
18 enero 2013 a 20:00
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30 mayo 2015 a 21:24
jose
No hables de guerra civil: el colegio fue asaltado y quemado a propósito.
es una pena que no se conserve la fachada, porque tiene una influencia
grande del Escorial.
30 mayo 2015 a 21:27
jose
La entrada al colegio, fue desmontada y colocada en el testero de la iglesia en ruinas, de donde Gallardón la mandó desmontar y, colocando las piedras sin sentido, las ha puesto en el lado que da a la plaza de Agustín Lara. Naturalmente, nadie sabe lo que son.
30 mayo 2015 a 21:36
jose
Gallardón quitó las pinturas de los Padres de la Iglesia que todavía decoraban la enjutas de los arcos del crucero. (¿las ha picado?)
También destruyó las yeserías que se conservaban en el crucero (se conservaban muy bien, aunque sí que eran muy sencillas.
Al final parece que quiso fabricarse una auténticamente falsa ruina romana al gusto de los ilustrados analfabetos.
Eso sí, con dinero de todos.
Les recuerdo que la iglesia fue considerada lo suficientemente importante cuando se construyó que se editó un folleto describiéndola.
Yo creo que ese crucero tan raro en la arquitectura madrileña tiene influencia de la capilla de las Escuelas Pías de Valencia.
Me gustaría que los tesoros artísticos que aun nos quedan se conserven para las generaciones futuras (y para enseñar algo a los turistas).
También me gustaría que las personas que tienen que hacer este tipo de decisiones tengan que tener los conocimientos apropiados (por lo menos los que se exigen en el extranjero)
Y encima la broma nos ha costado un fortunón, que todavía está sin pagar.
30 mayo 2015 a 21:43
jose
No ha mencionado el teatro «El Molino Rojo», que existía hasta que llegaron estos del PP en un lado de la iglesia.
Déjeme expresar mi total oposición a que se destruya cualquier tipo de teatro (incluidos los de los colegios, como el de San Antón y el de salesianos de Atocha, del S. XIX). El hecho de que sean antiguos («pasados de moda») o sean una perita en dulce para los especuladores (el que había en la calle Santa Brígida) no quita que se respeten y se usen, a ver si nos despaletizamos un poco.
El teatro del Molino Rojo, imitando a la sala homónima de París, tenía un molino rojo en la fachada.
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que fue del colegio ESCOLAPIO en la calle Donoso Cortés del Barrio de Arguelles ????????????????.-