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La fuente construida en homenaje al arquitecto Juan de Villanueva, entre los años 1946 y 1951 en la glorieta de San Vicente (que entonces se llamaba de Ramiro Ledesma), fue inaugurada en 1952, frente a la Estación del Norte.

Fuente de Villanueva. Al fondo, el Palacio Real. (Tarjeta postal. Archivo Comunidad de Madrid)

El arquitecto Víctor D’Ors y el escultor Santiago Costa en 1942 ganaron el concurso que se había convocado en diciembre del año anterior; según palabras del propio D’Ors, en estricta colaboración con los también arquitectos Joaquín Núñez y Manuel Ambrós, y con la ayuda de un numeroso equipo de personas.

Fue realizada por los canteros municipales en piedra caliza de Colmenar y granito de Quintana de la Serena (Badajoz), representando una serie de arquitecturas inspiradas en el neoclasicismo de Villanueva.

La fuente estaba adornada por cuatro grupos escultóricos de piedra caliza, de significado alegórico, situados cada uno sobre una base rectangular igualmente de piedra.

Fuente de Villanueva (detalle). Tarjeta postal (ARCM)

Así los describen Martínez Carbajo y García Gutiérrez en su libro Fuentes de Madrid:

Un grupo estaba formado por dos mujeres, alegoría de la fecundidad; otro representaba el sueño evocador de un campesino; una pareja de amantes campesinos simbolizaba el amor; y finalmente, un guerrero moribundo, consolado por otra figura, representaba la enfermedad.

Fuente de Villanueva. Martín Santos Yubero (ARCM)

Cuando en 1994-95 se reconstruyó la Puerta de San Vicente, la fuente fue trasladada al Paseo de Camoens, en el Parque del Oeste. Sus más de 20 metros de altura la convierten en la fuente más alta de Madrid.

Fuente de Villanueva. Paseo de Camoens, Parque del Oeste.

Los cuatro grupos escultóricos, obra de Santiago Costa, no fueron instalados en el nuevo emplazamiento, fueron guardados en un almacén municipal, descartando en aquellos momentos volver a colocarlos en la fuente debido a su mal estado; a una de ellas, la del guerrero moribundo, ya le faltaba la parte superior de la otra figura. Pero se planteó si ¿se podría salvar alguna y colocarla en otro lugar?

Unos diez años después, antes de 2006, una de las estatuas fue trasladada al parque del Retiro, a una rotonda cercana al Estanque de las Campanillas. Una Mujer sedente, escultura femenina recostada, desnuda, con un libro en la mano derecha y la cabeza apoyada en la izquierda.

Mujer sedente. El Retiro.

Otro grupo, el que se ha dicho que representa a San Isidro Labrador, restaurado, fue ubicado en la Dalieda de San Francisco, el jardín cercano a la Basílica de San Francisco El Grande, inaugurado en 2007 en terrenos del antiguo Convento. El Santo, reclinado, está protegido por un ángel alado con forma de mujer.

Dalieda de San Francisco

Las otras esculturas, lo que queda de ellas, continúan en el Taller de Cantería de la Casa de Campo, al menos ahí estaban en 2019 cuando tuvimos ocasión de visitarlo.

Entre la Fuente de Eolo –que nunca llegó a ser instalada– y los leones originales del monumento a Alfonso XII del Retiro, vimos tres piezas que podrían pertenecer a los antiguos grupos escultóricos de la Fuente de Juan de Villanueva.

Taller de Cantería, Casa de Campo. 2019.

La estatua del centro, la figura femenina con el brazo derecho levantado, podría ser la que formaba parte del grupo de dos mujeres, la que acompañaba a la que ahora se encuentra en El Retiro.

La de la izquierda sería la pareja de campesinos.

Y la de la derecha, la del guerrero moribundo, sin la figura que lo acompañaba.

Volvemos a preguntarnos lo mismo que hace unos años: ¿se podría salvar alguna escultura más?

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

A.F. MARTÍNEZ CARBAJO y P.F GARCÍA GUTIÉRREZ. Fuentes de Madrid. Arte e Historia. La Librería, Madrid, 2009.

Diario Pueblo, 9 julio 1952; 2 agosto 1952.

Taller de Cantería de la Casa de Campo: Madrid a 360º

Recordemos que entre 1574 y 1579 el Concejo había adquirido unas casas en la plaza de San Salvador. En ellas se reunieron hasta el año 1619; por entonces tuvieron que buscar un nuevo lugar debido a su estado ruinoso. Estas viejas casas consistoriales fueron derribadas y el solar, propiedad del Ayuntamiento de Madrid, fue el elegido para construir la Casa de la Villa. El Concejo se trasladó, de alquiler, a las casas que habían sido de don Juan de Acuña en la calle Mayor.

Por fin, en 1629, reinando Felipe IV, una Licencia Real concedió la autorización para construir la Casa Ayuntamiento de Madrid. El Concejo encargó el proyecto al arquitecto Juan Gómez de Mora, Maestro Mayor de Obras Reales y Maestro Mayor de Obras de la Villa. El primer proyecto no se conserva pero sí un dibujo posterior, el alzado del edificio que en esencia se cree mantiene la idea inicial del arquitecto. La construcción no comenzó hasta 1644.

Casa de la Villa de Madrid, alzado de la fachada a la calle Mayor, 1644 (Catálogo Juan Gómez de Mora, nº 122) (Museo de Historia)

En la edificación de la Casa de la Villa, que tardó muchos años en terminarse debido sobre todo a problemas económicos, participaron varios arquitectos. A partir del proyecto de Gómez de Mora, intervinieron José de Villarreal, Bartolomé Hurtado, José y Manuel del Olmo, Cristóbal de Aguilera y Teodoro Ardemans.

Una pintura expuesta en el Museo de Historia, realizada entre 1676-1700, muestra la Casa Consistorial en construcción.

«Milagro de la Virgen de Atocha en las obras de construcción de la Casa de la Villa», óleo sobre lienzo, anónimo (1676-1700).

La escena representada tiene lugar en la plaza de la Villa. Además de ofrecer mucha información sobre el ambiente de la plaza en la que en esos momentos se encuentran todo tipo de personajes, “obreros, clérigos, aguadores, mujeres, niños, caballeros, mendigos, vendedores y animales” también permite observar la construcción de la sede del Concejo madrileño que se estaba llevando a cabo.

«Milagro de la Virgen de Atocha en las obras de construcción de la Casa de la Villa», óleo sobre lienzo, anónimo (1676-1700) (detalle)

Teodoro Ardemans fue el encargado de acabar las obras, lo cual ocurrió por fin en 1695, después de más de cincuenta años. Este arquitecto diseñó las dos portadas barrocas, ideó la capilla, configuró el patio, la escalera de honor y remató las torres.

Las dos entradas se deben a que en origen el edificio fue diseñado para albergar la Casa y la Cárcel de Villa. La de la izquierda era la que daba acceso a la Cárcel; la de la derecha al Ayuntamiento.

El Salón Real se creó en 1656, con el balcón que se asoma a la calle Mayor, para que la reina pudiera contemplar la procesión del Corpus en la casa nueva que se estaba edificando, en el lugar donde había estado la cárcel vieja, como vimos en el artículo anterior.

Hoy día, desde el zaguán se accede a la Escalera de Honor donde se encuentra la escultura de la famosa Mariblanca, escalera que lleva al Salón Real y a otras estancias nobles, como veremos.

Con el tiempo el Salón, desde el que las reinas contemplaban la procesión del Corpus, se convirtió en Sala de recepciones o antesala de la Alcaldía; hoy es conocido como Salón Goya por el cuadro que lo adorna; es una copia del cuadro Alegoría de la Villa de Madrid cuyo original se encuentra en el Museo de Historia.

En este salón se encuentran otras pinturas notables, como la Crucifixión de Francisco Ricci (1662) y Los enterramientos del 3 de mayo de 1808 de Vicente Palmaroli (1871). El techo fue pintado por Pedro Martín Ledesma y Juan de Villegas.

Más cambios y reformas en el siglo XVIII dieron al edificio su aspecto actual.

La columnata que da a la calle Mayor, en el balcón abierto en origen, es obra de Juan de Villanueva (1787).

Otra pintura propiedad del Museo de Historia, El coche real pasando ante el Ayuntamiento, obra de Manuel Fernández Sanahuja, representa el paso de la carroza real por la calle Mayor ante la Casa de la Villa el 29 de noviembre de 1879, día de las segundas nupcias del rey Alfonso XII con María Cristina de Habsburgo-Lorena. Sanahuja pintó la fachada del Ayuntamiento que da a la calle Mayor.

Recordemos que también es el autor de las bellas acuarelas que reproducen algunos de los frescos pintados sobre la fachada de la Casa de la Panadería, que existieron hasta al menos 1880.

M.F, Sanahuja, «El coche real pasando ante el Ayuntamiento», óleo sobre lienzo (1879) (memoriademadrid.es)

El edificio de Gómez de Mora estaba organizado alrededor de un patio, el Patio de la Casa de la Villa, al cual se accedía directamente desde la calle por ambas portadas.

Maqueta de León Gil de Palacio (1830), Museo de Historia.

En 1896 fue cerrado, convertido en dos pisos mediante un suelo intermedio, y cubierto. Transformado en Sala de reuniones, los balcones se convirtieron en puertas. Al ser destruida una parte de la cubierta durante la guerra civil posteriormente se instaló el nuevo techo formado por magníficas vidrieras de la Casa Maumejean, que es el que actualmente se puede admirar.

Hoy día es conocido como el Patio de Cristales.

Nuevas reformas de menor importancia y restauraciones tuvieron lugar en los siglos XIX – XX.

En la buhardilla de la torre esquina con la calle Mayor, llamada la Torre del Reloj, fue instalado el reloj procedente de la derribada iglesia de San Salvador.

Casa de la Villa, 1930. (Foto memoriademadrid.es)

En la actualidad, el reloj –que no he conseguido saber si es el mismo–, está ubicado en el último cuerpo de la torre.

Casa de la Villa, 2019

Bajo esta torre, Ardemans diseñó el Oratorio, decorado con las extraordinarias pinturas de Antonio Palomino.

Durante un tiempo fue despacho del Alcalde. Hoy está felizmente libre de muebles y luce en todo su esplendor.

En la Sala de la Custodia se encuentra una de las joyas municipales, obra que realizó el platero Francisco Álvarez en 1576. En esta misma estancia hay un valioso Cristo de marfil, del siglo XVII.

Finalmente, el Salón de Plenos –las pinturas del techo también fueron obra de Palomino, al temple en este caso fue el escenario de las reuniones concejiles durante siglos.

Desde finales de 2007 la sede del Ayuntamiento madrileño es el antiguo Palacio de Comunicaciones, el Palacio de Cibeles, construido por Antonio Palacios y Joaquín Otamendi en los comienzos del siglo XX.

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

NAVASCUÉS, Pedro y HURTADO, Pedro. La Casa de Ayuntamiento de Madrid. Madrid, 1985.

VARELA, Eulogio. Casa de la Villa de Madrid. Ayuntamiento de Madrid, 1951.

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Artículos anteriores:

 

 

Hace tiempo que quería iniciar una serie de artículos dedicados a los Archivos, esos lugares casi mágicos que guardan nuestra historia, nuestra vida. En los archivos se encuentra parte de la verdadera historia.

Por supuesto el primero no podía ser otro, el Archivo de la Villa de Madrid. He tenido ocasión de visitarlo en búsqueda de datos para algún trabajo y también la suerte de asistir el año pasado a una emocionante visita guiada por sus instalaciones, comprobando siempre la amabilidad y cariño por su trabajo de las personas que allí atienden. Creo que es un buen momento porque actualmente, además de tener el Archivo a nuestra disposición como siempre, hasta el próximo 25 de octubre podemos visitar la exposición Madrid.doc Archivo de la Villa, archivo de la vida.

 

Desde muy pronto, al menos desde que tenemos noticias, existió una necesidad y una voluntad de guardar los documentos, gracias a ello hoy están a nuestra disposición. El más antiguo que guarda el Archivo municipal es un privilegio real otorgado en Toledo el 1 de mayo de 1152 que “concede a la villa jurisdicción sobre las tierras que se extendían entre sus murallas y las sierras”.

Los reyes establecieron normas para asegurar la custodia y organización de los documentos municipales que se guardaban en un arca.

Fuero

Desde 1481 las tres llaves del arca las guardaban dos regidores y el escribano del Concejo, personaje verdaderamente importante pues era quien podía leer y localizar los documentos.

Llegó un momento en que un arca resultó insuficiente, los papeles crecían, por lo que parte del archivo se trasladó al Convento de Santo Domingo el Real. En aquel tiempo aún no existía un lugar oficial de reunión, por tanto tampoco de archivo.

En 1488 el Concejo se instaló sobre el coro de la Iglesia de San Salvador, y allí se guardó el arca, pero aún así las autoridades no se fiaban y a menudo llevaban los documentos a sus casas.

La denominación Archivo de Villa se puede leer por vez primera en una cédula real dirigida a Madrid por Carlos I el 10 de mayo de 1525.

A partir de 1561, con la llegada de la Corte a la Villa, todo creció, la población, las calles, los edificios, la actividad, la presencia de instituciones y… los documentos. Resultó urgente tener un archivo nuevo con espacio propio. Hubo intentos, fracasos y problemas debido a que no se encontraban las cosas cuando se necesitaban.

Tras la construcción de la Casa de la Villa allí se trasladó, aunque terminó el siglo XVII sin un verdadero Archivo ni Inventario. Nos queda de esa etapa la encuadernación de los Libros de Actas del Concejo.

Anónimo. Milagro de la Virgen de Atocha en las obras de construcción de la Casa de la Villa (1676-1700). Museo de Historia.

Anónimo. Milagro de la Virgen de Atocha en las obras de construcción de la Casa de la Villa (1676-1700). Museo de Historia.

En el siglo XVIII se volvió a intentar. Aunque aún no recibía el nombre oficialmente, consta que el primer Archivero de villa fue don Alphonso de Castro Villasante (1746-1757) encargado de inventariar, catalogar, ordenar y transcribir los documentos “a la entera satisfacción del Concejo”.

Nombramiento del primer archivero municipal don Alfonso de Castro (1746)

Nombramiento del primer archivero municipal don Alfonso de Castro (1746)

 

Por fin el 12 de diciembre de 1769 quedó nombrado archivero Diego Sáenz Manso (1768-1782) y el Archivo fue transformado en oficina pública. Ya se podía solicitar copias de originales, certificaciones de nobleza o informes. A su muerte por primera vez se convocó un examen público para cubrir la plaza de archivero. La noticia llego lejos y se presentaron 24 personas, no solo de Madrid sino también de otras ciudades. El 19 de julio de 1781 fue elegido Manuel Ramírez de Arellano.

Poco después (1790) incluso se realizaron reformas y ampliación de las estancias, encargadas a Juan de Villanueva. El arquitecto diseñó también armarios nuevos de madera de pino, pero llegó la guerra en 1808 y se suspendieron las obras…

Después de la guerra el Archivo seguía ocupando unas salas bajas en el Ayuntamiento en la plaza de la Villa, las instalaciones seguían siendo insuficientes.

plaza de la villa

Por fin el 5 de enero de 1859 se consiguió “el sueño de todos los archiveros”, la creación del Archivo General de la Villa de Madrid.

Modelos ideados por don Wenceslao Muñoz, director, para estanterías y armario circular.

Modelos ideados por don Wenceslao Muñoz, director, para estanterías y armario circular.

 

En cuanto a la sede seguía sin conseguirse la situación óptima, un parte fue trasladada a la Casa de la Panadería en la Plaza Mayor.

Y llegó el siglo XX. La institución alcanzó un equilibrio entre lo que era un archivo administrativo y un Archivo Histórico. En 1923 nació la Revista de la Biblioteca, Archivo y Museo, y en 1932, además de otros proyectos, se inició la Colección de los Libros de Acuerdos del Concejo, que ojalá algún día se retome.

Ese mismo año se ampliaron las dependencias, se hicieron reformas y se construyeron nuevas estanterías. Para inaugurarlo se celebró una exposición en el Salón Real de la Casa de la Panadería. Bajo los esplendorosos techos pintados por José Donoso y Claudio Coello se expusieron algunos de los más valiosos documentos del Archivo de Villa, entre ellos el Fuero de Madrid de 1202.

Salon Real 1932

Mundo Gráfico 1932 (Hemeroteca BNE)

La guerra en 1936 truncó todo, y lógicamente el funcionamiento del Archivo se vio afectado, pero no interrumpido completamente. Los documentos más importantes se llevaron a los sótanos del Banco de España.

Después de la guerra todos los intentos de modernización y construcción de una nueva sede fracasaron. No fue hasta 1987 cuando la institución logró su nueva sede, el antiguo Cuartel del Conde Duque construido por Pedro de Ribera, cuyas oficinas fueron instaladas en una de las alas, donde continúan.

patio conde duque

Para la instalación del Archivo, Biblioteca y Hemeroteca municipales se construyeron depósitos subterráneos bajo los patios.

pasillo archivos

Durante la visita nos advierten que tengamos cuidado de no “despistarnos” pues es fácil perderse por este laberinto. Caminamos todos juntos admirando los depósitos llenos de importantísima documentación.

depositos archivo villa

Nos muestran algunos planos, dibujados sobre delicado papel, y otros documentos relativos a edificios, escrituras, etc. que contemplamos asombrados, ¡cuánta historia esconden estas cajas bien ordenadas e inventariadas!

archivos

Arriba, en las oficinas, se acumulan archivos, ficheros que recogen la información de las calles de Madrid ordenadas alfabéticamente…

ficheros archivo villa

Igual que el resto del gran edificio del Conde Duque, el Archivo de Villa fue restaurado hace pocos años. Sus instalaciones son modernas y luminosas. Desde las oficinas vemos la sala de investigación, tan importante para nosotros, los amantes de la Historia de Madrid.

sala investig desde oficinas

En ella se guardan algunos de los muebles de madera antiguos.

sala investigacion

En las oficinas se conservan algunas de las antiguas estanterías de hierro creadas para evitar los incendios como testigo de pasadas etapas.

estanteria hierro

Al otro lado del Patio, en la zona de exposiciones temporales, visitamos la extraordinaria muestra Madrid.doc. Igual que en 1932 en la Casa de la Panadería, ahora en el Centro Conde Duque en pleno siglo XXI, el Archivo de Villa nos muestra parte de sus valiosos fondos, incluido el Fuero de 1202, como entonces.

expo archivo

Bajo los arcos del antiguo Cuartel se exponen documentos medievales, reglamentos, planos de la ciudad, de edificios, dibujos… vamos descubriendo admirados los proyectos de iglesias, palacios, puertas… hasta algún estadio de fútbol. Ordenados sobre el plano de la ciudad actual, la exposición nos propone un recorrido por Madrid a través de sus documentos.

observatorio

“A lo largo de su historia –el Archivo pronto cumplirá los 500 años- se ha mantenido fiel a un objetivo prioritario: conservar, organizar y difundir los documentos generados y recibidos por la Administración municipal, y a pesar de las dificultades, guerras, incendios, bombardeos, falta de medios, podemos decir que lo ha cumplido”.

Hoy la directora del Archivo de la Villa de Madrid, muy vivo como podemos ver, es Carmen Cayetano. Gracias a ella y a todos los que aquí trabajan.

En la página del Centro Cultural Conde Duque podéis encontrar todos los datos del Archivo y de la exposición, que ofrece visitas guiadas.

Por : Mercedes Gómez

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Bibliografía:

«El Archivo General de la Villa de Madrid». Mundo Gráfico, Madrid, 21 sept. 1932.

Archivo de Villa. Ayuntamiento de Madrid 2001.

 

 

JARDINES DEL PASEO DEL PRADO – RECOLETOS (V)

Retomamos los paseos por los jardines del Paseo de la Castellana, del Prado y Recoletos, un verdadero privilegio del que disfrutamos los madrileños y visitantes. Hoy os propongo una visita a los acogedores Jardines del Museo del Prado, otro de mis lugares preferidos de Madrid.

El edificio que hoy alberga el Museo del Prado, Antiguo Real Gabinete, Academia y Museo de Historia Natural, fue construido entre los años 1785 y 1808 según proyecto del gran arquitecto Juan de Villanueva. Las fotos de Jean Laurent nos muestran el lugar antes de la creación de los jardines cuyo origen se remonta al año 1860.

Foto J.Laurent (antes 1863). Museo de Historia (memoriademadrid.es)

Unos años después, en 1871, entre la fachada sur y la Puerta de entrada al Real Jardín Botánico, obra del mismo arquitecto, fue creada la Plaza de Murillo. Una vez más, gracias a las pinturas y grabados, sabemos que antes allí hubo una fuente, probablemente diseñada por el propio Juan de Villanueva. Estaba formada por un sencillo cuerpo central del que partían dos pilones semicirculares sobre los que se vertía el agua.

F.D.Marqués. "La Puerta del Jardín Botánico desde el Museo del Prado". 1870. (Museo de Historia) (memoriademadrid.es)

En el plano del General Ibáñez de Ibero se aprecia perfectamente el trazado de los nuevos jardines y la plaza.

Gral. Ibáñez Ibero (h. 1875)

En el siglo XX fueron reordenados por el paisajista Javier de Winthuysen.

Al parecer había surgido una polémica acerca de los árboles que impedían contemplar el Edificio de Villanueva desde el Paseo del Prado. Winthuysen conservó los antiguos y majestuosos cedros, que hoy día perviven, y dejó libre la puerta central, con la escultura dedicada a Velázquez mirando al paseo, obra de Aniceto Marinas, que había sido colocada en 1899.

Los terrenos quedaron ocupados por varios jardincitos, con parterres, macizos de flores, arbustos y árboles de distintas especies.

El jardín frente al Botánico mantiene su forma elíptica, con cuatro parterres organizados alrededor de la estatua del pintor Murillo, que fue instalada el mismo año de creación de la plaza. Se trata de una réplica de la escultura original que se encuentra en Sevilla, obra de Sabino de Medina (1861), realizada y ofrecida a Madrid por el propio autor.

Una espléndida Picea smithiana de más de veinte metros de altura y varios magnolios adornan este espacio hoy tan frecuentado como en el pasado.

Los Jardines del Museo del Prado están catalogados de Interés Histórico-Artístico, además forman parte del Paseo, antiguo Salón del Prado,  declarado Bien de Interés Cultural en su conjunto.

por Mercedes Gómez

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Paseo de la Castellana I.- Jardín del Museo de Ciencias Naturales.
Paseo de la Castellana II.- El Barrio de Indo.
Paseo de la Castellana III.- El Jardín del Hotel Villa Magna.

Paseo del Prado-Recoletos I.- El Jardín del Palacio de Linares.
Paseo del Prado-Recoletos II.- Paseo de Recoletos.
Paseo del Prado-Recoletos III.- Jardín del Palacio de Buenavista.
Paseo del Prado-Recoletos IV.- El Jardín del Palacio del Marqués de Salamanca.

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Bibliografía:

Teresa Sánchez-Fayos y Silvia Villacañas. “Los Jardines del Madrid Moderno”.
Ayuntamiento de Madrid. Madrid 2001.

Hace pocas semanas nos preguntábamos ¿qué fue del Túnel de Villanueva?. Una placa conmemorativa y una misteriosa puerta cerrada ocultaban lo que parecía un secreto.

Con motivo de la Semana de la Arquitectura, felizmente, los responsables de estas cosas, nos han abierto la puerta, la puerta que esconde los restos del túnel construido por el arquitecto Juan de Villanueva.

El anuncio del Colegio de Arquitectos consiste en una visita al “Túnel de Bonaparte, Pabellón semienterrado frente al Puente del Rey, en el que se proyectan imágenes sobre el proceso de las obras de urbanización de las Márgenes del río Manzanares, antes, durante y después de su ejecución.” Anuncian también un fondo sonoro: “El poeta calculista”, obra del músico Manuel del Pópolo García, estrenada en el Teatro de los Caños del Peral en 1805”.

Sinceramente, estaba muy intrigada.

El Pabellón es un gran espacio desnudo, de paredes de hormigón, sin ningún tipo de revestimiento o decoración, que continúa la estética del exterior.

Suena la música, muy alta, y al fondo las prometidas proyecciones sobre la obra de Madrid Río.

En el suelo, una inscripción marca la línea recta del Eje del Túnel, han optado por el nombre de Eje de Bonaparte.

Resulta algo inquietante, al final de la línea sobre el cemento todo está oscuro, pero si vais a verlo, no dejéis de asomaros, allí continúan los restos del túnel construido por Juan de Villanueva que unía los Jardines de Palacio con la Casa de Campo.

Tras la verja de hierro, al fondo, se reconoce la puerta que conduce al Campo del Moro.

A pesar de la oscuridad podemos ver los restos de la bóveda de ladrillo.

La Semana de la Arquitectura es todo un acontecimiento en el que intervienen organizaciones y personas, y que hay que agradecer a todos. Todos los años intento acudir a alguna visita, y nunca he salido defraudada, siempre hay algo bonito, o alguien que te lo cuenta muy bien.

Ayer viernes he disfrutado entre otras cosas de una emocionante e inimaginable visita a las obras del Museo de Colecciones Reales, de la que espero hablemos otro día, de momento aún nos quedan dos días para disfrutar de esta magnífica Semana.

El Pabellón de Bonaparte estará abierto hoy sábado y mañana domingo, de 10 de la mañana a 6 de la tarde.

Por Mercedes Gómez

 

Hace ya más de un año y medio, era el día 23 de enero de 2010, recordábamos el Antes y el Después del Túnel de Villanueva. Todo había comenzado dos días antes, cuando Jesús, en su blog Pasión por Madrid, había sacado a la luz la lamentable situación del antiguo pasadizo creado en tiempos de José Bonaparte por el arquitecto Juan de Villanueva para comunicar el Palacio Real con la Casa de Campo, y nos contaba toda su historia.

Pudimos recordar cómo era la gruta antes de las obras de soterramiento de la M-30 gracias a la foto publicada por Carlos Osorio en su blog Caminando por Madrid.

(Foto: Angela Souto)

También evocamos tristemente cómo durante las obras desapareció la rocalla que adornaba la entrada a la Gruta.

Año 2005

Finalmente comprobamos el aspecto que ofrecía en los comienzos de 2010, denunciado por Jesús:

Foto: J.J. Guerra Esetena en Pasión por Madrid.

Por entonces, el Ayuntamiento de Madrid convocó un concurso para la realización de las obras denominadas “Conexión ciclista y peatonal del Jardín Histórico del Campo del Moro con los bienes culturales del entorno del Puente del Rey”. El proyecto incluía la “restauración del acceso peatonal subterráneo del siglo XIX denominado Túnel de Bonaparte”.

Las obras terminaron por fin. Se construyó la vía ciclista y peatonal, y actualmente lo que se puede contemplar son dos muros revestidos de granito.

Entre ambos muros, una puerta negra, cerrada con candado.

Sobre uno de ellos se ha colocado un placa recordando la existencia del túnel, que cumple 200 años.

Bajo el encabezamiento, Túnel de Bonaparte (1811-2011), se representa el plano que muestra el Palacio Real, el Campo del Moro y la Casa de Campo, y al final un texto nos explica que “el túnel, de estilo neoclásico, se excava en 1811 bajo la avenida de la Virgen del Puerto,…  en 1891 fue reformado por el arquitecto Enrique Repullés, según el estilo romántico de la época«. A esta reforma se debe la rocalla destruida, que pervive en el interior de los Jardines del Campo del Moro.

El texto municipal añade que “en 2011 se restablece el tránsito peatonal entre el Campo del Moro, el río Manzanares y la Casa de Campo gracias a las obras de rehabilitación del Puente del Rey y a la construcción de un Pabellón de acceso al túnel”. Imaginamos que tras la misteriosa puerta se encuentra dicho pabellón.

Caminando por la nueva vía, siguiendo el mismo camino que el histórico pasadizo, atravesamos el Puente del Rey, y llegamos a la Casa de Campo, al lugar donde se encontraba la lamentable e impunemente desmantelada Puerta del Río.

Antes de entrar en la Casa de Campo, volvemos la vista hacia el Palacio y nos preguntamos ¿se conserva la gruta construida por Juan de Villanueva hace dos siglos y reformada por Repullés?, ¿se ha restaurado?, ¿se podrá algún día acceder al Pabellón de acceso al túnel y visitarlo?…

Y nuevamente,

¿continuará?.

por Mercedes Gómez

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