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La fuente de la Fama, obra de Pedro de Ribera, fue originalmente conocida como la fuente de Antón Martín debido a que esta plazuela fue su primera ubicación.

Ribera, que por entonces era Arquitecto Mayor de Obras Reales y Maestro Mayor de las Obras de Madrid, recibió el encargo de Felipe V de crear una serie de fuentes para abastecer a Madrid que a la vez sirvieran de adorno de la ciudad. La destinada a Antón Martín fue proyectada en 1716, aunque las obras comenzaron en 1731 cuando Ribera ya había alcanzado el cargo de Maestro Mayor de Obras y Fuentes de la Villa y sus Viajes de Agua.

El maestro cantero fue Pedro de la Piedra y el encargado de las esculturas, Juan Bautista.

Foto: Alfonso Begué. 1864. (Museo de Historia)

Se trata de una obra que explica perfectamente el arte del arquitecto Ribera, uno de los representantes del barroco tardío madrileño, llamado barroco castizo, junto con Ardemans y Churriguera, hoy felizmente valorado, pero no siempre fue así.

Como ya contamos a propósito de la historia del Hospicio de San Fernando hoy sede del Museo de Historia, son de sobra conocidas las críticas tan crueles a las que los cronistas madrileños del siglo XIX (Mesonero Romanos, Madoz, Monlau, Fernández de los Ríos…), defensores del neoclasicismo, sometieron a Pedro de Ribera y a la fuente.

Don Ramón de Mesonero Romanos en su paseos por El Antiguo Madrid, publicado en 1861, al hablar de la Fuente de Antón Martín se refirió a ella como caprichosa y una lastimosa aberración. Pascual Madoz por su parte calificó a los delfines grandotes, los niños que se cobijan en conchas y las hornacinas con floreros de trivialidades y ridiculeces que terminaban con la figura de una fama. No se quedó atrás Fernández de los Ríos, quien afirmó que Ribera parecía dibujar los monumentos apretando un borrón de tinta entre dos papeles. Aunque todos ellos estaban de acuerdo en que debía conservarse para la historia del arte, como ejemplo de mal gusto. Pensemos que eran cosas de la época…

En cualquier caso, aparte su probable mal estado y que debió convertirse en un estorbo para el tránsito en la plazuela, lo cierto es que en 1879 la fuente, tan denostada, fue desmontada y las piezas decorativas trasladadas a un almacén municipal hasta comienzos del siglo siguiente en que fueron recuperadas, cumpliendo los curiosos deseos de los decimonónicos cronistas, que no llegaron a verlo.

El 9 de septiembre de 1907 se presentó al Ayuntamiento una memoria de las obras de cantería precisas para montarla de nuevo. Eran necesarias sesenta y ocho piezas para lo cual se recurrió a la piedra resultante del derribo del cuartel de San Gil que se había iniciado el año anterior. Se hicieron cargo de la restauración y reconstrucción el arquitecto José Loute y el escultor Ángel García Díaz.

En 1911 la fuente fue instalada en el Parque del Oeste.

Foto: Antonio Passaporte. Archivo Loty (IPCE)

Durante la guerra volvió a desmontarse y guardarse. Después, en 1941 fue instalada en los jardines que recibieron el nombre de Jardines del Arquitecto Ribera, en honor de su autor, a espaldas del Museo Municipal, igualmente obra suya como sabemos, donde continúa.

La nueva base, al parecer diseño del arquitecto Luis Bellido, en tres de sus cuatro lados muestra un escudo con los años de creación y reubicación, 1731, 1911 y 1941. En el cuarto se encuentra el escudo de Madrid con el oso y el madroño.

En Marzo de 1995 concluyeron las obras de restauración durante las cuales se consolidó, reparó y limpió. Fue también por esa época cuando tuvo lugar el cerramiento de la histórica fuente, que se hallaba muy deteriorada por los actos de vandalismo que sufría, mediante una verja metálica sobre un poyete.

Cerrado al público durante años, este verano se ha abierto el acceso al jardín, desde el museo, de forma que después de tanto tiempo podemos volver a acercarnos al borde del pilón que es tetralobulado, dando singularidad al conjunto. En la base, cuatro delfines la custodian.

Los elementos decorativos son de piedra de Colmenar; en el segundo cuerpo hay unas hornacinas con jarrones y en cada esquina unos niños que sujetan grandes veneras.

El pilón y el resto de la fuente son de granito.

Todo el conjunto, a una altura de unos diez metros, se corona con la figura de la Fama.

Sin duda es un monumento muy bello que ha sufrido una vida azarosa, desmontajes y reformas, pero conserva la esencia del proyecto de Pedro de Ribera, una de las pocas fuentes del siglo XVIII que siguen existiendo en Madrid. El Jardín del Museo de Historia es un remanso de paz, merece la pena visitarlo, igual que por supuesto el propio museo.

Por : Mercedes Gómez

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Museo de Historia de Madrid
Calle de Fuencarral, 78
Horario: de martes a domingos de 10 a 20 horas
Acceso gratuito

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Bibliografía:

MARTÍNEZ CARBAJO, A.F. – GARCÍA GUTIERREZ, P.F. “Fuentes de Madrid”. La Librería, Madrid 2009.
RINCÓN, José. Historia de los monumentos de la Villa de Madrid. Madrid, 1909. Ed. Facsimil, Asoc. Libreros de Lance, 2011.
memoriademadrid.es

Nuestro querido Museo municipal, el Museo de Historia de Madrid, acaba de inaugurar su cuenta en la red social Facebook.

Su objetivo es informarnos de sus actividades, fondos, adquisiciones y curiosidades. ¡Tienen muchas cosas que contarnos!

En los poquitos días que llevan participando ya nos han revelado alguna novedad. Acaba de tener lugar en la bella Capilla del Museo la presentación del próximo Ciclo de Música Sacra en iglesias y parroquias de nuestra ciudad para celebrar la Semana Santa. Desde el 31 de marzo hasta el 16 de abril grupos musicales y corales ofrecerán una muestra de la música religiosa cristiana desde la Edad Media hasta la actualidad. Una de las novedades de este año serán las actuaciones de saetas flamencas en la Plaza Mayor y en la Plaza de la Villa.

Todos los detalles los podéis encontrar en su dirección:

https://www.facebook.com/museohistoriamadrid/

Os animo a seguirles con toda la ilusión, la misma con la que seguro el propio Museo ha iniciado esta nueva faceta en su deseo de comunicación con todos nosotros.

Muchas gracias.

Mercedes

Con motivo de la celebración del III Centenario del nacimiento de Carlos III en los próximos días se van a inaugurar en Madrid varias exposiciones, además de ciclos de conferencias y otras actividades como visitas guiadas.

Celebramos la vuelta del que dicen fue el mejor Alcalde de Madrid.

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Lo cierto es que bajo su reinado se desarrollaron en la Villa grandes proyectos urbanísticos y de embellecimiento de la ciudad. Todo ello podremos conocerlo gracias a este merecido homenaje conjunto de algunos de nuestros museos e instituciones al rey ilustrado, que en cierto modo es también un homenaje a Madrid.

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La semana que viene, el martes 6 de diciembre, Día de la Constitución, se inaugura la primera exposición, Carlos III. Majestad y Ornato en los Escenarios del Rey Ilustrado, en el mejor escenario posible, el Palacio Real. Se podrá visitar hasta el 31 de marzo de 2017.

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El Museo de Historia de Madrid se suma al recuerdo del rey con la muestra Carlos III y el Madrid de las Luces que podremos visitar desde el día 13 de diciembre hasta el 29 de abril. Casi doscientas piezas procedentes de varios museos nos ayudaran a conocer el Madrid de la época y el progreso conseguido durante su reinado.

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El museo además ha inaugurado un ciclo de conferencias III Centenario del nacimiento de Carlos III, que se prolongará hasta el próximo mes de mayo. Organizado por el Instituto de Estudios Madrileños y el Ayuntamiento de Madrid se trata de resaltar y explicar el gran papel del monarca. Una oportunidad única para conocer en profundidad todos los aspectos que explican el reinado de Carlos III y su influencia en nuestra ciudad.

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Desde el día 15 y hasta el 16 de marzo podremos visitar en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando la muestra Carlos III y la difusión de la antigüedad. Nápoles, Madrid, México.

Programada por la Real Academia junto con el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles y la Escuela de Bellas de Artes de la Universidad Nacional Autónoma de México, se celebrará simultáneamente en las tres ciudades relacionadas con la actividad arqueológica del monarca: Nápoles, Madrid y México DF.

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Su objetivo principal es resaltar el papel del rey en la difusión de los descubrimientos arqueológicos que tuvieron lugar en Herculano y el impulso que dio al conocimiento de las antigüedades a través de las Academias de Madrid y de Nueva España.

En la misma sede de la Real Academia desde el día 21 veremos la exposición Una corte para el rey. Carlos III y los Sitios Reales organizada por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, en colaboración con la Academia y Patrimonio Nacional. Su objetivo es dar a conocer la influencia del monarca en la innovación y adecuación arquitectónica y urbanística de la Villa y de los Sitios Reales.

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Se complementará con un programa de visitas guiadas que requerirán inscripción previa y que de momento no conocemos fechas. También con un ciclo de conferencias.

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Desde el viernes 16 de diciembre, el Museo Arqueológico Nacional nos ofrecerá la exposición Carlos III, proyección exterior y científica de un reinado ilustrado.

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En este caso su objetivo es valorar dos aspectos muy importantes del reinado de Carlos III: la política exterior y la aportación científico-cultural española, así como el papel desempeñado por la Corona en la promoción del conocimiento. Se expondrán unas cien piezas procedentes de diversas instituciones.

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Preparemos las agendas porque el programa es amplio, interesante y muy bonito. Muchas actividades para disfrutar este otoño-invierno en Madrid, con Carlos III.

Por : Mercedes Gómez

Jean Laurent y Minier nació en Garchizy, región de Borgoña, Francia, el 23 de julio de 1816. El próximo sábado se cumplirán 200 años.

Llegó a Madrid en 1844, joven, con la intención de hacer fortuna, como tantos otros. Tenía 27 años.

Después de otros trabajos y actividades –comenzó como jaspeador de papel– en 1856 abrió su estudio fotográfico en la Carrera de San Jerónimo. Pronto consiguió un gran prestigio y fama como retratista. Además tuvo una gran visión comercial y empresarial; desarrolló una gran obra que hoy es un valioso legado, sus fotografías son documentos inestimables.

Castañeras en la feria de San Andrés (1901) (Museo de Historia)

Castañeras en la feria de San Andrés (tarjeta postal, 1901) (Museo de Historia)

Entre 1861 y 1868 utilizó como reclamo comercial que era Fotógrafo de SM la Reina. De esa época son algunos de los Retratos, que tan importante papel juegan en su obra.

Retrato del Marqués de Salamanca (anterior a 1863) Tarjeta de visita 9x6 cm. (memoriademadrid)

Retrato del Marqués de Salamanca (anterior a 1863) Tarjeta de visita 9×6 cm. (memoriademadrid)

Laurent no solo fotografió a la reina Isabel II, sino también a aristócratas y a muchos de los personajes más notables del siglo XIX.

General Prim (J.Laurent), entre 1865-1870. Carte de visite, papel a la albúmina sepia. 10x6 cm (Album muestrario del estudio fotográfico de J. Laurent N.2) (memoriademadrid)

General Prim (entre 1865-1870). Carte de visite, papel a la albúmina sepia. 10×6 cm (Album muestrario del estudio fotográfico de J. Laurent N.2) (memoriademadrid)

Además, Laurent, con la ayuda de sus colaboradores, recogió todos los sucesos decisivos, la llegada del ferrocarril, la traída de las aguas del Canal… y las transformaciones de la ciudad, como la de la Puerta del Sol, que fotografió antes y después de la reforma. Reflejó momentos importantes de la historia de Madrid, sus cambios urbanísticos y su vida cotidiana. Su obra es imprescindible para el estudio y comprensión de la sociedad madrileña y española de la época.

Vista general de la Puerta del Sol (1870) (Museo de Historia)

Vista general de la Puerta del Sol (1870) (Museo de Historia)

En la famosa exposición dedicada al Antiguo Madrid en 1926 en el edificio del Hospicio se expusieron varias fotografías de Laurent. Algunas de ellas pasaron a formar parte del Museo Municipal que poco después fue allí instalado.

placa museo municipal

El Museo Municipal, hoy llamado Museo de Historia, posee una gran colección de fotografías históricas –positivos en papel, positivos en formato tarjeta de visita, negativos de vidrio y postales–, más de 26.000, de las cuales 5.011 son obra de Laurent. Al museo llegaron por diversas vías, adquisiciones, donaciones…

Actualmente en la 2ª planta dedicada al siglo XIX, al Sueño de una ciudad nueva, se exponen algunas de sus fotos, como las que hemos visto más arriba de las Castañeras y la de la Puerta del Sol, o la que vemos a continuación del Estanque del Retiro. Pocas.

En el estanque del Retiro (1901)

En el estanque del Retiro (1901)

Pero en la web municipal memoriademadrid podemos admirar un gran número de ellas. Desde las fotografías más antiguas anteriores a 1863 a las tarjetas postales de comienzos del siglo XX. También se conservan algunas estampas realizadas a partir de fotografías suyas, muchas de ellas publicadas en La Ilustración Española y Americana.

Hace más de diez años el Museo Municipal acometió el proyecto de publicar el Catálogo de la obra del fotógrafo francés, acompañado de una gran tarea de investigación. En 2005 se publicó el primer tomo de retratos dedicado a los Artistas plásticos. Posteriormente se publicaron otros tres, el segundo tomo, Artistas de la escena; el tercero, Escritores, músicos, artistas de circo, toreros; y el cuarto (en dos volúmenes) dedicado a los Políticos. Faltan otros dos volúmenes para completar el plan.

libro portada

Laurent fotografió la vida en Madrid y sus edificios, por supuesto la fachada del viejo Hospicio, que con el tiempo albergaría el Museo Municipal.

Fachada del Hospicio. Calle Fuencarral. Papel fotográfico sepia. 23x16 cm. (memoriademadrid)

Fachada del Hospicio. Calle Fuencarral. Papel fotográfico sepia. 23×16 cm. (memoriademadrid)

Curiosamente siempre firmaba como J. Laurent o Juan Laurent, nunca Jean, a pesar de ser francés y no dejar en ningún momento de ser súbdito de su país de origen. Incluso en el acta de defunción del Registro Civil se le designa como Juan Laurent.

Murió en Madrid el 24 de noviembre de 1886, fecha desconocida hasta que la descubrió Ana Gutiérrez durante su investigación incluida en la publicación del mencionado primer tomo de Jean Laurent en el Museo Municipal de Madrid.

Laurent fue enterrado en el Cementerio de la Almudena. La lápida, que al menos en 2005 (de esa fecha es la foto que se incluye en este primer tomo publicado por el Museo Municipal) estaba en muy mal estado y no permitía leer bien su nombre pues faltaban las dos primeras letras: “….AN” ¿Juan o Jean?

Foto: Ana Gutiérrez

Foto: Ana Gutiérrez

Esta es la preciosa nota que la autora Ana Gutiérrez escribió en su artículo J. Laurent, creador, innovador y maestro de la fotografía:

“Desde aquí requiero al Instituto del Patrimonio Histórico Español, que custodia y conserva sus negativos, para que restaure esta lápida, y al Ayuntamiento de Madrid, por ser la ciudad en la que este fotógrafo francés eligió vivir y en la que desarrolló su importante labor profesional para la difusión de la cultura española en Europa y por conservar en su Museo Municipal también una parte importante de su obra… para que lo permita, colabore y cuide de ella una vez restaurada…”

La foto y el texto son de 2005, en estos momentos desconozco si la lápida sigue en el mismo lamentable estado. Ojalá no –intentaremos recabar nueva información–, pero si así fuera, nos sumamos a la petición de la autora, Madrid se lo debe a J. Laurent.

Estos días celebramos el bicentenario de su nacimiento recordando su vida y su obra, de una importancia extraordinaria para nosotros. Gracias, J. Laurent.

Por : Mercedes Gómez

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Bibliografía:

Museo Municipal de Madrid. Jean Laurent en el Museo Municipal de Madrid. Retratos. Tomo I. Artistas Plásticos. Madrid, 2005.

Web Ayuntamiento de Madrid

Museo del Prado

Y para conocer en profundidad la vida y la obra del gran fotógrafo no dejéis de leer los magníficos artículos ya publicados en esta Semana Jean Laurent, Jean Laurent, un fotógrafo francés en la Villa y Corte, por los Laberintos del Arte; y Jean Laurent, una mirada del ayer para comprender el hoy por Investigart. Y los próximos, a los que estaremos atentos…

Y por supuesto seguidnos en Twitter con #200Laurent

¡De parte de todos, muchas gracias por vuestra participación!

 

El vestíbulo de entrada al Museo de Historia de Madrid está adornado por dos esculturas antiguas. Son dos joyas históricas y artísticas, propiedad del Museo Arqueológico Nacional, conservadas en depósito en nuestro querido museo municipal.

Son las figuras de la Abundancia y de Endimión. Según consta en las cartelas, ambas coronaban dos fuentes monumentales en el siglo XVII madrileño.

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Dentro del plan para solucionar las necesidades de agua en Madrid tras el aumento de población que provocó la llegada de la Corte en 1561, en los comienzos del siglo siguiente se construyeron viajes de agua (Abroñigal, Castellana…) y se instalaron numerosas fuentes públicas. La mayor parte eran muy sencillas, modestos caños de vecindad, pero también se crearon algunas fuentes monumentales con el fin de decorar las plazas más notables de la Villa.

Una de las primeras fue la de la plaza de la Cebada, encargada en 1617 al arquitecto Juan Gómez de Mora. Otras, entre ellas la cercana Fuente del Humilladero de San Francisco, al año siguiente fueron diseñadas por el escultor Rutilio Gaci. Ambas aparecen dibujadas por Pedro Texeira en su plano realizado unos años después, en 1656.

Con la leyenda nº 46, la Fuente de la plaza de la Cebada que se encontraba en un lateral de la gran plaza dedicada a mercado. Suministraba agua procedente del Viaje del Alto Abroñigal.

texeira cebada

Fue realizada por el alarife Pedro de Pedrosa y el maestro de cantería Martín de Gortairi. Se coronó con una figura mitológica.

Según indica el letrero del museo, la estatua de mármol de la Abundancia sosteniendo un niño, realizada hacia 1650, formó parte del remate escultórico.

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La Abundancia (h. 1650)

En el interior del museo podemos ver dos pinturas del siglo XVIII que representan la importante plaza.

La Procesión de la Virgen de Gracia en la Plaza de la Cebada (1741) de Manuel de Chozas.

Procesión de la Virgen de Gracia en la Plaza de la Cebada (1741) M. de Chozas

Procesión de la Virgen de Gracia en la Plaza de la Cebada (1741) M. de Chozas

En la esquina a nuestra izquierda aparece la fuente. En el conjunto escultórico hay otro niño a los pies de la figura principal.

fuente procesion cebada

Procesión de la Virgen de Gracia en la Plaza de la Cebada (1741) M. de Chozas (detalle)

Y la Feria de Madrid en la plaza de la Cebada (1770-1780), de Manuel de la Cruz, perteneciente al Museo del Prado.

Feria de Madrid en la plaza de la Cebada (1770-1780), M. de la Cruz

Feria de Madrid en la plaza de la Cebada (1770-1780), M. de la Cruz

En esta pintura ya no aparece el niño en la base.

abundancia feria cebada

Feria de Madrid en la plaza de la Cebada (1770-1780), M. de la Cruz (detalle)

La fuente sufrió varias obras y reformas en los siglos XVII y XVIII; muy deteriorada, fue demolida en 1840. No he conseguido información sobre los posibles cambios en el remate escultórico y si la estatua fue sustituida por otra en algún momento.

Con el nº 50 Texeira dibujó la Fuente del Humilladero de San Francisco, de Puerta de Moros o de Endimión; en este caso se surtía del Viaje del Bajo Abroñigal.

texeira endimion

Se cree que fue obra de Rutilio Gaci y el mismo Martín Gortairi; se construyó entre 1620 y 1638. La obra de cantería fue encargada al maestro Miguel de Collado.

Fue rematada por la figura de Endimión, igualmente de mármol, obra reformada y limpiada por el escultor Manuel Pereira, trabajo tasado en 1640.

A mediados del siglo XIX la escultura fue trasladada a la fuente de la plaza de Lavapiés.

Foto Revista Villa de Madrid

Foto Revista Villa de Madrid nº 53

Fuente que también desapareció, pero la escultura felizmente se conserva.

Endimión (h. 1620)

Endimión (h. 1620)

Endimión y la Abundancia nos reciben cuando llegamos al Museo de Historia de Madrid, en la calle de Fuencarral nº 78. Merece la pena detenerse unos minutos, contemplarlas y recordar su larga historia y los misterios que las envuelven.

Por : Mercedes Gómez

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Bibliografía:

MOLINA CAMPUZANO, Miguel. Fuentes artísticas madrileñas del siglo XVII. Ayuntamiento de Madrid – IEM 1970.
DÍAZ y DÍAZ, Mª del Sol. “Fuentes públicas monumentales del Madrid del siglo XVII” Revista Villa de Madrid nº 53. Madrid, 1976.

Contábamos hace unos meses que la pintura al temple sobre tela es una técnica muy antigua aunque su uso se desarrolló durante la Edad Media y llegó a ser muy habitual en los siglos XV y XVI en Flandes, llegando a otros países, entre ellos España. Los sargueros españoles eran los cleederscrivers flamencos o, en inglés, los cloth painters (pintores de telas). Era un oficio más, regulado por las Ordenanzas, como el de dorador, el pintor de retablos, de techumbres de madera o de murales.

Ahora vamos a completar aquel artículo Sargas, telas pintadas gracias al conocimiento de nuevos documentos e información.

Libros de Acuerdos

Comenzamos hoy refiriéndonos a las mencionadas Ordenanzas que la investigadora Mercedes Agulló sacó a la luz, tal vez único documento conocido sobre el tema, incluidas en su libro Noticias sobre pintores madrileños de los siglos XVI y XVII.

Con fecha 11 de mayo de 1543 el Ayuntamiento estaba reunido como era habitual en las Casas de la plaza de San Salvador –hoy plaza de la Villa–. Ese día firmaron y publicaron en las Actas de reunión las Ordenanças de pintores, ordenanzas para el ofiçio de pintores de sargería.

Habían sido solicitadas por algunos oficiales sargeros vecinos de la Villa para que los pintores fueran examinados y que solo ejercieran el oficio si antes eran declarados hábiles para ello.

Se estableció que ningún pintor del arte de la sargería de cualquier calidad o condición podía pintar en Madrid si no era examinado por los examinadores nombrados por la Villa, bajo pena de 600 maravedíes si hiciera lo contrario, el doble la segunda vez que infringiera la norma. A la tercera sería privado del oficio y desterrado de Madrid y su tierra.

Firmados los acuerdos, los presentes, el Corregidor y los Regidores suplicaban a Su Majestad los confirmara y mandara guardar.

Poco después, aproximadamente en 1547 fue cuando fueron instaladas las grandes sargas que cubrían el retablo de la bellísima Capilla del Obispo, entre las que estaba la que parece única pieza conservada, que ya vimos, el Descendimiento de la Cruz, de Juan de Villoldo, hoy guardada en los almacenes del Museo de Historia.

Así consta en el Inventario del Ayuntamiento de Madrid 2014, Muebles de carácter histórico o artístico.

El Descendimiento

El Descendimiento

La sarga está archivada con el nº 00073057 como Pintura, temple sobre sarga, con el título de “Descendimiento”, Juan de Villoldo, aprox. año 1547. Medidas 7,90 x 3,10 m.

Continuará…

Por : Mercedes Gómez

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Bibliografía:

AGULLÓ y COBO, Mercedes. Noticias sobre pintores madrileños de los siglos XVI y XVII. Departamentos de Historia del Arte de las Universidades de Granada y Autónoma de Madrid. Granada 1978. Pág. 193.

Inventario del Ayuntamiento de Madrid. Muebles de carácter histórico o artístico. Madrid 2014.

La palabra sarga, tal como recoge el Diccionario de la Real Academia Española, en su primera acepción tiene dos significados, se puede referir a un tipo de tela y a un tipo de pintura.

sarga1. (Del lat. serĭca, de seda).
1. f. Tela cuyo tejido forma unas líneas diagonales.
2. f. Pint. Tela pintada para adornar o decorar las paredes de las habitaciones.

Hoy vamos a hablar de las telas pintadas. Se suele llamar sarga a las pinturas realizadas sobre la tela sin ninguna preparación, excepto el encolado. Se habla de pintura sobre sarga, pero las telas empleadas eran sobre todo el lino, el tafetán y el cáñamo. La sarga es el objeto, no el soporte.

La pintura al temple sobre tela es muy antigua aunque su uso se desarrolló durante la Edad Media y llegó a ser muy habitual en los siglos XV y XVI en Flandes, llegando a otros países, entre ellos España. Los sargueros españoles eran los cleederscrivers flamencos o, en inglés, los cloth painters (pintores de telas). Era un oficio más, regulado por las Ordenanzas, como el de dorador, el pintor de retablos, de techumbres de madera o de murales. La pintura sobre sarga era difícil, requería una gran maestría y firmeza, pues secaba con gran rapidez y no admitía corrección.

Se realizaron muchas sargas debido a que eran más baratas que los tapices, para cubrir paredes con un fin decorativo. También eran utilizadas como puertas de los órganos en las iglesias o cortinas para cubrir los retablos de los altares en tiempos de Cuaresma.

Debido a que en muchas casos estuvieron destinadas a obras efímeras (arcos triunfales, representaciones teatrales, túmulos funerarios…) y a su fragilidad, muy pocas han llegado hasta nuestros días, pero quedan ejemplos en España, algunos en los museos de Madrid.

Hay varias obras propiedad del Museo del Prado calificadas como sargas.

De Pedro Berruguete el Prado posee cuatro sargas creadas para una iglesia de Ávila, procedentes del Museo de la Trinidad, no expuestas. Son pinturas sobre lienzo al aguazo, cada una mide 350 x 206 cm. San Pablo y La Adoración de los Reyes (temple), y San Pedro y Dos reyes magos (técnica mixta).

Berruguete. San Pablo (1493-99)

P.Berruguete. San Pablo (1493-99) (Foto Museo del Prado)

Otra, tampoco expuesta, es La Anunciación y la Visitación (205 x 167 cm.), temple sobre sarga, de un pintor anónimo llamado Maestro de la Leyenda de Santa Lucía, por la obra que representa escenas de la vida de esta santa (que se encuentra en la iglesia de Santiago de Brujas, ciudad en la que estuvo activo el pintor entre 1480 y 1501).

La obra está fechada entre 1485-1490. Fue adquirida por el Ministerio de Cultura en marzo de 1985 con destino al Museo del Prado. Es una pintura en grisalla, con escasos elementos de color, en la tradición flamenca. Las grisallas eran pinturas monocromas que empleaban únicamente la gama de los grises, para simular esculturas de piedra ubicadas en marcos arquitectónicos.

La Anunciación y la Visitación, temple sobre sarga, 205 x 167 cm.

La Anunciación y la Visitación, temple sobre sarga (1485-1490) (Foto Museo del Prado)

Otra sarga, propiedad del Museo Municipal, donde ingresó en 1936, es el Descendimiento de la Cruz, atribuido a Juan de Villoldo, temple sobre sarga, de 7,90 x 3,10 metros, del que tenemos noticia gracias al Catálogo de la exposición inaugurada a finales de 1979, Madrid hasta 1875 : testimonios de su historia. En aquellos momentos la directora del museo era Mercedes Agulló, a quien agradezco su gran ayuda, y su amistad.

Leemos en él que la pintura es “de estilo muy próximo al de Juan de Villoldo (h. 1507-1551), que en 1547 contrata las grandes sargas que cubrían el retablo de la Capilla del Obispo”.

Actualmente se encuentra, según informan en el hoy Museo de Historia, en algún almacén municipal. La imagen incluida en el mencionado Catálogo, la única que he podido localizar, es en blanco y negro, pero está “pintada con efecto de claroscuro, solamente coloreados los rostros y manos de los personajes”, casi una grisalla, como muchas de las sargas religiosas de la época.

El Descendimiento

Juan de Villoldo. El Descendimiento (mediados sg.XVI). Museo Municipal.

Ojalá en alguna próxima exposición la podamos ver. Escribió Pérez Sánchez que es un “ejemplo casi único del arte de mediados del siglo XVI, del manierismo más característico…”, del arte que Berruguete introdujo en Castilla.

Sí podemos contemplar y admirar, en el Museo del Prado, El vino de la fiesta de San Martín, de Pieter Bruegel el Viejo. Es una pintura al temple de cola sobre tela (sarga), de 148 x 270,5 cm, pintado entre 1565-1568.

Bruegel. El vino de la fiesta de San Martín (h.1565-1568) (Foto Museo del Prado)

Bruegel. El vino de la fiesta de San Martín (h.1565-1568) (Foto Museo del Prado)

Llegó al Prado en 2009 en muy mal estado, cubierta por un grueso barniz, varios repintados y reentelados. Todo ello fue eliminado tras una lenta, laboriosa y delicada restauración.

La sarga o tüchlein estuvo expuesta de forma temporal, desde diciembre de 2011 a marzo de 2012, en una pequeña muestra junto a las imágenes radiográficas y explicación de las fases de su restauración. Ahora se encuentra en la Colección Permanente en la Sala LVI A, una de las más importantes del museo. Sala deslumbrante, dedicada a los grandes maestros de la Pintura flamenca, El Bosco, Patinir y el propio Bruegel, de quien hasta ese momento el museo solo poseía una obra, El triunfo de la muerte, óleo sobre tabla (h. 1562).

Todas las obras de la sala son óleos sobre tabla, excepto la sarga El vino de la fiesta de San Martín. Contrastan los colores brillantes e intensos de los demás cuadros con el color mate de la sarga sin barniz.

La pintura de Bruegel describe el reparto del vino procedente de la vendimia el día 11 de noviembre, día de San Martín, y los excesos que provoca; representa más de noventa figuras y está llena de detalles, pequeñas escenas, algunas divertidas o irónicas dentro de lo dramático de la situación de los protagonistas, de la escena general. Robos, peleas, hasta una madre dando de beber vino al niño…

Bruegel. El vino de la fiesta de San Martín (detalle).

Bruegel. El vino de la fiesta de San Martín (detalle).

De Bruegel el Viejo se conservan solo tres pinturas en sargas, dos en el Museo Nazionale di Capodimonte en Nápoles, y esta del Prado. Es una obra maestra realizada al final de su vida, en la que demuestra su dominio de la pincelada.

Pintada con temple de cola sobre una tela sin preparación, técnica habitual en Flandes en los siglos XV y XVI como hemos comentado. Se utilizó lino con ligamento de tafetán, una tela muy fina, de color claro, que se empleaba a menudo en la época. “Sobre la tela solo se aplicó un apresto de cola de origen animal, como es habitual en las sargas, que se solían colgar en la pared sin bastidor”.

Con el tiempo se fue abandonando la pintura sobre sarga, aunque hay algunos ejemplos realizados ya en el siglo XIX.

En el Museo de Historia hallamos varias pinturas, temple sobre sarga. De autor anónimo, forman parte de un conjunto de cinco sargas que representan distintos lugares de Madrid; se cree debieron adornar las paredes de alguna finca de recreo. Son cinco trampantojos pintados sobre sarga gruesa que representan lugares rodeados por guirnaldas y marcos fingidos.

Actualmente se exponen cuatro de ellas, son sobre todo valiosos documentos de la vida madrileña hacia 1816. Miden 1,50 x 2,80 m. En la planta sótano, junto a la maqueta de 1830 de León Gil de Palacio contemplamos el Palacio de Buenavista y fuente de Cibeles.

El Palacio de Buenavista y la fuente de Cibeles.

Palacio de Buenavista y fuente de Cibeles (1816).

El Palacio de Buenavista y la fuente de Cibeles (detalle).

Palacio de Buenavista y fuente de Cibeles (detalle).

En la planta 1, El estanque grande del Retiro y la Fábrica de «la China» y el Palacio Real desde la Cuesta de la Vega. En la planta 2, la Puerta de San Vicente.

La del Estanque del Retiro es especialmente interesante pues representa el edificio de la antigua Fábrica de Porcelana, o lo que quedaba de ella después de la guerra de la Independencia, y el antiguo Embarcadero.

El Estanque grande del Retiro (detalle).

El Estanque grande del Retiro (1816) (detalle).

Finalmente, el Museo Cerralbo posee una sarga datada en 1819 obra de Zacarías González Velázquez, que podría proceder de un friso funerario, obra de arquitectura efímera, dedicado a la reina Isabel de Braganza.

Por : Mercedes Gómez

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Bibliografía:

A.E. Pérez Sánchez. “Pintura y dibujo de los siglos XVI y XVII”. Catálogo exposición Museo Municipal, Madrid hasta 1875 : testimonios de su historia. Ayuntamiento de Madrid, 1979.
Guía del Museo Municipal de Madrid. Ayuntamiento de Madrid, 1993.
E. Bermejo. “La Anunciación y la Visitación del Maestro de la Leyenda de Santa Lucía”. Boletín del Museo del Prado. Vol 15, nº 33, 1994.
S. Santos y M. San Andrés. La pintura de sargas. AEA, LXXVII, 2004.
P. Silva, M. Sellink y E. Mora. Pieter Bruegel el Viejo. El vino de la fiesta de San Martín. Museo del Prado, Madrid 2011.

 

Hoy miércoles día 10 de diciembre de 2014, por fin, la alcaldesa de Madrid ha inaugurado el nuevo Museo de Historia, antiguo y querido Museo Municipal, en la calle de Fuencarral.

Curiosidad, interés, emoción… eran muchas las sensaciones que esta mañana flotaban en el patio cubierto, nuevo vestíbulo de entrada al museo, entre los numerosos invitados a vivir este momento tan esperado por muchos de nosotros, la reapertura de la Colección Permanente.

patio alcaldesa

Tiempo habrá de volver una y otra vez, y observar las bellas pinturas, esculturas, objetos.. y hablar de ellos, pero hoy no podíamos faltar a la cita y es obligado dejar constancia en este blog, en el que tanto hemos hablado de este museo y de algunas de sus obras, de la grata noticia: nuestro Museo, el museo que cuenta nuestra historia ha reabierto sus puertas.

La maqueta, el Modelo de Madrid, de León Gil de Palacio, permanece en el sótano, donde se podía admirar desde hace algún tiempo, es la Sala -1 dedicada a Cartografía y maquetas. Junto al patio, en la planta 0, se encuentran los restos de la Noria del viaje de agua hallados durante las obras, que de momento no van a ser mostrados al público.

En las plantas 0, 1 y 2 ha sido ordenada la Colección bajo un lógico criterio cronológico. A través de las salas en las tres plantas asistimos al relato de nuestra historia, desde que en 1561 el rey Felipe II trajera por vez primera la Corte a la pequeña villa de Madrid hasta los albores del siglo XX.

El espacio interior ha sido totalmente remodelado, recordemos que por el arquitecto Juan Pablo Rodríguez Frade. Las nuevas salas, con suelos, paneles y techos de cálida madera, son luminosas y acogedoras. Ha sido muy agradable comprobar que no ha habido concesiones a una falsa “modernidad”, las obras son las protagonistas.

casa de campo

En la planta 0 se exponen las que ilustran los años finales del siglo XVI y sobre todo el siglo XVII. Villa, Corte y capital de dos mundos. Ese Madrid cosmopolita, con sus luces y sus sombras, sus nobles y sus mendigos, sus literatos y sus artesanos, ese Madrid, nuevo escenario de poder, al que llegaron personajes desde todos los rincones del Imperio. Las Vistas del Alcázar, de la Plaza Mayor, la Plaza de la Villa; la ciudad festiva y teatral del Barroco.

alcazar

En la planta 1 se cuenta la historia desde 1700, con la llegada de la nueva dinastía borbónica, hasta 1814, finalizada la guerra de la Independencia. El Madrid, Centro ilustrado del Poder, que vio cómo llegaban las nuevas ideas en economía, el arte y las ciencias.

pasillo bayeu

Finalmente, en la planta 2 nos sumergimos en el Sueño de una ciudad nueva, en el Madrid vivido de 1814 a 1910. Los barrios pobres y el nacimiento de un nuevo Madrid, el Ensanche y la actividad industrial, una realidad múltiple y antagónica.

Pero el Museo no es solo un museo de historia, está lleno de maravillosas obras de arte. Es un placer ir descubriendo o recordando las piezas en las que grandes artistas han ido pintando, dibujando y fotografiando nuestra ciudad.

dos de mayo

Hacía demasiado tiempo que no podíamos disfrutar del rico patrimonio artístico que atesora esta institución, que a su vez forma parte de nuestra historia, alojada en el Antiguo Hospicio, el singular edificio de Pedro de Ribera. Sobre todo los madrileños más jóvenes no lo recordarán, lo más probable es que no lo conozcan. Ahora todos tenemos la ocasión, el privilegio, de poder volver, o empezar a conocerlo.

Me voy a permitir decirlo: ¡Qué bonito!

El Museo de Historia, en la calle de Fuencarral nº 78. Entrada gratuita.

Por : Mercedes Gómez

 

 

La semana pasada, en el acogedor salón de actos del Museo de la Imprenta Municipal en la calle de la Concepción Jerónima, tuvo lugar la inauguración del Curso 2014-2015 del Instituto de Estudios Madrileños, a la que tuve el placer de asistir.

Además del discurso inaugural, Por la cultura en una sociedad en cambios, a cargo de Miguel Ángel Recio, Director General de Bellas Artes, Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, los asistentes pudimos escuchar algunas buenas noticias.

Siempre es gratificante comprobar que la actividad del Instituto sigue viva, a pesar de los malos tiempos que corren. Según informó el Presidente Alfredo Alvar, pronto tendremos a nuestra disposición el ejemplar de los Anales correspondiente a 2014. Se está trabajando en la organización de unas jornadas que tendrán lugar en diciembre en homenaje a Julio Caro Baroja en el centenario de su nacimiento, que fue miembro del Instituto desde 1978 hasta su fallecimiento en 1995. En enero habrá otras prometedoras jornadas sobre Cervantes. Y probablemente el año que viene se celebrará un nuevo ciclo de Conferencias sobre La vida cotidiana en Madrid, que aún está en fase de proyecto.

En medio de todo esto, nos dieron otra buenísima noticia.

Hemos clamado aquí tanto por la reapertura del Museo Municipal, que es obligado hablar de la buena nueva.

Por fin, el próximo mes de diciembre, en torno al día 10, en cualquier caso antes de Navidad, será inaugurado el nuevo Museo de Historia, nuestro querido antiguo Museo Municipal, en la calle de Fuencarral. Lo comunicó el propio concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Pedro Corral.

Museo Municipal, calle Fuencarral 78.

Museo Municipal, calle Fuencarral 78.

A finales de 2001 el museo cerró sus puertas (excepto para algunas exposiciones temporales). Hace ya demasiado tiempo de eso.

Muchos madrileños recordamos con cariño las antiguas salas llenas de pinturas, grabados, esculturas, maquetas… hay que hacerse a la idea de que todo lo vamos a encontrar muy cambiado… y esperar la apertura con interés y emoción.

Recordemos que hace unos años las Colecciones del Museo Municipal fueron divididas en tres partes: la primera, desde nuestros orígenes al siglo XVI, fue destinada al Museo de San Isidro, en la plaza de San Andrés. La segunda, ubicada en este Museo de Historia, desde el XVI hasta el XIX. Y la última, que abarca las obras del siglo XX hasta la actualidad, en el Museo de Arte Contemporáneo, en el antiguo Cuartel de Conde Duque (museo del que por supuesto también deseamos su reapertura).

Así, el recorrido que nos propondrá el nuevo Museo de Historia comenzará durante el reinado de Felipe II, desde el momento en que en 1561 se produjo el primer traslado de la Corte a Madrid, y finalizará en el siglo XIX.

Durante las largas obras al parecer todas las salas han sido remodeladas, según proyecto del arquitecto Juan Pablo Rodríguez Frade (que también ha rehabilitado el Museo Arqueológico Nacional).

Otra gran noticia es que se conservan los restos de la Noria, estructura hidráulica del siglo XVII, hallados en 2004 durante las obras gracias a los sondeos arqueológicos realizados. Los lectores más antiguos del blog tal vez recordéis que nos hemos preguntado aquí también varias veces sobre ella, debido a su importancia dentro de la red de viajes de agua madrileños. Ante la falta de noticias llegamos a pensar que el hallazgo quizá había sido tapado, pero no fue así, así que estamos de enhorabuena.

Continuará…

Por: Mercedes Gómez

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ACTUALIZACIÓN 24 noviembre 2014 :

Ya se conocen los detalles del próximo Seminario en homenaje a Julio Caro Baroja, que tendrá lugar los días 9, 10 y 11 de diciembre en la Biblioteca Pública Manuel Alvar (c/ Azcona, 42). Si estáis interesados, podéis descargar el programa aquí.

 

En Madrid en Navidad podemos contemplar bellos belenes, unos de gran valor histórico y artístico, otros más modernos y sencillos, pero todos bonitos. Hace dos años admiramos el de la iglesia de Las Carboneras, uno de los más antiguos, las delicadas figuras de marfil del de San Andrés… y otros a los que siempre apetece volver.

Este año quizá la estrella es el de Francisco Salzillo, formado por las extraordinarias esculturas realizadas por el artista barroco en el siglo XVIII, procedente del Museo Salzillo de Murcia. Se expone en el Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento.

Otra novedad es el belén popular tradicional instalado en el Olivar de Chamartín cuya historia conocimos hace pocas semanas, cuando visitamos la Casa de Ramón Menéndez Pidal. El resto del antiguo olivar conservado, la mayor parte (casi una hectárea), pertenece a la familia Castillejo, herederos del primer propietario de todos los terrenos, José Castillejo. Recordemos que la entrada se encuentra en la calle de Menéndez Pidal nº 3.

Actualmente alberga la Fundación Olivar de Castillejo creada por sus hijos en 1985 con el fin promover la cultura y la educación en nuestro país, preservar importantes documentos de la época y por supuesto, mantener el entorno natural y los olivos.

camino del olivar

Es un lugar encantador. Se conserva la sencilla casa donde vivieron José y su mujer Irene Claremont junto a sus cuatro hijos, todos ellos ligados al mundo de la cultura y de la ciencia.

casa castillejo

Y la de su hermana Mariana, casada con el médico Juan López Suárez.

casa hermana portal

Los fines de semana ofrecen música, recitales de poesía… bar, restaurante y un ambiente delicioso para pasear entre más de cien olivos centenarios, además de algún lilo, membrillo… y, no podía faltar, un madroño.

Estas Fiestas han ampliado su horario con la novedad del belén que podemos visitar hasta el 6 de enero. En su web se pueden consultar los horarios y toda la programación navideña, además de conocer la historia y detalles de la Fundación.

belen castillejo

Las casitas blancas de Belén, los ajimeces o ventanas voladas…

belen voladizos

… escenas cotidianas de la vida del pueblo…

belen fuente

… y por supuesto, el nacimiento.

nacimiento

Y finalizamos nuestro paseo por los belenes madrileños volviendo al centro de Madrid. En el Museo de Historia, que sigue cerrado –excepto la sala en la que se expone la Maqueta o Modelo de Madrid, construida en 1830 bajo la dirección de León Gil de Palacio–, junto al patio han instalado un belén napolitano del siglo XVIII, excelente conjunto escultórico propiedad del museo, formado por más de cincuenta figuras articuladas que ejemplifican el espíritu cortesano de la cultura barroca.

escena copia

Su estilo naturalista, con sus figuras policromadas, adornos, los vestidos, describen la sociedad napolitana de la época, tanto la de las clases nobles como las más modestas, los campesinos, pastores, los distintos oficios, etc. Aunque habitualmente no se conoce el autor de este tipo de obras, son sin duda pequeñas joyas creadas por los mejores escultores del barroco, sobre todo los que desarrollaron su arte durante el reinado de Carlos III.

Por Mercedes Gómez

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