Juan Carreño de Miranda nació en 1614 en Asturias, probablemente el 25 de marzo en Avilés, hoy hace trescientos noventa y nueve años. Siendo aún casi un niño, con once años llegó a la Villa y Corte, donde viviría toda su vida y desarrollaría su arte.
Por entonces -estamos en 1625- Velázquez ya estaba instalado en Madrid con su familia, ya era pintor real y ocupaba un taller en el Alcázar. Diego Velázquez tuvo un papel de gran importancia en la historia de Carreño, para bien y para mal. Debieron tener una cierta relación y su pintura tuvo una gran influencia sobre él, como sobre tantos artistas, pero también provocó que durante mucho tiempo se mantuviera oculto bajo su sombra. Los neoclásicos «enterraron» a casi todos los pintores barrocos posteriores a Velázquez, identificando la decadencia política de los Austrias con una decadencia artística.
Carreño formó parte de una generación posterior a la de Velázquez, la de Francisco Ricci, Antonio de Pereda y Bartolomé Esteban Murillo entre otros, grupo de pintores del último barroco madrileño, que, como dice Javier Portús, reflejaron aquel Madrid cosmopolita de la segunda mitad del Siglo de Oro. Estos artistas tuvieron acceso a las grandes obras de las colecciones reales, a la escuela veneciana y flamenca, al naturalismo de Caravaggio… y crearon un nuevo lenguaje, el de la escuela barroca madrileña de la que Carreño fue uno de sus más importantes representantes.
“Juan Carreño de Miranda”, según Cean Bermúdez, que reproduce este grabado de Palomino, autorretrato del pintor, propiedad del Marqués de Salamanca (colección BNE).
En Madrid ningún monumento ni calle le recuerda (sí en su tierra natal), pero es posible conocer su pintura paseando por el interior de algunas iglesias, que guardan tantos tesoros, y nuestros museos.
Igual que otros componentes de su generación se formó con Pedro de las Cuevas. En su primera etapa, hasta 1658, realizó sobre todo obras de temática religiosa. A partir de entonces su carrera transcurrió en la Corte, en la que desempeñó varios cargos.
Velázquez, como sabemos, además de adquirir los vaciados de esculturas clásicas, durante su segundo viaje a Italia (entre noviembre 1648 y junio 1651), contactó con los mejores especialistas italianos en pintura al fresco Agostino Mitelli y Michele Angelo Colonna, que viajaron a Madrid para trabajar al servicio de Felipe IV. Estos prestigiosos artistas llegaron a Madrid ese mismo año. Ejercieron una gran influencia sobre los pintores del barroco madrileño, introduciendo las técnicas de las perspectivas fingidas para bóvedas y muros, que ellos dominaban, y que imitaban espacios arquitectónicos.
Francisco Ricci y Juan Carreño fueron los que mejor recogieron sus enseñanzas que plasmaron en los muros de algunos templos, por ejemplo en el camarín de la iglesia de Nuestra Señora de Atocha, y en otros lugares reales, casi todo desaparecido.
En una de las más bellas iglesias de Madrid, San Antonio de los Alemanes, se conservan las impresionantes e inolvidables pinturas de la bóveda que ambos crearon en 1662 según bocetos de Mitelli y Colonna. La parte central que representa a San Antonio de Padua en la Gloria es obra de Carreño.
Entre 1663 y 1668 realizó un cuadro para la capilla de San Isidro en la iglesia de San Andrés, hoy día desaparecido, que representaba el milagro de la fuente. En el siglo XVIII se hizo una copia en relieve, instalada en la parte superior de la Fuente de San Isidro.
La vida y obra de ambos pintores, Ricci y Carreño, que nacieron el mismo año, fueron paralelas, fueron amigos y juntos crearon numerosas y maravillosas obras tanto frescos como de altar.
En 1669 Carreño fue nombrado Ayuda de Furriera, un oficio de la Casa Real a cuyo cargo estaban las llaves, muebles y enseres de Palacio, su limpieza y la de las habitaciones. Dos años después, tras la muerte de Sebastián Herrera Barnuevo, Pintor de Cámara, Carreño heredó el cargo, al que también aspiraba Ricci. A partir de entonces su relación se estropeó y la amistad entre ambos artistas se rompió. Pero su pintura les mantiene unidos para siempre.
En la iglesia de Santiago, en el crucero, lado de la Epístola se encuentra el “Bautismo de Cristo” de Carreño. Este cuadro originalmente estuvo en la derribada iglesia de San Juan, en la cercana plaza de Ramales.
En el Altar Mayor está situada la gran obra de Francisco Ricci (1657), “Santiago en la batalla de Clavijo” (Carreño también realizó su Batalla de Clavijo, pero esta se encuentra en el Museo de Budapest).
Continuando nuestro paseo por las iglesias madrileñas en busca de las pinturas de Juan Carreño llegamos a San Ginés donde se encuentra una luminosa Sagrada Familia.
Como ya vimos, en los Jerónimos se halla una pintura propiedad del Museo del Prado, Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, de 1674, firmada como Pintor del rey.
Los últimos quince años de su vida pintó sobre todo retratos. Fue el pintor de la reina Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV (fallecido en 1665) y de su hijo Carlos II, de quienes realizó numerosos retratos que muestran la evolución de ambos. Algunos de ellos se encuentran en el Museo del Prado.
El escenario de este cuadro es el Salón de los Espejos del Alcázar. De este retrato hay una versión muy parecida en el Museo de Bellas Artes de San Fernando.
En el mismo Salón -se reconocen los espejos del fondo junto con la mesa sostenida por los leones de bronce que hoy se encuentran en el Palacio Real-, tres años después pintó el retrato de Carlos II cuando tenía unos 12 años.
La influencia velazqueña es notable, utilizando el recurso de la representación del espacio reconocible, la estancia real, además de la figura retratada, incluso el espejo, como hiciera el gran pintor en Las Meninas.
Además del Prado y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando también conservan obras suyas el Museo Lázaro Galdiano y Museo del Romanticismo.
Juan Carreño de Miranda murió en 1685 a la edad de 72 años, en Madrid.
Después de largo tiempo olvidado, felizmente se ha recuperado su figura y su obra de gran calidad y riqueza, la de un pintor del Barroco madrileño.
Por Mercedes Gómez
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ACTUALIZACIÓN 28.3.2013
Existe otra pintura atribuida a Juan Carreño en la iglesia de Nuestra Señora de las Maravillas y de los Santos Justo y Pastor, en la calle del Dos de Mayo.
Sobre un altar en el lado del Evangelio, hay un Cristo de la Luz, del XVIII. A su derecha se encuentra el Martirio de San Sebastián. A la izquierda otro cuadro del XVII, de Pereda, el Niño de las Calaveras. Ambas podrían proceder del antiguo templo de San Miguel de los Octoes.
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Fuentes:
Conferencia de Javier Portús, Juan Carreño de Miranda y el crepúsculo de los Austrias, Museo del Prado, 8 enero 2013.
29 comentarios
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25 marzo 2013 a 06:26
Juan Carlos
Maravilloso reportaje sobre nuestros grandes pintores, siempre tan ignorados. Es un entrañable paseo pictórico por ese gran Madrid velazqueño. Gracias por tu exposición magistral.
25 marzo 2013 a 16:10
Mercedes
Gracias a tí Juan Carlos, por tus palabras y tu visita!
25 marzo 2013 a 09:20
Anónimo Castellano
Buenos días, Mercedes:
Nos ha interesado mucho tu repaso de la pintura de Carreño de Miranda, quizá junto con Antolínez, Mateo Cerezo y los Ricci, los mejores representantes de la escuela madrileña de pintura.
Posiblemente lo más conocido de su obra sean estos retratos de Carlos II, al que retrató en distintas etapas de su vida, siendo más desconocidas sus pinturas al fresco.
Tu blog es estupendo. Que pases un buen día.
Tus amigos anónimos.
25 marzo 2013 a 16:16
Mercedes
Hola amigos anónimos, ¡muchas gracias!
Desgraciadamente apenas se conservan sus pinturas al fresco, fuera de Madrid creo que se conservan unas en la Catedral de Toledo.
Abrazos
25 marzo 2013 a 09:39
Paco Hidalgo
Excelente artículo sobre Carreño de Miranda, un pintor excepcional, tal vez algo eclipsado por los monstruos de su tiempo (Velázquez, Zurbarán, Ribera o Murillo). Hace poco he visitado la Iglesia de San Antonio de los Alemanes y sus pinturas en pardes y bóveda son extraordinarias, así como sus retratos reales. Un cordial saludo desde Sevilla.
25 marzo 2013 a 16:22
Mercedes
Hola Paco, la iglesia de San Antonio es una maravilla, nunca olvidaré la primera vez que entré en ella… tienes razón, en el siglo XVII hubo pintores tan buenos que eclipsaron a otros también geniales. La escuela sevillana ¡también tuvo mucho que decir!!
Gracias por tu visita desde esa envidiable Sevilla a la que mandamos saludos.
Un abrazo
25 marzo 2013 a 12:00
J. Casado
Hola Mercedes. Gran post sobre Carreño, como dice Paco Hidalgo, eclipsado por los grandes pintores de la epoca, pero con una calidad indudable.
Gracias por el paseo ….y por enseñarnoslo.
Un saludo.
25 marzo 2013 a 16:24
Mercedes
Gracias a tí José, por acompañarnos en el paseo. Me alegro de que te haya gustado!
Un saludo
25 marzo 2013 a 17:53
J. J. Guerra Esetena
Hola Mercedes:
Siempre pensamos en las grandes pérdidas arquitectónicas que ha sufrido Madrid por culpa de los incendios, las guerras o la especulación urbanística. Pero leyendo tu post uno cae en la cuenta de cuánto hemos perdido también en el terreno pictórico. El legado de Carreño se ha visto especialmente perjudicado por todos los avatares de la historia.
Gracias por este magnífico post. Un abrazo fuerte, Jesús
25 marzo 2013 a 19:53
Mercedes
Hola Jesús, pues tienes razón, es muy atinada tu reflexión. Se ha perdido mucha pintura por diferentes motivos (incendios, desamortización, expolios…), y en el caso de Carreño se puede añadir la escasa valoración que sufrió durante mucho tiempo.
¡gracias a tí! abrazos
25 marzo 2013 a 21:48
davidguty77
Hola Mercedes:
Maravilloso post, resumido y sencillo sobre la vida de Carreño de Mirando. Espero que en la nueva exposición en el Prado sobre los dibujos del British Museum podáis admirar este dibujo preparatorio de Carreño para el arco de triunfo de la entrada de Mª Luisa de Orleans: http://www.britishmuseum.org/system_pages/beta_collection_introduction/beta_collection_object_details/beta_collection_image_gallery.aspx?assetId=724294&objectId=723824&partId=1
Besos
25 marzo 2013 a 22:43
Mercedes
Gracias David,
hoy me he acordado de tí porque he ido al Prado a ver esta exposición de los dibujos del British Museum, he ido… pero no he llegado. Me he entretenido con otras cosas que he encontrado por el camino, así que volveré uno de estos días, ¡ya te contaré!.
El enlace es muy interesante, no había entrado nunca, ¡me lo guardo!
No se si está este dibujo incluido, me ha sorprendido que en la lista de obras expuestas en la web del museo no hay nada de Carreño.
¡Cómo me gustaría ir a verla contigo de guía! 🙂
Besos
25 marzo 2013 a 23:51
Antonio Iraizoz
Hola Mercedes,
Precioso recorrido por el barroco madrileño. El bautismo de Cristo de la Iglesia de Santiago y la Batalla de Clavijo de Ricci son, por varios motivos, tan familiares para mi como si estuvieran en mi propia casa.
Enhorabuena por el post y un abrazo.
26 marzo 2013 a 14:34
Mercedes
Hola Antonio,
¡menudo lujo! poca gente puede decir cosas como esta, creciste en un barrio maravilloso.
Recordarás entonces el cuadro de Ricci antes de ser restaurado, y después. Hace pocos años, no recuerdo exactamente, el párroco muy amable, nos lo mostró orgulloso, recién restaurado, magnífico, y nos dejó hacer fotos (lo mismito que en otras iglesias…).
Ojalá se restaure del todo, es una iglesia bonita, con grandes obras, pero algunas cosas están en muy mal estado.
Gracias a tí y un abrazo
26 marzo 2013 a 18:16
Manuel Romo
Hola Mercedes,
Me imagino cómo te estaría de agradecido el maestro Carreño por tan magnífico homenaje.
Siempre que voy con tiempo entro en San Antonio de los Alemanes, me siento en los últimos bancos y me quedo «embovedado» con esa perspectiva…y no me canso. Me deben tomar por el mejor feligrés.
Precioso tu paseo.
Un beso.
24 mayo 2014 a 20:17
Ana María Díaz
Hola Manuel, como veo que vas mucho por allí y yo no puedo por ahora, ¿podrías preguntar si puedo dar un recital allí homenaje a Juan Carreño y Juan Hidalgo en octubre de Cánticos Barrocos? Acabo de producir un CD Arded, corazón, Arded en su homenaje en el mes de febrero… creo que fui de las primeras madrileñas que pensó en homenajearle y sentí curiosidad por su vida, ya en el mes de enero… Me hace mucha ilusión que en Madrid se esté promoviendo el homenaje aunque sea a través de internet. Yo, en los Estados Unidos, hablo de él y difundo su presencia con este disco. Gracias. Ana María.
26 marzo 2013 a 21:54
Mercedes
Hola Manuel,
no le fue demasiado mal en vida a don Juan, pero luego fue poco valorado. Ojalá le gustara el pequeño homenaje y nos contara cositas ¿eh? sería estupendo poder charlar con estos personajes, si ellos contaran…
¡Gracias!
Un beso
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Ana María Díaz
Hola, soy Ana María Díaz, soprano madrileña, y este año hemos editado en Filadelfia un CD titulado Arded, corazón, arded en homenaje a Juan Hidalgo y Juan Carreño, imagen y sonido del siglo de Oro, por el 400 aniversario de su nacimiento. Me gustaría saber si podemos presentar este disco con ustedes y les dejo el link por si quisieran adquirirlo. Saludos. cdbaby.com/cd/anamariadiaz
24 mayo 2014 a 20:14
Ana María Díaz
Por cierto que en la Hispanic Society en Nueva York, vi un cuadro precioso de Juan Carreño de la Inmaculada Concepción.
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Siempre que voy al Prado intento pasar por la sala donde se exhibe uno de los cuadros para mí más inquietantes del museo, se trata de «La monstrua desnuda» de Carreño, junto a su pareja «La monstrua vestida», me inspiran una gran compasión y un gran desasosiego.
25 marzo 2016 a 18:49
Mercedes
Es verdad Pilar, esas pinturas impresionan. A mí me pasa algo parecido con algunos de los bufones que pintó Velázquez.
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